Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.

151

El oro de Arabia, que también lo recuerda el Quijote (I, 16 y I, 18), se cita en el salmo 71, y a él aluden nuestros clásicos, confundiendo a veces las especies con el recuerdo de Tibar, río africano, que desemboca en el Atlántico. (N. del E.)

<<

152

Crinados es latinismo, con el -ado castellano el crinitus, traducción a su vez del komhth/j [kometés] griego, comatus, de mucha cabellera: «Puella male crinita.» (OVID., Ars. Am., 3, 243). Le reteñía a Roja este epíteto latino y lo ensartó sin venir a cuento, porque cabellos crinados no significa nada. (N. del E.)

<<

153

En piedras, de admiración, como arritu en vascuence, que vale hacerse piedra y admirarse, de donde Cervantes dijo arriz hecha piedra, por espantado. (N. del E.)

<<

154

Los ojos verdes, rasgados. Cotéjese con la pintura de Lucrecia en la Historia duorum amantium, de Eneas Silvio, y puede leerse en Men. Pelayo (Oríg. Nov., III, LXXVII), y con la de la reina Iseo en Tristán de Leonís (MEN. PELAYO, ibid., y BONILLA, Libr. Caball., t. I, p. 456). Pero harto mayor parecido tiene este retrato con el de HITA (c. 432), cuya memoria no se le apartaba un punto en todo este paso. «De luengas pestañas.» «Las çejas apartadas, luengas, altas en peña.» «La naryz afylada.» «Su boquilla pequeña, asy de buena guisa.» «Los dientes menudillos, eguales e bien blancos, un poco apretadillos.» «Los labros de su boca bermejos, angostillos.» «La su faz sea blanca, syn pelos, clara e lysa.» «Los pechos chycos» (c. 444). «Sy ha la mano chyca». (c. 448). (N. del E.)

<<

155

Labrios. Selvag., 7: O los que tocaron sus labrios en el río Lecteo. (N. del E.)

<<

156

El torno, la vuelta y contorno o corte del rostro. (N. del E.)

<<

157

Estar en sus trece, firme, porfiado y terco, y acaso alude al aragonés Luna, terco en su nombre de Benedicto XIII, que tomó al ser hecho papa. QUEV., Mus., 6, r. 14: Una niña de lo caro, / que en pedir está en sus trece / y en vivir en sus catorce, / que unos busca y otros tiene. Quij., 2, 39: Como la infanta se estaba siempre en sus trece. (N. del E.)

<<

158

Con alheña se las pintan las moras para que parezcan rubíes. (N. del E.)

<<

159

Paris fue árbitro entre las tres gracias para decidir quién fuese la más hermosa: Juno, Minerva o Venus (HITA, mi edic., n. 223). De las tres gracias trató Alciato en el emblema 161 (trad. D. LÓPEZ, f. 374). (N. del E.)

<<

160

Deesas, diosas, como en fr. deesse, ital. deessa, con el sufijo -essa, para dar al latín dea una terminación más sonora. MEN., Coron., 7: El qual monte era consagrado a Diana, deesa de la castidad e de la caza. (N. del E.)

<<