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I 4, 15-16

 

12

Dataciones según F. Villeneuve en las respectivas introducciones a su edición de Horacio en Les Belles Lettres, III, p. 12, y I, p. XXXV.

 

13

Ya en la Antigüedad parece haber llegado a célebre el carácter estoico de esta famosa expresión, como lo comprueba el evidente calco de la misma llevado a cabo por Lucano, para caracterizar a su virtuoso por antonomasia, Catón, en cuyos labios pone (Farsalia, II, 289-290):


Sidera quis mundumque uellit spectare cadentem
expers ipse metus?



 

14

Es la tesis que informa su Horace, sa vie et sa pensée à l'époque des Epitres: étude sur le prémier livre, París, 1914.

 

15

Como quedaba demostrado poco menos que inmediatamente, a la vista de la polémica que inmediatamente se suscitó, cfr. A. Beaunier «La conversión d'Horace», Rev. des Deux Mondes, 1914, pp. 204-215, y V. Ussani, «Orazio convertito e apostolo di conversione?» Riv. Filol. Instruz. Class. 49 (1916), pp. 258-296.

 

16

No hay que decir que la última de estas cuestiones no es un resumen de las dos precedentes, sino distinta de ellas; baste recordar cómo se ha visto que Otón, sin poner en entredicho los ingredientes epicúreo y estoico en Horacio, se manifestaba dudoso, en cambio, con respecto a que hubiese habido una conversión de uno al otro.

 

17

E. Cézard, Métrique sacrée des Grecs et des Romains, París, 1911.

 

18

Ocho años, de acuerdo las mencionadas dataciones de Villeneuve -en este vaso, Horace, I, París, 1941, pp. XL-XLI.

 

19

Sobre todo, en Odas IV, 5 y 14, de las que Augusto es, respectivamente, destinatario y tema; más, incluso, que en el Carmen saeculare, menos personalista, a la postre.

 

20

Cfr., respectivamente, «Cicerón orador: una autocrítica y una revisión», Est. Clás. 71 y 73-76 (1974-1975, pp. 103-124, 357-376 y 89-110, concretamente, p. 108 de ésta; y Lucano, Farsalia, Madrid, 1978, pp. 12-13.

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