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Contrapunto entre el despachero y el tomador


Cómprame niña bonita

José Hipólito Cordero





ArribaAbajoContrapunto entre el despachero y el tomador - Cómprame niña bonita



El tomador

   Vea, señor despachero,
vengo a que me haga un favor:
que me avíe con licor
porque me faltó dinero.
Me fiará usted por primero
dos tarritos de salmón,
de chicha buena un jetón
pido porque pobre me hallo,
y no me quite caballo
porque estoy en reunión.

El despachero

   Hombre te doy a saber
que vienes muy mal fundado
por causa de tanto fiado,
yo no hallo como comer.
La familia y mi mujer
me dan guerra, con razón;
ha sido mi perdición
la venida a este valle,
me encuentro como en la calle
por ser de buen corazón.

El tomador

   Patrón, déjese de asunto,
póngame de buena gana;
trabajando esta semana
le pago todo por junto.
Hágalo por el difunto
que ha sido el más calavera,
déme el castigo que quiera
si me porto desatento;
dándole buen cumplimiento
no me niegue la gotera.

El despachero

   Vete de mi situación,
no me pises más mi techo
porque yo un favor te he hecho,
lo haces por obligación:
roto sin educación
puedes fijarte quién soy.
Mi plata a perderla voy,
te lo estoy reconviniendo:
eso que me vas debiendo
de limosna te lo doy.

El tomador

   Reprímase en el hablar
que a su presencia lo tacho,
porque usted tiene despacho
me trata de avergonzar.
Se debía de fijar,
en su palabra grosera,
si a mí no me considera,
diré que es de los remotos:
si no fuera por los rotos
sabe Dios cómo se viera.

El despachero

   Desahoga tu sentir
si el sentimiento te apura
botado de la basura,
lebrillo, sin sacudir.
Te has avanzado en decir
con gran seriedad y arrojo,
que siempre yo te despojo
infame, pobre, infeliz,
y en tu cuerpo no tenís
donde se te pare un piojo.

El tomador

   Le voy a poner atajo
para que comprenda bien,
usted es como el pinchén
que me usurpa mi trabajo;
cuando saco algún destajo
y vengo recién pagado,
me recibe con agrado
con el más digno compás;
siempre me cobra de más
cuando me pilla curado.

El despachero

   Cállate facineroso,
lengua del mismo demonio,
ese es un gran testimonio
que me levantas, tramposo.
Eres aquel deshonroso
que no conoces la fe.
Siempre que contar tendré
lo que contigo me pasa,
cuando llegas a mi casa
te mato el hambre y la sed.

El tomador

   Usted es aquel criminal
que su injuria me maltrata;
cierto es que el hambre me mata
por mi moneda cabal,
por mí tiene principal,
el hombre avariento y malo
lo llamaban poncho ralo
en tiempo que pobre estaba.
Poco menos le faltaba
que garrotear con un palo.

El despachero

   No seas tan majadero
que te critica la gente,
estúpido impertinente,
bruto creado en un potrero;
quieres a un caballero
complicarlo en graves faltas:
a las prisiones más altas
te meteré por obsceno,
y me tienes que hacer bueno
crímenes que me levantas.

El tomador

   Puede avanzar el tirano,
que sin justicia se pica,
con una copa empalica
a todo el género humano;
por la mañana temprano
se levanta el usurero
ahorcando al pasajero
cuando se halla recortado,
pasa cazando el pescado
como yeco en el estero.

El despachero

   Atrevido, varonil,
mucho me admira tu facha,
mugriento andas como hilacha
y te pones perejil,
que por mal nombre el barril
te dicen, y la chicharra,
lacho de la Juana Parra,
y a más sois campanillero,
eres el primer bolsero
y niño de la manfarra.

El tomador

   Con la más justa razón,
en contestar me preciso,
porque yo en Valparaíso
te conocí de cabrón.
Por más seña en el Barón
tenías un restaurant,
en ese maldito afán
con el pije echabas guata,
y te formaron de plata
las chuscas del Arrayán.

El despachero

   Recuerda insigne, fatal,
nefando, bribón del siete,
cuando fuistes alcahuete
de un tambo en el Arenal;
me quieres pegar tu mal,
usurpador de lo ajeno,
pero aquí te pondré freno
para dejarte en mi piara.
Sois el primer pelacara
de los cerrillos de Teno.

El tomador

    Era como yo decía,
señor don Pedro Palacio,
principió a llover despacio
y acabó con avenía;
yo te sigo la porfía
hasta ponerte bozal,
hablador irracional,
si yo te agarro, te majo,
y tendré que echarte abajo
viejo boca de albañal.

El despachero

   Anda, vete al alto morro,
si te resientes por eso,
como sois el primer leso
tu mujer te pone el gorro:
con mis poesías te corro,
respétame como padre;
encomiéndate a tu madre,
si te rasguña mi gato,
llamarás en este rato
al demonio por compadre.

El tomador

   No seas tan ofensivo
empalado con tus brechas,
porque si a panteón me echas
como hombre me entierro vivo;
por tu temor no me esquivo,
maricón, si más te arriejas
yo no te aprecio tus quejas
y te lo doy a saber,
que te tiene tu mujer
el gorro hasta las orejas.

El despachero

   Con esto que te ha pasado
conocerás la razón,
no te quedará pasión
de volverme a pedir fiado;
como toro descornado
te mandaré a la invernada,
a comer paja y cebada
por infame y disoluto:
tú eres el primer bruto
que faltas en mi morada.

El tomador

   Al fin, ya para no verte,
mas, ponzoñoso reptil,
que si yo fuera fusil
pronto te daba la muerte;
pensastes hacer tu suerte
y encerrarme en esa troya,
contabas la bola en la olla
y mucho te desesperas;
te serviré como quieras
a fe de ser Pancho Moya.

El despachero

   Al fin, si no quieres verme,
no me haces ninguna ofensa,
huaso inmundo, sinvergüenza,
que me has hecho indisponerme;
tratas de ignorante hacerme,
insolente, mal hablado.
Como a un macho cargado
te echo a palos para afuera
y te deja con jetera
Pedro Palacio afamado.




ArribaAbajoQuejas de las materas por la carestía de la yerba


   Parece que será el juicio
al ver tanta carestía,
nos matará la jaqueca
con las miserias del día.

   Todas en gran reunión
preguntamos sin reserva
¿por qué motivo la yerba
encareció en la nación?
Debía usted, señor Montt
hacernos el beneficio
de ampararnos este vicio,
en esta nación mezquina;
y al vernos en tanta ruina
parece que será el juicio.

   La fatiga con presteza
nos forma guerra y combate,
y si nos quitan el mate
perderemos la cabeza.
Doce reales con presteza
cuesta la libra media,
el despachero no fía
para no perder su suerte;
más bien deseamos la muerte
al ver tanta carestía.

   Difícil será olvidar
este vicio de manera;
si miramos la tetera
nos dan ganas de llorar,
causa de no prosperar
el maldito cambio peca
una viejita reseca,
decía estando en ayuna
poco a poco, de una en una
nos matará la jaqueca.

   Por mezquinar el mercado
con razón nos quejaremos,
y todo el día tenemos
el cuerpo descoyuntado;
la bombilla en otro lado
está con melancolía;
la tetera le decía
con un furor evidente:
«Se está muriendo la gente
con las miserias del día».

   Al fin es muy necesario
denunciar al usurero,
que es la causa del banquero
y de nuestro mandatario;
el pobre y el millonario
se querellan con afán.
Balmaceda nos dio el pan
como presidente fiel,
y ahora echamos la hiel
para comprar un justán.

Hemos dicho todas.




ArribaAbajoAdmirable catástrofe en Talagante


   Un gran siniestro espantoso
cuento cómo sucedió:
un hombre, de un polvorazo
con familia sucumbió.

   Damián Caro, el morador,
fue el desgraciado al instante
que recibió en Talagante
un tormento con rigor:
quedó en un triste clamor
al respirar sin reposo;
el caso es tan alevoso
que al contar me aterro yo,
y en ese pueblo se vio
un gran siniestro espantoso.

   Siete fueron, sin faltar,
quemados sin compasión
y con la detonación
se destruyó aquel hogar.
Al pronto en aquel lugar
el vecindario ocurrió,
cuando la llama cubrió;
con chico y grande ha arrasado
en verdad, lo que ha pasado
cuento cómo sucedió.

   En aquel trance fatal,
unas víctimas hubieron
y a los demás los trajeron
a morir al hospital.
Se asombró la capital
viendo el terrible fracaso,
más cumpliéndose aquel plazo
todos quedaron inerte
y casi quedó a la muerte.
Un hombre de un polvorazo.

   De la escena que palparon
con exactitud doy cuenta,
de pólvora eran setenta
libras las que se incendiaron.
Con la explosión que formaron
todo objeto se esparció;
dicen que el lecho quedó
en ceniza trasformado
y el varón que he mencionado
con familia sucumbió.

   Al fin, dicen solamente
que vivirá la mujer
en compaña de otro ser,
que se hallaba independiente.
Como esto fue de repente,
para el barrio fue un mortuorio;
clamaban a San Gregorio
cuando angustiados se hallaron.
Los infelices pasaron
en vida su purgatorio.

CALLE ECHAURREN, Nº. 105



  -[pág. 7]-  
Gran catástrofe en Mulchen: cinco niñas ahogadas juntamente con sus tres hermanitos


La invasión de culebras en Carampangue


Inevitable choque de la Tierra con el cometa Biela

José Hipólito Casas Cordero





ArribaAbajoVersos de la catástrofe de las cinco niñas ahogadas con sus tres hermanitos en el río Bureo, Mulchen


   Ese torrencial Bureo
cinco niñas se llevó,
con almacenes y tiendas
en el instante arrasó.

   Durmiendo los moradores
se hallaban el primer sueño
y la lluvia con empeño
invadió a los pobladores.
Comisarios e inspectores
desempeñaban su empleo;
todos rezaban el creo.
Sucumbiendo en los instantes
se llevó a los habitantes
ese torrencial Bureo.

   Todos tranquilos estaban
reunidos esas noches
en carretones y coches;
muchos seres se libraban,
a los guardianes llamaban;
cuando el comisario oyó
un gran piquete mandó
en refuerzo del temido
como mar enfurecido
cinco niñas se llevó.

   Fuentes en la calle Soto
perdió su lucro al momento
porque con aquel tormento
quedó pobre como un roto.
Por el mismo doy el voto,
lector, para que comprendas;
tendrán que buscar las sendas
del rico más poderoso
porque se fue el caudaloso
con almacenes y tiendas.

   Tal como ya se declara
de aquel temeroso río,
su padre es el Bio-Bio
del Mulchen y del Vergara;
el pueblo se desampara
con esto que aconteció;
catorce días llovió
como unas señas del juicio
y ese Bureo con vicio
en el instante arrasó.

   Al fin las cinco mujeres
con tres hermanos menores
pasaron los sinsabores;
olvidando sus placeres
se fueron aquellos seres
por las riberas flotando
en agonías llamando
a la Virgen en sus lechos,
y en la cima de los techos
iban los gallos cantando.




ArribaAbajoLa gran peste de la llegada de las culebras al pueblo de Carampangue


   En Carampangue se ha visto
esta escena sin igual
de feroces animales
que invadieron el lugar.

   Causa de la inundación
por las lluvias torrenciales
llegaron terribles males
que han causado admiración;
mi sentido en aflicción
habla del suceso listo,
a mis lectores conquisto
por lamentar el deber
y esto que doy a saber
en Carampangue se ha visto.

   En aquellas poblaciones
hasta los cerros cayeron
y de las rocas salieron
culebras y culebrones;
pronto a las habitaciones
entró la ruina fatal
causando un terrible mal
las espantosas serpientes
abismando a los vivientes
esta escena sin igual.

   A aquel recinto bajaron
lagartos y lagartijas,
millares de sabandijas
que al barrio contaminaron;
poco a poco se arrastraron
donde estaban los mortales,
son como señas cabales
del juicio en lo que se vio,
y aquel pueblo se inundó
de feroces animales.

   Esos franceses piadosos
a treinta hombres les pagaron
y éstos a palos mataron
a los seres venenosos;
los dragones muy furiosos
iban con fin de dañar;
de allí principió arrancar
la gente por los rosales
al ver tantos infernales
que invadieron el lugar.

   Al fin aquel culebrero
asustó a viejas y damas
porque debajo las camas
brotaba como aguacero.
Con un garrote de acero
les dieron muerte en la calle;
el verdadero detalle
te doy lector si celebras
que con sangre de culebras
se anegó todo aquel valle.




ArribaAbajoEl astro que va a chocar con la tierra y la próxima venida del Ante-Cristo


   En este siglo presente
el mundo se va a acabar;
un planeta muy extraño
con la tierra va a chocar.

   Al principio hemos de ver
un estremeson muy griego
y una gran lluvia de fuego
todos veremos caer.
La tierra se ha de romper
con un estruendo evidente;
las centellas al viviente
tratarán de perseguir;
tendremos que sucumbir
en este siglo presente.

   También han de embravecerse
los mares con sus rugidos
y los cristianos nacidos
no hallarán donde esconderse;
han de principiar arderse
los montes y todo hogar
de temor han de silbar
los serpientes con resabio.
Dijo un profético sabio:
«El mundo se va acabar».

   Flanmarion desde su asiento
dijo con señas cabales:
«Para entonces los mortales
llorarán con sentimiento;
los astros del firmamento
nos causarán un gran daño;
se cubrirá el sol de un paño,
sus rayos no alumbrarán
mas en seguida verán
un planeta muy extraño.

   »Consternados de un pavor
han de clamar sin consuelo;
las cataratas del cielo
se abrirán dando rigor;
eclipsado el resplandor
en tinieblas ha de estar;
las rocas han de pelear
y la chispería vuela,
y ese gran cometa «Biela»
con la tierra va a chocar.

   Al fin, vendrá el Ante-Cristo
su ley falsa predicando
y San Vicente tocando
en su trompeta muy listo;
este infante nunca visto
causará mucha armonía:
hasta de la serranía
vendrán reptiles ufanos
a luchar con los humanos
con gran terror ese día.




ArribaAbajoLa pulga intrusa


      A una niña bonita
   esta pulga le picó:
   en una parte exquisita
   la ronchita le dejó.

Esta pulga de curiosa
se puso hacer la excursión
hasta encontrar posesión
en la parte más hermosa;
en aquel sitio reposa
clavando su lancetita,
viendo aquella plazuelita
sola se regocijaba,
poco a poco le picaba
a una niña bonita.

Ya de tanto investigar
las costas de arriba abajo,
en el doblez del refajo
ésta se pudo ocultar.
Mas la niña al despertar
una comezón sintió,
luego la vela encendió
por pillar esta golosa:
a orillas de Mendoza
esta pulga le picó.

Quedó la dama otra vez
en un poderoso sueño
y la intrusa con empeño
volvió a picarle después;
con porfía y rapidez
siguió la misma vetita,
principió aquella maldita
de nuevo a incomodar.
Gusto le daba al picar
en una parte exquisita.

Esta golosa porfiaba
permanecer en la huella,
pero al pronto la doncella
con ira la correteaba,
tranquila no la dejaba
y en esto se desveló;
después que sueño tomó
volvió a dañarle con prisa
y a raíz de la camisa
la ronchita le dejó.

Al fin la pulga dañina
doble después la pagó;
cuando la niña la halló
envuelta en una pretina,
«aquí morirás indina»
dijo al darle el apretón:
«no has tenido compasión
de mí, veleidosa impura»,
y sin darle parte al cura
desistió sin con confesión.




ArribaAbajoGran contrapunto entre un conductor de trenes y un pasajero



El conductor

   Vea, señor pasajero,
entregue luego el boleto,
o la de no lo sujeto
y lo entrego al boletero.

El pasajero

   Señor, no venga abusar,
déjese de esa porfía;
el boleto que traía
se lo acabo de entregar.

El conductor

   Te doy a saber, carajo,
sin formar revolución:
en la primera estación
yo tendré que echarte abajo.

El pasajero

   Con tu mal intento, hereje,
me quieres ejecutar;
no te vais a apuruñar
y errado te quede el eje.

El conductor

   Para más luego acabar,
muy pronto te lo prevengo
y por el poder que tengo
también te puedo pegar.

El pasajero

   Yo no tengo recelo
a tus torpes injusticias
y te pago las albricias
si a mí me tocas el pelo.

El conductor

   Mira que si yo te agarro
te pego como a un borrico;
te botaré de mi carro
con un freno en el hocico.

El pasajero

   Porque tú me ves moderno
me tienes abominado,
porque vives enterado
con el sueldo del Gobierno.

El conductor

   Ve qué traza de pequén,
que me habla con ligereza
y por orden de la Empresa
yo soy dueño de mi tren.

El pasajero

   Dios te bendiga tu suerte,
lo dicen los que te ven;
si te despiden del tren
no hallarís dónde meterte.

El conductor

   Desde aquel año y momento
que el cargo he desempeñado,
jamás he conferenciado
con igual roto mugriento.

El pasajero

   Querís tirar mucha facha
con tu cruel rigoridad,
y al ver esa veleidad
el público te lo tacha.

El conductor

   Mejor cállate la boca,
mas no me estés ofendiendo;
a lo que me estás diciendo
la lengua la tendrás loca.

El pasajero

   Si esa tu lengua se enoja
luego te habré convencido;
como sois gran atrevido
habláis lo que se te antoja.

El conductor

   Si sois de los soberanos
te insulto con gran derecho
y si te pones a recho
tendrás que probar mis manos.

El pasajero

   Yo te pregunto, infeliz,
por lo que estamos narrando,
si a ti te están enfadando
esos dientes que tenís.

El conductor

   No me admiran tus enojos
ni obligues que más te rete,
que si te atraco un puñete
te hago chicha los dos ojos.

El pasajero

   Oye, pues, mata de albahaca,
no pienses que estoy borracho;
si yo te pego un cocacho
te hago bramar como vaca.

El conductor

   Has cometido un error
te digo, maucho indecente;
como aquel más imprudente
le has faltado al conductor.




ArribaAbajoVariados brindis




   Brindo entre los huachucheros
por un trago de huachucho,
porque soy como aguilucho
para tomar caballeros.
Soy de los aguardienteros
tomador hasta la muerte,
digo Cristo hasta no verte,
cuando me pongo a beber
mas bien dejo de comer
por una copa de fuerte.

De un guatero

   «Yo brindo -dijo un guatero-
por los chunchules y guatas
y por las niñas ingratas
que me pagan con dinero;
muchas me dicen: 'Cacero,
no hay plata, ahora me fía',
yo con mucha bizarría
no me les muestro contrario,
cantando como un canario
en toda mi cacería.

De un abastero

   Brindaré como abastero
por las vacas y los cachos,
porque soy de aquellos lachos,
macuco y buen caballero.
Siempre acostumbro el sombrero
apuntado a lo maldito;
yo no respeto pelito
ni a la católica ley;
cuando estoy matando un buey
allego a cantar solito.

De un lechero

   «Por el mismo estilo brindo
para que nadie me estreche;
por mis tarritos de leche
y el litro por ser tan lindo
ante las niñas me rindo
en este círculo entero;
con gusto gasto el dinero
entre todos los mejores
y en este jardín de flores
yo brindo», dijo un lechero.

El de una cantora

   Brindo por buena cantora
para cumplir mis deseos;
cuando hago mis postureos,
todo joven se enamora.
Voy a remoler ahora
cantando como chicharra;
si acaso el licor me agarra,
tomaré con más empeño,
y en los brazos de mi dueño
yo brindo por mi guitarra.

Poeta Santiaguino, Echaurren, 607



  -[pág. 8]-  
El hombre descuerado en el puente de las ánimas en Valdivia


El fantasma que apareció en el Cerro Santa Lucía

José Hipólito Casas Cordero





ArribaAbajoEl hombre descuerado en el puente de las ánimas en Valdivia


Por dos tiranos infieles
este hombre fue descuerado;
mártir dejó de existir
como aquel más desgraciado.

   El crimen que allí efectuaron
por el interés de un peso
le cortaron el pescuezo
y después lo descueraron;
en seguida lo arrastraron
con unos duros cordeles,
le pegaron estos crueles,
cometiendo una herejía
y pasó a la tumba fría
por dos tiranos infieles.

   El muerto era un zapatero
que trabajaba obra fina
y con intención indina
lo ultimaron muy ligero;
uno lo invitó primero
a un paseo nombrado,
viéndolo muy acosado
con unas copas de vino,
a la vuelta, en el camino,
este hombre fue descuerado.

   A la media noche ha sido
el hecho que todo encierra
donde le dieron la guerra
con puñaladas, herido;
se aterra todo sentido
por lo que voy advertir:
muy pronto pasó a morir
sin hacer ningún delito;
así fue que el pobrecito
mártir dejó de existir.

   Todo el sitio se anegó
por aquellos delincuentes,
donde la sangre a torrentes
en el instante corrió;
la policía lo halló
en un infeliz estado,
con el pescuezo cortado
sin piedad y sin compasión;
lo hallaron en un zanjón
como aquel más desgraciado.

   Al fin, la madre con pena
se aflige en lo que ha pasado,
viendo a su hijo asesinado
llora como Magdalena;
es tan terrible la escena
que doy clamores al cielo,
el barrio está sin consuelo,
les digo aquí sin reposo,
por el crimen alevoso
todo el pueblo está de duelo.




ArribaAbajoEl fantasma que apareció en el «Cerro Santa Lucía» en «Cerro Santa Lucía»


En «Cerro Santa Lucía»
apareció esta visión;
al ver el fantasma horrible
causó mucha admiración.

   Les doy cuenta que un guardián
celaba su punto ríspero,
cuando en el tronco de un níspero
vio un gran bulto con afán;
un balazo bien sabrán
que tiró sin cobardía
el fantasma con porfía;
se le vino como un rayo
a las ancas del caballo
en «Cerro Santa Lucía.»

   Viendo el bulto aproximado
otro tiro disparó,
y en el momento cayó
allí mismo desmayado;
su comisario lo ha hallado
sin habla y en aflicción,
él mismo dio explicación
de todos sus ademanes
y asustando a los guardianes
apareció esta visión.

   Otro guardián ocupó
el mismo punto a la vez,
y al poco rato después
un triste suspiro oyó:
encima de un puente vio
una sombra muy terrible;
con un miedo indescriptible
huyó al sentir unos ruidos,
pasó a perder los sentidos
al ver el fantasma horrible.

   El fantasma formalmente
les habló con voz muy rara;
que don Claudio le dejara
el campo a Enrique Sanfuente;
el policial de repente
se fugó de su facción,
corriendo con precisión
hasta verse libertado,
del suceso que ha pasado
causó mucha admiración.

   Al fin, ya quiere emigrar
este pueblo de temor,
y aquel sitio de terror
nadie lo quiere ocupar;
también sintieron sonar
al lado de la Alameda
un rugido en esa rueda
como huesos de mujer,
y yo digo que han de ser
los restos de Balmaceda.




ArribaAbajoVerso a lo divino por la Pasión del Señor


   Por esa pasión santísima
pido al Uno y Trino Santo
que me cubra con su manto
aquella Virgen purísima.

   Por la redención humana
de aquel Divino inmolado
fue escupido y arrastrado
por bien de la ley cristiana.
aquella crueldad humana
que fue tan rigurosísima;
a la reina gloriosísima
aquí le hago estos clamores:
perdone a los pecadores
por esa pasión Santísima.

   Ya cuando el árbol subió,
que fue de laurel y cedro,
aquel apóstol San Pedro
al maestro acompañó;
en seguida recibió
un golpe que causó espanto;
su madre con tierno llanto
decía con gran poder:
«Libre de ese padecer
pido al Uno y Trino Santo».

   De pies y manos lo ataron
aquellos impíos seres
y las piadosas mujeres
al verlo se desmayaron,
allí mismo lo enclavaron;
al dueño de todo encanto
siendo el sacrificio tanto
dijo el amoroso padre:
«A esa piadosa madre
que me cubra con su manto».

   Se oscureció el mundo entero
ayudando el sentimiento
y se trizó el firmamento
con un sentir verdadero;
manchado quedó el madero
con la sangre preciosísima.
Con una voz tan dulcísima
Jesús dijo sin delito.
Al verlo lloraba a grito
aquella Virgen purísima.

   Al fin en casa de Anás
la sentencia le leyeron
y los judíos pidieron
que lo condenaran más;
Herodes fue con Caifás.
«De la cruel indignación
de mí no habrá compasión»,
nuestro Redentor decía,
y al dar la última agonía
les echó la bendición.




ArribaAbajoTragedias de un enamorado


   A la sombra de una parra
una niña me citó;
en el momento dichoso
su sentir me divulgó.

   Una vez la divisé
como un clavel encarnado
y me fui muy precisado.
Donde ella estaba llegué,
por primera la encontré
cantando en una guitarra;
como la vi tan bizarra
le puse en la mano un peso
y de gusto le di un beso
a la sombra de una parra.

   La otra noche seguí
siempre con el mismo empeño;
al viejo le tantié el sueño
y a donde ella me dirigí.
Por la ventana la vi
y una seña me indicó;
un ojito me cerró
con un amor verdadero.
Por detrás del gallinero
una niña me citó.

   Me dijo: «¿Qué es lo que esperas?»,
Cuando ella solita estaba,
que si acaso me casaba
para quererme de veras.
Yo le dije: «Como quieras,
muy luego seré tu esposo»,
ensillé un manco rabioso
y me la planté a las ancas
y me acompañó muy franca
en el momento dichoso.

   Cuando llegué donde el cura
con mi china a los corriones
nos puso las bendiciones,
porque ella misma me apura.
«Ve que traza de basura
-dijo el párroco y habló.
Mi novia le contestó:
«Sus derechos están pagados».
Cuando estábamos casados
su sentir me divulgó.

   Al fin, cuando ya supieron
de estos dos matrimoniados
los viejos muy enojados,
a la carga se vinieron.
Al punto nos ofrecieron
el castigo de un pirata;
me trató de garrapata
aquel viejo desatento
y me costó el casamiento
dieciocho reales en plata.




ArribaAbajoSobre las olas


Vals


   ¡Olas que al llegar
plañideras muriendo a mis pies
nuevas del hogar
para cada viajero traéis,
y si no me decís
que hay un ángel que aguarda el bajel,
mi cuerpo infeliz
para siempre en la arena envolved.

   Fiero el destino me hirió,
y buscando un alivio al pesar,
mi alma angustiada cruzó
los abismos profundos del mar,
y al comprender que ni así
a ese ingrato consigo olvidar,
qué he de hacer ¡ay de mí!
¡Olas tristes, llorad, llorad!

   Soplo embriagador
que fingiendo palabras de miel
me hablas de un amor
que ha de serme funesto después,
si me has de decir
lo que el alma no puede escuchar
dejadme morir
en las olas del rudo huracán.

   Como esa espuma que él formó
tuvo mi alma su blanca ilusión,
y el mismo viento con furia después
tronchó las alas del nuncio joyel.
La triste agonía mató mi pesar,
la noche sombría, las nubes, horror;
el alma se alivia al ver que en su afán
ni goza en la tierra ni olvida en el mar.

   Pobre suspiro que envío al pesar
parte en las olas del fiero huracán
y ve dónde vive quien causó mi mal.
Decidle que han muerto las olas: llorando están.




ArribaAbajoGlosas y cuecas


   Contigo quisiera estar
y decirte mi sentir,
sin decirte lo que siento
creo pasar a morir.

   Cuando estoy lejos de ti
me consuelo con llorar,
para encontrarme dichosa
contigo quisiera estar.

   Mas bien deseo la muerte
para no tanto sufrir
si no he de encontrarte a solas
y decirte mi sentir.

   Sin darle fin a mi amor
con justicia me lamento,
viviré martirizada,
sin decirte lo que siento.

   Que no te olvides de mí
aquí te voy advertir;
sin merecer lo que adoro
creo pasar a morir.




Cuecas


   En el centro de mi pecho
nació una preciosa flor
de sus colores distintos,
y dentro viene el amor.
Esa florcita tiene
un lindo agrado,
la deuda del amor
ha perfumados,
ha perfumados, sí,
niña graciosa,
tu mejilla y semblante
como una rosa;
así yo en adelante
seré tu amante.



   El pañuelo que me diste
al medio tiene un letrero,
la primera letra dice:
«Por ti moriré primero».
Ese pañuelo tiene
en una esquina
el nombre de la dueña
por ser tan fina
por ser tan fina, sí,
como se trata,
no me pondré en la cuenta
de las ingratas;
así con relaciones
son las pasiones.




ArribaAbajoBrindis a la patrona del ejército chileno


   Por la Virgen del Carmelo,
brindo por nuestro fusil
y por ese mes de abril
que dio gloria a nuestro suelo.
Ella es todo mi consuelo,
quien quita toda pena;
es la reina que resuena.
Por ella todos clamamos;
pido en voces que digamos:
«¡Viva la patria chilena!»


A la misma reina

   Brindo Madre soberana
al oír esta canción,
por defender la nación
de toda tu ley cristiana;
sois el remedio que sana
al enfermo enhorabuena
y de alegría se llena
tu nombre sin amargura,
si decimos con dulzura:
«¡Viva la patria chilena!»


A las glorias chilenas

   Brindo, Misericordiosa,
por tu infinito poder,
que pudiste detender
tu manto, Madre preciosa:
como eres tan poderosa
rompes la dura cadena,
con tu piedad tan serena
socórreme en este día
digamos con alegría:
«¡Viva la patria chilena!»


A los nobles patriotas

    De nuevo voy a brindar
a nombre de tal persona,
por esta misma Patrona
que es dueña de todo hogar;
gracias le debemos dar
con invocación tan plena,
de sus hijos no se ajena;
como unos fieles humanos
digamos todos hermanos:
«¡Viva la patria chilena!»


Más honores

   Al fin, brindaré, señores,
con mi sentido veloz,
por se la madre de Dios
que nos colma de favores;
esos lindos resplandores
perfuman como azucena,
pido como Magdalena
perdón en corta distancia
digamos con arrogancia:
«¡Viva la patria chilena!»

Imprenta Moneda 843 Poeta Santiaguino, calle Echaurren, número 607



  -[pág. 9]-  
El hechor que ultimó a una niñita


Contra punto habido en Puerto Rico entre un anciano y un moderno

José Hipólito Casas Cordero





ArribaAbajoEl hechor que ultimó a una niñita de un año y seis meses, en Angol


   Un nefando pecador
a una niña mató;
después de haberla violado
hasta el vientre le comió.

   La pluma llega a temblar
al describir este drama;
del gran hereje su fama
que nunca se ha de borrar,
con su vida ha de pagar
con el más duro rigor,
al banquillo con dolor
prestamente subirá,
y su maldad pagará
un nefando pecador.

   A la niñita inocente
este impío la domina,
y se la llevó a una mina
y la ultimó muy cruelmente.
Alarmó toda la gente
el hecho que cometió;
cuando ya la despresó
en comérsela se apura,
por dar fin a su locura
a una niñita mató.

   Rudecindo se llamaba
el que hizo esta mala hazaña,
y al pie de una alta montaña
con su faja la ahorcaba;
el padre se dislocaba
de pena y atribulado;
lloraba aquel desgraciado
y por su hijita se obliga,
le comió el tapa-barriga
después de haberla violado.

   Un Juan de la Cruz Erice
padre de la victimada,
la cual ha sido manchada
del sanguinario se dice,
se pide se ajusticie
del mal ejemplo que dio,
pues en Angol sucedió
el caso tan inaudito,
después de cometer el delito
hasta el vientre le comió.

   Al fin, aterrorizado
se halla el pueblo conmovido;
con esto que ha sucedido
vivirán con más cuidado.
El hechor fue capturado
sin tenerle compasión,
por aquella rebelión
que cometió su malicia,
por huir de la justicia
lo pillan en Concepción.




ArribaAbajoLa llegada de la peste bubónica que viene del Paraguay a Chile


   Viene la peste bubónica
arrasando por el parejo
por toditos los lugares
matando al joven y al viejo.

   Salió desde el Uruguay
la peste como una ruina,
anduvo por la Argentina
y se instaló en Paraguay.
Como esta gran plaga no hay,
según lo dice la crónica,
la gente se encuentra irónica
por todito el iracundo
acabando a todo el mundo
viene la peste bubónica.

   A la nación donde llega
la plaga contaminando
al viviente anda enfermando
y por el aire se pega;
el medicamento alega
que se ataje desde lejos
para que no venga riejo,
lector, y no sucumbáis
el mal está en Paraguay
arrasando por parejo.

   De atacar el mal se trata
porque es peor que el colerín;
de lo contrario un mal fin
tendremos por el pirata.
A Chile ya no dilata
que entre a nuestros hogares;
por cordilleras o mares
saltará según lo indico,
matando al grande y al chico
por toditos los lugares.

   De la ruina he de advertir
que viene por el viviente
y un gran número de gente
ha dejado de existir;
tendremos que sucumbir
sin hallar ningún reflejo,
por eso les aconsejo
hablando en muy buen sentido
que vendrá este mal temido
matando al joven y al viejo.

   Al fin a Dios pediremos
muy ferviente en nuestra histaria
por medio de una plegaria
y así nos libertaremos;
dicen que luego tendremos
el castigo con verdá
y del norte llegará
como anunció Santa Mónica,
y si llega la bubónica
dejará la tendalá.




ArribaAbajoContra punto habido en Puerto Rico entre un anciano y un moderno



El anciano

   Mira, moderno avanzado,
que vives tan soberano;
aunque me veas anciano
pisa con mucho cuidado.

El moderno

   Ve qué traza de difunto,
que se hace tan competente;
puesto que soy resistente
sigamos el contra-punto.

El anciano

   Voy a advertirte una cosa
que ha de ser sin veleidad:
hagamos lo de Taguá
con don Javier de la Rosa.

El moderno

   Hazme sin temor la cruza,
no temas mi poesía
que yo no siento mi vida,
viejo mechas de lechuza.

El anciano

   Calla la boca muchacho,
no me insultes sin razón
que en lo atrevido y bribón
eres igual a mi macho.

El moderno

   Taitita, si usted es obceno,
que yo lo insulte merece,
y en su arrancada parece
caballo cargado al freno.

El anciano

   Porque tanto te avanzaste
infame desconocido
dime, ¿de dónde has salido
o en qué corral te criaste?

El moderno

   Cuidado, pues, taita abuelo,
no se vaya a resbalar
y aquí tenga que sestear
debajo de mis membrillos.

El moderno

   Es decirte la verdad:
tu arrojo me admira mucho,
y que no vales un pucho,
sabio de la antigüedad.

El anciano

   Aquí en decirte me arriejo,
libertino sin gobierno,
que a ti te miro moderno
como lo que piso y dejo.

El moderno

   La cuestión es muy sencilla,
veterano tan instruido,
que el estudio que has tenido
habrá sido en la cartilla.

El anciano

   Te costará algún trabajo
para que avance tu suerte,
y los sudores de muerte
habéis de tener, carajo.

El moderno

   Muchos deseos tenía
de pallar contigo, viejo,
y que me dis un consejo
de la antigua profecía.

El anciano

   De los consejos mejores
te voy a dar, pues, obsceno:
que jamás tomes lo ajeno,
no insultes a tus mayores.

El moderno

    Me has causado admiración
aunque no tengo ni cobre.
Mi padre ha sido muy pobre
y nunca ha sido ladrón.

El anciano

   Yo digo que será honrado;
a la presencia lo imita,
porque no lo habrán pillado
con los robos a la vista.

El moderno

   Pareces al padre Adán
y engañado en lo que pasa;
de la clase de esta raza
creo serás capitán.

El anciano

   No te asustes gusanillo
que son truenos en el mar;
si yo te pongo los grillos
tarde vendrás aliviar.

El moderno

   Yo por lo que veo, tratas
de violar mis producciones.
No me han asustado leones,
ni menos las garrapatas.

El anciano

   Puesto que estáis enrolado
sobre el asunto narrando,
tenéis que salir volando
como volantín cortado.

El moderno

   No me puedo contener
porque me has metido cuco,
viejo cabeza de nuco
alcahuete de tu mujer.

El anciano

   Mira muchacho atrevido
con poesías te corro,
y si ella me pone el gorro,
me viene bien para el frío.

El moderno

   Dame alguna explicación,
anciano, de lo presente,
y esto ha de ser prontamente
sin ninguna variación.

El anciano

   Este tiempo varonil
no respeta ni al Eterno,
y te lo digo, moderno,
que es una guerra civil.

El moderno

    Mucho te engañan tus labios
y te pierden de la guía
porque con la ley del día
prosperan lo grandes sabios.

El anciano

   Cierto es lo que me has hablado
y lo puedo conocer,
y con tu nuevo saber,
¿qué hacienda habéis comprado?

El moderno

   Tenéis la idea de un moro
viejo de poca experiencia,
¿qué no sabes que la ciencia
vale más que todo el oro?

El anciano

   Te digo que el año dos
pallé con otro avanzado
y se vio avergonzado
como te sucede a vos.

El moderno

   Me doy muerto con razón
sin lástima y sin cordura,
si esta clase de basura
a mí me echase al panteón.

El anciano

   No te pongas a creer
lo que no han profetizado
porque sin estar nublado
a veces suele llover.

El moderno

   Que habláis, viejo fanfarrón,
insolente, disoluto,
antes de cinco minutos
me habéis de pedir perdón.

El anciano

   Aunque yo salga debajo
moderno sin religión,
no le pediré perdón
a tal clase de estropajo.

El moderno

   Si haces después promoción,
bien conocerás tu fin,
viejo pescuezo violín,
torpe sin educación.

El anciano

   A fe de ser Juan Delgado
en juramento de digo
de no pallar más contigo
ofensivo, mal criado.

El moderno

   Al fin, soy Pedro Mardones
y pise con gran cuidado
que creo que habrá quedado
mojado hasta los talones.




ArribaAbajoEl huasito de cincuenta nombres variados


   En los Vilos soy Simón,
Juan Francisco en Illapel,
en Coquimbo soy Alfredo,
y en el Huasco soy Daniel.

   En Lima soy Jeremías,
en Chañaral Valentín,
en Tocopilla Antolín,
y en Chañarcillo Isaías,
en Salamanca Matías,
en Tarapacá Absalón,
en Iquique soy Ramón,
en Ovalle Sinforiano,
en Caldera Justiniano,
en los Vilos soy Simón.

   En Santiago soy Contalva,
Pascual en Valparaíso,
en los Andes soy Narciso,
en Quitolla soy Torrealba,
en Aconcagua Fuentealba,
en la Serena soy Manuel,
en Arica Rafael,
en Pisagua soy Poblete,
en la Junta soy Ripete,
Juan Francisco en Illapel.

   Orrego soy en Concón,
Núñez en Viña del Mar,
en Quilpué soy Eleazar,
y en las Palmas Melitón,
en los Nogales Platón,
en la Calera Acevedo,
en San Felipe Argomedo,
en Panquehue soy Hilario,
Timoteo en el Rosario,
en Coquimbo soy Alfredo.

   Aragniz en Romeral,
en Traiguen soy Cartagena,
en Requinoa soy Atena,
y en Angol soy Villarreal,
Verdugo en lo Torconal,
en Chépica soy Miguel,
en Santa Cruz soy Gabriel,
en Malloco soy Medina,
en lo Chacón soy Urbina,
y en el Huasco soy Daniel.

   Al fin tengo en Mostazal
por nombre Pedro Carreño,
en Collipulli Briceño,
y en Temuco soy Vidal,
en los Sauces soy Bernal,
en Lota Fabián Molina,
Reyes en la Quiriquina,
y en San Rosendo Cornejo,
y Samuel soy en Espejo,
y Zalazar en Colina.




ArribaAbajoCuecas variadas



   Aquel que engaña a una niña
tiene la condenación;
por la falta cometida
tiene que pedir perdón.


I

   Me dicen que Cupido
   es rey de amores,
   que clamamos a él
   por sus honores.

    Por sus honores, sí,
   niña graciosa,
   al sol quitas el brillo,
   bonita rosa.

   Así me das consuelo,
   precioso cielo.


II

   Tú eres para mí el encanto
y la dicha de mi suerte;
si me llegas a olvidar,
eres causa de mi muerte.

    Tú eres todo mi anhelo
y mi recreo,
que gozo dulces glorias
cuando te veo.

   Cuando te veo, sí,
puedo decir,
que por seguir tu amor
he de morir.

   Hazla, pues, con paciencia
la diligencia.


III

   La niña que quiere a un joven
tiene el cielo por consigo,
y si tiene más hermanas
puede tener más amigos.

   Esa niña preciosa
con su mejilla
es un jardín de flores
de maravillas.

   De maravillas, sí,
niña engañosa,
esa tu cinturita
linda y hermosa.

   Así es la señorita
linda y bonita.

Imp. Moneda, 843 Echaurren, num. 607. - Poeta santiaguino, Segundo Bernardino Guajardo



  -[pág. 10]-  
El niño que nació con dos cabezas


El bandido Bustamante y el ahorcado en Santiago

José Hipólito Casas Cordero





ArribaAbajoEl niño que nació con dos cabezas en la hacienda del Peral


   En la hacienda del Peral
ha nacido esta visión:
un niño con dos cabezas
que ha causado admiración.

   Ha causado gran sorpresa
con esto que ha sucedido
del infante que ha nacido
con tan distinta rareza
doy la prueba con certeza
que es de un tipo sin igual,
mas parece irracional,
como el diario lo asegura,
y nació esta criatura
en la hacienda del Peral.

   Del fenómeno viviente,
el verso les da a saber
que es hijo de una mujer
horrible como serpiente;
poca figura de gente
tiene, pues, este barón
que asemeja a un escorpión.
Dicen como yo lo pruebo
y ahora en el siglo nuevo
ha nacido esta visión.

   Este feto fue engendrado
de un tal Isidoro Armijo,
que fue a tener este hijo
espantoso y desgraciado;
su madre es María Prado
de regulares noblezas;
ésta no tiene riquezas
pero es bella en proceder;
por desgracia fue a tener
un niño con dos cabezas.

   La gente más elegante
llega como de penacho
junto con el populacho
solo por ver a este infante.
Dicen que al judío errante
igualan a Pigmalión;
la gente con aflicción
llama como yo conquisto
a ver a éste nunca visto
que ha causado7 admiración.

   Al fin ya les di a saber
la novedad tan terrible
de este niño tan horrible
que dio a luz una mujer.
De mano del gran poder
todo esto sucederá:
«Lo dicho se cumplirá»,
dijo un profeta escribiendo,
y por lo que se está viendo
el juicio cerca vendrá.




ArribaAbajoEl bandido muerto en la garita de la calle del Carmen por el guardián Droguett


   En la calle Santa Rosa
a un caballero decente
trató de darle un asalto
este infame delincuente.

   Estando de prisionero
este reo Bustamante,
hirió en aquel solo instante
a su mismo compañero;
llevaron al altanero
por su vida deshonrosa
a filiarlo con gran prosa,
pero de ahí se fugó
y un crimen ejecutó
en la calle Santa Rosa.

   El bandido se ocultó
en la casa con presteza,
y debajo de una mesa
el dueño casa lo halló.
Pronto el nefando tomó
un revólver de repente
y le asestó muy cruelmente
fracturándolo en el caso,
y éste le pegó un balazo
a un caballero decente.

   Una señora al asunto
fue pronto y abrochó al pillo,
y al acto llamó un chiquillo
al mismo guardián del punto.
Bustamante fue difunto
y en lo que digo no falto,
por levantarse tan alto
fue la escena que yo indico:
el nefando a este rico
trató de darle un asalto.

   Cuando el pije criminal
entró por el pasadizo,
una perrita dio aviso
en el momento fatal,
ocasionó un grave mal
armándose muy de frente;
se alarmó toda la gente
como les doy el detalle;
después la pagó en la calle
este infame delincuente.

   Al fin con su crueldá indina
el presidario salió,
y un tiro le amenazó
a Droguett con bala fina,
preparó su carabina
Benjamín en el instante
y le disparó al errante
por su maldad tan inmunda;
un guardián de la segunda
le dio muerte a Bustamante.




ArribaAbajoEl ahorcado en Santiago en la calle de Gorbea


   En la calle de Gorbea
este hombre se suicidó;
sin temerle al Dios divino,
por su mano se ultimó.

   Furioso un día llegó
con líquido en la cabeza
y allí con mucha presteza
él mismo se asesinó.
En su pieza se encerró
como aquí les doy la idea
se sentó en una batea
como loco deliroso,
y fue el crimen alevoso
en la calle de Gorbea.

   Éste se estuvo embriagando
nueve días poco a poco,
y estando picado a loco
lo estuvo el diablo tentando.
La gente estaba notando
cuando ya se dislocó;
dicen que un cordel tomó
para cometer el mal
y en la misma capital
este hombre se suicidó.

   Me dicen que era soltero
sin ninguna sucesión8,
y con su mala intención
cometió el crimen grosero.
El hecho ha sido tan fiero
que me hace perder el tino;
se ahorcó este libertino
en la situación reñida.
Solo se quitó la vida
sin temerle al Dios divino.

   Francisco Casas se llama
éste que menciono hoy día,
que pasó a la tumba fría
por el más horrible drama.
¡Oh desgraciado sin fama
en el trance que se vio!
La muchedumbre lloró
dentro de aquel conventillo;
por un celo tan sencillo
por su mano se ultimó.

   Al fin ya del ahorcado
doy la noticia evidente
sin aparecer doliente:
a la morgue fue llevado,
del catre estaba colgado
atado con un cordel;
da detalles el papel
lo que este cuadro figura;
por medio de su locura
se dio la muerte más cruel.




ArribaAbajoA lo divino


   Hácelo por Dios, mi vida,
de darme la salvación.
Si no me dais el perdón
lloraré de noche y día.

   El cordero inmaculado
es el remedio que sana
y es la fuente donde mana
el bien para todo criado;
por la sangre del costado
es muy justo que te pida
aquella senda florida,
verbo, digo en esta historia
de darme tu santa gloria.
Hácelo por Dios, mi vida.

   Por su infinito poder
al mundo lo redimió
y su sangre derramó
entregado al padecer.
Una piadosa mujer
se dignaba a compasión
y le dijo sin traición
a Jesús en el suplicio:
«Hazlo por un beneficio
de darme la salvación».

   El siervo estaba anunciando
que tenía que venir
y tenía que morir
en una cruz enclavado.
Su cuerpo fue maltratado
y herido hasta el corazón;
cuando cometió el borrón
dijo San Pedro en su yerro:
«Me voy a llorar a un cerro
si no me dais el perdón».

   Viendo tan gran desconsuelo
de su agonía santísima
aquella virgen purísima
dio un triste gemido al cielo;
se cubrió el mundo de un velo
por lo que ahí sucedía.
Magdalena le decía
a Jesús con triste calma:
«Si no perdonas mi alma
lloraré de noche y día».

   Al fin hasta el firmamento
al Hacedor lo sintió
y de luto se vistió
por el mismo sentimiento.
Los astros en el momento
todo su brillo perdieron
ya cuando en la tumba vieron
al salvador de la luz;
al bajarlo de la cruz
las piedras también sintieron.




ArribaAbajoEl festín de las aves


   La diuca con el chincol
una chingana pusieron,
de cantoras a la fiesta
dos cuculices trajeron.

   Por primero el aguilucho
pidió una buena bandeja
con una lechuza vieja
que no valía ni un pucho.
En seguida llegó el chucho
a la salida del sol,
la loica como arrebol
llegó linda y buena moza
y estaba tirando prosa
la diuca con el chincol

   Un jote viejo, pelado,
también llegó a la jarana
y pidió una damajuana
con un traro desplumado.
El peuco estaba curado
y un cuadrillazo le dieron.
Cuatro tiuques se murieron
peleando con una cuca,
y el chincol con esta diuca
una chingana pusieron.

    También llegó un perdigón,
un diucón con un pequén,
una tagua y un pidén
y un zorzal con un arcón,
de loros, un batallón,
y una garza muy compuesta,
una turca deshonesta,
tomaba chicha en las ollas,
y llegaron tres polloyas
de cantoras a la fiesta.

   Después llegó una torcaza
del brazo con un concón
y del primer tragantón
se tomó una calabaza.
A una tenca muy diablaza
de bailarina pusieron,
dos tapaculos cayeron
a puñetes con el pillo.
Con un canario amarillo
dos cuculíes trajeron

   Al fin vino a esta boda
el buitre con el guadrao.
El yeco andaba templado,
lacho de la coscoroa,
la perdiz llegó de moda
junto con la avecasina
luego el queltehue se empina
un cacho de lo mejor,
el chercán y el picaflor
bailó con la golondrina.




ArribaAbajoContrapunto entre el Nuevo y el Antiguo Siglo



EL NUEVO

   He venido, siglo viejo,
con un poder impotente
a que me entregues mi gente
y a darles muy buen consejo;
yo vengo desde muy lejos
andando tranco por milla,
y el más hombre se me humilla.
En esta faz de la tierra
puedo declararte guerra
si no me entregas la silla.

EL VIEJO

   Ahí te dejo el testamento;
ya he cumplido mi periodo.
Háblame con mejor modo,
no vengas con argumento;
me retiro en el momento
aquel lugar más profundo
con un placer sin segundo,
me despido poderoso
y así, pues, avaricioso,
tu gobernarás el mundo.

EL NUEVO

   Con orden del gran monarca
vengo a gobernar lo criado;
¿qué adelantos has dejado
en la deliciosa parca?
Todo lo que el orbe abarca
fuera está de tu mandato,
pilatuno de mal trato,
que te has portado tan mal:
vete de aquí irracional,
que con mi poder te mato.

EL VIEJO

   Yo me voy a retirar,
insultativo moderno;
como diablo del infierno
me habéis venido a insultar,
mas después te ha de pesar
todo lo mal que has obrado,
infame desvergonzado;
sin rasgo de caballero
gobernando el mundo entero
te has de ver apesarado.

EL NUEVO

   Con leyes inexorables
gobernaré, sin pesar,
y tú mándate cambiar,
viejo narices de sable;
mi grado es incomparable
para mandar lo que hay criado,
y tú, viejo, ¿qué has dejado
con esas leyes indinas?
Llenas de pestes y ruinas
el Globo contaminado.

EL VIEJO

   Anto todo los mortales
te diera una buena tanda
porque Dios es el que manda
las ruinas, pestes y males;
está escrito en los anales
cómo debes proceder.
Tú me quieres reprender
siendo tan poco entendido
que sois un gran atrevido;
yo te lo doy a saber.

EL NUEVO

   Es verdad que soy novel,
pero práctico en vivir,
y te lo voy a advertir
que fuistes tirano cruel,
el verdugo más infiel,
inhumano, sanguinario,
harto impío y gran falsario.
Te has portado de tal suerte
y le habéis dado la muerte
al que no fue tu contrario.

EL VIEJO

   Ante todo el firmamento
goberné la religión
y tú, infame sin razón,
vienes con atrevimientos.
Parece que fue un momento
lo que estuve gobernando,
cien años tuve gozando,
comiendo buena tortilla,
y ahí te queda la silla
para que sigas robando.

EL NUEVO

   Al fin el sol y la luna
son pruebas muy evidente,
que de cuenta de la gente
en la celestial tribuna
aquí dejastes la hambruna.
Lejos de haber compasión,
y en mí no ha de haber traición
y con verdad te lo juro,
así yo te lo aseguro,
perro, viejo, fanfarrón.

EL VIEJO

   Al fin, pues, don Siglo Nuevo,
le figo adiós sin enojo;
quede usted haciendo el despojo,
que a las doce me relevo.
Una gallina y un huevo
llevaré para el camino,
y dos botellas de vino
para acordarme de ti,
y tú te quedas aquí
ignorante peregrino.

Imp. L. V. Caldera, Bandera, 919

Poeta de Santiago. Echaurren, 607



  -[pág. 11]-  
La niña vestida de hombre y que se casó con otra niña en Illape


Guerra entre Chiñle y la Argentina y los versos de Balmeceda

José Hipólito Casas Cordero





ArribaAbajoLa niña vestida de hombre, que se casó con otra niña en Illapel


      En el pueblo de Illapel
    dos mujeres se casaron
    siendo mujeres las dos.
    Las bendiciones tomaron.

   Lectores con emoción,
cuentan mis sentidos finos
de dos sexos femeninos
que han causado admiración.
Se ha visto en esta Nación
aquel error más infiel,
hoy lo detalla el papel
del suceso que pasó,
por esto que se palpó
en el pueblo de Illapel.

   Una se crió vestida
de galán y del buen paño,
y a su tiempo hizo el engaño
petardiando a su querida,
a la novia parecía
que era varón cuando hablaron;
luego que se enamoraron
tuvieron gusto y honores,
por dar fin a sus amores
dos mujeres se casaron.

   De este cuadro de rareza
pido que nadie se asombre,
y la que vistió de hombre
cometió esta gran torpeza:
la poca delicadeza
la ha hecho engañar a Dios.
Como futre y de relós
por conyugarse se apura;
sin saber las casó el cura
siendo mujeres las dos.

   Su inocencia la pagó
la novia y contrajo el mal;
la noche del conyugal
sola se desengañó:
«Tal mujer es como yo»
decía, y bien le observaron
los que al templo acompañaron,
estaban en la conquista
con un engaño a la vista.
Las bendiciones tomaron.

   Al fin es muy admirable
este raro matrimonio,
y en oficio del demonio
fue el consorte incomparable,
ocultar no será dable
porque falto a los deberes
por ignorancia estos seres
esta falta cometían
del amor que se tenían.
Se casaron dos mujeres.




ArribaAbajoChile y la Argentina


       Los zánganos argentinos
    bolina quieren formar;
    haciéndose muy valientes
    con Chile quieren pelear.

   Sabemos que los cuyanos
guerra quieren declarar
y no les vaya a pasar
como a los cholos peruanos;
quieren ser muy soberanos
estos cheyes libertinos
y como guerreros finos
a Chile lo han desafiado,
pero se han equivocado
los zánganos argentinos.

   Si acaso nos forman guerra
trabando declaración,
sería la perdición
de los cheyes en su tierra.
Lo que este país encierra
se debe respetar
y si llegan a este hogar
los maricas pollerudos,
haciéndose muy forzudos
bolina quieren formar.

   Si en algún tiempo vinieran
a pelear los maricones,
los heroicos batallones
con gusto los recibieran;
al momento les sirvieran
con balas y otros presentes.
Para salir a batallas
también nombran sus metrallas
haciéndose muy valientes.

   Si pasan la cordillera
los changos irracionales,
arrojen sus chiripales
y atraviesen la ribera;
el chileno los espera
si vienen a desafiar;
al demonio han de clamar
todos los lesos materos,
queriendo hacerse guerreros
con Chile quieren pelear.

   Al fin le dijo al notoria
nuestro valiente chileno
que a pinano ponga un freno
para que no forme historia.
Si quieren cantar victoria,
fortifiquen su Nación;
Chile no pega a traición
porque es de los respetados.
Si quieren verse arruinados,
preparen su pabellón.




ArribaAbajoVersos balmacedistas


   Del año noventa y uno
hagan conmemoración
de aquel ilustre Gobierno
que dio luz a esta Nación.

   Muy justo es pueblo tirano
que a ti no se te conceda
porque tú de Balmaceda
fuiste verdugo inhumano.
Le distes muerte9 a tu hermano,
y hoy te quejas pilatuno;
aquel tiempo fue oportuno,
según lo hablan las historias
de aquellas preciosas glorias
del año noventa y uno.

   Tus hijos, pueblo pirato,
de este hombre fueron los crueles
y se mostraron infieles
haciendo el gran desacato;
hoy están pagando el pato
por jugar esa traición.
La Escuadra y la oposición
fue la ruina y accidente,
y de aquel buen Presidente
hagan conmemoración.

   Chile solo se engañó
y desprestigió su suerte,
y a causa de él se dio muerte
Balmaceda y sucumbió.
Tarde su error conoció,
y se metió a un averno.
Hasta el niño más moderno
sabe lo que hoy se derriba;
recordaré mientras viva
de aquel ilustre Gobierno.

   Se perdió aquel porvenir
del protector de esta tierra
y los josefinos guerra
le dieron hasta morir,
cuando se fue a combatir
a contra del Escuadrón;
entre Placilla y Concón
traicionaron sin reposo
a ese hombre tan grandioso
que dio luz a esta Nación.

   Al fin referí la historia;
digo al que le pertenece
si Balmaceda existiese
todos cantarían gloria.
Ten presente en la memoria,
patria florida natal,
al hombre que evitó el mal
y aumentó la moneda,
y así mientras Chile sea
no habrá otro Gobierno igual.

   Del año noventa y uno
hay un recuerdo evidente
de aquel tan buen Presidente
que ha sido como ninguno.
A los pobres de uno en uno
los mejoró muy temprano
y generalmente el gano
lo aumentó y corrió dinero.
Si sufres por traicionero,
muy justo es pueblo tirano.

   Hagan conmemoración
todos los balmacedistas
que no fueron agiotistas
sobre aquella perdición.
El pechoño maricón
de Balmaceda fue ingrato
después que en un mismo plato
comieron con Su Excelencia,
sustrajeron la pendencia
tus hijos, pueblo pirato.

   De aquel ilustre Gobierno
refiero la hermosa escena
y en esta patria chilena
de él quedó un recuerdo eterno.
Balmaceda fue aquel perno
que por él se prosperó;
civilización nos dio,
atesorando al ufano
por darle muerte a su hermano
Chile solo se engañó.

   Que dio luz a esta nación,
sabe el chileno valiente,
y el heroico presidente
con todos quería unión.
Su contrario pabellón
fue el que lo hizo sucumbir,
no se pudo resistir;
cuando ya lo dispulsaron
de la traición que formaron
se perdió aquel porvenir.

   Ni habrá otro Gobierno igual
por el bien que nos sustrajo:
plata y bastante trabajo
y adelanto general.
Hoy día la capital
se halla pobre como escoria;
cinco años cantó victoria
por Balmaceda el guerrero
y de ese buen caballero
al fin referí la historia.




ArribaAbajoFinos amores


   En las barcas de tu amor,
voy dispuesto a navegar,
a ver si puedo encontrar
el puerto de tu favor.

   Ese lago más profundo
lo pasaré en un instante,
como aquel judío errante
que le da vueltas al mundo.
El universo fecundo
aplaudirá mi valor,
no me vencerá el calor
ni la fiera más temida:
no siento el perder mi vida
en las barcas de tu amor.

   Esos inmensos raudales
no impedirán mis campañas,
ni esas doradas montañas
ni menos los animales.
Con amores sin iguales
a mi bien he de buscar;
hasta morir he de amar
a mi dicha y mi consuelo,
y por ti, precioso cielo,
voy dispuesto a navegar.

   Con una viva esperanza,
navego por seducirte,
por si alcanzara a decirte
lo que siento sin bonanza.
Hoy me traspasa una lanza,
y me deja al espirar,
como ave quiero volar,
e internarme sin saber
la dicha de tu poder
a ver si puedo encontrar.

   Los elementos serán
pruebas de mi mal destino,
testigos de aquel camino
donde siempre me verán.
Sollozo me encontrarán,
sumergido en el dolor;
mi cuerpo será el vapor
y mi suspiro la vela
porque tanto me consuela
el puerto de tu favor.

   Al fin, si por suerte llego
a hermosearme en tu recinto,
tendré el placer más distinto;
con gusto y desasociego
corazón y alma te entrego.
Con un amor frenesí,
el cuadro que pinto aquí,
digo y siento de manera
que si mil vidas tuviera
yo las perdiera por ti.




ArribaAbajoGlosas y cuecas para jóvenes y niñas


   Cansados tengo los ojos,
de mirarte con empeño,
porque desde aquella infancia
eres mi absoluto dueño.

   Eres mi absoluto dueño,
y no te pienso olvidar;
cuando te busco y no te hallo
me consuelo con llorar.

   Me consuelo con llorar,
cuando de ti me hallo ausente,
aunque me eches en olvido
siempre te tengo presente.

   Siempre te tengo presente,
porque te lo profesé,
de no olvidarte jamás
mientras en la vida esté.

   Mientras en la vida esté,
te tengo un amor sensible,
fina seré hasta la muerte
con el amor más terrible.

   Reviva el señor Vidal,
clavelito por abrir;
del amor que a usted le tengo
he de pasar a morir.




ArribaAbajo Cuecas del chorero


   En una redoma de agua
yo vi nadar tres choritos,
uno de ellos era blanco,
los otros eran negritos.

   Los choros en el mar
dejan camino,
así deja señales
el amor fino.

   «El amor fino sí
-dijo un chorero-,
yo reparto los choros
por el dinero.

   »Así es como me muero
por un chorero.

   »Vendo choros y corbinas,
y pescadito cuadrado.
Vendo esencia, la más fina
a las niñas de mi agrado.

   Las niñas que yo quiero,
fueron a bordo;
andan buscando jaibas
y choros gordos.

   »Y choros gordos sí,
será mejor,
darlos por agua pasto
para el amor.

   »Así chorero amando,
sigue choreando».

Taller Tipográfico Andrés Bello 60 B Autor poeta de Santiago, Echaurren 105.



  -[pág. 12]-  
La chilota que dio a luz un niño con tres cabezas, en el Parral

José Hipólito Cordero





ArribaAbajoLa chilota que dio a luz un niño con tres cabezas, en el Parral


   Un niño con tres cabezas
ha nacido en el Parral;
dicen que es el Antecristo
que anuncia el juicio final.

   Lectores, incomprensible
es lo que voy a narrar,
que se ha visto un ejemplar
admirable y muy terrible.
Este infante es muy horrible
por sus distintas rarezas;
Dios cumple con sus promesas
como lo ha pronosticado,
y una madre a luz ha dado
un niño con tres cabezas.

   El terror de los vivientes
ha sido esta compasión,
al ver a este varón
nacer barbado y con dientes.
Infieren los descendientes
que es un castigo cabal;
yo también anuncio igual
sobre esta escena horrorosa,
que una visión espantosa
ha nacido en el Parral.

   Mas parece en su figura
fenómeno montañés;
con su tipo gigantés
espanta esta criatura.
Cuando lo bautizó el cura
a este varón nunca visto,
aquel párroco tan listo
le dio cuenta a su prelado;
y los que lo han presenciado
dicen que es el Antecristo.

   De sur y norte vinieron
las muchedumbres frecuentes,
quedó aterrada la gente
cuando al extraño lo vieron;
muy asombrados se fueron
de este suceso fatal.
Nuestro Padre Celestial
así lo habrá permitido.
Dicen: «Éste es el nacido
que anuncia el juicio final».

   Al fin, por la vez primera
a este infante he publicado,
que creo será engendrado
de algún indio talavera.
La madre se desespera
por su hijo tan diferente;
cristiano es en lo presente,
porque ya está bautizado.
Por ser tan desfigurado
más parece una serpiente.




ArribaAbajoLa hija que arrastró a la madre del pelo porque no la dejaba casarse


   Un suceso muy extraño
en Cauquenes sucedió:
una hija regalona
a la madre le pegó.

   Lectores, voy a narrar
un caso extraordinario
que se publicó en le diario
y que sirve de ejemplar.
Me dan ganas de llorar,
y es verdad y no les engaño:
esta atrevida un gran daño
a la madre le causó,
y por cometer se vio
un suceso muy extraño.

    He sabido que por celos
esta fatal inhumana
a su triste madre anciana
vino y la tomó del pelo.
Pronto el castigo del cielo
el Hacedor le mandó:
un brazo se le secó
por hacer tal desacato.
Esto que yo les relato,
en Cauquenes sucedió.

   Se llama la Juana Rosa
esta pobre libertina,
y quiso ser asesina
esta ingrata veleidosa.
Como sierpe venenosa,
con un ser digno se encona.
La justicia no le abona
y le aplicó su condena;
así pagará su pena
una hija regalona.

   Ésta tenía un amante,
y a su madre la juzgaba
que con el mismo trataba,
se figuró la ignorante.
Con un furioso semblante
media cuadra la arrastró.
Al cautiverio cayó
por este feroz arrojo,
y así con ira y enojo
a la madre le pegó.

   Señores, muy admirable
ha sido este raro ejemplo:
a la salida del templo
se avanzó esta miserable;
ahí se hizo responsable
del espantoso perjuicio;
esta maldad fue con vicio,
oigan los que están naciendo,
y por lo que se está viendo
serán las señas de juicio.




ArribaAbajoGran asalto en la villa de San José


   Cinco fueron los causantes,
malhechores, asesinos;
de hombres crueles asaltantes
hicieron tal desatino.

   Lectores, yo les refiero
que a las dos de la mañana,
con una impiedad inhumana
causan un crimen grosero:
por interés del dinero
se avanzan en los instantes,
impíos, extravagantes,
a tres dejaron inertes;
las víctimas de estas muertes
cinco fueron los causantes.

   José y Gregorio González,
hermanos de nacimiento,
en aquel trance violento
cumplen sus retos mortales:
como graves criminales,
obraron los libertinos
homicionados indignos,
indolentes, sin fortuna,
les dan sin piedad ninguna,
malhechores, asesinos.

   Al tal Gregorio le dieron
en la riña mencionada,
una feroz puñalada,
que el corazón le partieron;
lugar a nada le dieron
en épocas semejantes;
en esos breves instantes
que le quitaron la vida,
la guerra fue muy temida,
de hombres crueles asaltantes.

   Media hora demoraron
en esta lucha sangrienta:
con una fuerza violenta
a todos los devoraron;
en seguida le ultimaron
a Eustaquio Flores, que vino
al hospital en camino,
y murió antes de llegar;
y en ese infeliz hogar
hicieron tal desatino.

   Al fin, la esposa de Flores
obtuvo un gran sentimiento:
quedó con aquel tormento,
que son desgracias mayores;
lanzaba tristes clamores
por temor de los tiranos,
y con sus sentidos sanos
mucho lloraba aquel día,
al ver en la tumba fría
su marido y dos hermanos.




ArribaAbajoJesús sentenciado a muerte


   La planta de más valor
que hay ente todas las plantas,
en la sangre pura y santa
del Divino Redentor.

   Por voz de un juez temporal
fue sentenciado Jesús
a morir en una Cruz
como reo criminal.
En ese día fatal
nuestro Divino Hacedor
con un acerbo dolor
ahí dejó de existir,
porque quiso redimir
la planta de más valor.

   No le halló culpa Pilato
al Mesías verdadero;
como inocente cordero
lo entregó a ese pueblo ingrato.
Al ver tan cruel desacato
sus angustias eran tantas
y contra mí te levantas
y me hieres con empeño
con este pesado leño
que hay entre todas las plantas.

   Cuando ya llegó al suplicio
le dieron mirra con vino.
Nuestro Salvador Divino
recibió aquel sacrificio,
con un horroroso vicio
de aquella crueldad que espanta;
cordeles a la garganta
le ponen al precursor;
la que derramó el Señor
es la sangre pura y santa.

   Se oscureció el firmamento
hacia las doce del día;
al dar la última agonía
se apaga todo elemento;
la Virgen, de sentimiento
queda en un triste clamor,
llorando por el amor
del Ser Supremo infinito,
en el sepulcro bendito
del Divino Redentor.

   Al fin, con mucha ternura
un José de Arimatea
a Jesucristo desea
darle honrosa sepultura,
y Nicodemus se apura
por cumplir con sus deberes,
y las piadosas mujeres
se aniegan en tierno llanto,
riegan el sepulcro santo
con lágrimas esos seres.




ArribaAbajoPruebas de amor


   ¿Qué os parece, perla hermosa,
el amor con que te adoro?
Dadme, pues, algún consuelo
en cambio de lo que lloro.

   Recuerda, paloma ingrata,
de aquella primera infancia,
que en una larga distancia
tu ausencia es la que me mata.
Cuando con sentir me trata
tu dicha tan presunciosa,
si mi ternura amorosa
te muestro día por día,
si por ti doy la agonía,
¿qué os parece, perla hermosa?

   Mi triste imaginación
un momento no sosiega,
el alma en llanto se aniega
por dar fin a mi pasión;
me lamento con razón
y con sentimiento ignoro;
cuando te veo mejoro
de aquel mal que existe en mí,
y voy a mostrarte a ti
el amor con que te adoro.

   Tu amor ha sido una lanza
que me ha traspasado el pecho,
y mi corazón deshecho
queda si encuentra mudanza;
así espero sin tardanza
tu proceder, bello cielo;
yo lo paso en un desvelo,
atado con tus cadenas;
para mitigar mis penas
dadme, pues, algún consuelo.

   Estoy presto a sucumbir
con pruebas de mi fineza;
si no gozo tu belleza,
mártir tendré que morir;
sin ti no puedo vivir,
iluminado tesoro;
a tus modales imploro
con gran dulzura y recreo;
me alegro cuando te veo
en cambio de lo que lloro.

   Al fin, lucero brillante,
eres despejada estrella,
y la princesa más bella,
atractiva en tu semblante;
juro ser tu fino amante,
le prometo a mi fortuna,
y las suertes, de una en una,
siempre las desecharé;
por ti mil vidas daré,
espejo de clara luna.




ArribaAbajoEl piojo con catorce cachos criado en la hacienda de La Lata


   En el cuello de un pililo
vide un piojo en una pata
peleando con cien ladillas
y con una garrapata.

   Lectores, comprendan bien
que este insecto era de arrojo:
peleaba un día este piojo
con un monstruoso guarén.
Este rotito pequén
una vez le dio de filo,
no lo dejaba tranquilo
y mucho lo atormentaba;
esta fiera se paseaba
en el cuello de un pililo.

   Al rotito le picó
este insecto en el cogote,
y lo hacía andar de trote
cuando el mordisco le dio;
una tira le sacó
de una islilla hasta la guata;
si más le pica lo mata
con su lanceta de fierro.
Como del porte de un perro
vide un piojo en una pata.

   Este bravo cucaracho
casi lo tuvo a la muerte;
a este animal de tal suerte
le salieron veintiún cacho;
el gañán lo crïó guacho
junto con unas dos chillas;
de las paletas rosillas
era este animal temido;
yo le vide enfurecido
peleando con cien ladillas.

   Un rico se lo compró
para aumentar su ganado,
y al verlo tan bien pintado
para cría lo dejó;
a un potrero lo largó
que lo llaman la Gualtata;
cuatro mil pesos en plata
recibió el peón, como indico;
por el piojo quedó rico
en la hacienda de La Lata.

   Al fin se cubrió de un vello
este fenómeno horrible;
ahora está inconocible
y más grande que un camello;
también le arrastra el cabello
a esta visión rabona;
espanta a toda persona
esta fantasma riesgosa;
y al verla tan espantosa
se parece a la Calchona.

Echaurren, nº 105