351
Dice que es más fácil conservar en la memoria estos nombres tomando su etimología de otro nombre que tenga significación, como de Apros el nombre aper, que significa el jabalí, de Ursos la palabra osos, de Nasón narigudo, y de Crispo crespo.
352
También el origen y derivación de las palabras sirven para afirmar la memoria; y así las palabras cicer el garbanzo, ver la primavera, y aurum el oro, excitarán la memoria de Cicerón, Verres y Aurelio.
353
El que hace uso de la memoria artificial, aprende en silencio cuando asigna o determina a ciertos lugares y figuras lo que oye. Por eso dice que este método es semejante a aquel otro.
354
[«Craso» en el original (N. del E.)]
355
Véase lo que acerca de la pronunciación dice Cicerón en el tercer libro de su Orador, números 213 y 228.
356
El mismo Cicerón en el mismo libro, número 222.
357
Esto es, hablamos de un orador que se supone que tenga todas las cualidades que se requieren para aprovecharse de estos preceptos.
358
Dice esto porque a veces el tribunal se ponía fuera del foro, y por consiguiente el orador tenía que hablar expuesto al sol y al aire.
359
Los griegos llaman a esta suspensión hipodiástole o hipostigme, las cuales voces interpretan los gramáticos subdistinción o subdivisión.
360
[«littora» en el original (N. del E.)]