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Memorial al Consejo de Indias, Colec. de documentos, t. XIII, p. 428.
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Otro de los tripulantes de esa armada y cuyo nombre es más conocido que el de García fue Diego Mazo de Alderete, pero éste se hallaba por entonces en Lima.
Cortés Ojea no regresó a Valdivia hasta el 1.º de octubre de 1558. A Ladrillero se le creía perdido.
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Así se desprende claramente de lo que dice Ercilla (562-1-3 a 6):
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Debemos advertir que Góngora Marmolejo, lugar citado, afirma que don García partió directamente de la Imperial a Valdivia, «porque le dijeron que ir por la ciudad Rica rodeaba camino»
. Esta afirmación aparece contradicha por el propio don García en su Relación citada: «fuí con la demás [gente]
á visitar las ciudades de la Imperial y Valdivia y Villarrica...»
Ya se ve que alteró el orden en que hizo la visita, exactamente como lo hizo en su interrogatorio de servicios, pregunta 31, y como en general responden a ella los testigos, y habría sido, por eso, de dudar, no de que hubiese estado realmente en Villarrica, cuanto de que la visita la efectuase al regresar de su viaje, sino fuera que uno de esos testigos, Francisco Manríquez, con toda precisión traza el orden
en que se hizo la visita: «y este testigo fue en su acompañamiento a la ciudad Imperial, donde pacificó muchos repartimientos de indios que estaban alzados e no querían servir; e de ahí fue a Villarrica, donde se hizo lo mismo...; e de aquí fue a Valdivia»
(Documentos inéditos, t. XXVII, p. 99). Concuerda en lo mismo Esteban de Rojas (Id., p. 184) y Diego Dávalos (p. 239).
De los demás cronistas, Mariño de Lobera no menciona siquiera a Villarica en su relación. Suárez de Figueroa escribe: «Partió,.. de la Imperial y aviándose (sic) hacia Valdivia, casi a igual distancia se ofrecieron a los
ojos las paredes de la ciudad llamada Rica»
. Página 92. El historiógrafo de don García añade que los vecinos de esta ciudad, que se hallaban asilados en la Imperial, visto el propósito de don García, se adelantaron a la partida de
éste «y determinaron ir luego a poblarla, porque cuando llegase don García los hallase en ella»
, temerosos de que declarase por vacas las encomiendas que allí tenían, como lo había hecho con las de la Concepción, hallándose en Tucapel.
Pero más exacta y detallada, casi prolija, es la relación de Ercilla sobre esta parte del itinerario del viaje de don García agregada posteriormente a la edición príncipe de la Tercera Parte, donde; después de repetir nuevamente lo que el gobernador había hecho en la Imperial,
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continúa así:
Ercilla acompañó en esa última parte del viaje a don García, según luego lo veremos, y, así, mejor informado que muchos de sus compañeros, supo después decirlo con toda claridad.
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Góngora Marmolejo, p. 84. Los dos españoles asesinados por los indios fueron un portugués y un genovés. El primero, sería, según Thayer, Juan de Castrel, Lastres o Lastur, y el segundo, Diego Vázquez.
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Mariño de Lobera, p. 228.
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No hay que esperar detalle alguno cronológico en esta parte del viaje, porque no se encuentran ni en los documentos ni en los cronistas. La frase de que nos valemos es de Mariño de Lobera. La que emplea Góngora Marmolejo es «y luego pasó».
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Detalle que trae este último cronista. Lug. cit. p. 84.
Ercilla insiste en que se tenga presente ese hecho en otras partes de La Araucana; así (564-5-1 a 4):
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Y aún es más explícito, cuando ya todos allí y entre ellos el mismo poeta (566-3-7) «presente yo», repite (566-3-1 a 4):
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Hasta allí había llegado efectivamente Francisco de Villagra, enviado por Valdivia a cargo de 60 hombres, en septiembre de 1553, en una expedición de reconocimiento, y a orillas del lago se hallaba cuando en uno de los primeros días de enero del año siguiente le llegó la noticia de la muerte de aquel gobernador, junto con el llamado que le hacían los Cabildos de la Imperial y Valdivia para que se pusiera al frente del Gobierno.
Villagra andaba por entonces buscando sitio para poblar una ciudad, que había de corresponder al que después ocupó la de Osorno (pregunta 23 del interrogatorio de Jerónimo Núñez, Documentos inéditos, t. XIX, p. 13), y en la «provincia del Lago» le hallaron los tres españoles (uno de ellos Pedro de Soto) que le fueron a buscar después de la derrota de Tucapel y muerte de Pedro de Valdivia para que se hiciese cargo del gobierno. (Proceso de Villagra, declaración de Juan Garcés, Documentos inéditos; t. XXII, p. 11, y de Pedro de Soto, pp. 41-42)
En verdad, quien había explorado primeramente esas regiones y, acaso, alcanzado más al sur que Villagra, fue el propio Pedro de Valdivia, que en los meses de mayo o junio de 1552 llegó a orillas del Río Bueno (carta suya al Emperador, de 26 de octubre de ese año, Documentos inéditos, t. IX, p. 449); pero de ningún modo hasta el canal de Chacao, como se ha sostenido. Francisco de Riberos, que formó parte de esa expedición, decía, en efecto; en la pregunta 37 de su interrogatorio de servicios (XVII, 113); «...que dejando en el asiento de Valdivia cierta gente, con la demás se salió a descubrir el lago de Valdivia, y por ser invierno y haber grandes ríos y montañas y caminos y malos pasos, padecieron gran trabajo, hasta que llegaron al río del Lago, que por no
lo poder pasar, se volvió...»
Y a ello asienta el que después fue obispo de Santiago, don Rodrigo González Marmolejo, que también era de los expedicionarios, en su respuesta a esa pregunta. (Id., p. 223).
En corroboración de este nuestro modo de pensar, vamos a dar a conocer la parte pertinente de un documento hasta ahora inédito, cual es, la información de servicios de Lorenzo Bernal de Mercado. Dice en ella, en la pregunta 3, que
«fue [Valdivia] descubriendo e conquistando toda la tierra hasta el lago que dicen de Valdivia, donde al presente está la ciudad de Osorno, en cuyo acompañamiento el dicho Lorenzo Bernal de Mercado se halló sirviendo a Su Majestad con sus armas y caballos...»
De los testigos presentados, Juan Sánchez de Alvarado dijo que Valdivia «descubrió y conquistó toda aquella tierra de sus términos, hasta llegar al gran lago que dicen de Valdivia, donde al presente está poblada la ciudad de Osorno...»
Salvador Martín, que formó parte de esa expedición, «que fue conquistando toda la tierra hasta que llegó al gran lago que dicen de Valdivia que es donde al presente está poblada la ciudad de Osorno»
. Y como éstos, varios otros deponentes.
Poseemos copia de este documento, que se halla en el Archivo de Indias, Patronato, estante 1, cajón 5, legajo 23/27.
Para más detalles acerca de esta investigación histórica, véanse las Observaciones acerca del viaje de don García Hurtado de Mendoza a las provincias de los Coronados y Ancud, de don Tomás Thayer Ojeda, publicadas en el tomo VII de la Revista Chilena de Historia y Geografía, de que se hizo tirada por separado.
Disentimos, pues, de la opinión de tan erudito investigador, en que ha sido seguido en su parte culminante por el señor Errázuriz, hasta el extremo de afirmar que Hurtado de Mendoza «no descubrió una pulgada de terreno»
; y que, a ser fundada, vendría a echar al suelo cuanto hasta ahora constituye el abc de ese punto de nuestra historia, comenzando por la categórica afirmación de Ercilla, de que al emprender esa jornada al sur, se inició
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Que aquel lugar fuese el «fin postrero», según las palabras de nuestro poeta, era un hecho reconocido por todo el mundo en Chile, como no podía menos de serlo, y al respecto podemos invocar muchos testimonios. El propio Villagra, declarando en la información de servicios de Julián de Bastida Documentos inéditos, t. XIX, p. 75), dice: «...volviendo este testigo del lago de Valdivia, postrero de la Gobernación de Chile»
. Advertiremos que el nombre primitivo o indígena del lago, era Limaluque. Declaración de Toribio de la Cueva. (Docts. inéditos, t. XXII, p. 62.)
Villagra repite lo mismo sobre cuál era el límite último explorado, en la pregunta tercera del interrogatorio de su proceso Docts. inéditos, t. XXI, p. l00): «el dicho Francisco de Villagra estaba en el lago de Valdivia y lo postrero que se ha visto»
. Sus testigos deponen otro tanto. Juan Ortiz Pacheco (XXI, 284): «...é juntos fueron al descubrimiento del lago de Valdivia y postrero de aquella gobernación». «Y fueron al descubrimiento del lago... que era y
es lo postrero desta gobernación»
(Diego Cano. Id., p. 372.)
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La Araucana (560-3-1 a 3:)
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Y que este hecho se verificó allí, se acredita con los testimonios que invocamos en la nota siguiente. Continúa el poeta trazando el itinerario que Hurtado, y, por consiguiente, él siguió, para decirnos que
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y que al cabo llegó, como expresamos ya en el texto,
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