Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.

  -[pág. 13]-  
Versitos del nacimiento del niño de Dios

José Hipólito Cordero





ArribaAbajoVersitos del nacimiento del niño de Dios



Primera noche

   Nació el Salvador del mundo
como un espejo brillante,
dando luz al universo
más precioso que el diamante.

   Alegremente cantaba
el gallo de regocijo
al ver que resplandecía
del Padre Eterno aquel Hijo.

   Terminados al camino
los reyes formaron viaje,
ya cuando a Belén llegaron
pidieron el hospedaje.

   Trece días caminaron
con gusto y con alegría
hasta encontrar el Mesías
donde ahí le saludaron.

le traemos un presente
que es el oro, incienso y mirra
de los reyes del Oriente».


Segunda noche

   »A darle los buenos días
vengo con mucho contento;
a traerle a su niñito
flores para el nacimiento».

   Cantaban las avecillas
de gusto en el arroyuelo
al ver que había nacido
el Creador de los cielos.

   El buey se compadeció
viéndolo desamparado;
hubo de echarle el aliento
hasta ser refrigerado.

   Todo el mundo se alegró
cuando nació el evidente,
vinieron desde la Arabia
a ver al Omnipotente.

   «Señora doña María
aquí le traigo una caja,
con ropita para el niño
que ha nacido entre las pajas.


Tercera noche

   »Salí del Valparaíso
navegando en un vapor
a ver el niño Jesús
para tributarle honor.

   »Solo vengo dirigida
por los rayos de la luna,
por traerle pañalitos
y esta tan preciosa cuna.

   »Para salir a mi viaje
he10 alquilado una silla
y le traje de presente
vestiditos11 y mantillas.

   »Con esta salutación
no sabe lo que yo pienso
para venir a dejarle
unas dos piezas de lienzo.

   »Señora doña María;
me dijo la costurera
que le hiciera un ajuarcito
a la moda que viniera.


Cuarta noche

   »También le traje a su esposo
un parcito de zapatos
y le traje de la plaza
una docena de platos.

   »También le compré en Colina
sandías de las primeras,
y un canasto de frutillas
y un canastito de peras.

   »Fui a traerle brevas al Salto
dirigida muy veloz,
y le traje ciruelitas
para dar gracias a Dios.

   »Yo con este fin le adoro
y no digo lo contrario,
que aquí le traigo un canario
en esta jaulita de oro.

   »Señora doña María,
he venido por saber,
a dejarle un zorzalito
que canta al amanecer».


Quinta noche

   «A saludar al niñito
ayer salí de Rancagua,
y le traje de los Guindos
un pollito y una tagua.

   »También le traigo un pescado
de la hacienda de Aculeo
y una tenca de Quillota
porque es muy lindo recreo.

   »He venido con vergüenza
a dejarle este cariño,
presentando una cabrita
para darle leche al niño.

   »Para quedar más conforme
pasé luego por Traiguén
donde le compré un tordito
con un bonito pequén.

   »Señora doña María,
yo me voy de su consuelo;
el favor que yo le pido,
que me reciba en el cielo.


Sexta noche

   «Por noticias he venido
amparada de la luz,
porque muy bien he sabido
que ha nacido el buen Jesús.

   »También me metí a la plaza
a comprarle un jilguerillo,
y me robaron la plata
que tenía en el bolsillo.

   »También fui al Algarrobal
a comprar carbón barato,
y no hallando que traerle
le traje un buey y un chivato.

   »También le puede servir
un paquetito de té,
para que tome en la mesa
con su esposo San José.

   »Señora doña María
sin más que este regalito,
serán unos cuatro reales
para comprar refajito.


Séptima noche

   »Una corona de flores
le traigo como de ejemplo,
para que adorne su altar
en este suntuoso templo.

   »Hasta las aves del cielo
gorjearon con armonía,
al saber que el poderoso
ha nacido en este día.

   »Hasta los emperadores
vienen novedosamente
a dar felicitación
al Creador omnipotente.

   »Mas a Belén yo llegué
como huasa preguntando
en dónde estaba alojando
el patriarca San José.

   »Señora doña María
diré que llegué a su casa,
más tarde le contaré
la mano que a mí me pasa.


Octava noche

   »Alabemos al Divino
y a la Madre soberana,
vivamos todos contentos,
que es el remedio que sana.

   »Te digo, madre y señora,
ya encontré lo que buscaba,
y en el convento palpaba
brisas de la blanca aurora.

   »Te hago la gran petición,
creador de lo celestial:
que hagas recuerdo de mí
en la gloria angelical.

    »En toda parte y lugar
eres aquel escogido,
que por tu padecimiento
al mundo lo has redimido.

   »Señora doña María,
su cántico es muy alegre,
celebrando a su niñito
que ha nacido en un pesebre».


Novena noche

   «Emprendí mi diligencia
en una noche serena,
por llegar anticipado
día de la noche buena.

   »Con mucho gusto y placer
cuando llegué a las Delicias,
del Mesías prometido
me dieron buenas noticias.

   »Me interné a la cordillera
para traerle un guanaco,
y de peces de agua dulce
traje un canasto y un saco.

le traje una guitarrita,
para que al niño de Dios
le cante una tonadita.

    »Señora doña María,
éste no es ningún engaño;
ya me voy de su presencia,
conque será hasta el otro año».




ArribaAbajoEl niño de Sotaquí


   Al niño de Sotaquí
le hago esta salutación:
que me conceda el perdón
porque pecador nací.

   Ya cuando en el mundo ven
de guía que fue la estrella,
fueron donde la doncella
dirigidos a Belén.
Llenos de gozos también
se hicieron presente ahí,
los reyes dijeron: «Sí,
adorémosle12 frecuente;
cada uno con su presente
al niño de Sotaquí.

   »Te adoraron los pastores
que fue el más raro portento;
se alegran los elemento
y el campo viste de flores.
Con los más tiernos amores
la Virgen de corazón
te mira con devoción,
bello, hermoso y reluciente;
por los reyes del Oriente
te hago esta salutación».

   Aparecistes, Jesús,
en aquel triste lugar
donde iban a saludar
al salvador de la luz.
Nacistes para la cruz
en tan triste situación;
la escala y el galardón
que desde el cielo se ha visto,
y le pido a Jesucristo
que me conceda el perdón.

   Con un placer sin segundo
cantan las aves alegre
al saber que en un pesebre
nació el Hacedor del mundo.
Yo por lo mismo me fundo
y le amo con frenesí
los cantos del gallo oí
por las aldeas y villas,
te lo digo de rodillas
porque pecador nací.

   Al fin estos orientales
caminaron trece días
por acercarse al Mesías
a ofrecerle sus metales.
Gaspar, de los principales
con Baltazar lo adoró
y Melchor se arrodilló
lleno de gozos y anhelos;
a nuestro rey de los cielos
oro y mirra le ofreció.




ArribaAbajoLa conversión de S. Pablo


   San Pablo se convirtió
por la voz del Hacedor;
muy humilde recibió
el bautismo con fervor.

   De Tarso salió en camino
en contra la fe San Pablo,
que tentado por el Diablo
tomaba aquel mal destino.
Jesús, Salvador divino,
a tal hereje le habló
y el castigo recibió
como dice la Escritura;
y temblando con ternura
San Pablo se convirtió.

   Ya cuando le habló Jesús,
este infeliz cayó en tierra
porque iba a formar guerra
aquel que murió en la cruz.
Dios lo privó de la luz;
de la mano de un bienhechor
a Damasco lo llevó;
la bendición recibió
por la voz del Hacedor.

   Se le apareció en visión
el buen Jesús a Ananía
y dijo: «Véte este día
y haz muy bien mi ordenación,
yendo tú con precisión
adonde te mando yo».
Esto, pues, bien lo cumplió,
dándole vista al tirano,
y éste luz del ser humano
muy humilde recibió.

   En la calle La Derecha
cuando vio la luz del día,
exclamó con alegría
Pablo en alma satisfecha:
«Diciendo desde esta fecha
predicaré con amor
la ley de mi Redentor,
haciéndolo hasta mi muerte,
por recibir de tal suerte
el bautismo con fervor».

   Al fin, quedó santamente
como apóstol convertido;
a Dios le había ofendido
muy atroz, bárbaramente.
El Padre Eterno, al presente,
le dijo con lenidad:
«Deja tu profanidad
porque ya te he perdonado;
de mi Hijo tan amado
predicaréis la verdad».

Autor poeta de Santiago, Echaurren, 105.

18.330 - IMP. CERV.



  -[pág. 14]-  
Rumores de guerra


Dos sangrientos dramas


La lira popular, núm. 13

Juan Bautista Peralta





ArribaAbajoLa invasión de los argentinos


   Al frente de una invasión
en Chile nos encontramos,
si acaso nos descuidamos,
pobre de nuestra nación.

   Un escuadrón bien armado
muy tranquilo y muy sereno
invade el suelo chileno
sin tener ningún cuidado.
Su capitán esforzado
dio orden a su escuadrón
entrara con precisión
a Chile según sabemos,
y con esto ya nos vemos
al frente de una invasión.

   El tal capitán guerrero
con veinte hombres solamente
llegó a Osorno últimamente,
todo cubierto de acero;
nuestro gobierno primero
supo el aviso; notamos
pero en vano protestamos
hablando explícitamente,
porque hasta sin Presidente
en Chile nos encontramos.

   Del fuerte de Maipú salieron
los soldados invasores,
en viaje de exploradores
hacia Chile se vinieron;
nuestro suelo así invadieron
y todos los soportamos.
Sin armas todos estamos
para ver este suceso,
iremos pues hasta preso
si acaso nos descuidamos.

   Por poco, pues, se ha empezado,
pero hablando sin jarana;
de la noche a la mañana
Chile se verá asaltado:
un ejército armado
tranquilo y sin precisión
diezmará la guarnición
chilena en todo su paso
y, si sucede este caso,
pobre de nuestra nación.

   Por fin nuestro Presidente
en vista de la invasión
envió su salutación
aquel invasor valiente.
¿Y qué hace el pueblo consciente?
Yo pregunto a mis lectores:
cómo ahorca a los traidores
y concluye con su raza
colgándolos en la plaza
junto con los invasores.




ArribaAbajoEl horrendo crimen de la Alameda


   Un nuevo drama sangriento
en la Alameda ocurrido,
José Santiago Riveros
muerto en ese drama ha sido.

   Desde el sábado pasado
con insistencia se hablaba
que en Santiago no se hallaba
Riveros el desgraciado;
solo el Lunes fue encontrado
el joven de que les cuento,
y solo en ese momento
se supo hasta en el juzgado
que se había perpetrado
un nuevo drama sangriento.

   El Restaurant Milán
sea pues, como se fuese,
es el que ahora aparece
sospecho, lo verán.
Saben que a ese restaurant
el joven había ido,
pero solo ha aparecido
en una acequia este mozo,
y el hallazgo misterioso
en la Alameda ocurrido.

   En vista de esa apariencia
la justicia con desvelo,
por correr luego aquel velo,
comenzó hacer diligencia,
pues yo tengo en la conciencia
que pronto los bandoleros
o asesinos verdaderos
se encontrarán, es decir,
así lo ha de permitir
José Santiago Riveros.

   La víctima, pues, vivía
por ahí en la Providencia,
y que siempre con decencia
este joven se vestía.
A cobrar salió ese día
según dicen conocidos,
y desde entonces perdido
Riveros fue sin razón,
y sin tener ni cuestión
muerto en este drama ha sido.

   Por fin será descubierto
ese crimen misterioso,
yo no me encuentro dudoso
que así suceda por cierto;
no es posible hallar un muerto
sin saber quien lo mató.
Por mi parte pido yo
que se busque al miserable,
y se castigue al culpable
el crimen que cometió.




ArribaAbajoSobre el criminal Villanueva, el gran matador de niños


   Manuel Jesús, pues, se llama
Villanueva el sanguinario
que nos ha mostrado el diario
como autor del más cruel drama.
Este hombre de gran fama
en Aconcagua vivía,
cuando chico a sangre fría
buscando aves lo pasaba,
ala y para le cortaba,
y en eso pasaba el día.

   Tanto pues se acostumbró
a ver sangre aquel chiquillo,
que después un corderillo
muy contento degolló.
Con todo placer notó
que la cabeza rodaba
y muy ligero saltaba,
según dice el miserable
y con ojos espantables,
frente a frente lo miraba.

   Esto mucho le inquiet,
y se propuso ligero
dar muerte a otro cordero
y así pues lo ejecutó.
La cabeza le cortó
lo mismo que al anterior,
y en él vio con estupor
que aun también lo miraba,
la que mucho lo alarmaba,
según cuenta el escritor.

   Tres corderos asesinó
con la mayor sangre fría
y en los mismos tres veía
lo que en él primero vio.
Este caso le causó
tristeza y mucha impresión,
y su padre con razón
notó que su hijo malvado
era el que había robado
los corderos en cuestión.

   Villanueva no olvidaba
lo que en los corderos vio
y entonces se resolvió
a ver si otro lo imitaba.
Con ese objeto buscaba
una vaquilla diré,
y a degollarla se fue
en un potrero cercano
del modo más inhumano
aquel criminal sin fe.

   El padre, cuando notó
la falta de su animal,
por el campo se fue andar
donde la vaca encontró;
despedazada la halló
de una manera horrible
el pobre hombre sensible
solo pues de lo que vio
enfermo en cama cayó
de ver13 el drama terrible.

   Día sábado era aquel
cuando el padre se enfermó
y ese día se ofreció
mandar el muchacho cruel;
otro niño fue con él,
al que con mucha dureza
le cortó presa por presa
después que un río pasaba,
y cuando lo despresaba
se reía con fiereza.

   De un golpe lo degolló
aquel muchacho infernal
y con gusto vio brinquear
la cabeza que cortó;
él a cortarle14 empezó
con la mayor sangre fría,
muy contento se reía
de ver15 el cuerpo saltar,
y viendo su acto brutal
muy contento pasó el día.

   Todo el pueblo impresionado,
del crimen tuvo noticia
y en manos de la justicia
cayó el muchacho malvado.
A veinte años condenado
por aquel gran crimen fue;
del banquillo les diré
que solamente escapó
porque la edad le faltó
y así pues continuaré.

(Continuará16.)




ArribaAbajoUn amigo de Curicó le dedica estas poesías a la familia Pizarro residente en Palmilla


   Sobre Pizarro, el perjuro
amigo, les hablaré;
sobre el tramposo diré
todo lo que sea seguro.
Pasa de castaño a oscuro
lo que éste hace en su hotel,
de paja al parecer:
les da alojamiento en grande,
y con diez cobres de carne
da a sus clientes de comer.
   El sin vergüenza pelea
con cualesquiera cirreta,
a Rosa, su hija coqueta,
que con todos maraquea;
con todo el mundo pleitea
si putean a su hijita.
Alfaro es el que hoy visita
la payasa sin vergüenza,
y en Silva y Guzmán no piensa
la tal maraca Rosita.
   Este hombre miserable
le manda a todos por nada;
a la justicia cansada
tiene ya el intolerable,
con el juego al monte estable
que maneja el garitero,
mata el hambre por primero
y citas paga el bribón,
y sobre este maricón
hablarles a ustedes quiero.
   En la estación estaba empleado
el bochinchín, supe yo,
cuando un día, pues, pelió
con una mujer del lado;
del taller luego arrojado
fue por leso y sin vergüenza;
si yo le hago esta ofensa
se la hago de un modo honroso,
porque el perjuro tramposo
no debe ir a la prensa.
   Por fin alguien me asegura
que este hombre condenado,
sus hijas, alcagüeteados,
a todas las halla pura;
hasta por un chico jura
siendo que tiene experiencia.
Este diablo sin conciencia
friega a todo el mundo entero,
igual, pues, al bochinchero
es toda su descendencia.
    Por fin amigo Pizarro
usted que a nadie respeta,
y hasta a sus compadres reta
no se enoje si lo agarro;
su alma ya parece barro
y en vida está condenado
porque nadie le ha tapado
el hocico con un perno,
y así creo que el infierno
a usted lo habrá vomitado.




ArribaAbajoPleito entre un huaso, un agenciero y un guardián




   -Yo quisiera, eño Agenciero,
me vendiera una mantita
buena, barata y bonita,
y lo mismo un buen sombrero
-Como no, mi caserito.
Aquí tiene usted una manta
bonita y hasta le encanta
lo mismo este sombrerito.

EL HUASO

   ¿Y cuánto vale patrón?
Vaya diciéndome luego,
porque si no no le entrego
la chupalla y el ponchón.

EL AGENCIERO

   La mantaca es bien barata
y el sombrero nada malo,
y a usted todo le regalo
por quince pesos en plata.

EL HUASO

   Que me ha visto las canillas
porque le dé quince pesos,
no crea que ahora hay lesos
ni personas tan sencillas.

EL AGENCIERO

   Pero hombre, no seas tonto;
lo que te vendo es barato,
y si me insultas te mato
o te mando preso pronto.

EL HUASO

   Si acaso me la soplai
no me mandai a mí preso;
a putiá te contrapeso
si con leseras andai.

EL AGENCIERO

   Mira, huaso impertinente,
del infierno vomitado;
preso te mando amarrado
si me hablas tan insolente.

EL HUASO

   Preso una buena rebreva
me mandai, miserable;
al paco le quito el sable
y le agarro el tongo y la leva.

EL AGENCIERO

   Mozo, vete a traer un soldado
que sea bueno y fornido
para que a este atrevido
de aquí lo saque amarrado.

EL HUASO

   No me vaya a quebrar lolla
porque mandai17 trer el paco
a vó y él te aco
los chunchules en la tramoya.

EL GUARDIÁN

   Mira te he visto insultar
hace rato al caballero
y solo por altanero
preso te voy a llevar.

(Continuará.)

-Gálvez 826 -- Santiago. NOTA: Estas poesías son propiedad del autor. Se prohíbe su reimpresión.



  -[pág. 15]-  
Fusilamiento del reo Ismael Bustamante Chacón en Santiago


Contestación a Javier Jerez y a su socio Palomino

Daniel Meneses





ArribaAbajoÚltima sentencia firmada por el Consejo de Estado en contra del reo Ismael Bustamante Chacón


   Ismael Chacón les digo
a muerte fue condenado;
el indulto de su pena
negó el Consejo de Estado.

   Triste el reo se lamenta
de su desgraciada suerte:
ver que muy pronto la muerte
vendrá hacerlo dar la cuenta.
Ningún terror le amedrenta
en su celda al mal amigo;
a decir verdad me obligo
como persona entendida:
ya no piensa en esta vida
Ismael Chacón les digo.

   Este terrible bandido
que golpe en falso no daba,
cuando en libertad estaba
era el hombre más perdido.
En el vicio se ha sabido
pasaba él encenegado;
la sangre que ha derramado
al cielo pide venganza;
por eso es que sin tardanza
a muerte fue condenado.

   Cuando haga su salida
del aposento iracundo,
sentirá dejar el mundo
robusto y lleno de vida.
Para hacer su partida
a morir se le condena;
si la juventud chilena
llega este caso a observar,
jamás tendrá que implorar
el indulto de su pena.

   Ya pronto va a sucumbir
muy triste el pobre mortal,
porque el que mata a puñal
a bala debe morir.
Sin poderse resistir
tendrá que ser fusilado;
el decreto fue firmado
a nombre de la nación,
pues de su vida el perdón
negó el Consejo de Estado.

   Al fin, el reo hasta ahora
se ve tranquilo y sereno;
porque lo que hizo no es bueno
un gran sentir lo devora.
Una bala sin demora
que partirá con violencia
pondrá fin a su existencia
con la mayor prontitud;
y a toda la juventud
esto sirva de experiencia.




ArribaAbajoLamentos del reo Ismael Bustamante Chacón en la capilla


   ¡Ay, Dios, qué será de mí!
Próximo estoy a morir,
tendré que ser fusilado
sin poderme resistir.

   ¡Ay! Ya siento en mi mente
la muerte de que me zumba,
y en las puertas de la tumba
me hallo por ser delicuente.
Pronto vendrán de repente
sólo a sacarme de aquí,
porque la gracia perdí
¡y soy un gran criminal!
En este trance fatal
¡Ay, Dios, que será de mí!

   ¡Ay! Parece que estoy viendo
el banco del homicida,
donde con mi propia vida
pagaré el crimen horrendo,
el que cometí, comprendo,
privándole de vivir,
a otro, yo, según decir,
por mis malos pensamientos;
en estos tristes momentos
próximo estoy a morir.

   ¡Ay, que siento en mi agonía
las parcas devoradoras!
Entre setenta y dos horas
pasaré a la tumba fría.
Cúmplase la vida mía
ya que nací desgraciado;
conozco que soy malvado,
perverso y picaronazo;
cuando se me cumpla el plazo
tendré que ser fusilado.

   ¡Ay, que veo al oficial
que ya levanta el florete,
para indicarle al piquete
que yo soy el criminal!
A la primera señal
las balas han de partir,
de los rifles, sin mentir
al verlas que van derecho;
yo le presentaré el pecho
sin poderme resistir.

   Al fin, me hallo arrepentido:
quítenme la vida, luego,
por un favor se los ruego,
que ya estoy harto aburrido.
Tiempo que tarda es perdido
para mí, y esto es razón;
ya no pienso en mi perdón,
que me lo den por cariños;
sólo les encargo niños
que apunten al corazón.




ArribaAbajoVersos de la desigualdad entre el rico y el pobre


   Los ricos ¿por qué razón
ninguno muere baleado?
El pobre por cualquier nada
a la muerte es sentenciado.

   Hay una desigualdad
en el Código Penal,
porque al rico criminal
lo miran con más piedad.
Al pobre, digo en verdad,
no le tienen compasión
las leyes de la nación,
digo, al fijar la partida;
pocos pagan con la vida
los ricos ¿por qué razón?

   Si un rico por su dinero
de que muera no conviene,
el pobre como no tiene
vivo le sacan el cuero;
mas si es un gran caballero,
reclama y pone abogado;
según está decretado
opino buscando el son,
que los que nacen con don
ninguno muere baleado.

   La corte con el fiscal
hacen que el rico no muera;
al rotito a la ligera
tratan de hacerle mal;
hasta el mismo Tribunal
sale a su contra en parada,
siendo que es la ley sagrada
negarla tienen tiene por galas;
y recibe cuatro balas
el pobre por cualquier nada.

   Tantos ricos que han habido
asesinos, matadores,
les pregunto a mis lectores:
¿cuál es que muerto ha sido?
Solo el pobre, Dios querido,
es de todos mal mirado,
aunque sea el más honrado;
preguntarlo es necesario:
¿quién ha dicho: un millonario
a la muerte es sentenciado?

   Por fin, pues, la mala suerte
no es ofensa ninguna;
el pobre hace su fortuna
cuando se encuentra la muerte;
el rico opulento y fuerte
en nuestra nación chilena,
jamás nunca siente pena
con los bienes que atesora;
pero llegando la hora
se muere y se condena.




ArribaAbajoFusilamiento del reo Ismael Bustamante Chacón en Santiago


   ¡Qué largas las horas son!
En el reloj de tu afán,
muy poco y nada le dan
alivio a mi corazón.

   Ya está sentado en el banco
el infeliz desgraciado;
la vista se le ha vendado
para que sirva de blanco;
pide resistencia franco
al Señor de la mansión:
que le conceda el perdón
cuando ya la gloria pise.
Oye que el reo te dice:
«¡Qué largas las hora son!»

   Con un valor sin igual
está tranquilo y sereno,
sufriendo de angustia lleno
en el banquillo formal.
¡Qué momento tan fatal!
Es para él, hoy lo verán;
los concurrentes dirán
con sentir involuntario:
«Su plazo marca el horario
en el reloj de tu afán».

   «Siento un acerbo dolor
que hasta el alma me devora,
oigo que suena la hora
de la justicia y rigor;
a mi presencia, Señor,
los tiradores están
y creo que no tardarán.
Tus palabras, Dios querido,
consuelo a un pobre afligido
muy poco y nada le dan.

   »Muy pronto, ya sin tardanza,
con mi vida pagaré;
la sangre que derramé
al cielo pide venganza;
mi alma irá a la balanza
solicitando el perdón;
éstas mis lágrimas son,
Dios, por si me consoláis:
¿qué haces que no le dais
alivio a mi corazón?

   »Al fin, voy a recordar
de mi crimen, gran Señor:
con otro crimen mayor,
lo tengo aquí que pagar;
sirva esto de ejemplar
a la juventud chilena;
me hace temblar la cadena
en los momentos postreros;
les encargo, compañeros,
nunca agarren prenda ajena.»




ArribaAbajoContestación a Javier Jerez y a su socio Palomino


   Pulso el sonoro instrumento
cuando me pongo a cantar,
hago a los astros girar
por medio del firmamento.

   Un burro con un caballo
me han seguido contrapunto,
sin fundamento ni asunto
más largo que el mes de mayo.
En la cancha se ve el gallo;
tonto, perro, chango hambriento,
leso, baboso, mugriento,
canalla, impertinente;
para atacarte de frente,
pulso el sonoro instrumento.

   Alaba a la yegua madre
que al poeta Javier parió,
porque no lo sofrenó
ella ni su chancho padre.
Aunque el verso no te cuadre,
por fuerza te ha de gustar;
aprende aquí a insultar,
hijo de la quiltra choca;
no hay quien me tape la boca
cuando me pongo a cantar.

   Con ayuda de vecino
te propones darme guerra,
insulso, hijo de perra,
cara y boca de estantino.
Parece chancho costino
en su modo de aletear,
y así me quiere encerrar
el animal brutonazo;
al darle este chinchorrazo,
hago a los astros girar.

   Después que le critiqué
sus faltas al poeta bruto,
haciéndose el disoluto
quiere darme con el pie.
En lo que le pregunté
faltó su conocimiento;
pero con atrevimiento
contestó, y al sabio poeta
lo hago andar como cometa
por medio del firmamento.

   Al fin, contesté en diseño,
Palomino, desde atrás:
«Para los dos soy capaz,
sólo yo en versar soy dueño.
Ya que es tan grande su empeño
salga al frente cara a cara,
con tal de que no mermara
en su inicua poesía
mi nombre me borraría
si alguno me la ganara».




ArribaAbajoContrarresto al mismo poeta


   Pulso el sonoro instrumento
a vista de los chambones,
torpes, lesos, reparones
desde uno hay hasta ciento.
Ese tu saber jumento
quiso herirme como el rayo,
por hacerme dar el fallo
y a ver si me hacen callar;
me han querido atropellar
un burro con un caballo.

   Cuando me pongo a cantar
con otro según lo que hablo,
aunque sea el mismo diablo,
se la tengo que ganar.
Si me quiere avasallar
no lo busco por compadre;
bueno es dejarlo que ladre
y desahogue el capricho;
en todo lo que le he dicho
alabo a la yegua madre.

   Hago a los astros girar
en su órbita y con razón,
y Jerez un tropezón
por fuerza tendrá que dar.
Si se llega a levantar,
ya no seguirá el camino;
sin rumbo el leso y sin tino
por cumplir su mala idea,
me está haciendo la pelea
con ayuda de vecino.

   Por medio del firmamento
lo sujeto de la rienda,
al bestia para que entienda
y pise con mejor tiento.
Por andar en ti lo cuento
que de un corral te saqué,
donde también te cuidé
a paja y cebada, digo:
«Hoy quiere cargar conmigo
después que le critiqué».

   Si alguno me la ganara
versando en el día de hoy,
dejaré de ser quien soy
aunque me recondenara.
Por más que me preguntara
a mí nunca me da sueño,
digo en pensar halagüeño
a Palomino el infiel:
«Por su amigo Jerjel
al fin conteste en diceño».

Poeta nortino

Calle Zañartu, n.º 9 (entre San Pablo y Sama)



  -[pág. 16]-  
La horrible catásfrofe en la lavandería internacional, cuatro mujeres muertas


Completos detalles de los estragos causados en el sur por el temporal

Daniel Meneses





ArribaAbajoA un crítico sabiondo


   Dime tú, sabio curioso:
¿en qué colegio estudiaste,
qué gramática pasaste
para ser tan latinoso?

   Quiero verte, criticón,
si es por principio tu ciencia,
¿o sólo la inteligencia
te hace ser tan reparón?
Creo que la inspiración
te enseña a ser orgulloso,
como aquel que versa lírico;
¿y quién te enseñó a satírico,
dime tú, sabio curioso?

   Si profanas sin saber,
como aquel que es estudiado,
el día menos pensado
loco te puedes volver;
con tu precioso entender
¿cuánto dinero ganaste
y qué haciendas compraste
que no las he conocido?
Para hacerte tan leído
¿en qué colegio estudiaste?

   Si sabes filosofía
y tu memoria no es tétrica,
con buen rima y buena métrica
arregla tu poesía;
causa de tu fantasía,
vanidoso te encerraste,
porque en lo que cantaste
la moral se te fue al fondo;
quisiera saber, sabiondo,
¿qué gramática pasaste?

   Sin saber literatura
no hay que formar ataranto,
que el que profana en el canto
nunca la lleva segura;
muchas veces a oscura
se queda el mal estudioso,
sin hallar paz ni reposo
en el crítico momento;
te hallo muy poco talento
para ser tan latinoso.

   Al fin, sin ser educado,
no te avances en cantar,
no te vayan a encerrar
y quedes avergonzado;
si no pisas con cuidado,
de ti me he de reír,
de ver que quieres subir
al foro de la política.
Si te lanzan una crítica
no la podrás definir.




ArribaAbajoVersos por el Enanito


   Por la virtud de un violín
se hizo feliz el paisano;
andando por el camino,
topó al pobrecito Enano.

   Partió el mancebo con gozo
de la casa del patrón;
con humilde corazón
alababa al poderoso.
Se dijo: «Soy muy dichoso,
seré feliz hasta el fin
en este hermoso planeta»,
e hizo su suerte completa
por la virtud de un violín.

   Cuando le pagó el salario
el rico avaro inconstante,
se creyó el pobre ignorante
el hombre más millonario.
«Hoy tengo lo necesario»,
dijo con corazón sano.
Bendecía al soberano
con júbilo y gran contento;
de un momento a otro momento
se hizo feliz el paisano.

   Con gusto y placer saltaba
por el campo alegremente,
y al Señor omnipotente
en su canto lo alababa.
Encontró lo que deseaba
aquel pobre peregrino,
y a gozar él se previno
de su bienestar y suerte,
y no pensó ni en la muerte
andando por el camino.

   Era tanta la alegría,
que sentía, en mi entender,
que no se hallaba qué hacer
con la plata que tenía.
Llegó el gozoso día
que se encontraba lejano;
su suerte en edad temprano
la hizo porque la implora,
y en aquella feliz hora
topó al pobrecito Enano.

   Al fin, lo que se decreta
por los hombres más agudos,
ganó con sus tres escudos
el violín y la escopeta.
El capítulo interpreta
como justo y verdadero,
y cuando se halló, lo infiero,
preso el noble ciudadano,
bailó el juez y el escribano
junto con el usurero.




ArribaAbajoCantares dedicados a una amiga


Tú eres la ninfa de los jardines,
linda y hermosa más que una flor,
eres la esencia de los jazmines
      vives de amores
como las hadas en los confines
buscan el céfiro embrujador.
Eres estrella del limpio cielo
que das tus rayos al que te adora.
A ti te llaman dicha y consuelo,
      luz de la aurora,
es tu mirada muy grato anhelo
dulce y risueña y fascinadora.
Es tu sonrisa tan halagüeña
feliz el hombre que te merece,
quiero que me hagas alguna seña.
      Hoy que se ofrece
voy a contarte, preciosa dueña,
de que tu vista ya me enloquece;
es tu pureza tan virginal,
eres un ángel por tu inocencia,
quiero tenerte hoy en lo actual
      a mi presencia,
para contarte mi triste mal;
se me ha agotado la resistencia.
Tienes un modo tan atrevido
y entre tu pecho arde un volcán,
y esos tus ojos tan a lo vivo
      son un imán
que a mí me tienen siempre cautivo
con las miradas que ellos me dan;
voy a cambiarte el fundamento
porque no quiero elogiarte más
y entre mis brazos cuando estarás
llena de gozo y de gran contento...
Quiero que seas mi protectora
mientras yo viva sobre la faz;
contigo quiero vivir en paz
que es mi delicia que me atesora
si tú no me amas me desespero
yo sin tu vista no puedo estar
y son tormentos al recordar
tu dulce nombre, por él muero.
Y si me miras con menosprecio
es que te encuentras muy enojada;
yo te suplico, mi dueña amada,
que no me trates de amante necio.
Cuando me encuentre agonizante
debes hallarte a mi cabecera,
para que veas cuando yo muera
de que ha expirado tu fiel amante.
Si es tu alegría el que yo fenezca,
cúmplase luego, dueña de mi alma:
muero diciendo con dulce calma
de que te goce quien te merezca.




ArribaAbajoAmor fino


   Dulce encanto de mi vida,
dueño de mi corazón,
consuelo de mi aflicción
mata de rosa florida.

   Me consuela tu mirar,
tu cara me da placer,
hermosísima mujer
quién te pudiera gozar.
Eres tú sin ponderar
de todas la más querida,
porque eres apetecida
sin ti no puedo vivir,
y así no me hagas sufrir,
dulce encanto de mi vida.

   Tus ojos son dos cristales,
seductores y hechiceros,
son humildes y embusteros
causantes de muchos males;
son ellos muy criminales
porque hieren sin razón.
Y esas tus miradas son
tormentos para mi alma,
por eso dame la calma
dueña de mi corazón.

   Mientras en el mundo exista
yo jamás te dejaré
de amar, no me apartaré
un momento de tu vista;
quiero estar en tu conquista
para gozar tu pasión;
con gran placer y efusión
me privas de la amargura
bellísima preciosura,
consuelo de mi aflicción.

   Me encuentro por tu belleza
ardiendo en pasión dulcísima,
y siento una ira pánica
que me embroma la cabeza;
corresponde mi fineza
si eres bien agradecida,
a mí nunca se me olvida
tus caricias ninfa hermosa.
Te llaman por lo vistosa
mata de rosa florida.

   Al fin, me debes pagar
por lo que te estoy queriendo;
tan solamente muriendo
te he de dejarte de amar;
me siento finalizar
y me voy menoscabando.
Siempre te iré acariciando
si no llegas a enfadarte,
un fruto prometo darte
que te ha de quedar gustando.




ArribaAbajoCuecas variadas


   Eres chiquita y bonita,
eres linda y amorosa,
se parece tu carita
a la más fragante rosa.

   Fragante rosa, ¡ay sí!,
bella azucena,
clavel abotonando
que quita pena.
   Que quita pena, ¡ay sí!,
malva de olor,
préstame la fragancia
será mejor.
Así es que como y cuando
vivo penando.

   Cada vez que yo te miro
me dan fatigas de muerte;
solamente por no verte
de tu vista me retiro.

   Me retiro, ¡ay de mí!,
de tu presencia,
por no vivir penando
por una ausencia.
   Por una ausencia, ¡ay sí!,
estoy penando,
de ver que tu cariño
se va acabando.
Por eso, dime, infiero
ya no te quiero.

   Arbolito que te secas
teniendo el agua en el pie,
en la rama la fineza
y en el cogollo la fe.

   La fe lo digo, ¡ay sí!,
de verde rama,
porque se va secando
ya no me ama.
   Ya no me ama, ¡ay sí!,
verde y coposo,
qué me sirve quererte
si no te gozo.
Así con mil amores
ramo de flores.

   En el campo hay una planta,
en la plata hay una hoja,
con el viento del amor
se marchita o se acongoja.

    Se acongoja mi mente,
si no te veo,
párate en tu balcón
dulce recreo.
   Dulce recreo, ¡ay sí!,
paloma hermosa,
dichoso es el amante
que a ti te goza.
Rico y en tu regazo
dame un abrazo.




ArribaAbajoLa horrible catástrofe en la lavandería internacional: cuatro mujeres muertas instantáneamente


   Lo de la lavandería
voy a narrarlo con pausa.
Y daré a saber la causa
en mi bella poesía.
Mucha gente en ese día
corrió a ver lo que pasaba
y una mujer que allí estaba
con una mirada fija,
era la madre por su hija
que sin consuelo lloraba.

   La infeliz, según pensar,
presenciando los despojos
ya no tenía en sus ojos
lágrimas para llorar.
Era triste al contemplar
aquel cuadro aterrador
de ver que con gran dolor
los escombros escarbaba,
y su amada hija no hallaba;
más aumentó su dolor.

   El primer día, por suerte,
llevó la madre a Julita,
sin pensar la pobrecita
que iba a encontrar la muerte.
Esta verdad no divierte
digo, triste y sin atajo;
sólo ese día al trabajo
fue Julia alegremente,
cuando de un de repente
la pared se vino abajo.

   La primera comisaría
mandó al punto guardianes,
los cuales con mil afanes
escarbaron ese día.
Con la mayor sangre fría
el trabajo principiaron;
a lo poco que cavaron
causando al público asombro
de los inmensos escombros
a Dionisia la sacaron.

   Llegó el señor Intendente
y ordenó desenterrar
a los muertos; sin tardar
los sacaron puntualmente.
Presenciaba esto la gente
con el alma entristecida;
completamente herida
encontraron a Felicia.
Sin dar la menor noticia,
la extrajeron en seguida.

   La causa de esta desgracia
dice, que fue el Comisario,
públicamente en el diario
se cuenta con eficacia.
Qué dice «La Democracia»
de esto que pasó no sé,
cuando más noticias dé
la prensa en lo que ya hablaron:
las últimas que sacaron
a Julia y Felipa fue.




ArribaAbajoCompletos detalles de los estragos causados en el sur por el temporal

Yo, como chileno que soy y amante de mi patria y del bienestar de mis compatriotas, aquí, con el corazón partido de dolor y de tristeza, voy a dar algo a saber de lo que están sufriendo nuestros queridos hermanos en las fronteras con los terribles aluviones caídos en este invierno, donde por ser tanta el agua que ha caído, todos los ríos han llenado sus cauces, y ya no pudiendo sostener los embates de las corrientes, han salido de madre y se han extendido por los campos, inundando y llevándose por delante cuanto han encontrado a su paso. Muchos pueblos se han perdido totalmente, pues han quedado los terrenos trasformados en cascajales, como si en ellos nunca hubiese habido casas. Por la pérdida de tantos pueblos, han quedado cientos de miles de familias sin abrigo y sin hogar, aun sin tener un pan que llevar a la boca ni cómo darles a sus hijos que lloran de hambre y tiritan de frío. Ha sido para esos infelices moradores de las fronteras como un diluvio universal, de esos que figuran en las leyendas bíblicas, donde se dice que el Supremo Hacedor quiso castigar a los perversos mortales con un aluvión tan terrible que no quedaron partes en la tierra que no se inundaron; así ha sido este invierno para los pobladores del sur, que han perdido los habitantes tantos cientos de miles de pesos. Ahora se me hace necesario preguntar: que cuáles son las personas caritativas de tantas que hay en Chile de esas que se dice que son católicas, apostólicas y romanas, que en nombre del Crucificado hayan abierto sus cajas y maletas para sacar los dineros que le han usurpado al pobre pueblo ignorante, para esparcirlos entre esos infelices que han quedado a la inclemencia, sólo esperando la protección del Gobierno, que con acuerdo de los diputados y senadores, le han mandado ciento cincuenta mil pesos, que creo que no les ha tocado ni de a uno.

(Continuará.)

Imprenta, moneda 843 Poeta Nacional Chileno. - Calle de Morandé, Num. 955





  -[pág. 17]-  
La sierpe aparecida en las Pallatas


Cómprenme, preciosas niñas, de ojos verdecitos


El caballero que se suicidó en Trebulco (sic)

José Hipólito Cordero





ArribaAbajoLa sierpe aparecida en las Pallatas


   En una extensa montaña
apareció esta serpiente,
con una figura horrible,
atormentando al viviente.

   Hablaré de este animal
con verdadera razón,
porque viene a esta nación
causando un terrible mal.
Esta noticia fatal
es importante y extraña.
El verso no les engaña,
dando el detalle tan listo,
porque a esta infernal la han visto
en una extensa montaña.

   Se llama la cordillera
por su nombre la Brillosa,
donde habita la espantosa
al pie de esa alta ribera.
Al divisar esta fiera
se horripila toda gente.
Un viajador eminente,
internado al horizonte,
vio que de un fragoso monte
apareció esta serpiente.

   Esta sierpe montañés
es temida en sus bravezas,
y tiene siete cabezas
y tres corridas de pies;
con su tipo y su fierez
aterra la incorregible.
La verdá es tan infalible
que mis sentidos creyeron.
Me han dicho de que la vieron
con una figura horrible.

   Donde tiene su hospedaje
es sin fin aquel hogar,
y con dirección al mar
se dirige la salvaje.
Un hombre de gran coraje
dio esta noticia evidente.
Caminando del oriente
encontró esta admiración,
que venía esta visión
atormentando al viviente.

   Al fin, aquí se asegura
del dragón, sin haber cargo,
con quince metros de largo,
y siete por su gruesura;
así el chileno se apura
en observar lo que explico.
Tanto al pobre como al rico
refiero lo que contiene,
porque la malvada viene
dañando al grande y al chico.




ArribaAbajoEl caballero que se suicidó en la hacienda de Trevulco (sic)


   Un caballero hacendado
por su mano se ultimó;
como un impío tirano
de un balazo se mató.

   Lectores, aquí decreto
a don Santiago Rodríguez,
y la pluma hablando sigue
dando el detalle completo:
penetraba este sujeto
en su dormitorio, armado,
y una noche dislocado
con ira contraria y fuerte,
sólo se atrajo la muerte
un caballero hacendado.

   Colinda con Talagante
la hacienda de este fatal;
del hecho tan crimenal,
que al leerlo es aterrante.
Este rico extravagante
en su pieza se encerró
y a nadie le conversó
lo que intentaba su mente;
así fue que de repente
por su mano se ultimó.

   No he podido saber yo
por completo el fundamento
del caballero violento
por lo que se suicidó.
Una noche le pidió
a la sirvienta, el humano,
el desayuno temprano;
al día siguiente, advierto,
donde lo encontraron muerto
como un impío tirano.

   Pánico quedó el sentido
de los que esto presenciaron,
cuando muerto lo encontraron
en ese lecho tendido.
Sin sentirse el estampido
del arma que descargó,
en el sentido se dio,
cayendo el revólve al suelo;
sin temerle a Dios del cielo
de un balazo se mató.

   Al fin, de este desgraciado
doy la comprobanza luego:
me dicen que por el juego
fue por lo que se ha ultimado.
Como le habían ganado
su fortuna tan dichosa;
mi memoria no reposa
de hablar lo que sucedió;
y dos cartas le dejó
a su muy querida esposa.




ArribaAbajoConstrucción del templo de Jerusalén


   El gran sabio Salomón
un gran templo construyó.
Cien mil hombres trabajaron
hasta que se concluyó.

   De cedro era la madera
conque ahí se trabajaba:
bien esculpida quedaba
tanto por dentro y por fuera.
Su sabiduría entera
puso en aquella ocasión.
Con la mayor atención
en el momento veloz
construyó una iglesia a Dios
el gran sabio Salomón.

   De treinta varas de altura
era aquella obra grandiosa,
la más rica y poderosa
por su bonita figura.
De oro fino la escultura
en la pared se grabó
y estampado allí quedó
tal como hasta hoy se divisa;
y para decir la misa
un gran templo construyó.

   A los site años cabales
se bendijo aquel altar:
no se puede comparar
con todos los principales.
Unos gozos celestiales
de cánticos entonaron;
al redentor alabaron
con profunda humillación;
y para su construcción
cien mil hombres trabajaron.

   El monte Líbano fue
terreno muy apropiado
de aquel espacio sagrado,
como en la historia se ve.
Todo lo que relaté
Salomón ahí empleó:
mucho dinero gastó
en tan rica pedrería;
trabajó día por día
hasta que se concluyó.

   Al fin, ya fue concluido
y el Arca se transportó:
depositada quedó;
según lo que yo he leído.
Una maravilla ha sido
de placer y de alegría;
todo el oro relucía
en los hermosos talleres.
Salomón por las mujeres
se entregó a la idolatría.




ArribaAbajoProfesado amor


   Blanca boca de claveles,
bella boca de corales,
para el día de tu santo
eres rosa entre rosales.

   Cuando me dijiste sí,
quedé como dislocado
y me cuento afortunado
desde el día en que te vi.
Tengo mi consuelo en ti
y te escribo estos papeles;
de los corazones fieles
el tuyo es, como se ve;
lo digo porque lo sé,
blanca boca de claveles.

   El uso de la razón
me dice con voz extraña,
que yo muera en tu compaña
sin haber separación.
Mas viendo mi sensación
en estos momentos tales,
las llamas artificiales
que cubren con un derecho,
por tu amor sufre mi pecho,
blanca boca de corales.

   Para mí no hay un momento
que contenga la alegría;
por pensar en ti, alma mía,
paso lejos del contento.
Triste lloro y me lamento
y por ti padezco tanto;
lo paso en un tierno llanto
como reo delincuente,
y me tendrás muy presente
para el día de tu santo.

   Siempre recuerdo en el sueño
sobresaltado por verte;
en tus brazos yo la muerte
la pido con mucho empeño.
Si alcanzara a ser tu dueño
y merecer tus modales,
tus sentidos tan joviales
enérgico sin segundo...
De los jardines del mundo
eres rosa entre rosales.

   Al fin, florida azucena
de hermosura sin igual,
no te iguala ni el cristal,
a ti, preciosa sirena.
Desecharé yo mi pena
si me amas, prenda querida;
tu amante nunca te olvida
en este trance apurado;
si llego a ser despreciado
por ti rendiré mi vida.




ArribaBrindis diversos



De las conductoras de Concepción

   Viéndome en la obligación,
sin tener ningún estudio,
pronunciaré este preludio
aquí en esta situación:
conductora en Concepción
he sido, sin variedad,
aunque sin capacidad
hablo desde muy temprano;
con esta copa en mi mano
brindo por la sociedad.


De las conductoras de San Felipe

   Brindo por mi buen destino
y continuaré brindando,
porque ya me voy curando
con chicha, mistela y vino;
voy como perdiendo el tino,
embriagada y me despojo,
mi querido, sin enojo,
me ha de servir un traguito:
brindo por el cocherito
que tanto me llena el ojo.


De las conductoras de Rengo

   Brindo como conductora,
expresándome jovial,
y en la sociedad natal
el júbilo me atesora.
Voy a brindar sin demora,
con gusto y con pecho sano:
de la empresa tengo el gano
como desde el sur y norte;
dejando yo un buen recorte,
brindo por mi carro urbano.


De las conductoras talquinas

   Señores: voy a brindar
con alegría y honores:
les pido que mis errores
me los han de disculpar.
Esta copa voy a alzar
sobre lo que se termina.
Cuando el instrumento trina
se me alegra el corazón,
y en la feliz reunión
soy conductora talquina.


De las conductoras chillanejas

   También se me hace preciso
de una palabras hablar
y este brindis contestar
si me ceden el permiso:
brindo por la faz que piso
como bien lo observarán
por los que presente están;
gozo del dulce recreo
y por todo me paseo
en los carros de Chillán.


De las chocolateras placinas

   Brindo por ser de la plaza,
si ninguno me rebate,
batiendo mi chocolate
por si piden una taza;
también brindo cuando pasa
mi casería en cuadrilla;
les proporciono la silla
y a todos les obedezco.
Brindo cuando les ofrezco
tostadas con mantequilla.


De un peoncito guaso

   Brindo como un triste pión
más guaso que lentre aleta;
y brindo por la galleta
que recibo de ración;
brindo por mi profesión,
y brindo entre los remotos;
brindo por todos los rotos
que toman con energía.
Brindo al tiempo medio día
por el fondo y los porotos.


De un futrecillo

   Brindo, dijo un futrecillo,
entre aquel rico y el pobre,
y no tenía ni cobre
que gastar, en mi bolsillo.
Sacaba su cigarrillo
por servir de cuando en cuando.
Todos lo estaban fijando
que charlaba en alegría.
Tomaba un traga y decía:
«Arriba, vamos bolseando».


De un chacarero

   Brindo como chacarero,
si me permiten las leyes,
por el arado y los bueyes
y por ese mes de enero;
también brindo por primero
por esa chinita ingrata
que con odio me maltrata
como aquel bravo reptil.
Brindo por el mes de abril,
tiempo en que recibo plata.


De un carrilano

   Brindo, dijo un carrilano,
por las agallas del tren
que con violencia lo ven
dirigido a Talcahuano;
con su vapor muy temprano
corre dando su función;
como gente por millón
cubierto de pasajeros;
encapacha los dineros
y empobrece a la Nación.

Autor poeta se Santiago, Echaurren, 105