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La imprenta que funcionaba entonces en la capital era la de Francisco Díaz Pedregal, sobrino de Fausto Antonio de Plaza, que a su vez era hijo de Francisco de Plaza. Estos dos últimos cubrieron las tareas de impresión en Oviedo en la primera mitad del siglo XVIII. La labor editorial de Pedregal se abre con la Oración fúnebre que en las solemnes exequias que la Universidad de Oviedo consagró... a la inmortal memoria del Ilustrísimo y Reverendísimo S.D.F. Benito Jerónimo Feijoo y Montenegro (Oviedo, 1765); como impresor oficial trabajaba para la Junta General del Principado, aunque conocemos otras publicaciones salidas de su oficina por encargo de Jovellanos, la Universidad, la Real Sociedad Económica de Oviedo o el conde de Toreno... Las últimas ediciones de Pedregal conservadas en bibliotecas públicas españolas son precisamente dos obras de Jovellanos impresas ese mismo año en que el gijonés propone editar el diccionario en Asturias y no en la corte: la Noticia del Real Instituto Asturiano de Jovellanos (Oviedo, 1795) y la Oración inaugural o exhortación al estudio de las ciencias útiles (Oviedo, 1795).

 

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El manuscrito autógrafo estaba en la biblioteca de Rodríguez-Moñino, con la referencia E-39-6734. Publicado por Cañedo, IV, pp. 336-338; en BAE, II, p. 205; en Obras completas, III, pp. 605-606, n.º 1323. En 1995 su legado, o parte de él, pasó a la Real Academia de la Lengua. Revisado minuciosamente, dicho manuscrito no se encuentra entre tales materiales, entre los que se conservan cartas del período que va de 1791 a 1794.

 

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Variante textual: BAE, En.

 

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¡Ojalá dichosamente!

 

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El cuarto certamen público del Real Instituto Asturiano.

 

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Quien guarda, halla, refrán asturiano.

 

67

Variante textual: BAE, Curiosa.

 

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Según le había escrito Jovellanos al propio González de Posada el 27 de febrero del año anterior, Ceán había añadido una cantidad a la dotación inicial de Posada, con lo que contaba con 410 reales. Con dicho dinero se comprarían los premios para los alumnos; los que no se entregaron y permanecieron guardados se entregarán este año. Véase Obras completas, tomo III, pp. 507-509.

 

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Manuel Martínez Marina.

 

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Diego García de San Pedro y Carreño.