Ildefonso Manuel Gil: «Historia de las literaturas extranjeras», Librería General, Zaragoza, 1943, 332 páginas, 20 pesetas
Ricardo Gullón
El joven profesor aragonés Ildefonso Manuel Gil: antes de ahora ventajosamente conocido por sus estudios sobre Gustavo Adolfo Bécquer, ha publicado recientemente un panorama de las literaturas extranjeras, con exclusión, como es lógico, de las hispanoamericanas, que no son sino parte de la española, ofreciéndonos en apretada síntesis una visión muy precisa de aquéllas.
Es, sin duda, difícil resumir en poco más de trescientas páginas la trayectoria de las literaturas extrañas, trazando un vasto fresco que comprenda desde las remotas y venerables noticias de la poesía egipcia hasta las páginas de Lo que el viento se llevó; pero en este caso la tarea se ha realizado con tanto capacitado entusiasmo, con tan eficiente amor al tema, que el logro resulta evidente.
Elogiable característica de este manual es la probidad del autor, que en ningún caso, se limita a repetir los manoseados y previstos adjetivos que fatigosamente suelen hallarse en los compendios de divulgación al uso, sino que partiendo de puntos de vista personales sistematiza la materia estudiando obras y escritores de forma original, llena de vida y de agilidad periodística -en el mejor sentido de la fórmula-, proporcionándonos siempre una impresión de primera mano fruto de sus múltiples lecturas.
Entendemos que esta «Historia» tiene para el lector español un doble interés; ante todo lo ayudará a refrescar sus ideas en cuanto a las grandes producciones eternas, contrastándolas con las sagaces opiniones de Ildefonso M. Gil, y después, al no bien informado del movimiento literario del presente, le ofrecerá una guía precisa sobre él ayudándole a orientarse entre la selva de traducciones que hoy prolifera en el mercado con notoria mayoría de obras mediocres y versiones insolventes.
La Librería General de Zaragoza al publicar este volumen ha prestado un excelente servicio a cuantos estudian temas de historia y crítica literarias, tipo de lector más frecuente de lo que piensan los, por desventura, no raros editores, que al industrializar el libro se dedican a lanzar con puntual afán la más o menos melodramática Rebeca de turno.