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ArribaJornada III

 

Habitación de DOÑA BEATRIZ y DOÑA LEONOR.

 

Escena I

 

DOÑA BEATRIZ, DOÑA LEONOR.

 
DOÑA BEATRIZ
Leonor, impaciente estoy
de que mi padre estorbase
que agora a don Diego hablase;
creciendo en las ansias voy
de verle.
DOÑA LEONOR
Pues ¿qué has de hacer?
5
DOÑA BEATRIZ
Volver allá.
DOÑA LEONOR
No se gana,
Beatriz, en volver.
DOÑA BEATRIZ
Hermana,
no he de dejar de volver.
DOÑA LEONOR
Cuando recogida estaba,
pasaste, Beatriz, a ver 10
a don Diego: fue una acción
que la ignoró la atención,
y el caso la vino a hacer.
No se logró, y olvidada
de que el primero fue error, 15
a proseguirle el amor
te tiene determinada.
Mira que hay gran diferencia,
y está más cerca la culpa;
que donde el caso es disculpa, 20
es gravedad la advertencia.
DOÑA BEATRIZ
Leonor, a don Diego estimo;
tanguillo muy sospechoso,
con el engaño forzoso
que en sus recelos imprimo. 25
Satisfacerle es razón,
y luego, porque estos males
se van haciendo mortales
en dándoles dilación.
Á los principios, hermana, 30
se aplique la medicina;
porque hoy a sanar se inclina
quien se defiende mañana.
DOÑA LEONOR
De dilatarse el remedio,
tal vez la salud nació, 35
y alguno se apresuró,
que fue del peligro el medio.
DOÑA BEATRIZ
Hoy en mi casa se ve
don Diego; pero mañana
¿quién ha de saber, hermana, 40
si aquí también le tendré?
La causa por que está preso
puede ser tal, que en un día
le muden carcelería,
y aún tenga peor suceso. 45
¿Cómo en saliendo de aquí
se ha de ofrecer ocasión
de darle satisfacion?
O ¿cómo, Leonor, me dí,
sabré la casa que tiene, 50
cuando le quiera buscar;
cosa en que habrá que pensar?
Y ¿qué sé yo si previene
dejar al punto la corte,
celoso y desesperado? 55
Que alguna vez al cuidado,
se ve que la ausencia importe.
Con esta duda, ¿no es bien
que agora le satisfaga,
pues en sus celos estraga 60
mi honor, hermana, también?
¿Es bueno que se aventure
mi crédito si él se va
sin escucharme? ¿Tendrá
después quien más le asegure? 65
la conveniencia de dar
despacio satisfacion,
¿admítese en ocasión
en que es peligro aguardar?
No, hermana; sepa don Diego 70
lo que hay que saber de mí:
mi honor se defienda así;
y la fortuna obre luego.
DOÑA LEONOR
Pues ya que resuelta estás,
Beatriz, en hablarle, sea 75
sin que en su cuarto te vea;
pues fácilmente podrás,
bajándonos al jardín
por la escalera que tiene
tu retrete, y a dar viene 80
a esa pared de jazmín.
El cuarto en que está don Diego
conoces, y la ventana
que mira al jardín.
DOÑA BEATRIZ
Hermana,
ya tu discurso a ver llego. 85
Querrás que don Diego me hable
por la ventana.
DOÑA LEONOR
Es así,
y hacerlo conviene aquí;
que es modo menos culpable.
 

(Vanse.)

 


Escena II

 

Habitación baja, próxima al jardín.

 
 

DON JERÓNIMO.

 
Atended, si es posible, pensamientos; 90
que os he de consultar en cierta duda
que propone el honor: estadme atentos.
Un hombre traje aquí, que con mi ayuda
se libró del rigor de la justicia;
ya le diréis que agradecido acuda. 95
Mas es tan mal mandada la malicia,
que aunque se lo digáis, en sus acciones
veréis que no ha llegado a su noticia.
Traje aquí un hombre, en fin (las confusiones
empiezan ya); dos hombres he encontrado, 100
que ambos dicen que son de obligaciones.
Siéntome entre estos dos tan injuriado,
que la culpa que en ambos considero,
ya la junto en los dos, ciego y turbado,
mis hijas, pues (¡honrado desespero. 105
callar quiero la afrenta con quien lucho,
más valeroso cuando más severo),
buscaban a don Diego; yo lo escucho,
digo que lo escuché; mas que un agravio
suene aun ahora, si se oyó, no es mucho. 110
Claro está que ha de darme el desagravio
la muerte, si don Diego ha de ofenderme;
mas el pensar el modo, intento es sabio.
Vuelvo otra vez ahora a no entenderme;
si don Luis entró aquí por agraviarme, 115
verdad de que es preciso resolverme;
si don Diego no entró por injuriarme,
pues es cierto que entró por orden mía,
verdad de que es preciso asegurarme;
si no miente en decir que le seguía 120
la justicia, pues hallo que el Teniente
confirma los temores que él decía;
¿cómo en don Diego culpa se consiente?
Mas ¿cómo no ha de estar también culpado,
si le busca Beatriz secretamente? 125
Dígalo ya sin freno mi cuidado,
rompa la voz el inmortal desvelo,
que pasará por tibio si es callado.
Mi sangre es hoy el esplendor del suelo.
A Beatriz y Leonor, mis hijas caras 130
(que juzgan a la fama tardo el vuelo),
agravian mis sospechas. ¡Penas raras!
Destruyan presunciones tan prolijas
en acusar, y en disculpar avaras,
en el honor permaneciendo fijas. 135
Mas con pasión discurro, y yo voy ciego;
que aunque las ven mujeres, son mis hijas.
Guardado está don Luis; pero en don Diego
buena ocasión tendré para venganza,
que menos humo dé de oculto fuego. 140
Lo que un cuerdo temor agora alcanza,
es que don Diego, pues buscado ha sido
de Beatriz, la dedica su esperanza;
que no vive su intento desvalido;
que no ha logrado la ocasión de hablalle 145
Beatriz, y es el amor poco sufrido;
que ha de volver después a visitalle;
y si don Luis a responderla viene,
conocerá que allí no hay que buscalle;
que el cuarto de mis hijas puerta tiene 150
al jardín, y yo mismo el que le he dado
aquí a don Diego, y por prisión previene.
Temo que pueden verle, estoy turbado;
que amor, que comunica corazones,
dirá que en este cuarto está encerrado. 155
Bien es adelantar las prevenciones
a los peligros. Pero, honor, ¿qué es esto?
¿Ya os volvéis a villanas presunciones?
¿A trato os persuadís menos honesto?
Mas ¿qué importa tenerlo yo conmigo? 160
¡Ojalá me engañase el presupuesto!
Yo me bajo al jardín, que hay enemigo
dentro de casa, y el recelo es justo.
¡Oh si bajase solo a ser testigo
de algún vano temor, ya que no injusto! 165


Escena III

 

Jardín. Noche.

 
 

DON DIEGO.

 
¡Qué mal acierta el sueño
la inquietud de un cuidado,
y más si es el cuidado de un celoso!
Mírame amor con ceño;
mira con dulce agrado 170
la suerte de un don Luis, que es más dichoso.
¿Cómo ha de haber reposo
donde hay amor y celos;
donde la ajena dicha
sirve de más desdicha, 175
juntando a los dolores los recelos?
Duerma quien no es amante,
y aun quien ama sin celos, duerma y cante.
No aquel que, padecidas
mil suertes importunas 180
(con opinión, y aun con verdad de muerto),
cuando ya sacudidas
las mayores fortunas,
le aseguraban en Beatriz el puerto,
piélago más incierto 185
llega a ver en sus ojos,
más fieras tempestades
le dan sus deslealtades,
más erizado el mar en sus antojos.
¡Qué puerto tan amigo! 190
Vuélvame al golfo quien me busca abrigo.
Este don Luis, que sabe
la entrada a la ventura,
por el jardín, que con asombro piso,
teniendo dél la llave 195
(como me lo asegura
en Jusepa el rigor de aquel aviso),
que esté dentro es preciso,
y aún que la esté esperando,
pues el suceso ignora. 200
¡Oh, si le hallase ahora
mi despecho, sus dichas aguardando,
qué bien con el acero
le haré de mis fortunas compañero!


Escena IV

 

DOÑA BEATRIZ, DOÑA LEONOR, JUSEPA. DON DIEGO.

 
DOÑA BEATRIZ
Notablemente, Leonor, 205
la oscuridad persevera.
DOÑA LEONOR
Tales, hermana, quisiera
sus noches siempre el amor;
la luna viene mal vista
de los amantes.
DON DIEGO

 (Aparte.) 

Parece
210
que una mujer se me ofrece,
y aún más de dos, a la vista.
No es bien mostrarme hasta ver
qué intentan; yo me retiro,
que en estas ramas que miro, 215
me puedo agora esconder.
¡Cielos! aún no ha descansado
la confusión a que llego.

 (Escóndese.) 

DOÑA BEATRIZ
Paréceme que a don Diego
mi padre habrá ya dejado. 220
DOÑA LEONOR
No hay duda.
DOÑA BEATRIZ
¿Jusepa?
JUSEPA
Aquí
todo Jusepa ha de ser;
¿no hay traza allá para hacer
una emboscada sin mí?
Parece que yo también 225
no soy doncella que trato
de honestidad y recato.
Como otras que aquí se ven.
DOÑA BEATRIZ
Tira una piedra.
JUSEPA
Peor
es eso: de locos es 230
tirar piedras; ¿no lo ves?
¿Qué más mandará el amor?
Mas ya que en chicos y grandes
esta flaqueza advertí,
enloqueceré por ti; 235
que basta que tú lo mandes.

 (Tira varias piedras a las ventanas.)  

Tiro y retiro.
DOÑA BEATRIZ
No más;
¿qué intentas?
JUSEPA
¿Esto te admira?
Quien piedras una vez tira,
no queda en una jamás. 240
DON DIEGO

 (Donde está escondido.) 

¡Válgame Dios! ¿No tiraron
arriba? Señal es esta
que pide alguna respuesta.


Escena V

 

DON LUIS. Dichos.

 
DON LUIS
Dos o tres golpes sonaron
arriba, no sé qué ha sido; 245
y en noche que es tan oscura,
bien mi recelo asegura
de ser aquí conocido;
y de mi valor llamado,
llevado de mi pasión, 250
sin discurso y sin razón
hasta el jardín he bajado.
¿Qué será? Mas ¿qué ha de ser?
Alguna nueva desdicha;
que ya conmigo a la dicha 255
no le ha quedado qué hacer.
Aquel don Diego que ha poco
que andaba Beatriz buscando
viene a mi amor acordando
la obligación de estar loco; 260
mas ¿si le busca también
agora? Dice que sí
mi temor; pues será así;
que suele acertar muy bien.
de tres mujeres se miran 265
los bultos; ellas serán.
¡Válgame Dios! ¿Qué querrán?
¿Á qué pretensión aspiran?
Fingiendo que soy don Diego,
veré lo que me responden. 270
DON DIEGO
Parece que corresponden
de arriba, pues vino luego
un bulto hacia aquella puerta.
¿Qué haré sin errarlo yo?
DOÑA LEONOR
Don Diego, hermana, salió 275
por la puerta; ¿estaba abierta?


Escena VI

 

DON JERÓNIMO. Dichos.

 
DON JERÓNIMO

 (A la puerta.) 

Cerrada por mí quedó,
con una aldaba esta puerta,
y agora la miro abierta;
miedos, decid quién la abrió. 280
ya sale corriendo a dar
su parecer el recelo;
permita piadoso el cielo
que acierte una vez a errar.
Dice que don Diego fue 285
quien pudo la puerta abrir;
no le sabré desmentir,
que yo lo mismo pensé.
Mas ¿no es posible que fuese
sin ruin intento? Es posible; 290
pero es el mal infalible,
si es mal de que a mí me pese.

 (Va a salir y detiénese.)  

Yo lo veré; mas allí
se va una mujer llegando.
¡Cómo el temor se está holgando 295
de ver que acertase aquí!
¿Quién duda que Beatriz es?
Y aún otras dos la acompañan,
las sospechas no me engañan.
Honor, ¿mis hijas no ves? 300
Paciencia, y sepamos más,
que pues la puerta me esconde,
sabré quién habla y responde.
Desdicha, pesada estás.
 

(Escóndese DON JERÓNIMO; DOÑA BEATRIZ y DOÑA LEONOR llegan juntas al pié de la ventana donde está DON LUIS.)

 
DOÑA BEATRIZ
¿Quién está aquí? ¿quién?
DON LUIS

 (Aparte. 

La voz
305
se disimule.) Don Diego.
DOÑA BEATRIZ

 (Aparte. 

Feliz ha sido la entrada,
si el fin responde tan diestro.
¡Válgame amor, él me ayude!)
Don Diego, a buscarte vengo 310
con un recado que importa,
y es de mi honor cuando menos.
Escúchame con cuidado;
que ya que una vez nos vemos
en parte donde las voces 315
pueden romper el silencio,
donde mi padre no aguarda,
donde nos jura el secreto
la oscuridad de la noche,
lo retirado del puesto, 320
satisfacion he de darte,
con que se acaben tus celos;
disculpa no, que disculpa
quiere decir que hubo yerro.
Dirás que he sido mudable, 325
pues olvidé los deseos
con que tu amor merecía
semblante apacible un tiempo;
que admito nuevos cuidados
en un don Luis a que atiendo, 330
delito que siempre es grande,
en siendo cuidados nuevos;
que no es sospecha ni sombra,
pues ha tan poco que viendo
en un aposento estabas 335
la causa de tus desvelos...
DON LUIS

 (Aparte.) 

En un aposento dice:
las señas no me mintieron;
otro don Luis es sin duda
quien tuvo mejor suceso. 340
DON JERÓNIMO
No alcanzan aquí las voces;
sólo entre dudas advierto
que está con don Luis hablando
Beatriz o Leonor. ¡Ah cielos!
DON DIEGO
Con un hombre hacia esta parte 345
que una mujer habla es cierto...
¿Por cuánto diréis, cuidados,
que no es Beatriz la que veo?
DOÑA BEATRIZ
Los cargos que son posibles
contra mi amor he propuesto; 350
que fácil es la otra parte
de dar la salida de ellos.
Tres años ha, y aún tres siglos
contará mi sentimiento,
que de Madrid te ausentaste; 355
la causa ya la sabemos.
No quiero decir si tuve
pesar entonces, ni quiero
contarte finezas; que antes
he de saber si las debo. 360
Pasaron algunos días
después de tu ausencia; y luego
vino una nueva a la corte,
sembrando que estabas muerto.
sintiéronlo tus amigos, 365
vistieron luto tus deudos,
y de una Beatriz el alma
muy deuda tuya la vieron.
Harto, don Diego, te he dicho;
mas excusarlo no puedo, 370
que he prometido verdades,
y miento si en algo miento.
Después de un año de luto
(ten ánimo, que comienzo
las verdades que son duras, 375
mas tienen el fin sereno),
saliendo de misa un día,
me vio don Luis de Toledo:
viome don Luis, y aún miróme;
y por decírtelo presto, 380
cuéntale desde este día
dos años de galanteo.
Prométote que he buscado
de divertirle mil medios;
mas ya del amor conoces 385
que suele irritarle el freno.
Yo, recelando la nota
que se iba repartiendo
por el vulgo, cuyos ojos
aún ven lo que está muy lejos, 390
como los medios pasados
eran de poco provecho,
y antes de espuela servían
al curso de sus intentos
juzgué preciso el hablarle. 395
Y así, le llamé, creyendo
que te encerraran mis voces
entre el temor y el respeto.
vino llamado esta noche,
no sin consulta y acuerdo; 400
veniste también por mano
de mi padre, desmintiendo
los pasos que te seguían,
ya tú me contaste el cuento.
Jusepa a don Luis buscaba, 405
hallóte a ti; y entendiendo
que eras don Luis, para hablarme
te trajo a los aposentos,
donde turbados nos vimos.
Este, don Diego, es el hecho; 410
aquí la verdad te digo;
pues si dejar satisfechos
tus celos fuera mi estudio,
con buen color, aunque incierto,
pudiera decir que aspira 415
don Luis al favor honesto
de Leonor; que yo la asisto,
como a mi lado la tengo,
y otras mentiras que salen
en semejantes aprietos 420
a ser verdades de paso,
y algunas quedan de asiento.
Mas no, don Diego; no corre
mi amor por esos rodeos.
Llamar para desengaños 425
a un hombre parece exceso,
si ya los otros caminos
inútiles lo emprendieron.
Y cuando a don Luis mirara
(pongamos un desafuero 430
tan grande)...
DON LUIS

 (Aparte.) 

De estas verdades
escuchan los encubiertos.
DOÑA BEATRIZ
¿Fuera delito muy torpe
tratar de mi casamiento,
juzgando que ya corrían 435
tres años sobre tu entierro?
DON JERÓNIMO

 (Al paño.) 

Mucho la plática dura,
y está mi honor advirtiendo
que agora por fuerza ha sido
don Luis buscado de intento. 440
Si por don Diego le hablaran,
ya hubiera venido al suelo
el error; que los engaños
no saben estarse quedos.
No puedo sufrirlo más, 445
que es el honor muy inquieto;
y para cualquiera fortuna
tengo razón y mi acero.

 (Sale.) 

DON LUIS
Parece que un hombre sale
de allí; retirarme es bien. 450

 (Retírase.)  



Escena VII

 

DON JERÓNIMO, DOÑA BEATRIZ, DOÑA LEONOR, JUSEPA, DON DIEGO.

 
DON JERÓNIMO
¿Hay penas que en mí no estén?
¿Hay confusión que se iguale
con esta? Pues, vive Dios,
que se ha de acabar aquí;
que vive valor en mí 455
para matar a los dos.
DOÑA BEATRIZ
¡Cielos! ¿es mi padre? Él es.
JUSEPA
¡Triste de mí! ¿Mi señor
ahora? Gentil humor
de no acostarse a las tres. 460
¡Que hay noche que suele estar
como un marido a las diez,
y que se coma esta vez
las manos por estorbar!
Pues cierto que no ha de hallarme 465
tan presto. Voy a esconderme;
que si procura cogerme,
le ha de costar el buscarme.
DON JERÓNIMO
¿Quién por allí se apartó?
Nadie se mueva de aquí. 470

 (A las hijas.) 

Y vos volved.

 (A JUSEPA.) 

JUSEPA

 (Aparte.) 

No es a mí;

 (Andando.) 

que nadie a mí me trató
de vos. Aquí me acomodo.

 (Llega donde está DON DIEGO.)  

Pero también hay acá
su poco de hombre; ello va 475
poniéndose mas del lodo.
DON DIEGO

 (Aparte.) 

¿Qué quiere aquesta mujer?
¿Hay nuevo mal que me asombre?
Sí; que también llega un hombre.
DON JERÓNIMO
¡Por qué te vas a esconder, 480
Jusepa?

 (Aparte. 

Mas ya su fin
se ve.) ¿Quien es?

 (A DON DIEGO.) 

DON DIEGO

 (Aparte. 

Loco estoy.)
Don Diego de Silva soy.
JUSEPA

 (Aparte.) 

Yo, Jusepa del Jardín.
DON JERÓNIMO
Don Diego, venid conmigo; 485
que tengo un poco que hablaros.

  (Aparte. 

Honor, aquí he de vengaros.)
DON DIEGO
Ya, don Jerónimo, os sigo.
 

(Van adonde están BEATRIZ y LEONOR.)

 
DON JERÓNIMO
No es mucho lo que hay que andar;
llegado habemos al puesto. 490

 (Mira hacia la ventana.) 

¿Ah, don Luis?
DOÑA BEATRIZ

 (Aparte.) 

Cielos, ¿qué es esto?
Don Luis me vino a escuchar.
¿Mi padre y don Diego aquí?
Leonor, Leonor, ¿qué he de hacer?
DOÑA LEONOR
Hermana, ni a responder 495
acierto, ni a estar en mí.
 

(Sale DON LUIS a la ventana.)

 


Escena VIII

 

DON LUIS. Dichos.

 
DON LUIS
¿Quién llama?
DON JERÓNIMO
Don Luis, llegad
acá.
DON LUIS

 (Aparte. 

¿Qué habrá sucedido?)
Ya llego.

 (Quítase de la ventana.) 

JUSEPA

 (Aparte.) 

La causa ha sido
de todo la oscuridad. 500
DON LUIS

 (Sale al jardín.) 

Ya estoy aquí. ¿Qué mandáis?
DON JERÓNIMO
Don Luis y don Diego, ahora
tened silencio.
JUSEPA

 (Aparte.) 

Ya sale
el triunfo de las corozas.
DON JERÓNIMO
Jusepa, trae una luz; 505
que en esta ocasión importa.
JUSEPA
Voy a servirte, Señor,
como dicen, por la posta.

 (Vase.) 



Escena IX

 

DON LUIS, DON JERÓNIMO, DOÑA BEATRIZ, DOÑA LEONOR, DON DIEGO.

 
DON JERÓNIMO
De don Jerónimo Enríquez
la calidad generosa 510
se sabe; y aunque se sabe,
es presupuesto que importa;
porque si ofensas hubiese
de tan ilustre persona,
quien le tuviere ofendido 515
verá la empresa que toma.
Viniéndome a recoger
esta noche, habrá tres horas,
un caballero, que huyendo
o retirándose a solas 520
de la justicia venía,
que andaba a buscarle en tropa,
quiso que yo le ocultase;
trájele aquí (no es historia
para relaciones largas, 525
que en prisas de honor estorban).
Uno de vosotros es
el que digo; y aunque todas
las señas son de don Diego,
hay señas que mal informan. 530
El otro por sí se vino.
Tengo dos hijas hermosas,
que aquí con don Luis hablaban;
y pienso que no le ignoran
tampoco el nombre a don Diego. 535
Los miedos que aquí se forman
y los agravios que arguyo,
aun mal apuntados, sobran
para quedar bien expresos.
Dos sois: si se proporcionan 540
las calidades conmigo,
pues ellas son dos, dichosa
satisfacion es su mano.
Mas si esto no se conforma,
la espada que tantas veces 545
en sangre africana, roja,
supo en mi brazo ser rayo,
sabrá, si aquí la provocan,
mostrar a quien me ofendiere
que aún tiene filos que cortan. 550
DON DIEGO
Don Jerónimo, yo quiero
que, aunque esta causa es tan propia
de vuestro honor, la juzguéis
por lo que en ella me toca.
Yo soy aquel caballero 555
que vos trajisteis. Notoria
nos es vuestra sangre ilustre;
la misma en Beatriz se copia.
Mi calidad asegura
correspondencia lustrosa 560
para aspirar a su mano;
falta decir quién lo estorba.
Cuando esta noche aguardaba
que vos hiciésedes hora
de verme (que fue el concierto 565
de que estaréis con memoria),
llegó una mujer a hablarme,
y no era a mí; mas turbóla
la oscuridad, que ha vencido
esta noche más que en otras. 570
Que la siguiese me dijo,
sin más hablar, presurosa,
seguíla, en crédito siempre
de ser vuestra embajadora.
Cerróme en un aposento, 575
que era prisión tenebrosa
mientras la luz no venía;
y fue en viniendo, más sombra;
porque Beatriz y su hermana
llegan, y en entrando, nombran 580
un don Luis. Aquí comienza
la noche de mis congojas.
Eché de ver el engaño;
¡qué mucho! pues aún no asoman
los males, cuando los celos 585
al punto los desembozan.
Dejélas, y al jardín vine;
y allí también se equivoca
Jusepa otra vez conmigo:
don Luis me llama, y me asombra 590
diciéndome que me vaya,
pues tengo la llave propia.
Últimamente, a Beatriz
visteis aquí, que ocasiona
dichas a don Luis de hablarla, 595
y envidia a mí de sus glorias.
Confieso que la he querido,
y aún hoy la quiero, que es cosa
que la despide la ofensa,
mas hay amor que la acoja. 600
Si veis que el honor me advierte
de tanta ajena vitoria,
de tanto don Luis buscado,
de tanto favor que goza,
¿querrá el honor que me case? 605
Juzgadlo vos, y disponga
vuestra atención la sentencia,
como al dolor se le esconda.
DON LUIS
También a mí me dais culpa,
don Jerónimo; pues oiga 610
mis razones vuestra queja,
y júzguelas en buen hora.
En este jardín confieso
que entré sin vos (no se encojan
para salir las verdades, 615
que siempre han de estar airosas).
Llamado de Beatriz vine;
Beatriz, cuyo templo adornan
inútiles mis deseos,
que ha dos años que la invocan. 620
Salió Jusepa a buscarme,
según parece; y malogra
tan ciega la diligencia,
que con don Diego se topa.
Buscábades a don Diego, 625
y a mí me hallasteis; ¡qué cosas
en una noche se juntan
que las perturban sus sombras!
Reconocí vuestro engaño;
porque hay mentiras forzosas 630
que las prosigue el empeño,
como al principio las forma.
Beatriz admite el deseo
de don Diego; así lo nota
la puerta de vuestro cuarto 635
que viene a cerrar la alcoba.
Por ella soy yo testigo
que le buscó cuidadosa
no ha mucho; y aquí también
baja con las ansias propias, 640
juzgándome a mí don Diego.
Verdades tan venenosas
me ha dicho, que agora alcanzo
que hay en verdades ponzoña.
Mil desengaños he oído, 645
juzgad si habrá quién componga
con ellos un casamiento
que tanto el honor desdora.
DON JERÓNIMO
Los dos se excusan; ¿qué es esto?
Ya las excusas me enojan. 650
Salga el acero, que es siempre
quien deudas del honor cobra.


Escena X

 

JUSEPA, con luz. Dichos.

 
JUSEPA
Perdóname si he tardado;
que no soy más perezosa.
 

(Sacan las espadas los tres.)

 
DON DIEGO
Yo soy don Diego de Silva; 655
las armas no me alborotan.
DON LUIS
¿Don Diego de Silva? ¡Cielos!
DON DIEGO
¿Quién con espanto me nombra?
DON LUIS
Don Luis de Toledo.
DON DIEGO
¿Hermano?
DON LUIS
Abrázame. En Barcelona 660
te juzgaba; en fin nos vemos,
y en fin tu muerte fue sombra.
JUSEPA
Miren si importó la luz
porque los dos se conozcan.
DON DIEGO
Como murieron los padres 665
de aquel caballero Boria
que maté, cuyo desvelo
mi muerte obró mentirosa,
por descuidar su venganza,
vuelvo a vivir.
DON LUIS
Y aquí rompa
670
el alba en noche tan triste.
JUSEPA
Venga con bien el aurora.
DOÑA LEONOR
¿Que eran hermanos, Beatriz?
¡Qué novedad prodigiosa!
Servídote han dos hermanos, 675
y sin que tú los conozcas.
¿Quién lo creerá?
DOÑA BEATRIZ
Quien supiere
que fue sin hablarme toda
su pretensión, y los deudos
no averiguamos nosotras. 680
DON LUIS
¡Extraño suceso, hermano!
Los dos en distancia corta
hemos servido a Beatriz,
y sin saberlo hasta ahora.
DON DIEGO
Como hemos estado ausentes, 685
y en partes siempre remotas,
ha sido fácil.
JUSEPA
Los griegos
están conversando en Troya.
DON LUIS

 (A DON JERÓNIMO.) 

Perdonad que estos discursos,
señor, mi hermano interponga, 690
que ha mucho que no nos vemos.
Y pues tú, don Diego, adoras
a Beatriz, y ella te estima
(y no con finezas pocas,
que yo lo acabo de oír), 695
dale la mano, y no pongas
en duda, pues soy tu hermano,
que mis pasadas memorias
ofensa tuya no tienen.
Y pues cesan las discordias, 700
si quiere Leonor mi mano,
será de mi amor corona.
DOÑA LEONOR
Como mi padre lo mande,
veréis mi obediencia pronta.
DON JERÓNIMO
Yo gusto de vuestro gusto. 705
DON DIEGO
No se pudiera hallar otra
satisfacion a mis celos;
en dulce quietud reposan.
Mil almas lleva esta mano,
Beatriz.
DOÑA BEATRIZ
Las almas se doblan
710
con esta.
DOÑA LEONOR
Feliz he sido,
pues mi esperanza se logra.
DON JERÓNIMO
Mil años os gocéis, hijos.
JUSEPA
Eso sí, bodas y bodas,
y yo que me quede in albis. 715
DON DIEGO
No prosigas, calla loca;
porque, dando fin, perdonen
la cortedad de las obras,
La confusión de un jardín.
Dadle un vítor de limosna. 720





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