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El Diccionario de Autoridades de la Real Academia de la Lengua, Madrid, Francisco del Hierro, 1726-1739.

 

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COVARRUBIAS y OROZCO, Sebastián de, Tesoro de la lengua castellana, Madrid, Luis Sánchez, 1611; es considerado el primer diccionario monolingüe de nuestra lengua.

 

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El monje agustino Ambrosio Calepino (Calepio, 1435-1511) es el autor del Dictionarum... vocibus latinis Italicae. Gallicae & Hispaniae (Regio nell'Emilia, 1502), obra de referencia renacentista de la que se hicieron numerosas ediciones, en que se añadieron correspondencias en griego, francés, alemán e inglés. Palau señala que se reprodujo en siete y ocho idiomas varias veces en los años 1567, 1571, 1580, 1609 (p. 22). Las correcciones a las que Jovellanos se refiere son ampliaciones de Jacobo Facciolati (1682-1769) y Egidio Forcellini (1688-1768): publicaron primero el Septem linguarum Calepinus: hoc est Lexicon latinum, variarum linguarum interpretatione adjecta (Padua, Typographia Seminarii, apud Joannem Manfrè, 1718) y luego, convencidos de la necesidad de ampliar el trabajo, el Totius Latinitatis Lexicon (Padua, Typis Seminarii, apud Joannem Manfrè, 1771, 4 vols.). Ya se refería a esta obra Feijoo en su carta «Defiende el Autor el uso que hace de algunas voces, o peregrinas, o nuevas en el idioma Castellano»: «Compuso Ambrosio Calepino un Diccionario Latino de mucha mayor amplitud, que todos los que le habían precedido» Cartas eruditas y curiosas, tomo I, carta XXXIII, 13.

 

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Variante textual: BAE, Forcilini.

 

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A los tres volúmenes originales del Glossarium ad scriptores mediae et infima latinitatis (París, 1678), fueron añadidos tres suplementos por los benedictinos de San Maur (París, 1733-1736); cuatro volúmenes más fueron añadidos por el benedictino Pierre Carpentier (1697-1767) en la edición de París de 1766; posteriormente, J. C. Adelung introdujo algunas correcciones (Halle, 1772-1784), que no parecen ser conocidas por Jovellanos. Hay ediciones posteriores aumentadas, ya en el siglo XIX, como la de G.A.L. Henschel (París, 1840-1850) y la de Leopold Favre (Niort, 1883-1887).

 

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Del Dictionnaire de l'Académie o Dictionnaire de la langue française había ya distintas ediciones, pues a la primera (París, Coignard, 1694) habían seguido otras en 1718, 1740, 1762 y 1798; el Dictionnaire universel françois & latin o Dictionnaire de Trévoux, fue editado entre 1704 y 1771.

 

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En 1583 se funda la Accademia della Crusca, que edita la primera edición del Vocabolario degli Accademici della Crusca en 1612 (Venezia, Giovanni Alberti), a la que siguen otras en 1623 y 1691 (Firenze, Stamperia dell'Accademia della Crusca). Dicho diccionario sería el modelo de nuestro Diccionario de Autoridades.

 

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El poeta Samuel Johnson (1709-1784) redactó, por encargo de un grupo de libreros y en unos ocho años, el Dictionary of English Language, in which the words are deduced from their originals, and illustrated in their different significations by examples from the best writers. To which are prefixed a history of the language, and an English grammar (London, J. & P. Knapton, 1755, 2 vols.). Este diccionario, el primero del inglés, cuenta con unas 40.000 entradas, y es el predecesor del Oxford English Dictionary, producido por James Murray entre 1884-1933.

 

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Variante textual: BAE, Johson.

 

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No es de Horacio sino de Suetonio, quien la atribuye a Augusto en la Vida de los doce césares: «Nihil autem minus in perfecto duce, quam festinationem temeritatemque, convenire arbitrabatur: Crebro itaque illa iactabat: festina lente», Suetonio, Augusto, 25, 4; Augusto pensaba que no había nada que conviniera menos al perfecto jefe que la precipitación y la temeridad. Por eso decía con frecuencia en griego aquello de festina lente, que quiere decir «apresúrate lentamente»