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1

Véase en la Ilustración IV las variantes que se encuentran de este apellido, a contar desde la que estableció el mismo Ercilla, cambiándolo en Arzila, y de donde provino, sin duda, el error de cuantos le siguieron en esto, y que otros alteraron en Ercila o escribieron Hercilla.

Por más extraño que parezca, contemporáneo de Ercilla fue cierto sujeto de su mismo nombre y apellido, cuyas huellas hallamos en el Archivo Notarial de Madrid, con la muy curiosa particularidad, todavía, de que su letra y firma son de confundirlas con las de nuestro poeta. De escritura otorgada por ese otro Ercilla ante el escribano Gaspar Testa, en 14 de agosto en 1578, resulta que era originario de Cáceres y residente por aquel entonces en Madrid. Y si no se refiere a este último un documento autorizado en 1583 por el escribano Juan Bautista de Riaño, tendríamos que en la villa del oso y del madroño vivían en aquellos años tres Alonsos de Ercilla!

 

2

Archivo de la Orden de Santiago, depositado hoy en el Histórico Nacional de Madrid en la Biblioteca Nacional. Este apunte, hecho en una hoja suelta, no está firmado por Ercilla, pero es de su letra: su texto lo damos en la escritura corriente hoy, salvando los numerosos yerros ortográficos que contiene, especialmente mayúsculas por minúsculas y viceversa; así, por ejemplo, escribe: çuñiga, çamudio, Madre, Vermeo, etc.

 

3

Canto XXVII (445-4). Esta estrofa sufrió cambios de importancia en la redacción definitiva que le dio, el poeta, que podrán verse en las Variantes. Limitémosnos a señalar que, en general, reforzó sus primeros conceptos, cambiando, por ejemplo, el cierto del segundo verso, que antes decía fama; en lugar de «todo lo descubierto», había puesto «en aquellas provincias»; y, finalmente, los dos últimos versos, que son los que más nos interesan, decían así:


Y su torre de Ercilla sobre el puerto
De las montañas altas encubierto.


Se nota, por esto, que, andando los años, se fue extremando en él su amor a la tierra de que procedía su padre.

En nuestras apuntaciones históricas de la Ilustración VIII, hemos dado a conocer lo que el P. Henao cuenta de Bermeo y de su origen; aquí ponemos la vista del puerto con la torre de Ercilla, (que por la descripción del poeta se percibe fácilmente en la lámina cual es) propiedad hoy de nuestro amigo don Juan Allende Salazar, que se sirvió acoger, en unión de don Carmelo de Echegaray, distinguidísimo cronista de las Provincias Vascongadas, que tan benévola amistad quiso dispensarnos, nuestra idea de abrir en la torre, hoy alojamiento de marineros, un museo ercillano. En nuestra visita pudimos comprobar cuán exacta era la afirmación del poeta respecto a «los anchos muros» del que fue solar de sus antepasados.

«La casa mejor conservada [en Bermeo] es, sin duda alguna, dice don Juan Ramón de Iturriza y Zavala, la del famoso Ercilla, en la esquina de la calle de Torrontero». Historia general de Vizcaya, (libro I, cap. 70, n. 5) y ampliada hasta nuestros días por Manuel de Azcárraga y Regil, Bilbao, 1885, 4.º mayor, p., 712.

Labayru en su Historia de Vizcaya, t. IV, pp. 16-17, ha insertado una vista general de Bermeo, y en la página 192, otra de la torre de Ercilla. Véase también Los Vascongadas, de don Miguel Rodríguez Ferrer, p., 149, y la Memoria del Instituto Vizcaíno, de don José Julio de la Fuente, 1871, p. 15.

No era en Ercilla vana jactancia aquello de que de la antigua Vizcaya «procede y se extiende toda nobleza», pues bien se comprende que así debió de ser, conquistada casi la Península entera por los árabes. Cfr. Ensayo sobre la nobleza de los Bascongados, compuesto en francés de las memorias de un Militar Bascongado, por un amigo de esta Nación. Traducido por D. Diego de Lazcano, Presbytero. Tolosa, 1786, 8.º

El hecho resultaba tan notorio, que aun se le ve llevado a las tablas. Así, verbigracia, Tirso de Molina en La Villana de Vallecas:

VIOLANTE
Mire, si limpieza busca
Más cristiana vieja soy
Que Vizcaya y las Asturias...


Y antes que el insigne dramático, el poeta Gregorio Portillo, (apud Espinosa, Flores de poetas ilustres, segunda edición, p. 177) se burlaba donosamente de los advenedizos que pretendían buscar sus abolengos en Vizcaya, diciendo:


Ahógose su padre en una alcuza,
Su madre apenas tuvo manto ó saya,
Trujeron sus hermanos caperuza;
Y hace a sus abuelos de Vizcaya...


 

4

Sería extendernos más de lo preciso citar aquí todos esos testimonios. Bástenos, para lo antiguo, con recordar el de Nicolás Antonio, y el de Bartolomé de Góngora, que en su Corregidor sagaz (manuscrito extractado por los continuadores de Gallardo, t. IV, col. 1206) al folio 62, dice: «D. Alonso de Ercilla, vizcaíno».

González Arnao, en el Diccionario geográfico histórico de España por la Real Academia de la historia, t. I, p. 169, al hablar de la villa de Bermeo, dice que entre sus casas solariegas está la de don Alonso de Ercilla, «natural de allí mismo, autor del nombrado poema La Araucana, o guerra de los araucos, nación belicosa en el reino del Perú, que fue sojuzgada por su esfuerzo a los 29 años de edad». Iturriza y Zavala, obra y lugar citados, «donde [Bermeo] nació el memorable don Alfonso de Ercilla y Zúñiga...»

Don Cayetano Rosell en la corta introducción biográfica que precede a la edición de La Araucana de la Colección de Aulores Españoles de Rivadeneyra, siguiendo a Quintana, pone en duda el hecho, pues dice, que, «según unos, nació en Madrid, o, como aseguran otros, quizás sin más fundamento que la procedencia de su familia, en la villa de Bermeo». La misma duda que Rosell formula el autor de la compendiosa biografía de Ercilla que se halla en las pp. 188-198) del Catálogo de los documentos de la Duquesa de Berwick y de Alba.

Pero de todos los sostenedores de esa tesis, ninguno más ardoroso que don Ángel Allende Salazar, que en un artículo especial, de que luego volveremos a hablar, se propuso demostrar que «Ercilla era vizcaíno».

 

5

Declaración de Juan de Izaguirre, página 77 del tomo XXXI, cuadernos I-III, del Boletín de la Real Academia de la Historia, Madrid, 1897: «dixo que conoce a don Alonso de Ercilla, natural e vecino desta dicha villa de Bermeo...»

 

6

Don Juan Bautista Muñoz tomó nota de esta partida,-que más tarde hemos de dar a conocer en su texto,- y se conserva en la Real Academia de la Historia entre sus apuntamientos, copias y extractos que hizo en los archivos españoles. Hállase original en los libros de asientos de pasajeros del de Indias en Sevilla, con la signatura 45-1-2/18, y de allí la copiamos nosotros.

 

7

Como nadie, que sepamos, ha parado mientes en estos hechos, nos parece del caso entrar a su respecto en algunos pormenores que expliquen su génesis, diremos así.

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La fecha del nacimiento la escribió Garibay en el tomo III de sus Obras manuscritas, que se conservan en la Real Academia de la Historia. De allí, copiamos los fragmentos que insertamos al fin de nuestro tomo de Documentos, en cuya página 522 se halla la anotación del día del nacimiento de nuestro poeta. Según ella, por consiguiente, Ercilla fue bautizado a los cuatro días de haber nacido, hecho que no tiene nada de anómalo, y mucho menos cuando sabemos que otro escritor célebre, muy poco posterior a Ercilla, don Pedro Calderón de la Barca, habiendo nacido en Madrid el 17 de enero de 1601, sólo vino a ser bautizado el 14 del mes inmediato siguiente.

Hubo autor mejor informado que los que citábamos, que, ya en el último cuarto de siglo XVII, afirmó que don Alonso de Ercilla vio la luz en Madrid y que llegó aún hasta señalar el día de su nacimiento; nos referimos a don Luis de Salazar y Castro, que en sus Advertencias históricas, impresas en 1688, dio la verdadera fecha del nacimiento de Ercilla7.1. No era tal noticia de cosecha propia, pues advierte que los datos consignados en el libro suyo a que nos referimos, en la parte que tocaba a la familia de Ercilla, los había tomado de las obras inéditas del mismo Esteban de Garibay, que en su tiempo se conservaban en la librería del Conde de Oropesa, a quien el Rey se las había obsequiado.

Tan interesantísimo dato no pasó inadvertido al autor del prólogo a la edición de La Araucana de don Antonio de Sancha, impresa en Madrid, en 1776 que, según lo que se cree y tiene todos los visos de gran probabilidad, fue don Francisco Cerdá y Rico7.1; repitiolo luego Álvarez Baena en sus Hijos de Madrid7.2, y más tarde cuantos biógrafos ha tenido Ercilla.

Pero, como se ve, faltaba el documento que comprobara el hecho. Esa noticia se debió a don Ramón de Mesonero Romanos, quien en El antiguo Madrid7.1 dijo que en la «antiquísima y mezquina parroquia de San Nicolás fue bautizado el famoso poeta y guerrero don Alonso de Ercilla». Por fin, en 1888, casi conjuntamente en España y en Chile, se daba a luz la partida de bautismo: allá, el padre Fidel Fita en el Boletín de la Real Academia7.2; aquí, don Luis Barros Méndez en la Revista de Artes y Letras acompañándola de algunas reflexiones y de un facsímil del original que es el que damos también7.3.

He aquí la traducción de esa partida y el comentario del P. Fita:

P[artida]. Sabado xj dias de agosto año de U.d. / XXXIIJ Años se balizo Alõso hijo del Señor/dotor Arzilla e de su muger doña Leonor:/ los padrinos fueron el de la pila el licº Mon / con, y el licº Soto, y Luis de monçon; e madri/nas su mujer del licº Soto y la mujer de luis /de monçon; batizele yo Antonio garçia cura, / Antonio/ garcia.

«La partida se dio, según parece, de tinta negra sobre la antigua pálida y desteñida; lo cual ser muestra bien claro en otra partida del folio 8 vuelto, que por no estar toda al alcance de la comprensión del restaurador, en parte se dejó sin tocar. De letra moderna, en la margen superior del folio 5 vuelto, se lee Alonso, y en la izquierda lateral Este/es el/que com/puso/la Arau/cana. El día 11 de agosto de 1533 no fue sábado, sino lunes; por donde cabe imaginar que la pluma distraída puso IX en lugar de XI».



Es muy posible que la anotación marginal de la partida, como observa Barros Méndez, se debiera a la pluma de Álvarez Baena, puesto que advierte que tuvo cuidado de comprobar la patria de sus biografiados. Se equivoca, sí, de fijo el escritor chileno en leer 7 de agosto, donde la partida dice claramente xj, asegurando que por las tablas de Francoeur tal fue el día de la semana en que cayó en aquel año de 1533 el sábado. No: en afirmar que fue el 9 tiene razón el P. Fita y así lo trae también Labavru. Más acertado en su hipótesis de que el anotador hubiese trocado el jx en xj, alterando la colocación de esta última letra, nos parece que anduvo el docto jesuita: y todas estas cavilaciones, como se ve, por pretender traducir las letras que siguen a la P inicial de la partida por la palabra sábado, y tal es también la versión de Labayru. Pero, ¿dicen así en realidad, esas letras? Ya se ha visto cómo es necesario torcer el texto en el punto esencial de la partida precisamente, por partir de semejante base, y, sin ser paleógrafo, cualquiera puede ver, cotejando la que se supone d de sábado, con esa misma letra empleada a continuación en días y con la que luego le sigue en de, y con todas las del documento, que no es tal letra. Para nosotros, el hecho no ofrece duda alguna y sólo puede estar en lo que debe leerse en lugar de sábado, que traducimos, comparando los rasgos de que se trata por los similares de la partida, por su bautizo. Véase el su de «su mujer» de la penúltima línea y se notará en el acto la identidad de rasgos; sigue luego un ba idéntico al batizó de la segunda línea, quedando por descifrar los dos rasgos finales, que bien pueden ser una i y una o con rasgo adicional, que supliera la sílaba que falta: o, que los traductores todos han visto cuando leen sábado. Sea o no exacta nuestra versión, en cualquier caso nos parece que evita toda interpretación más o menos antojadiza.

Después de leer este documento, parece que no pudiera caber duda alguna de que don Alonso de Ercilla fuera bautizado en Madrid; pues bien: Allende Salazar, en su empeño de hacerle vasco, llega a sostener que, siendo perfectamente auténtica la partida, bien pudo ser que el doctor Ercilla y su mujer tuvieran otro hijo del mismo nombre que poco más tarde de su bautizo falleciera7.1. No: Garibay no habría olvidado de decirlo, y confirma el hecho de que la partida se refiere al poeta, cuando, al señalar el fallecimiento de éste, cuida de apuntar los días de su vida que enteró: cuenta que coincide exactamente con la fecha que señala a su nacimiento.

 

7.1

En la Ilustración que consagramos a la familia de Ercilla insertamos íntegras las páginas que a ella le dedica.

 

7.1

Véase lo que a este respecto decimos en la Bibliografía de La Araucana, p. 37.

 
7.2

Tomo I, p. 32, Madrid, 1789, 4.ª.

 

7.1

Madrid, 1861, p. 86. Entendemos que existe segunda edición de este libro, pues el Padre Fita cita una de 1881, t. I, página 231.

 
7.2

Tomo XII, p. 448.

 
7.3

Asimismo Labayru ha publicado el facsímil y su traducción.

 

7.1

Artículo citado: «Ercilla era vizcaino», publicado en el número III del tomo III de la revista Euskal-Erria, correspondiente al 30 de mayo de 1881, pp. 53-58.

 

8

En 21 de abril de 1528 fue nombrado García de Ercilla miembro del Consejo Real, pasando, por tal causa, de Valladolid a Madrid, según se colige de los libramientos de 22 de aquel mes y de 8 de mayo de ese año para que se le pagase su sueldo. Páginas 13 y 16 de los Documentos.

Ahora bien: ya que tenemos perfectamente comprobada la fecha del nacimiento de Ercilla, parecerá curioso conocer lo que él expresó respecto de su edad en las varias ocasiones en que fue llamado a prestar su testimonio. En su declaración de 15 de septiembre de 1559 (Documentos, p. 30), 25 años, o sea, uno menos de los que en realidad tenía; en las de febrero y marzo de 1560, siempre 25; en la de 12 de diciembre de 1564 (p. 48), 30, esto es, uno menos, cómo anteriormente. Y hasta aquí nada hay de bulto que observar, a no ser que Ercilla estaba creyendo, sin duda, que había nacido en 1534; pero ¿qué pensar cuando el 1.º de junio de 1578 confesó en su declaración en el expediente para armarse caballero de Santiago de don García de Arce y Villerías (Documentos p. 177), tener 39 años de edad, quitándose de golpe y zumbido, como suele decirse, cinco; y hasta uno más, en la respuesta que dio a la primera de las preguntas que en su información hacía Diego de Lira Zayas (que en la biografía de este compañero suyo en las campañas de Arauco insertaremos) dada en julio de dicho año?

 

9

De los hermanos de Ercilla tratamos en la Ilustración consagrada a historiar su familia.

 

10

Barros Méndez ha conjeturado que el Licenciado Soto pudiera ser aquel que Cervantes celebraba como secuaz de Apolo «con raras obras y ánimo devoto»; pero nos parece que en este caso se alude más bien a Diego de Soto, miembro que fue de la Audiencia Real y el mismo que vemos autorizando con su nombre la sentencia de 15 de febrero de 1541 recaída en el pleito de la viuda de García de Ercilla con el pueblo de Bobadilla, que insertamos en la página 26 de los Documentos.

Del licenciado Monzón nada hemos encontrado, y de Luis Monzón, que, acaso como decíamos, sería su hijo o sobrino, el que en 16 de junio de ese año de 1533 acababa de servir de testigo a García de Ercilla en una escritura de obligación. Página 26 de los Documentos.