Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
 

201

Con razón dice Quintiliano que los adagios y refranes son como autoridades comunes; pues son como unas breves sentencias de moralidad comprobadas con la misma experiencia de todos los siglos, y verdades comunes admitidas ya por el común consentimiento de todos. Y miradas por ambos lados sirven todavía de argumento más fuerte que el dicho de una persona, aunque de carácter y autoridad: según lo de Cicerón, ni uno pudo engañar a todos, ni todos a uno. Bien traídos estos adagios, no son indignos ni aun de la elocuencia del púlpito, como lo practicaron oradores consumados, y aun el mismo San Pablo.

 

202

Véase cuánta es la fuerza y luz de la verdad manifiesta y de una cosa puesta a la vista de todos, y hallaremos que el ponerse a probarla es oscurecerla más.

 

203

Este pasaje lo trae Valerio Máximo, libro 3, capítulo 7, número 8.

 

204

Son nombres que comúnmente se daban a los eunucos, como Geta y Davo a los esclavos.

 

205

Nombre que los griegos daban a los soldados de la guardia del general, así como los romanos los llamaban pretorianos; y como comúnmente son de singular gallardía y gentileza, los acomoda muy bien Quintiliano para modelo de una estatua que representase la perfecta forma de hombre; así como para formar ahora la de un soldado, tomaríamos un granadero.

 

206

En el libro que escribió Quintiliano sobre las causas de la corrupción de la elocuencia, y se ha perdido. [Según noticia de] Rollin.

 

207

Porque las oraciones de este género constan de exordio, narración, confirmación, refutación y epílogo.

 

208

Esto es, de las sentencias que se dieron en causas semejantes a la nuestra, porque si al contrario, pretende valerse de ellas, debe manifestar que hay alguna desemejanza entre el caso que alega y el presente.

 

209

Quintiliano parece que confunde con el silogismo el epiquerema; y aunque en sustancia no es más que un silogismo, pero regularmente según la doctrina común, va embebido en una proposición sola dicha por vía de interrogación: verbigracia: ¿Temer Alejandro? ¿Corregirse Catilina?

 

210

En este lugar se explica Quintiliano con la misma oscuridad; y para aclarar más su doctrina, decimos que cualquier silogismo se reduce a entimema quitando una de sus proposiciones, siendo evidente; verbigracia: Donde no hay orden, no puede haber gobierno. Una república sin leyes no tiene orden. Luego en una república sin leyes no hay gobierno. Quítese cualquiera de las dos primeras y quedará reducido a entimema. Estos dos raciocinios así puestos, son puramente dialécticos; pero añadiendo a cada proposición su prueba o razón explicadas con extensión, serán oratorios.