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Sebastián de Covarrubias y Horozco (1539-1613), capellán de Felipe II, canónigo de la catedral de Cuenca y consultor del Santo Oficio, es autor del Tesoro (1611), el primer diccionario de uso de la lengua, en el que un siglo más tarde había de inspirarse el de la Real Academia.

 

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Bernardo José de Alderete o Aldrete (Málaga, 1565-1645), canónigo de la catedral de Córdoba, es autor de Del origen y principio de la lengua castellana o romance que hoy se usa en España (Roma, 1616) y de Varias Antigüedades de España, África y otras provincias (Amberes, 1619). Cabe suponer que Jovellanos se refiere a las opiniones de Alderete en Del origen y principio, donde se desarrolla la noción de la «derivación» de las palabras, entendiendo por tal no la formación de las palabras, sino la etimología, que tanto interesa a Jovellanos. El afán de Alderete en esta obra es demostrar que no sólo la gramática, sino también las palabras del castellano, derivan del latín.

 

23

[X.Ll.G.A.] Él mismo en su «Apuntamiento» utiliza ese tipo de fuentes.

 

24

[X.Ll.G.A.] En el citado «Apuntamiento» se ve en nota que esta opinión sobre calamieres había variado.

 

25

Caveda, al distinguir seis clases de voces asturianas según la etimología, recurre precisamente a pote y calamiyeres para ejemplificar «aquellas cuya derivación, por no ser conocida en el latín y castellano antiguo, la atribuimos al idioma lemosino o francés, y tal vez a las septentrionales, como las voces pote y calamiyeres, de pot y cremaillers» («Carta de Francisco de Paula Caveda y Solares a Jovellanos», Villaviciosa, 4 de julio de 1791, Obras completas, tomo II, p. 469).

 

26

Variante textual: BAE, claro.

 

27

Variante textual: BAE, del.

 

28

[X.Ll.G.A.] Es llamativo que la atención minuciosa al plano del significado no se corresponda con una preocupación por cuál debe ser la expresión que se seleccione para lema o entrada. Acaso Jovellanos, en su concepción unitaria del idioma, no era plenamente consciente de la situación dialectal, aunque sí de otros aspectos prácticos.

 

29

[X.Ll.G.A.] Este principio resulta peligroso por proponer para una misma unidad fonológica dos grafías diferentes. Que el criterio distinguidor sea el etimológico no deja de ilustrar acerca de la gran preocupación científica de Jovellanos, pero siembra un gran problema cuando no se encuentre el dato etimológico suficientemente explícito.

 

30

[X.Ll.G.A.] Este criterio de libertad es más aceptable en la práctica aunque expuesto siempre a lo que cada cual entienda por «uso».