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  -228r-  

ArribaAbajoJornada II

LEBRÓN
Señor, por un solo Baco,
que es el dios con quien yo tengo
mis trabacuentas en cuantas
ermitas suyas encuentro,
que me digas qué tristeza 5
es esta.
PIGMALEÓN
Déjame, necio,
que a ti ni a nadie es posible
que fíe mis sentimientos.
LEBRÓN
Pues porque veas que soy
más liberal que tú, quiero 10
fiarte yo esta vez los míos.
Paciencia, y escucha atento:
De Libia, tu patria...
PIGMALEÓN
Ya
me querrás hacer acuerdo,
Lebrón, de tantas deshechas 15
fortunas como padezco.
Ya querrás decirme cómo
la muerte, ¡ay de mí!, de Alfeo16
me arrojó della, o por ser
del Rey tan cercano deudo, 20
o porque vivir no quise
a la vista de suceso
tan infeliz; que aun vengado,
en un generoso pecho
siempre está vivo el dolor, 25
aunque esté el agravio muerto.
Querrasme decir que apenas
de mis desdichas huyendo
en busca de Ifis, a quien
sin conocerle le tengo 30
por mecenas en Epiro,
a Trinacria llegué, ¡cielos,
nunca a ella llegara!, cuando
perdido en ella al estruendo
de aquel terremoto, vi 35
un hermoso monstruo bello,
juré una amistad, oí
de las Parcas el agüero,
vi la fragua de Vulcano,
y la lid de...
LEBRÓN
Oye, te ruego
40
que aunque todo aqueso es,
no es nada de todo aqueso.
Porque ¿qué tiene que ver
monstruos, Parcas, lides, duelos,
con que, todo eso acabado, 45
de aquellos dos caballeros
con quien alïanza hiciste,
uno se vuelva a su reino
y a sus aventuras otro,
y tú te quedes en estos 50
montes, sin que un solo instante
pierdas de vista ese bello
palacio, que es de Anajarte
voluntario cautiverio?
Toda la noche y el día 55
a sus umbrales suspenso,
el sol te deja y te halla
solo a ver si abren atento
las puertas desos jardines,
donde entrando una vez dentro, 60
es menester que te echen
a palos sus jardineros;
¿qué es lo que aquí esperas?
PIGMALEÓN
Nada;
y es verdad que nada espero,
porque no tiene mi mal 65
en la esperanza consuelo.
LEBRÓN
Pues ¿qué mal hay que con ella,
señor, no aspire a ser menos,
y aun a ser ninguno?
PIGMALEÓN
El mío.
LEBRÓN
Si a tus suspiros atiendo, 70
¿qué va que es tu mal amor?
PIGMALEÓN
¿De qué lo infieres?
LEBRÓN
Lo infiero
de que esa inquietud que tienes
es como otra que yo tengo.
Desde aquel infausto día 75
-228v-
(¡quién le borrara del tiempo!)
que en la fragua de Vulcano
nos vimos todos revueltos,
también tengo yo mi poco
de no sé qué, que le siento 80
no sé dónde y no sé cuándo
le he de aplicar el remedio.
PIGMALEÓN
¡Pluguiera Amor fuera amor
mi mal!
LEBRÓN
Tú tienes mal pleito,
pues te das a este partido; 85
mas ¿qué es?
PIGMALEÓN
Una ira, un veneno,
un letargo, una locura,
un frenesí, un devaneo,
una ilusión, un delirio,
un... Pero ¿qué digo, ¡cielos!, 90
si es tal, ¡ay de mí!, si es tal
la especie de mi tormento
que ni aun por señas es bien
que haga desaire el silencio?
Calla y déjame morir 95
antes que diga que es cierto
según en mí se ha vengado
el traidor hijo de Venus,
que puede ser piedra Amor.
LEBRÓN
Si como morir te dejo 100
me dejaras vivir tú,
estaríamos contentos
los dos.
 

(Salen PASQUÍN y CÉFIRO.)

 
PASQUÍN
En fin, señor, ¿vuelves
a estos montes?
CÉFIRO
En fin, vuelvo
como a mi centro, que ya 105
son sus entrañas mi centro,
tanto, Pasquín, por aquel
hermoso prodigio bello,
bruta perla de sus mares,
bruto rubí de sus senos, 110
en quien que puede ser fiera
hizo Amor el argumento17,
cuanto por desengañar
a mis locos pensamientos,
si es verdad o es ilusión 115
el que vi a Nicandro en ellos;
Nicandro, traidor vasallo,
siempre a mis dichas opuesto.
Y para facilitar
de ambas causas el efecto, 120
y poder a mi rencor
y amor asistir a un tiempo
al palacio de Anajarte,
con este partido vengo
de...
PASQUÍN
Calla, que está aquí el uno
125
de aquellos dos extranjeros.
LEBRÓN
Céfiro, si no me engaño,
viene allí.
CÉFIRO
¡Cuánto me huelgo
de hallaros segunda vez!,
porque como los sucesos 130
de aquel día, eslabonados
unos de otros, no me dieron
lugar a la obligación
en que mi honor me había puesto,
deseaba saber quién sois, 135
y como ofrecí valeros
en cuanto pueda...
PIGMALEÓN
Las plantas
mil veces humilde os beso;
y pues la misma disculpa,
señor, que vós tenéis tengo, 140
también me valga a mí para
no haberos ido sirviendo.
CÉFIRO
Pues ¿cómo en aqueste monte
quedasteis?
PIGMALEÓN
En grande empeño
me ponéis.
CÉFIRO
¿Por qué?
PIGMALEÓN
Porque
145
la causa, señor, no puedo
ni callarla ni decirla:
callarla, por el respeto18
de preguntármela vós,
ni decirla por el riesgo 150
-229r-
de haber de decir mi nombre,
cuando infelice deseo
solo vivir ignorado,
a cuya causa he dispuesto
no salir desta montaña, 155
avecindado en el pueblo,
que más en su corazón
a causa de sus portentos
tenga este vivo cadáver
sepultado antes que muerto. 160
CÉFIRO
No ignorareis cuánto ha sido
siempre curioso el deseo,
y que no hay para él razón
mayor, mayor argumento
que pretender recatarlo 165
para que intente saberlo.
Hablad, pues, claro conmigo
que para todo os ofrezco
segunda vez mi favor,
en tanto que al cuarto llego 170
de Anajarte, a quien hoy busco.
PIGMALEÓN
Pues oíd, señor, atento:
Lidia es mi patria, mi nombre
Pigmaleón.
CÉFIRO
Deteneos,
que no quiero en el discurso 175
de ningún acaso vuestro
entrar ignorando nada.
¿Sois vós aquel a quien dieron
la pintura y la escultura
tanta opinión, que es proverbio 180
decir de vós que partís
con Júpiter el imperio
de dar vida y de dar alma,
así al metal como al lienzo?
PIGMALEÓN
Sí, señor, yo soy de quien 185
dijo ese encarecimiento,
bien que sin jactancia mía,
la fama; y conste no serlo,
de que al confesar quien soy,
con vergüenza lo confieso. 190
CÉFIRO
¿Por qué?
PIGMALEÓN
Porque hay quien presuma
que es oficio el que es ingenio,
sin atender que el estudio
de un arte noble es empleo
que no desluce la sangre, 195
pues siempre deja a su dueño
la habilidad voluntaria
como le halla; y en efeto,
señor, para que este modo
de ignorar pienses si es cierto, 200
y que hay pocos que distingan
que es gala en algún sujeto
lo que es quizá tarea en otro,
un día que divirtiendo
estaba no sé qué pena 205
en una estatua de Venus,
Alfeo, un deudo de el Rey
(si los reyes tienen deudos),
entró en mi obrador, adonde
admirando el mármol terso, 210
tan vivo que sin la voz
estaba hablando el afecto,
quiso feriármelo; yo,
cortés, claro está, y atento
le respondí que enviase 215
por ella, pero advirtiendo
que su precio había de ser
el no ponérmela en precio.
Él (que hay hombres que no tienen
ánimo de deber), viendo 220
la sobrada estimación
que yo hacía de mí, y creyendo
que era modo de negar
ofrecer consentimiento,
no sé qué se dijo; baste 225
saber que fue tal desprecio
que me obligó a responderle
con más brío que respeto,
la mano...
PASQUÍN
Anajarte sale.
PIGMALEÓN
Nunca llegó a mejor tiempo 230
el estorbo, porque ya
que iba fallando el aliento.
  -229v-  
CÉFIRO
Esperadme aquí.
PIGMALEÓN
Eso no.
Habéisme de oír primero,
porque no es bien que en la mano 235
que fue mi postrer acento
quede mi honor sospechoso,
ya que ha de quedar suspenso.
Y así, sabed que la causa
de venir del Rey huyendo 240
y procurar ignorado
vivir, fue quedar él muerto.
Ahora acudid a otra cosa,
llevando sabido eso.
CÉFIRO
Después en vuestras fortunas 245
y las mías hablaremos.
 

(Salen ANAJARTE, CLORI, LISI, LAURA y ISBELLA.)

 
ANAJARTE
Desde aquella galería,
verde atalaya del cierzo,
que os había visto una dama
me dijo, y a saber vengo 250
qué novedad, estimadme
no decir qué atrevimiento,
os tray a aquestos umbrales.
CÉFIRO
Que atenta me oigáis, os ruego,
antes que haga vuestro enojo 255
agravio el que es rendimiento.
Yo, bellísima Anajarte,
oí vuestros sentimientos,
bien que de paso tal vez,
que pude llegar a veros. 260
De vuestra razón, que ahora
no es justo hacer argumento
si es justa o no es justa, yo
entré conmigo en acuerdo,
y habiendo considerado 265
que si mi padre algún tiempo
que aquí os crió y aquí os tuvo,
fue con algunos pretextos
que ya no importan, es bien
desecharlos; y así vengo 270
a deciros que elijáis
vós los partidos o medios
para vivir en la Corte,
donde podéis, desde luego,
ir a ser de mi palacio. 275
[GENTE]

  (Dentro.) 

Tened.
IFIS
He de entrar.
ANAJARTE
¿Qué es esto?
 

(Sale IFIS con IRÍFILE y BRUNEL.)

 
IFIS
Esto es llegar a tus plantas
a ofrecerte en un pequeño
triunfo, divina Anajarte,
las primicias de un afecto 280
que...

 [Aparte.] 

Mas Céfiro está aquí,
¿quién pudo prevenir, ¡cielos!,
lance igual?
CÉFIRO

 [Aparte.] 

Con Anajarte
ofendido mi respecto,
y con la que tray mi amor 285
no sé a lo que me resuelvo.
ANAJARTE
De dos acciones, al paso
que ambas me obligan, me ofendo;
pues ni este favor estimo,
ni esta fineza agradezco. 290
IRÍFILE
¿Qué profundo sueño es
este de que yo despierto
al mirarme entre mis ansias
en palacio tan soberbio?
PIGMALEÓN
¿Has reparado en los cuatro, 295
cuatro mudados afectos?
LEBRÓN
Y aun en los cinco, que el tuyo
por Dios que no lo está menos.
IFIS
Ya que el empeño se hizo,
fuerza es seguir el empeño. 300
Palabra te di, señora,
de ver a tus plantas puesto
el asombro destos mares,
escándalo de sus puertos.
No pude cumplirla entonces, 305
a causa de los sucesos
tan varios como tú viste;
mas durando en mí el pretexto
de tu gusto y mi palabra,
de día a la vista atento, 310
-230r-
de noche atento al oído,
topo y lince a un mismo tiempo,
penetré de esas montañas
el más escondido centro,
hasta que en la obscura quiebra 315
de un ribazo, en que primero
naturaleza cavó
rústico albergue pequeño
que pulió después el arte,
bárbaramente arquitecto, 320
pues eran techumbre y puerta
bastas ramas, troncos secos,
sobre pieles de animales,
hallé en miserable lecho
a esa beldad, si es beldad, 325
rendida al pálido sueño,
con quien yo cómplice entonces,
ladrón me introduje nuevo,
pues él la hurtaba el sentido,
a hurtarla yo el sentimiento. 330
Conseguilo, pues, inmóvil
estatua viva del yelo,
al despertar en mis brazos,
sin voz quedó y sin aliento;
de suerte que, sin poder 335
valerla siquiera el eco,
desde su albergue a tus plantas...
ANAJARTE
Basta, basta, que no quiero
que aun este pequeño instante
que te escucha mi silencio, 340
puedas presumir que es
callado agradecimiento.
En el empeño me hallaste,
es verdad, yo lo confieso,
de rendir esa extrañeza, 345
y viendo en su amparo puesto
a Céfiro, te pedí
favor; pero no por eso
te dije que me quitaras
a mí el desvanecimiento 350
de rendirla yo; que uno
es valerme en un trofeo
a que yo salga con él;
y otro hacerte tú tan dueño
que tú te salgas con todo 355
sin darme parte en el riesgo.
¿Qué cosa es quitarme a mí
la acción que de vencer tengo?
Pues ¿no tengo yo valor
para lograr lo que emprehendo? 360
¿No volviera yo a buscarla?
¿No supiera cuerpo a cuerpo
rendirla yo? Pues ¿por qué,
loco, ingrato, altivo, necio,
quisiste ajarme la gloria, 365
asunto de mi ardimiento?
Y para que mejor veas
si le tengo o no le tengo
y que triunfos de otra mano
ni los estimo ni aprecio, 370
y en fin, que tu afecto ha sido
aún más desaire que afecto:
¡vuélvete, fiera, a tus montes!,
que yo te buscaré en ellos.
Y a ti, Céfiro, porque 375
tampoco pienses que puedo
agradecer la fineza
del pasado ofrecimiento
también te digo que estoy
en el hado que padezco 380
más hallada con mi mal
que estaré con tu remedio.
Porque no quiero de ti
ni aun la vida, cuando dueño
fueras de la vida tú. 385
Y así los tres, sin que a veros
vuelva otra vez de mis ojos,
volved, volved de mí huyendo:
tú, humana fiera, a tus montes,
tira tu patria, y tú a tu reino; 390
porque en mí no habéis de hallar,
siempre a mis iras atentos,
ni tú agrado, ni piedad
tú, ni tú agradecimiento.
  -230v-  
IRÍFILE
Espera, que aunque con tres 395
hablas, y soy yo quien menos
acción a responder tiene,
me he de tomar el primero
lugar, por mujer.
ANAJARTE
¿Querrás
decirme, según soberbio 400
tu espíritu es, que tampoco
mis ejemplares siguiendo,
la libertad de mi mano
quieres?
IRÍFILE
Pudiera ser eso,
si superiores motivos 405
no atrasaran mis intentos;
pues desde el punto que va
deste edificio soberbio,
los reales aparatos
de sus doseles supremos, 410
me parece que entre pompas
reales estoy en mi centro.
Y así (¡quién hacer supiera,
por causas que yo no entiendo,
mañoso al rencor!) postrada 415
hoy a tus plantas, te ruego
que como a humana me trates
pues lo soy; que si el despecho
soberbia me hizo en los montes,
humilde me hará el consejo 420
en los poblados.
ANAJARTE
Levanta,
levanta, asombro, del suelo,
que por servirme de fiera,
en mi servicio te acepto.
IRÍFILE
Perdóname, padre mío, 425
si pudiéndome ir, me quedo
sin ti, a vivir, que no sé
quién me ha trocado el afecto
de un instante a otro.
ANAJARTE
Y porque
saber quién eres deseo, 430
conmigo te ven; y tú,
no presumas, extranjero,
que es favor que uso contigo
acetar tu ofrecimiento.
Esto te digo, porque 435
arguya Céfiro desto,
que no agradeceré el suyo,
pues el tuyo no agradezco.

 (Vase.) 

CÉFIRO
¿Quién vio igual desaire?
IFIS
¿Quién
igual desvanecimiento? 440
PASQUÍN
¿Para esto a hablarla venías
tan alegre y tan contento?
BRUNEL
¿Para esto días y noches
corrimos montes y cerros?
IFIS
¡Que haga la fineza agravio! 445
CÉFIRO
¡Que haga queja el rendimiento!
LEBRÓN
¡Cuál se han quedado los dos
elevados y suspensos!
PIGMALEÓN
¿Veslos?, pues yo les trocara
mi tormento a sus tormentos. 450
LEBRÓN
Yo no, porque se han mirado
de mal arte.
PIGMALEÓN
Escucha atento.
CÉFIRO
Extranjero que, atrevido,
has osado el pensamiento
a dos cosas tan violentas 455
como haber los ojos puesto,
(quién es, sabiendo), en hacer
con tan públicos extremos
finezas por Anajarte,
¿a qué añades después desto, 460
sabiendo también que yo
a aquesa mujer defiendo,
en ir a buscarla? ¿En qué
fundas tus atrevimientos?
IFIS
Pudiérate responder, 465
Céfiro, que un caballero
por más que viva ignorado
no puede faltar a serlo.
Con cuya razón la libre
galantería de un pecho 470
generoso no es agravio
de los más cercanos deudos.
-231r-
Y que en cuanto a ser tu ofensa
de aquella causa el efecto,
no corre a cuenta de quien 475
no la ha elegido por serlo,
puesto que el trance él se vino
elegido; mas no quiero
que con dos satisfaciones
pienses que restauro un riesgo. 480
Y así, te diré no más
de que ya lo hecho está hecho
y que a precio de mi vida
lo habré comprado en buen precio.
CÉFIRO
A eso no me toca a mí 485
responder, sino a mi acero.
PIGMALEÓN
Mirad, tened...
BRUNEL
Y a los tres,
¿qué nos toca?
PASQUÍN
Estarnos quedos
u hacer como que reñimos.
LEBRÓN
Pues vaya de cumplimiento, 490
y nadie tire a matar,
pues bastará como diestros
el señalar las heridas.
CÉFIRO
¿Pues tú te pones en medio?
PIGMALEÓN
Sí, puesto que el homenaje 495
hice a los dos.
IFIS
Según eso
el no ayudar a ninguno
será más noble pretexto
que no embarazar a entrambos.
PIGMALEÓN
No será, que yo no creo 500
que ver reñir sin reñir
toque nunca a un caballero,
y así que se mueva, piense
que ha de hallarme al lado puesto
del otro.
IFIS
Pues ponte al lado
505
de Céfiro, que no puedo
dejar yo de mantener
lo que he dicho y lo que he hecho.
PIGMALEÓN
La soberbia19 de pensar
que no importa te agradezco, 510
para poder con buen aire
ponerme a su lado.
CÉFIRO
Eso
no; yo, que no me embaraces,
mas no que me ayudes quiero.
Retírate.
PIGMALEÓN
Esa igualdad,
515
aun entre iguales, sospecho
que fuera afectada.
IFIS
Aguarda,
que porque no desatento
presumas que no la hay,
y por hacer el empeño 520
tan de una vez que no pueda
hasta el fin dejar de serlo...
Ifis, príncipe de Epiro
soy, que a la Arcadia viniendo,
provincia mía, corrí 525
tormenta.
PIGMALEÓN
¡Qué escucho, cielos!
¿Tú eres Ifis?
IFIS
Ifis soy.
PIGMALEÓN
Perdóname, que no puedo,
Céfiro, dejar de echarme
a los pies de quien le debo 530
vida y honor.
IFIS
Pues, ¿quién eres?
PIGMALEÓN
Pigmaleón, a quien dieron,
sin conocerme, favores
tus piedades.
IFIS
Yo agradezco
haberte hallado; mas no 535
en esta ocasión, supuesto
que aquí que no me embaraces
y que no me ayudes quiero.
PIGMALEÓN
Aqueso es uno, y otro
volverme a dejar en medio 540
para que una y otra vida
guardar intente.
 

(Sale ANAJARTE y las damas.)

 
ANAJARTE
¿Qué es esto?
CÉFIRO
Yo no lo sé.
IFIS
Yo tampoco.
ANAJARTE
¡Oh, qué recato tan necio,
puesto que lo he de saber! 545
IFIS
Pues si pretendes saberlo,
yo te lo diré otro día,
-231v-
quizá con más noble afecto.
CÉFIRO
Aguarda.
ANAJARTE
No has de seguirlo,
sin que me digas primero 550
qué es esto.
CÉFIRO
Yo lo diré
entonces a mejor tiempo.

 (Vase.) 

ANAJARTE
Decidme qué ha sido, vós.
PIGMALEÓN
Yo, señora, lo sé menos,
pues solo sabré decir 555
que en dos partidos afectos
me importa acudir a entrambos.
Cada guía siga a su dueño.

 (Vase.) 

BRUNEL
Pues adiós, hasta otro día.
ANAJARTE
¿Nadie me dice qué es esto? 560
LEBRÓN
Yo, señora, lo diré.
Esto es que tres majaderos,
sobre quién se ha de matar,
se hacen dos mil cumplimientos.
«Mate usted». «No, sino usted». 565
«Usté ha de matar primero».
Y tras esto, viven todos.
DOS DAMAS
Quita, loco.
OTRAS DOS
Aparta, necio.
ANAJARTE
¿Desta suerte a mis umbrales,
y a mí se pierde el respeto? 570
Decidles vós que si vuelven,
atrevidos y soberbios,
a aventurar mi decoro
que han de ver...
 

(Sale ISBELLA.)

 
ISBELLA
¡Raro suceso!
ANAJARTE
¿Qué es eso, Isbella?
ISBELLA
Es, señora,
575
que apenas se miró dentro
de tu cuarto esa fantasma,
que a ser trasto palaciego
te han enviado los montes,
cuando sus adornos viendo, 580
doseles, camas y estrados,
después de haberla yo puesto
no sé qué galilla tuya,
perdió el poco entendimiento
que debía de tener; 585
y pasando en un momento
la admiración a delirio,
da en tratarse como dueño
de todo. Mas ¿para qué,
señora, te lo encarezco, 590
pues puedes tú verlo?
 

(Sale IRÍFILE.)

 
IRÍFILE
¡Hola!
¿Nadie responde? ¿Qué es esto?
Pues ¿cómo ansí me dejáis
sola con mi pensamiento,
doméstico áspid, a quien 595
yo misma abrigué en mi seno?
Mal servida estoy de vuestra
desatención20. Pero ¡cielos!,
¡ay de mí!, ¿qué es lo que digo?
¡ay de mí!, ¿qué es lo que pienso? 600
ANAJARTE
¿Qué tienes?
IRÍFILE
No sé, señora,
no sé, porque un devaneo
hasta mirarte se había
apoderado en mi pecho.
Mas tú, en viéndote, me quitas 605
todo el desvanecimiento.
ANAJARTE
No es la primera vez esta
que los no vistos objetos,
cuando a la capacidad
sobran del que llega a verlos, 610
le ofuscan y le confunden
razón, discurso y ingenio.
Cóbrate, pues, y conmigo
ven a espaciarte, que quiero,
ya que la experiencia antes 615
me lo ha dicho, que en aquesos
jardines sea quien más
repare tus sentimientos
la música, para que
más asegurada dellos, 620
tu patria y nombre me digas
y por qué extraños sucesos
-232r-
te ha traído la fortuna
ansí a vivir.
IRÍFILE
Para eso
poco he menester cobrarme, 625
pues cuanto decirte puedo
de mí es que mi nombre es
Irífile, que el primero
rayo del sol vi en el monte,
adonde un anciano viejo, 630
padre mío, me ha crïado
allá, por no sé qué agüeros
que vio en las ocultas ciencias
de estrellas y de luceros,
de quien yo, para cumplirlos, 635
he estudiado el entenderlos.
ANAJARTE
No te enternezcas y ven
conmigo. Vosotras luego
seguid a las dos, llevando
al jardín los instrumentos. 640

 (Vanse las dos.) 

LEBRÓN
Ya que aquestas novedades
dan, no sin disculpa, tiempo
para que pueda un amante
hablar en sus sentimientos,
¿sabranme decir ustedes 645
porque me importa saberlo,
cuál de ustedes cuatro es
una dama a quien yo quiero,
como cosa de perder
por ella el entendimiento? 650
Porque yo bien sé que es una,
mas que una es, no sé.
ISBELLA
Bien nuevo
estilo de declarar
un galán su sentimiento.
LEBRÓN
Cada uno se declara 655
como puede.
CLORI
Y en efeto,
¿usted está enamorado?
LEBRÓN
Pienso que sí, a lo que pienso.
LAURA
¿En qué lo ve?
LEBRÓN
En que ando más
limpio, en que hablo más discreto 660
que solía y en que traigo
un hipocondría acá dentro
en traje de cosicosa,
que la siento y no la siento.
ISBELLA
Pues declárese usted 665
de una vez, y vuelva luego,
que aquí se le hará justicia.
LEBRÓN
Eso dijo un mosquetero.
DOS
¡Qué discreto mentecato!

 (Vanse.) 

DOS
¡Qué galante majadero! 670

 (Vanse.) 

LEBRÓN
Son atributos y achaques
de galantes y discretos.
Mas, ¡ay de mí!, enamorado
sin saber de quién. El ciego
rapaz de quien hizo burla, 675
sin duda alguna, anda a tiento
por mis sentidos.
 

(Sale PIGMALEÓN.)

 
PIGMALEÓN
Lebrón...
LEBRÓN
¿Quién va allá?
PIGMALEÓN
Dime, te ruego,
¿viste a Céfiro o a Ifis?
Que yo, por seguir a un tiempo 680
a los dos, no vi a ninguno.
LEBRÓN
A mí me pasa lo mesmo,
que por seguir cuatro damas,
sin conseguir una quedo.
Mas a ninguno vi.
PIGMALEÓN
¡Ay triste!,
685
que en su competencia temo
declararme por el uno
porque a entrambos se lo debo:
Ifis, por su embajador
con Lidia, siempre mi afecto 690
se mostró y en mi desdicha
él fue, a su mandato atento,
quien me guardó y puso en salvo;
Céfiro aquí, noble y cuerdo,
me ofrece el favor de que 695
necesito... Mas ¡qué veo!
Ya abierto el jardín está.
LEBRÓN
Pues ¿qué importa que esté abierto?
  -232v-  
PIGMALEÓN
¿Qué importa dices, villano,
infame, atrevido y necio? 700
¿Qué importa? Pues ¿sabes tú
la deidad que habita dentro?
LEBRÓN
Yo solo sé que estás loco.
PIGMALEÓN
Es verdad, yo lo confieso,
y así, aunque a entrambos los pierda, 705
no se pierda el breve tiempo
de seguir mi desvarío.

 (Vase.) 

LEBRÓN
Señores, ¿qué ha de ser esto,
ni quién me sabrá decir
en qué ha de parar?
CUPIDO

  (Dentro.) 

Anteros.
710
LEBRÓN
¿Quién es Anteros? Mas ¿quién
a mí me mete en saberlo,
sino en seguir a mi amo,
y procurar encubierto
saber quién es quien le tiene 715
en estos jardines muerto,
y quién podrá remediar
su amor o locura?
CUPIDO
Anteros.
LEBRÓN
Mal Anteros te dé Dios,
y más si eres el que pienso. 720
 

(Vase y sale CUPIDO.)

 
CUPIDO
Si el orbe de la luna,
esfera soberana
de la casta Dïana,
sagrado puerto fue de tu fortuna,
adonde sin ninguna 725
obediencia a mis flechas,
rendimiento a mis iras,
u de plomo las miras,
u de oro las acechas
para desdenes y favores hechas, 730
ponte a esas galerías
de vidrio y nácar claraboyas bellas,
y Argos de tantos ojos como estrellas,
lince de tantas noches como días,
atiende a ver de las vitorias mías, 735
en no lejos confines,
tres triunfos de que dueño
me hace el primer diseño;
que para que mejor los determines,
teatro te quiero hacer destos jardines. 740
Vuelve, pues, vuelve a vellos,
verás representar mi triunfo en ellos.
De fiera, rayo y piedra en otra parte
blasoné yo y blasono en esta esfera,
pues piedra, rayo y fiera 745
en Irífile soy y en Anajarte
y en ese mármol frío a quien el arte
hermosura sin alma dar procura;
porque en aquesta calma
aun venciese sin alma 750
hermosa una escultura.
Pero ¿cuándo tuvo alma la hermosura?
La música que en ellos
suena en ecos veloces,
mis triunfos diga a voces, 755
viendo arrastrar de tres prodigios bellos
la ocasión mi furor por los cabellos.
Y porque suspendido
tengas en mis despojos
no solo el devaneo de los ojos, 760
mas también la lisonja del oído,
del aire atiende al sonoroso ruido
que canta en repetidas armonías
desprecios tuyos y vitorias mías;
pues dice todo que al nacer Cupido 765
murió Anteros, Amor correspondido.
Céfiro, ¿en quién dicha espera?
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