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Versitos del nacimiento del niño de Dios
José
Hipólito Cordero
Versitos del nacimiento del niño de Dios Primera noche
Nació el Salvador del
mundo como un espejo brillante, dando luz al universo
más precioso que el diamante.
Alegremente
cantaba el gallo de regocijo al ver que resplandecía
del Padre Eterno aquel Hijo.
Terminados
al camino los reyes formaron viaje, ya cuando a Belén
llegaron pidieron el hospedaje.
Trece
días caminaron con gusto y con alegría hasta encontrar el Mesías donde ahí le saludaron.
le traemos un presente que es el oro, incienso
y mirra de los reyes del Oriente».
Segunda noche
»A darle los buenos
días vengo con mucho contento; a traerle a su
niñito flores para el nacimiento».
Cantaban
las avecillas de gusto en el arroyuelo al ver que había
nacido el Creador de los cielos.
El
buey se compadeció viéndolo desamparado;
hubo de echarle el aliento hasta ser refrigerado.
Todo el mundo se alegró
cuando nació el evidente, vinieron desde la Arabia
a ver al Omnipotente.
«Señora
doña María aquí le traigo una caja,
con ropita para el niño que ha nacido entre las
pajas.
Tercera noche
»Salí
del Valparaíso navegando en un vapor a ver el
niño Jesús para tributarle honor.
»Solo vengo dirigida por
los rayos de la luna, por traerle pañalitos y
esta tan preciosa cuna.
»Para
salir a mi viaje he10 alquilado una silla y le traje de
presente vestiditos11 y mantillas.
»Con
esta salutación no sabe lo que yo pienso para
venir a dejarle unas dos piezas de lienzo.
»Señora
doña María; me dijo la costurera que le
hiciera un ajuarcito a la moda que viniera.
Cuarta
noche
»También le traje
a su esposo un parcito de zapatos y le traje de la plaza
una docena de platos.
»También
le compré en Colina sandías de las primeras,
y un canasto de frutillas y un canastito de peras.
»Fui a traerle brevas al Salto
dirigida muy veloz, y le traje ciruelitas para dar
gracias a Dios.
»Yo
con este fin le adoro y no digo lo contrario, que aquí
le traigo un canario en esta jaulita de oro.
»Señora
doña María, he venido por saber, a dejarle
un zorzalito que canta al amanecer».
Quinta noche
«A saludar al niñito
ayer salí de Rancagua, y le traje de los Guindos
un pollito y una tagua.
»También
le traigo un pescado de la hacienda de Aculeo y una tenca
de Quillota porque es muy lindo recreo.
»He
venido con vergüenza a dejarle este cariño,
presentando una cabrita para darle leche al niño.
»Para quedar más
conforme pasé luego por Traiguén donde
le compré un tordito con un bonito pequén.
»Señora doña
María, yo me voy de su consuelo; el favor que
yo le pido, que me reciba en el cielo.
Sexta noche
«Por noticias he venido
amparada de la luz, porque muy bien he sabido que ha
nacido el buen Jesús.
»También
me metí a la plaza a comprarle un jilguerillo, y me robaron la plata que tenía en el bolsillo.
»También fui
al Algarrobal a comprar carbón barato, y no hallando
que traerle le traje un buey y un chivato.
»También
le puede servir un paquetito de té, para que tome
en la mesa con su esposo San José.
»Señora
doña María sin más que este regalito,
serán unos cuatro reales para comprar refajito.
Séptima noche
»Una
corona de flores le traigo como de ejemplo, para que
adorne su altar en este suntuoso templo.
»Hasta
las aves del cielo gorjearon con armonía, al saber
que el poderoso ha nacido en este día.
»Hasta los emperadores vienen
novedosamente a dar felicitación al Creador omnipotente.
»Mas a Belén
yo llegué como huasa preguntando en dónde
estaba alojando el patriarca San José.
»Señora
doña María diré que llegué
a su casa, más tarde le contaré la mano
que a mí me pasa.
Octava noche
»Alabemos
al Divino y a la Madre soberana, vivamos todos contentos,
que es el remedio que sana.
»Te
digo, madre y señora, ya encontré lo que
buscaba, y en el convento palpaba brisas de la blanca
aurora.
»Te hago la
gran petición, creador de lo celestial: que hagas
recuerdo de mí en la gloria angelical.
»En toda parte y lugar eres
aquel escogido, que por tu padecimiento al mundo lo has
redimido.
»Señora
doña María, su cántico es muy alegre,
celebrando a su niñito que ha nacido en un pesebre».
Novena noche
«Emprendí
mi diligencia en una noche serena, por llegar anticipado
día de la noche buena.
»Con
mucho gusto y placer cuando llegué a las Delicias,
del Mesías prometido me dieron buenas noticias.
»Me interné
a la cordillera para traerle un guanaco, y de peces de
agua dulce traje un canasto y un saco.
le traje una guitarrita, para que
al niño de Dios le cante una tonadita.
»Señora doña
María, éste no es ningún engaño;
ya me voy de su presencia, conque será hasta el
otro año».
El niño de Sotaquí Al niño de Sotaquí
le hago esta salutación: que me conceda el perdón
porque pecador nací.
Ya
cuando en el mundo ven de guía que fue la estrella,
fueron donde la doncella dirigidos a Belén.
Llenos de gozos también se hicieron presente ahí,
los reyes dijeron: «Sí, adorémosle12 frecuente;
cada uno con su presente al niño de Sotaquí.
»Te adoraron los pastores
que fue el más raro portento; se alegran los elemento
y el campo viste de flores. Con los más tiernos
amores la Virgen de corazón te mira con devoción,
bello, hermoso y reluciente; por los reyes del Oriente
te hago esta salutación».
Aparecistes,
Jesús, en aquel triste lugar donde iban a saludar
al salvador de la luz. Nacistes para la cruz en tan
triste situación; la escala y el galardón
que desde el cielo se ha visto, y le pido a Jesucristo
que me conceda el perdón.
Con
un placer sin segundo cantan las aves alegre al saber
que en un pesebre nació el Hacedor del mundo.
Yo por lo mismo me fundo y le amo con frenesí
los cantos del gallo oí por las aldeas y villas,
te lo digo de rodillas porque pecador nací.
Al fin estos orientales
caminaron trece días por acercarse al Mesías
a ofrecerle sus metales. Gaspar, de los principales con Baltazar lo adoró y Melchor se arrodilló
lleno de gozos y anhelos; a nuestro rey de los cielos
oro y mirra le ofreció.
La conversión de S. Pablo San Pablo se convirtió
por la voz del Hacedor; muy humilde recibió
el bautismo con fervor.
De
Tarso salió en camino en contra la fe San Pablo,
que tentado por el Diablo tomaba aquel mal destino. Jesús, Salvador divino, a tal hereje le habló
y el castigo recibió como dice la Escritura; y temblando con ternura San Pablo se convirtió.
Ya cuando le habló
Jesús, este infeliz cayó en tierra porque
iba a formar guerra aquel que murió en la cruz.
Dios lo privó de la luz; de la mano de un bienhechor
a Damasco lo llevó; la bendición recibió
por la voz del Hacedor.
Se
le apareció en visión el buen Jesús
a Ananía y dijo: «Véte este día
y haz muy bien mi ordenación, yendo tú con
precisión adonde te mando yo». Esto, pues, bien
lo cumplió, dándole vista al tirano, y
éste luz del ser humano muy humilde recibió.
En la calle La Derecha
cuando vio la luz del día, exclamó con
alegría Pablo en alma satisfecha: «Diciendo desde
esta fecha predicaré con amor la ley de mi Redentor,
haciéndolo hasta mi muerte, por recibir de tal
suerte el bautismo con fervor».
Al
fin, quedó santamente como apóstol convertido;
a Dios le había ofendido muy atroz, bárbaramente.
El Padre Eterno, al presente, le dijo con lenidad:
«Deja tu profanidad porque ya te he perdonado; de mi
Hijo tan amado predicaréis la verdad».
Autor poeta de Santiago, Echaurren,
105.
18.330 - IMP. CERV.
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Rumores de guerra
Dos sangrientos dramas
La lira popular, núm. 13
Juan Bautista Peralta
La invasión de los argentinos Al frente de una invasión
en Chile nos encontramos, si acaso nos descuidamos, pobre de nuestra nación.
Un
escuadrón bien armado muy tranquilo y muy sereno
invade el suelo chileno sin tener ningún cuidado.
Su capitán esforzado dio orden a su escuadrón
entrara con precisión a Chile según sabemos,
y con esto ya nos vemos al frente de una invasión.
El tal capitán
guerrero con veinte hombres solamente llegó a
Osorno últimamente, todo cubierto de acero; nuestro
gobierno primero supo el aviso; notamos pero en vano
protestamos hablando explícitamente, porque hasta
sin Presidente en Chile nos encontramos.
Del
fuerte de Maipú salieron los soldados invasores,
en viaje de exploradores hacia Chile se vinieron; nuestro
suelo así invadieron y todos los soportamos. Sin
armas todos estamos para ver este suceso, iremos pues
hasta preso si acaso nos descuidamos.
Por
poco, pues, se ha empezado, pero hablando sin jarana; de la noche a la mañana Chile se verá asaltado:
un ejército armado tranquilo y sin precisión
diezmará la guarnición chilena en todo
su paso y, si sucede este caso, pobre de nuestra nación.
Por fin nuestro Presidente
en vista de la invasión envió su salutación
aquel invasor valiente. ¿Y qué hace el pueblo
consciente? Yo pregunto a mis lectores: cómo ahorca
a los traidores y concluye con su raza colgándolos
en la plaza junto con los invasores.
El horrendo crimen de la Alameda Un nuevo drama sangriento
en la Alameda ocurrido, José Santiago Riveros
muerto en ese drama ha sido.
Desde
el sábado pasado con insistencia se hablaba que
en Santiago no se hallaba Riveros el desgraciado; solo
el Lunes fue encontrado el joven de que les cuento, y
solo en ese momento se supo hasta en el juzgado que se
había perpetrado un nuevo drama sangriento.
El Restaurant Milán
sea pues, como se fuese, es el que ahora aparece sospecho,
lo verán. Saben que a ese restaurant el joven
había ido, pero solo ha aparecido en una acequia
este mozo, y el hallazgo misterioso en la Alameda ocurrido.
En vista de esa apariencia
la justicia con desvelo, por correr luego aquel velo,
comenzó hacer diligencia, pues yo tengo en la
conciencia que pronto los bandoleros o asesinos verdaderos
se encontrarán, es decir, así lo ha de
permitir José Santiago Riveros.
La
víctima, pues, vivía por ahí en la
Providencia, y que siempre con decencia este joven se
vestía. A cobrar salió ese día según
dicen conocidos, y desde entonces perdido Riveros fue
sin razón, y sin tener ni cuestión muerto
en este drama ha sido.
Por
fin será descubierto ese crimen misterioso, yo
no me encuentro dudoso que así suceda por cierto;
no es posible hallar un muerto sin saber quien lo mató.
Por mi parte pido yo que se busque al miserable, y
se castigue al culpable el crimen que cometió.
Sobre el criminal Villanueva, el gran matador de niños Manuel Jesús,
pues, se llama Villanueva el sanguinario que nos ha mostrado
el diario como autor del más cruel drama. Este
hombre de gran fama en Aconcagua vivía, cuando
chico a sangre fría buscando aves lo pasaba, ala
y para le cortaba, y en eso pasaba el día.
Tanto pues se acostumbró
a ver sangre aquel chiquillo, que después un corderillo
muy contento degolló. Con todo placer notó
que la cabeza rodaba y muy ligero saltaba, según
dice el miserable y con ojos espantables, frente a frente
lo miraba.
Esto mucho
le inquiet, y se propuso ligero dar muerte a otro cordero
y así pues lo ejecutó. La cabeza le cortó
lo mismo que al anterior, y en él vio con estupor
que aun también lo miraba, la que mucho lo alarmaba,
según cuenta el escritor.
Tres
corderos asesinó con la mayor sangre fría
y en los mismos tres veía lo que en él
primero vio. Este caso le causó tristeza y mucha
impresión, y su padre con razón notó
que su hijo malvado era el que había robado los
corderos en cuestión.
Villanueva
no olvidaba lo que en los corderos vio y entonces se
resolvió a ver si otro lo imitaba. Con ese objeto
buscaba una vaquilla diré, y a degollarla se fue
en un potrero cercano del modo más inhumano
aquel criminal sin fe.
El
padre, cuando notó la falta de su animal, por
el campo se fue andar donde la vaca encontró;
despedazada la halló de una manera horrible el
pobre hombre sensible solo pues de lo que vio enfermo
en cama cayó de ver13 el drama terrible.
Día sábado era
aquel cuando el padre se enfermó y ese día
se ofreció mandar el muchacho cruel; otro niño
fue con él, al que con mucha dureza le cortó
presa por presa después que un río pasaba,
y cuando lo despresaba se reía con fiereza.
De un golpe lo degolló
aquel muchacho infernal y con gusto vio brinquear la
cabeza que cortó; él a cortarle14 empezó
con la mayor sangre fría, muy contento se reía
de ver15 el cuerpo saltar, y viendo su acto brutal muy
contento pasó el día.
Todo
el pueblo impresionado, del crimen tuvo noticia y en
manos de la justicia cayó el muchacho malvado. A veinte años condenado por aquel gran crimen fue;
del banquillo les diré que solamente escapó
porque la edad le faltó y así pues continuaré.
(Continuará16 .)
Un amigo de Curicó le dedica estas poesías
a la familia Pizarro residente en Palmilla Sobre Pizarro, el perjuro
amigo, les hablaré; sobre el tramposo diré
todo lo que sea seguro. Pasa de castaño a oscuro
lo que éste hace en su hotel, de paja al parecer:
les da alojamiento en grande, y con diez cobres de carne
da a sus clientes de comer. El
sin vergüenza pelea con cualesquiera cirreta, a
Rosa, su hija coqueta, que con todos maraquea; con todo
el mundo pleitea si putean a su hijita. Alfaro es el
que hoy visita la payasa sin vergüenza, y en Silva
y Guzmán no piensa la tal maraca Rosita. Este
hombre miserable le manda a todos por nada; a la justicia
cansada tiene ya el intolerable, con el juego al monte
estable que maneja el garitero, mata el hambre por primero
y citas paga el bribón, y sobre este maricón
hablarles a ustedes quiero. En
la estación estaba empleado el bochinchín,
supe yo, cuando un día, pues, pelió con
una mujer del lado; del taller luego arrojado fue por
leso y sin vergüenza; si yo le hago esta ofensa
se la hago de un modo honroso, porque el perjuro tramposo
no debe ir a la prensa. Por
fin alguien me asegura que este hombre condenado, sus
hijas, alcagüeteados, a todas las halla pura; hasta
por un chico jura siendo que tiene experiencia. Este
diablo sin conciencia friega a todo el mundo entero,
igual, pues, al bochinchero es toda su descendencia.
Por fin amigo Pizarro usted
que a nadie respeta, y hasta a sus compadres reta no
se enoje si lo agarro; su alma ya parece barro y en vida
está condenado porque nadie le ha tapado el hocico
con un perno, y así creo que el infierno a usted
lo habrá vomitado.
Pleito entre un huaso, un agenciero y un guardián
-Yo quisiera, eño
Agenciero, me vendiera una mantita buena, barata y bonita,
y lo mismo un buen sombrero -Como no, mi caserito.
Aquí tiene usted una manta bonita y hasta le encanta
lo mismo este sombrerito.
EL HUASO
¿Y
cuánto vale patrón? Vaya diciéndome
luego, porque si no no le entrego la chupalla y el ponchón.
EL AGENCIERO
La mantaca
es bien barata y el sombrero nada malo, y a usted todo
le regalo por quince pesos en plata.
EL HUASO
Que me ha visto las canillas
porque le dé quince pesos, no crea que ahora hay
lesos ni personas tan sencillas.
EL AGENCIERO
Pero hombre, no seas tonto;
lo que te vendo es barato, y si me insultas te mato o te mando preso pronto.
EL HUASO
Si
acaso me la soplai no me mandai a mí preso; a
putiá te contrapeso si con leseras andai.
EL AGENCIERO
Mira, huaso
impertinente, del infierno vomitado; preso te mando amarrado
si me hablas tan insolente.
EL HUASO
Preso
una buena rebreva me mandai, miserable; al paco le quito
el sable y le agarro el tongo y la leva.
EL AGENCIERO
Mozo, vete a traer un soldado
que sea bueno y fornido para que a este atrevido de
aquí lo saque amarrado.
EL HUASO
No
me vaya a quebrar lolla porque mandai17 trer el paco a
vó y él te aco los chunchules en la tramoya.
EL GUARDIÁN
Mira
te he visto insultar hace rato al caballero y solo por
altanero preso te voy a llevar.
(Continuará.)
-Gálvez 826 -- Santiago. NOTA:
Estas poesías son propiedad del autor. Se prohíbe
su reimpresión.
-[pág. 15]-
Fusilamiento del reo Ismael Bustamante Chacón en Santiago
Contestación a Javier Jerez y a su socio Palomino
Daniel Meneses
Última sentencia firmada por el Consejo de Estado
en contra del reo Ismael Bustamante Chacón Ismael Chacón les digo
a muerte fue condenado; el indulto de su pena negó
el Consejo de Estado.
Triste
el reo se lamenta de su desgraciada suerte: ver que muy
pronto la muerte vendrá hacerlo dar la cuenta. Ningún terror le amedrenta en su celda al mal amigo;
a decir verdad me obligo como persona entendida: ya
no piensa en esta vida Ismael Chacón les digo.
Este terrible bandido
que golpe en falso no daba, cuando en libertad estaba
era el hombre más perdido. En el vicio se ha sabido
pasaba él encenegado; la sangre que ha derramado
al cielo pide venganza; por eso es que sin tardanza a muerte fue condenado.
Cuando
haga su salida del aposento iracundo, sentirá
dejar el mundo robusto y lleno de vida. Para hacer su
partida a morir se le condena; si la juventud chilena
llega este caso a observar, jamás tendrá
que implorar el indulto de su pena.
Ya
pronto va a sucumbir muy triste el pobre mortal, porque
el que mata a puñal a bala debe morir. Sin poderse
resistir tendrá que ser fusilado; el decreto fue
firmado a nombre de la nación, pues de su vida
el perdón negó el Consejo de Estado.
Al fin, el reo hasta ahora
se ve tranquilo y sereno; porque lo que hizo no es bueno
un gran sentir lo devora. Una bala sin demora que partirá
con violencia pondrá fin a su existencia con la
mayor prontitud; y a toda la juventud esto sirva de experiencia.
Lamentos del reo Ismael Bustamante Chacón en la capilla ¡Ay, Dios, qué
será de mí! Próximo estoy a morir,
tendré que ser fusilado sin poderme resistir.
¡Ay! Ya siento en
mi mente la muerte de que me zumba, y en las puertas
de la tumba me hallo por ser delicuente. Pronto vendrán
de repente sólo a sacarme de aquí, porque
la gracia perdí ¡y soy un gran criminal! En este
trance fatal ¡Ay, Dios, que será de mí!
¡Ay! Parece que estoy
viendo el banco del homicida, donde con mi propia vida
pagaré el crimen horrendo, el que cometí,
comprendo, privándole de vivir, a otro, yo, según
decir, por mis malos pensamientos; en estos tristes momentos
próximo estoy a morir.
¡Ay,
que siento en mi agonía las parcas devoradoras!
Entre setenta y dos horas pasaré a la tumba fría.
Cúmplase la vida mía ya que nací
desgraciado; conozco que soy malvado, perverso y picaronazo;
cuando se me cumpla el plazo tendré que ser fusilado.
¡Ay, que veo al oficial
que ya levanta el florete, para indicarle al piquete
que yo soy el criminal! A la primera señal las
balas han de partir, de los rifles, sin mentir al verlas
que van derecho; yo le presentaré el pecho sin
poderme resistir.
Al
fin, me hallo arrepentido: quítenme la vida, luego,
por un favor se los ruego, que ya estoy harto aburrido.
Tiempo que tarda es perdido para mí, y esto es
razón; ya no pienso en mi perdón, que me
lo den por cariños; sólo les encargo niños
que apunten al corazón.
Versos de la desigualdad entre el rico y el pobre Los ricos ¿por qué
razón ninguno muere baleado? El pobre por cualquier
nada a la muerte es sentenciado.
Hay
una desigualdad en el Código Penal, porque al
rico criminal lo miran con más piedad. Al pobre,
digo en verdad, no le tienen compasión las leyes
de la nación, digo, al fijar la partida; pocos
pagan con la vida los ricos ¿por qué razón?
Si un rico por su
dinero de que muera no conviene, el pobre como no tiene
vivo le sacan el cuero; mas si es un gran caballero,
reclama y pone abogado; según está decretado
opino buscando el son, que los que nacen con don ninguno
muere baleado.
La
corte con el fiscal hacen que el rico no muera; al rotito
a la ligera tratan de hacerle mal; hasta el mismo Tribunal
sale a su contra en parada, siendo que es la ley sagrada
negarla tienen tiene por galas; y recibe cuatro balas
el pobre por cualquier nada.
Tantos
ricos que han habido asesinos, matadores, les pregunto
a mis lectores: ¿cuál es que muerto ha sido? Solo
el pobre, Dios querido, es de todos mal mirado, aunque
sea el más honrado; preguntarlo es necesario:
¿quién ha dicho: un millonario a la muerte es sentenciado?
Por fin, pues, la
mala suerte no es ofensa ninguna; el pobre hace su fortuna
cuando se encuentra la muerte; el rico opulento y fuerte
en nuestra nación chilena, jamás nunca
siente pena con los bienes que atesora; pero llegando
la hora se muere y se condena.
Fusilamiento del reo Ismael Bustamante Chacón en Santiago ¡Qué largas las
horas son! En el reloj de tu afán, muy poco y
nada le dan alivio a mi corazón.
Ya
está sentado en el banco el infeliz desgraciado;
la vista se le ha vendado para que sirva de blanco; pide resistencia franco al Señor de la mansión:
que le conceda el perdón cuando ya la gloria pise.
Oye que el reo te dice: «¡Qué largas las hora
son!»
Con un valor
sin igual está tranquilo y sereno, sufriendo de
angustia lleno en el banquillo formal. ¡Qué momento
tan fatal! Es para él, hoy lo verán; los
concurrentes dirán con sentir involuntario: «Su
plazo marca el horario en el reloj de tu afán».
«Siento un acerbo dolor
que hasta el alma me devora, oigo que suena la hora de la justicia y rigor; a mi presencia, Señor,
los tiradores están y creo que no tardarán.
Tus palabras, Dios querido, consuelo a un pobre afligido
muy poco y nada le dan.
»Muy
pronto, ya sin tardanza, con mi vida pagaré; la
sangre que derramé al cielo pide venganza; mi
alma irá a la balanza solicitando el perdón; éstas mis lágrimas son, Dios, por si me
consoláis: ¿qué haces que no le dais alivio
a mi corazón?
»Al
fin, voy a recordar de mi crimen, gran Señor:
con otro crimen mayor, lo tengo aquí que pagar;
sirva esto de ejemplar a la juventud chilena; me hace
temblar la cadena en los momentos postreros; les encargo,
compañeros, nunca agarren prenda ajena.»
Contestación a Javier Jerez y a su socio Palomino Pulso el sonoro instrumento
cuando me pongo a cantar, hago a los astros girar por
medio del firmamento.
Un
burro con un caballo me han seguido contrapunto, sin
fundamento ni asunto más largo que el mes de mayo.
En la cancha se ve el gallo; tonto, perro, chango hambriento,
leso, baboso, mugriento, canalla, impertinente; para
atacarte de frente, pulso el sonoro instrumento.
Alaba a la yegua madre que
al poeta Javier parió, porque no lo sofrenó
ella ni su chancho padre. Aunque el verso no te cuadre,
por fuerza te ha de gustar; aprende aquí a insultar,
hijo de la quiltra choca; no hay quien me tape la boca
cuando me pongo a cantar.
Con
ayuda de vecino te propones darme guerra, insulso, hijo
de perra, cara y boca de estantino. Parece chancho costino
en su modo de aletear, y así me quiere encerrar
el animal brutonazo; al darle este chinchorrazo, hago
a los astros girar.
Después
que le critiqué sus faltas al poeta bruto, haciéndose
el disoluto quiere darme con el pie. En lo que le pregunté
faltó su conocimiento; pero con atrevimiento contestó, y al sabio poeta lo hago andar como cometa
por medio del firmamento.
Al
fin, contesté en diseño, Palomino, desde
atrás: «Para los dos soy capaz, sólo yo
en versar soy dueño. Ya que es tan grande su empeño
salga al frente cara a cara, con tal de que no mermara
en su inicua poesía mi nombre me borraría
si alguno me la ganara».
Contrarresto al mismo poeta Pulso el sonoro instrumento
a vista de los chambones, torpes, lesos, reparones
desde uno hay hasta ciento. Ese tu saber jumento quiso
herirme como el rayo, por hacerme dar el fallo y a ver
si me hacen callar; me han querido atropellar un burro
con un caballo.
Cuando
me pongo a cantar con otro según lo que hablo, aunque sea el mismo diablo, se la tengo que ganar. Si
me quiere avasallar no lo busco por compadre; bueno es
dejarlo que ladre y desahogue el capricho; en todo lo
que le he dicho alabo a la yegua madre.
Hago
a los astros girar en su órbita y con razón,
y Jerez un tropezón por fuerza tendrá que
dar. Si se llega a levantar, ya no seguirá el
camino; sin rumbo el leso y sin tino por cumplir su mala
idea, me está haciendo la pelea con ayuda de vecino.
Por medio del firmamento
lo sujeto de la rienda, al bestia para que entienda y pise con mejor tiento. Por andar en ti lo cuento que
de un corral te saqué, donde también te cuidé
a paja y cebada, digo: «Hoy quiere cargar conmigo
después que le critiqué».
Si
alguno me la ganara versando en el día de hoy, dejaré de ser quien soy aunque me recondenara.
Por más que me preguntara a mí nunca me
da sueño, digo en pensar halagüeño a Palomino el infiel: «Por su amigo Jerjel al fin conteste
en diceño».
Poeta nortino
Calle Zañartu,
n.º 9 (entre San Pablo y Sama)
-[pág. 16]-
La horrible catásfrofe en la lavandería internacional, cuatro mujeres muertas
Completos detalles de los estragos causados en el sur por el temporal
Daniel Meneses
A un crítico sabiondo Dime tú, sabio curioso:
¿en qué colegio estudiaste, qué gramática
pasaste para ser tan latinoso?
Quiero
verte, criticón, si es por principio tu ciencia,
¿o sólo la inteligencia te hace ser tan reparón?
Creo que la inspiración te enseña a ser
orgulloso, como aquel que versa lírico; ¿y quién
te enseñó a satírico, dime tú,
sabio curioso?
Si
profanas sin saber, como aquel que es estudiado, el día
menos pensado loco te puedes volver; con tu precioso
entender ¿cuánto dinero ganaste y qué haciendas
compraste que no las he conocido? Para hacerte tan leído
¿en qué colegio estudiaste?
Si
sabes filosofía y tu memoria no es tétrica,
con buen rima y buena métrica arregla tu poesía;
causa de tu fantasía, vanidoso te encerraste,
porque en lo que cantaste la moral se te fue al fondo;
quisiera saber, sabiondo, ¿qué gramática
pasaste?
Sin saber
literatura no hay que formar ataranto, que el que profana
en el canto nunca la lleva segura; muchas veces a oscura
se queda el mal estudioso, sin hallar paz ni reposo en el crítico momento; te hallo muy poco talento
para ser tan latinoso.
Al
fin, sin ser educado, no te avances en cantar, no te
vayan a encerrar y quedes avergonzado; si no pisas con
cuidado, de ti me he de reír, de ver que quieres
subir al foro de la política. Si te lanzan una
crítica no la podrás definir.
Versos por el Enanito Por la virtud de un violín
se hizo feliz el paisano; andando por el camino, topó
al pobrecito Enano.
Partió
el mancebo con gozo de la casa del patrón; con
humilde corazón alababa al poderoso. Se dijo:
«Soy muy dichoso, seré feliz hasta el fin en este
hermoso planeta», e hizo su suerte completa por la virtud
de un violín.
Cuando
le pagó el salario el rico avaro inconstante,
se creyó el pobre ignorante el hombre más
millonario. «Hoy tengo lo necesario», dijo con corazón
sano. Bendecía al soberano con júbilo y
gran contento; de un momento a otro momento se hizo feliz
el paisano.
Con gusto
y placer saltaba por el campo alegremente, y al Señor
omnipotente en su canto lo alababa. Encontró lo
que deseaba aquel pobre peregrino, y a gozar él
se previno de su bienestar y suerte, y no pensó
ni en la muerte andando por el camino.
Era
tanta la alegría, que sentía, en mi entender,
que no se hallaba qué hacer con la plata que tenía.
Llegó el gozoso día que se encontraba lejano;
su suerte en edad temprano la hizo porque la implora,
y en aquella feliz hora topó al pobrecito Enano.
Al fin, lo que se
decreta por los hombres más agudos, ganó
con sus tres escudos el violín y la escopeta.
El capítulo interpreta como justo y verdadero, y cuando se halló, lo infiero, preso el noble ciudadano,
bailó el juez y el escribano junto con el usurero.
Cantares dedicados a una amiga Tú eres la ninfa de los jardines, linda y
hermosa más que una flor, eres la esencia de los
jazmines vives
de amores como las hadas en los confines buscan el céfiro
embrujador. Eres estrella del limpio cielo que das tus
rayos al que te adora. A ti te llaman dicha y consuelo,
luz
de la aurora, es tu mirada muy grato anhelo dulce y risueña
y fascinadora. Es tu sonrisa tan halagüeña
feliz el hombre que te merece, quiero que me hagas alguna
seña. Hoy
que se ofrece voy a contarte, preciosa dueña,
de que tu vista ya me enloquece; es tu pureza tan virginal,
eres un ángel por tu inocencia, quiero tenerte
hoy en lo actual a
mi presencia, para contarte mi triste mal; se me ha agotado
la resistencia. Tienes un modo tan atrevido y entre tu
pecho arde un volcán, y esos tus ojos tan a lo vivo
son
un imán que a mí me tienen siempre cautivo
con las miradas que ellos me dan; voy a cambiarte el
fundamento porque no quiero elogiarte más y entre
mis brazos cuando estarás llena de gozo y de gran
contento... Quiero que seas mi protectora mientras yo
viva sobre la faz; contigo quiero vivir en paz que es
mi delicia que me atesora si tú no me amas me desespero
yo sin tu vista no puedo estar y son tormentos al recordar
tu dulce nombre, por él muero. Y si me miras con
menosprecio es que te encuentras muy enojada; yo te suplico,
mi dueña amada, que no me trates de amante necio.
Cuando me encuentre agonizante debes hallarte a mi cabecera,
para que veas cuando yo muera de que ha expirado tu fiel
amante. Si es tu alegría el que yo fenezca, cúmplase
luego, dueña de mi alma: muero diciendo con dulce
calma de que te goce quien te merezca.
Amor fino Dulce encanto de mi vida,
dueño de mi corazón, consuelo de mi aflicción
mata de rosa florida.
Me
consuela tu mirar, tu cara me da placer, hermosísima
mujer quién te pudiera gozar. Eres tú sin
ponderar de todas la más querida, porque eres
apetecida sin ti no puedo vivir, y así no me hagas
sufrir, dulce encanto de mi vida.
Tus
ojos son dos cristales, seductores y hechiceros, son
humildes y embusteros causantes de muchos males; son
ellos muy criminales porque hieren sin razón.
Y esas tus miradas son tormentos para mi alma, por eso
dame la calma dueña de mi corazón.
Mientras en el mundo exista
yo jamás te dejaré de amar, no me apartaré
un momento de tu vista; quiero estar en tu conquista
para gozar tu pasión; con gran placer y efusión
me privas de la amargura bellísima preciosura,
consuelo de mi aflicción.
Me
encuentro por tu belleza ardiendo en pasión dulcísima,
y siento una ira pánica que me embroma la cabeza;
corresponde mi fineza si eres bien agradecida, a mí
nunca se me olvida tus caricias ninfa hermosa. Te llaman
por lo vistosa mata de rosa florida.
Al
fin, me debes pagar por lo que te estoy queriendo; tan
solamente muriendo te he de dejarte de amar; me siento
finalizar y me voy menoscabando. Siempre te iré
acariciando si no llegas a enfadarte, un fruto prometo
darte que te ha de quedar gustando.
Cuecas variadas Eres chiquita y bonita,
eres linda y amorosa, se parece tu carita a la más
fragante rosa.
Fragante
rosa, ¡ay sí!, bella azucena, clavel abotonando
que quita pena. Que quita
pena, ¡ay sí!, malva de olor, préstame
la fragancia será mejor. Así es que como
y cuando vivo penando.
Cada
vez que yo te miro me dan fatigas de muerte; solamente
por no verte de tu vista me retiro.
Me
retiro, ¡ay de mí!, de tu presencia, por no vivir
penando por una ausencia. Por
una ausencia, ¡ay sí!, estoy penando, de ver que
tu cariño se va acabando. Por eso, dime, infiero
ya no te quiero.
Arbolito
que te secas teniendo el agua en el pie, en la rama la
fineza y en el cogollo la fe.
La
fe lo digo, ¡ay sí!, de verde rama, porque se
va secando ya no me ama. Ya
no me ama, ¡ay sí!, verde y coposo, qué
me sirve quererte si no te gozo. Así con mil amores
ramo de flores.
En
el campo hay una planta, en la plata hay una hoja, con
el viento del amor se marchita o se acongoja.
Se acongoja mi mente, si
no te veo, párate en tu balcón dulce recreo.
Dulce recreo, ¡ay sí!,
paloma hermosa, dichoso es el amante que a ti te goza.
Rico y en tu regazo dame un abrazo.
La horrible catástrofe en la lavandería internacional:
cuatro mujeres muertas instantáneamente Lo de la lavandería
voy a narrarlo con pausa. Y daré a saber la causa
en mi bella poesía. Mucha gente en ese día
corrió a ver lo que pasaba y una mujer que allí
estaba con una mirada fija, era la madre por su hija
que sin consuelo lloraba.
La
infeliz, según pensar, presenciando los despojos
ya no tenía en sus ojos lágrimas para llorar.
Era triste al contemplar aquel cuadro aterrador de
ver que con gran dolor los escombros escarbaba, y su
amada hija no hallaba; más aumentó su dolor.
El primer día,
por suerte, llevó la madre a Julita, sin pensar
la pobrecita que iba a encontrar la muerte. Esta verdad
no divierte digo, triste y sin atajo; sólo ese
día al trabajo fue Julia alegremente, cuando de
un de repente la pared se vino abajo.
La
primera comisaría mandó al punto guardianes,
los cuales con mil afanes escarbaron ese día.
Con la mayor sangre fría el trabajo principiaron;
a lo poco que cavaron causando al público asombro
de los inmensos escombros a Dionisia la sacaron.
Llegó el señor
Intendente y ordenó desenterrar a los muertos;
sin tardar los sacaron puntualmente. Presenciaba esto
la gente con el alma entristecida; completamente herida
encontraron a Felicia. Sin dar la menor noticia, la
extrajeron en seguida.
La
causa de esta desgracia dice, que fue el Comisario, públicamente
en el diario se cuenta con eficacia. Qué dice
«La Democracia» de esto que pasó no sé, cuando más noticias dé la prensa en lo que
ya hablaron: las últimas que sacaron a Julia y
Felipa fue.
Completos detalles de los estragos causados en el sur por
el temporalYo, como chileno que soy y amante de mi patria y del
bienestar de mis compatriotas, aquí, con el corazón
partido de dolor y de tristeza, voy a dar algo a saber de
lo que están sufriendo nuestros queridos hermanos
en las fronteras con los terribles aluviones caídos
en este invierno, donde por ser tanta el agua que ha caído,
todos los ríos han llenado sus cauces, y ya no pudiendo
sostener los embates de las corrientes, han salido de madre
y se han extendido por los campos, inundando y llevándose
por delante cuanto han encontrado a su paso. Muchos pueblos
se han perdido totalmente, pues han quedado los terrenos
trasformados en cascajales, como si en ellos nunca hubiese
habido casas. Por la pérdida de tantos pueblos, han
quedado cientos de miles de familias sin abrigo y sin hogar,
aun sin tener un pan que llevar a la boca ni cómo
darles a sus hijos que lloran de hambre y tiritan de frío.
Ha sido para esos infelices moradores de las fronteras como
un diluvio universal, de esos que figuran en las leyendas
bíblicas, donde se dice que el Supremo Hacedor quiso
castigar a los perversos mortales con un aluvión tan
terrible que no quedaron partes en la tierra que no se inundaron;
así ha sido este invierno para los pobladores del
sur, que han perdido los habitantes tantos cientos de miles
de pesos. Ahora se me hace necesario preguntar: que cuáles
son las personas caritativas de tantas que hay en Chile de
esas que se dice que son católicas, apostólicas
y romanas, que en nombre del Crucificado hayan abierto sus
cajas y maletas para sacar los dineros que le han usurpado
al pobre pueblo ignorante, para esparcirlos entre esos infelices
que han quedado a la inclemencia, sólo esperando la
protección del Gobierno, que con acuerdo de los diputados
y senadores, le han mandado ciento cincuenta mil pesos, que
creo que no les ha tocado ni de a uno.
(Continuará.)
Imprenta, moneda 843 Poeta Nacional Chileno.
- Calle de Morandé, Num. 955
-[pág. 17]-
La sierpe aparecida en las Pallatas
Cómprenme, preciosas niñas, de ojos verdecitos
El caballero que se suicidó en Trebulco (sic)
José Hipólito Cordero
La sierpe aparecida en las Pallatas En una extensa montaña
apareció esta serpiente, con una figura horrible,
atormentando al viviente.
Hablaré
de este animal con verdadera razón, porque viene
a esta nación causando un terrible mal. Esta noticia
fatal es importante y extraña. El verso no les
engaña, dando el detalle tan listo, porque a esta
infernal la han visto en una extensa montaña.
Se llama la cordillera por
su nombre la Brillosa, donde habita la espantosa al pie
de esa alta ribera. Al divisar esta fiera se horripila
toda gente. Un viajador eminente, internado al horizonte,
vio que de un fragoso monte apareció esta serpiente.
Esta sierpe montañés
es temida en sus bravezas, y tiene siete cabezas y
tres corridas de pies; con su tipo y su fierez aterra
la incorregible. La verdá es tan infalible que
mis sentidos creyeron. Me han dicho de que la vieron
con una figura horrible.
Donde
tiene su hospedaje es sin fin aquel hogar, y con dirección
al mar se dirige la salvaje. Un hombre de gran coraje
dio esta noticia evidente. Caminando del oriente encontró
esta admiración, que venía esta visión
atormentando al viviente.
Al
fin, aquí se asegura del dragón, sin haber
cargo, con quince metros de largo, y siete por su gruesura;
así el chileno se apura en observar lo que explico.
Tanto al pobre como al rico refiero lo que contiene,
porque la malvada viene dañando al grande y al
chico.
El caballero que se suicidó en la hacienda de Trevulco (sic) Un caballero hacendado
por su mano se ultimó; como un impío tirano
de un balazo se mató.
Lectores,
aquí decreto a don Santiago Rodríguez,
y la pluma hablando sigue dando el detalle completo:
penetraba este sujeto en su dormitorio, armado, y una
noche dislocado con ira contraria y fuerte, sólo
se atrajo la muerte un caballero hacendado.
Colinda
con Talagante la hacienda de este fatal; del hecho tan
crimenal, que al leerlo es aterrante. Este rico extravagante
en su pieza se encerró y a nadie le conversó
lo que intentaba su mente; así fue que de repente
por su mano se ultimó.
No
he podido saber yo por completo el fundamento del caballero
violento por lo que se suicidó. Una noche le pidió
a la sirvienta, el humano, el desayuno temprano; al
día siguiente, advierto, donde lo encontraron muerto
como un impío tirano.
Pánico
quedó el sentido de los que esto presenciaron, cuando muerto lo encontraron en ese lecho tendido. Sin
sentirse el estampido del arma que descargó, en
el sentido se dio, cayendo el revólve al suelo;
sin temerle a Dios del cielo de un balazo se mató.
Al fin, de este desgraciado
doy la comprobanza luego: me dicen que por el juego fue por lo que se ha ultimado. Como le habían ganado
su fortuna tan dichosa; mi memoria no reposa de hablar
lo que sucedió; y dos cartas le dejó a
su muy querida esposa.
Construcción del templo de Jerusalén El gran sabio Salomón
un gran templo construyó. Cien mil hombres trabajaron
hasta que se concluyó.
De
cedro era la madera conque ahí se trabajaba: bien
esculpida quedaba tanto por dentro y por fuera. Su sabiduría
entera puso en aquella ocasión. Con la mayor atención
en el momento veloz construyó una iglesia a Dios
el gran sabio Salomón.
De
treinta varas de altura era aquella obra grandiosa, la
más rica y poderosa por su bonita figura. De oro
fino la escultura en la pared se grabó y estampado
allí quedó tal como hasta hoy se divisa;
y para decir la misa un gran templo construyó.
A los site años
cabales se bendijo aquel altar: no se puede comparar
con todos los principales. Unos gozos celestiales de
cánticos entonaron; al redentor alabaron con profunda
humillación; y para su construcción cien
mil hombres trabajaron.
El
monte Líbano fue terreno muy apropiado de aquel
espacio sagrado, como en la historia se ve. Todo lo que
relaté Salomón ahí empleó:
mucho dinero gastó en tan rica pedrería;
trabajó día por día hasta que se
concluyó.
Al
fin, ya fue concluido y el Arca se transportó: depositada quedó; según lo que yo he leído.
Una maravilla ha sido de placer y de alegría;
todo el oro relucía en los hermosos talleres.
Salomón por las mujeres se entregó a la
idolatría.
Profesado amor Blanca boca de claveles,
bella boca de corales, para el día de tu santo
eres rosa entre rosales.
Cuando
me dijiste sí, quedé como dislocado y me
cuento afortunado desde el día en que te vi. Tengo
mi consuelo en ti y te escribo estos papeles; de los
corazones fieles el tuyo es, como se ve; lo digo porque
lo sé, blanca boca de claveles.
El
uso de la razón me dice con voz extraña,
que yo muera en tu compaña sin haber separación.
Mas viendo mi sensación en estos momentos tales,
las llamas artificiales que cubren con un derecho,
por tu amor sufre mi pecho, blanca boca de corales.
Para mí no hay un momento
que contenga la alegría; por pensar en ti, alma
mía, paso lejos del contento. Triste lloro y me
lamento y por ti padezco tanto; lo paso en un tierno
llanto como reo delincuente, y me tendrás muy
presente para el día de tu santo.
Siempre
recuerdo en el sueño sobresaltado por verte; en
tus brazos yo la muerte la pido con mucho empeño.
Si alcanzara a ser tu dueño y merecer tus modales,
tus sentidos tan joviales enérgico sin segundo...
De los jardines del mundo eres rosa entre rosales.
Al fin, florida azucena
de hermosura sin igual, no te iguala ni el cristal, a
ti, preciosa sirena. Desecharé yo mi pena si me
amas, prenda querida; tu amante nunca te olvida en este
trance apurado; si llego a ser despreciado por ti rendiré
mi vida.
Brindis diversos De las conductoras de Concepción
Viéndome
en la obligación, sin tener ningún estudio,
pronunciaré este preludio aquí en esta
situación: conductora en Concepción he
sido, sin variedad, aunque sin capacidad hablo desde
muy temprano; con esta copa en mi mano brindo por la
sociedad.
De las conductoras de San Felipe
Brindo
por mi buen destino y continuaré brindando, porque
ya me voy curando con chicha, mistela y vino; voy como
perdiendo el tino, embriagada y me despojo, mi querido,
sin enojo, me ha de servir un traguito: brindo por el
cocherito que tanto me llena el ojo.
De las conductoras
de Rengo
Brindo como conductora,
expresándome jovial, y en la sociedad natal
el júbilo me atesora. Voy a brindar sin demora,
con gusto y con pecho sano: de la empresa tengo el gano
como desde el sur y norte; dejando yo un buen recorte,
brindo por mi carro urbano.
De las conductoras
talquinas
Señores:
voy a brindar con alegría y honores: les pido
que mis errores me los han de disculpar. Esta copa voy
a alzar sobre lo que se termina. Cuando el instrumento
trina se me alegra el corazón, y en la feliz reunión
soy conductora talquina.
De las conductoras chillanejas
También se me hace
preciso de una palabras hablar y este brindis contestar
si me ceden el permiso: brindo por la faz que piso
como bien lo observarán por los que presente están;
gozo del dulce recreo y por todo me paseo en los carros
de Chillán.
De las chocolateras placinas
Brindo por ser de la plaza,
si ninguno me rebate, batiendo mi chocolate por si
piden una taza; también brindo cuando pasa mi
casería en cuadrilla; les proporciono la silla y a todos les obedezco. Brindo cuando les ofrezco tostadas
con mantequilla.
De un peoncito guaso
Brindo
como un triste pión más guaso que lentre
aleta; y brindo por la galleta que recibo de ración;
brindo por mi profesión, y brindo entre los remotos;
brindo por todos los rotos que toman con energía.
Brindo al tiempo medio día por el fondo y los
porotos.
De un futrecillo
Brindo,
dijo un futrecillo, entre aquel rico y el pobre, y no
tenía ni cobre que gastar, en mi bolsillo. Sacaba
su cigarrillo por servir de cuando en cuando. Todos lo
estaban fijando que charlaba en alegría. Tomaba
un traga y decía: «Arriba, vamos bolseando».
De un chacarero
Brindo como
chacarero, si me permiten las leyes, por el arado y los
bueyes y por ese mes de enero; también brindo
por primero por esa chinita ingrata que con odio me maltrata
como aquel bravo reptil. Brindo por el mes de abril,
tiempo en que recibo plata.
De un carrilano
Brindo,
dijo un carrilano, por las agallas del tren que con violencia
lo ven dirigido a Talcahuano; con su vapor muy temprano
corre dando su función; como gente por millón
cubierto de pasajeros; encapacha los dineros y empobrece
a la Nación.
Autor poeta se Santiago, Echaurren, 105