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Kafka y la muñeca viajera

Pedro César Cerrillo Torremocha





Franz Kafka, el autor de La metamorfosis, El proceso y El castillo, entre otros libros, murió muy cerca de la ciudad de Viena, en el sanatorio Kierling. Era el año 1925 y tenía 42 años.

Doce meses antes había vivido una insólita historia cuando se encontraba paseando por el parque Steglitz, en Berlín: se encontró con una niña, Elsi, que lloraba desconsoladamente porque acababa de perder su muñeca. El escritor, con el fin de calmar el llanto de la niña y como no sabía qué decirle, se inventó la historia que ha inspirado a Jordi Sierra i Fabra su libro Kafka y la muñeca viajera. Kafka le dijo a la niña que su muñeca no se había perdido, sino que se había marchado de viaje y que él, que era cartero de muñecas, le llevaría al día siguiente una carta que, con toda seguridad, su muñeca le escribiría. De ese modo, empezó la historia que llevó al genial escritor a escribir cada día, durante tres semanas, una carta que él mismo leía a aquella niña.

Nunca se ha sabido el nombre de aquella niña ni nadie ha leído aquellas cartas, ni nadie tampoco ha sabido explicar la razón por la que Kafka inventó aquella historia y, sobre todo, por qué la mantuvo viva durante tantos días. En aquellas cartas, el escritor ponía en boca de la muñeca que se había «perdido» aventuras, peripecias o vivencias que ella misma protagonizaba por diversos lugares del universo (París, Venecia, el Nilo,...), de modo que la niña pudiera calmar la ausencia de su juguete.

Sierra i Fabra, autor de más de trescientos libros para niños y jóvenes, leído por millones de lectores, ha sabido crear, a partir de esa historia, un libro de claro corte epistolar en el que demuestra que sabe hacer hablar a la niña, de manera muy creíble, cada vez que, tras leer una de las cartas, entabla con ella un diálogo. Además, logra que el lector atento perciba cómo el propio Kafka disfruta con el gozo de la niña cuando esta escucha el contenido de las cartas inventadas, en las que su muñeca le habla de sus últimos viajes, hasta tal punto que el escritor llega a afirmar, cuando ya ha escrito unas cuantas cartas, que disfruta cuando las escribe. El problema con el que se encontrará Kafka es la manera en que podrá finalizar esta historia, es decir en cómo acabar con el engaño. Sierra i Fabra resuelve bastante bien ese conflicto.

El Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil del año 2007 fue ganado por esta novela, Kafka y la muñeca viajera, que ha editado Siruela. Es la primera vez que Sierra i Fabra logra el Nacional, pese a que es, sin duda, el autor más prolífico, y probablemente leído, de la Literatura Infantil y Juvenil española, a la que lleva dedicándose 35 años, y con la que ha ganado más de una veintena de galardones.





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