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La Jeografía de Hostos

Alejandro Torres





Pienso que cuando se inicia la lectura de un libro de carácter investigativo como el que nos obsequia Carlos, debemos aspirar a que la lectura produzca en nosotros, al menos dos objetivos: el primero, la lectura debe proporcionarnos mayores conocimientos y entendimiento sobre el tema tratado por el autor; segundo, la lectura debe ser lo suficientemente retadora como para que impulse en nosotros el deseo de mayor compenetración con el tema tratado en la investigación, provocándonos el deseo de encontrar nuevas fuentes de conocimiento sobre el tema objeto de la investigación. Debo confesar que el trabajo que nos presenta hoy el Pérez Morales provocó en mí la satisfacción de ambos propósitos.

Es quizás por ello que quisiera comenzar mis palabras citando un párrafo del ensayo de Hostos titulado América Latina, publicado en la antología Los Rostros del Camino, edición del Instituto de Cultura Puertorriqueña en 1995:

«A pesar de Humbolt y de Beaumont, de Bonpland y O'Orbigny, de Fitzroy, Darwin, Agassiz, Maury, Stanley, Kane; a pesar de cuantas víctimas se han sacrificado heroicamente en la exploración de sus grandes ríos; a pesar de los Vidal Gormaz y de los Turker, que hoy mismo enaltecen en fructuosas exploraciones la marina nacional de Chile y la del Perú; a pesar de los sabios -Burmaester, Phillippi, Pissis, Domeyko, Gould, Raymondi- que aún estudian los seres prehistóricos, los orígenes geológicos, los tesoros minerales, el firmamento y la flora de una parte de este mundo; a pesar de historiadores y vulgarizadores científicos tan entusiastas de la patria latinoamericana como los Samper, los Rojas, los Paz Soldán, los Lastarria, los Amunátegui, los Barros Arana, los Vicuña Makenna, los Barra, los Mitre, los Gutiérrez, los V. F. López, los Estrada; en fin a pesar de todos los esfuerzos hechos desde principios del siglo, las ciencias físicas y naturales, la geografía y la historia no conocen todavía el nuevo mundo que las espera en el seno de ese profundo Continente». (Énfasis suplido)



El Diccionario de la Lengua Española, vigésima edición, página 1035, nos indica que «Geografía» es una ciencia que trata de la descripción de la Tierra. La propia definición nos menciona la existencia de una geografía botánica, indicando que es aquélla que distribuye las especies vegetales en la superficie de la tierra; una geografía física, que es aquella que trata de la configuración de tierras y mares; la geografía histórica, que se encarga de la distribución en estados y pueblos de la Tierra a través de las distintas épocas; una geografía lingüística, que trata sobre los fenómenos lingüísticos de un idioma sobre el territorio en que se habla; la geografía política, que trata sobre la distribución y organización de la Tierra como morada del Hombre; y finalmente, la geografía zoológica, que trata sobre la distribución de las especies animales en la superficie terrestre.

Si menciono la definición de «Geografía» que aparece en el diccionario, es precisamente porque es desde la aproximación histórica de cada una de estas ramas de la ciencia de la Geografía, que el Profesor Pérez Morales nos introduce al tema principal de su trabajo: la Geografía en las aportaciones al campo de dicha disciplina por parte de Eugenio María de Hostos. El por qué la cita del trabajo de Hostos, es porque precisamente Hostos menciona en sus escritos algunos de los personajes a los cuales hace referencia Carlos en los capítulos iniciales de su trabajo como personas que influenciaron las ideas de Hostos en su vida.

En el capítulo I de su libro, el Profesor Pérez Morales demuestra una extraordinaria capacidad para producirle al lector una síntesis de datos e información donde traza, a manera de recorrido histórico, las grandes aportaciones hechas por diferentes estudiosos e investigadores de diferentes disciplinas científicas a lo largo de tres grandes bloques históricos en los cuales se divide el desarrollo de la Geografía como ciencia.

Dentro del anterior contexto, el autor nos presenta, además, al Hostos peregrino, al Hostos sembrador, al Hostos educador, que bajo la influencia de las corrientes del pensamiento más avanzado de su época, es capaz de desarrollar un instrumento propio a través del cual logra revolucionar los conceptos educativos prevalecientes en su época para lograr, lo que en palabras del propio Hostos fue contribuir a una «innovación» en la enseñanza.

Como lo demuestran en cierta medida la cita a la cual hicimos referencia hace unos momentos y el examen del primer capítulo del libro La Jeografía, en el pensamiento de Hostos encontramos no sólo su integración con las diferentes corrientes del pensamiento moderno que fueron configurando una nueva aproximación histórica hacia el estudio de la Geografía como ciencia, sino también, su extraordinaria capacidad para, desde su propio espacio físico latinoamericano y caribeño, producir un sistema integral de enseñanza donde la Geografía, como disciplina del conocimiento, vinculara al ser humano y su medio familiar, social, nacional, continental y mundial con su proceso educativo.

El capítulo II del libro nos presenta otro rostro de Hostos, esta vez revelándolo desde la dimensión de su pensamiento universal. En él vemos al Hostos filósofo, sociólogo, jurista y educador, constructor de un edificio moral, ético y humano.

Es en el capítulo III del libro donde entramos en un contacto más directo con las aportaciones concretas de Hostos a la disciplina de la Geografía. En él, el autor nos familiariza con diversos elementos concretos de la obra de Hostos en este campo. Así, priorizando en las aportaciones a la disciplina por parte de Hostos durante su segunda estadía en Chile, el Profesor Carlos Pérez nos ofrece un resumen de las elementos esenciales de los trabajos conocidos de Hostos en dicho período tales como «La reforma de la educación en Chile», sus escritos titulados: «Jeografía del Hogar Doméstico I Escolar»; «Jeografía del Barrio (Jeografía Intuitiva)»; «Jeografía de la Provincia» [de Santiago de Chile]»; «Jeografía Política Universal»; «Programa de jeografía e historia» y «Manejo de Globos y Mapas», este último redactado en República Dominicana en 1880.

Un dato importante atribuido a Hostos que nos menciona el Profesor Carlos Pérez en su trabajo, página 70 de su libro, y que llamó mi atención inmediatamente fue el siguiente:

«El hecho de comenzar la enseñanza de la geografía con las ideas intuidas por los estudiantes y desde su perspectiva más inmediata, que es la de su hogar, pasar por el estudio de la comunidad (el barrio), la ciudad, la provincia, la patria, el continente, el planisferio, permite ampliar el círculo de conocimientos inductivos para relacionarlos con conocimientos deductivos hasta proyectarlos en orden sistemático».



Partiendo de estimular el desarrollo del razonamiento en el estudiante, nos dice el amigo Carlos, Eugenio María de Hostos utilizó el «método concéntrico» en la enseñanza, es decir, iniciando el mismo con los aspectos intuitivos del niño a partir de sus propias experiencias para de ahí, como segundo paso, proceder luego a la «enseñanza mediante la inducción. Como tercer paso en este proceso de aprendizaje, se encontraba la deducción. A partir de éste el estudiante pasaba finalmente a la sistematización del conocimiento. Me pregunté en ese momento si la expresión del Profesor Pérez guardaba relación exclusivamente con una percepción del enfoque hostosiano sobre la educación a raíz de su experiencia en Chile; si tales conclusiones habían sido posteriormente modificadas de alguna manera a la luz de sus nuevas experiencias como educador en su peregrinar en otros escenarios geográficos; o si por el contrario, se trataba de una constante en su enfoque pedagógico.

Si bien, como indica el Profesor en su libro, utilizando la categorización cronológica de la historia de la Geografía establecida por James y Martin, (1981) en All Possible Worlds: a History of Geographical Ideas, el cometido de su investigación abarca los dos primeros periodos del tal categorización (el Clásico y el Moderno), en la búsqueda de las anteriores interrogantes, nos aventuramos a traspasar el umbral del Siglo XX en Hostos y con él de la tercera categoría histórica: el periodo Contemporáneo.

Al hacerlo nos ha movido la corroboración de las premisas contenidas en el libro de nuestro dilecto amigo Carlos. El resultado, como expondré más adelante, confirman no solo su hipótesis, sino también la corrección de las conclusiones a las cuales llega éste, resultado de su trabajo investigativo.

Como indiqué, el tropiezo con la cita a la cual hice referencia hace apenas un momento, me llevó a examinar lo que es, quizás, la última gran aportación de Hostos en la formulación de una política educativa integral del ser humano. Por eso, con miras a intentar identificar la presencia o ausencia de las premisas establecidas por el Profesor Pérez Morales en su trabajo, recurrí al examen del «Proyecto de Ley General de la Enseñanza Pública», redactado por Hostos en 1901, apenas dos años antes de su muerte, desgajado ya de su proyecto en Puerto Rico a través de la Liga de Patriotas.

Este importante documento, publicado recientemente como parte de la Edición Conmemorativa del Centenario de su Publicación por el Instituto de Estudios Hostosianos y la Federación de Maestros de Puerto Rico, constituye un importante legado de Hostos que nos convida al análisis y a la reflexión en la búsqueda de una alternativa o alternativas curriculares para nuestros estudiantes en las escuelas públicas y privadas de cara a los cambios impostergables y necesarios en nuestro sistema de educación y enseñanza.

Sin pretender restarle la importancia que amerita la totalidad del documento y quizás abusando un poco de ustedes en el contexto de la presentación del libro que nos ha convocado esta noche, quisiera llamar la atención a la forma integral con que Hostos introduce y desarrolla el estudio de la Geografía como disciplina, en su propuesta de Ley.

Como puede notarse, dentro de la sistematización del proceso de enseñanza tan correctamente expuesto por el Profesor Pérez Morales en su libro, el estudio de la Geografía se reproduce como constante en Hostos a lo largo de toda su experiencia educativa. Como indica el profesor J. Zacarías, Rector del Liceo de San José, Costa Rica en una cita incluida por el Profesor Carlos Pérez Morales en su libro, al referirse al trabajo de Hostos «Jeografía Evolutiva» en Hostos, el estudio de la geografía se trata de «…una esperanza, más que una esperanza, un consuelo para quien de veras anhelaba el progreso y mejoramiento de la enseñanza de la juventud... que crea, inventa y construye con fuerzas propias».

Es por eso que resulta importante valorar, como nos sugiere el Pérez Morales en el último capítulo de su libro, «la contribución de Hostos a la Geografía», contribución ésta que se manifiesta en toda amplitud, como síntesis del trabajo de toda una vida dedicada a la investigación y la enseñanza, en el Proyecto de Ley General de la Enseñanza Pública para la República Dominicana de 1901.





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