 Jornada I
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Salen ELENA, FLORA y CASANDRA.
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FLORA | Sus leyes tengo por vanas. | |
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CASANDRA | De suerte que en tres hermanas | | vino a dar en la menor. | |
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ELENA | Deben de fundarse en ti. | 5 |
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CASANDRA | Yo no he tenido por dicha | | amor, puesto que lo soy, | | antes la culpa le doy | | deste amor a mi desdicha. | | Con solo sentir ausencia | 10 | |
-fol. 130v-
| retirada en esta quinta, | | si bien tan poco distinta | | de la ciudad de Florencia. | |
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ELENA | Los celos de nuestro padre, | | Casandra, dan ocasión | 15 | a su cuidado, en razón | | justa de faltarnos madre. | | Entró en Florencia el famoso | | Otón, a quien nombre dan | | de emperador alemán; | 20 | su ejército vitorioso | | se aloja por la Toscana; | | sus gallardos capitanes | | en Florencia más galanes | | que de guerra y pienso, hermana, | 25 | que el retirarnos acá | | es asegurar su honor. | |
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CASANDRA | Mal lo pasará mi amor, | | si a Otavio detiene allá. | |
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FLORA | Bien puede venir Otavio | 30 | a verte, pues está ausente | | nuestro padre. |
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CASANDRA | Si la gente | | de Otón no hace a nadie agravio, | | si viene como señor, | | aunque con soldados viene, | 35 | si nombre de dueño tiene, | | y no de conquistador, | | ¿qué teme Pompeyo? |
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(Salen FINEO y FABIA, criados.)
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FINEO | La licencia que me das, | 40 | Fabia me ha quitado el miedo. | |
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FINEO | Señoras, el cielo os guarde. | |
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FINEO | ¿Podrá un cobarde | | ser para hablar animoso? | 45 |
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(Entra OTAVIO.)
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OTAVIO | Mejor te escribo | | mi amor, mi pena, mi fuego | | con la lengua, aunque turbada, | 50 | que con la pluma. |
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OTAVIO | No tendrán | | mi voluntad por culpada. | | Que puesto que son estrellas, | | bien puede haberme cegado | 55 | el sol, pues no he reparado, | | hermosa señora, en ellas. | | A las dos pido perdón, | | y como Paris troyano | | no fuera jüez villano | 60 | de tan igual perfección. | | Dividiera el premio en tres, | | a Minerva diérale uno | | por la guerra, el otro a Juno | | por la riqueza, y después | 65 | a Venus diera el tercero | | por diosa de la hermosura. | |
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ELENA | Por buen estilo procura | | Otavio darle el primero, | | más Casandra lo merece, | 70 | y merece vuestro amor. | |
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FLORA | Justamente a su valor | | el primero premio ofrece. | |
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CASANDRA | Dejad agora el burlalla, | | para que Otavio nos diga | 75 | qué hay de Florencia. |
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OTAVIO | Si obliga | | la patria por madre, a honralla, | | oíd la entrada de Otón | | en Florencia, aunque sucinta. | |
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CASANDRA | No está mi padre en la quinta, | 80 | hablad, pues hay ocasión. | |
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-fol. 131r-
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OTAVIO | Coronado del ínclito Gregorio, | | de la Iglesia santísimo monarca | | por el sacro Romano Consistorio, | | que del gran Pescador le dio la barca, | 85 | el nuevo Constantino, el nuevo Honorio, | | Otón, que con sus águilas abarca, | | no Ganímedes, que era humilde robo, | | mas todo el peso del terrestre globo. | | Quiso como señor de la Toscana | 90 | honrarla con su espléndida presencia, | | y dejando la máquina romana, | | calificar los muros de Florencia. | | Amaneció serena la mañana, | | que aun hacer sabe el tiempo diferencia, | 95 | y abierta la primera celosía, | | huyó la noche y asomose el día. | | De la ciudad más bella, más hermosa, | | y más ilustre que en Europa mira | | purpúreo Febo, se encendió la honrosa | 100 | fama en la luz, que a eternizarle aspira. | | Vistiose de la tela más preciosa, | | con que la Persia y China desafía, | | y las calles distintas en colores, | | formaron cuadros de fingidas flores. | 105 | Pintaros en su entrada las ventanas | | con tantas damas de Florencia bellas, | | aunque faltaron tales tres hermanas, | | no escusa la razón de encarecellas. | | Los ojos que a hermosuras alemanas | 110 | estaban enseñados, solo en vellas, | | como retratos del celeste coro, | | olvidaban su nieve, rosas y oro. | | Entró delante la mayor nobleza | | de Florencia, con galas que mostraron | 115 | de la ciudad la próspera riqueza, | | en que de Italia el resto aventajaron. | | Confundiose de ver naturaleza | | el arte con que tanto la industriaron, | | pues pudo confesar en esta parte, | 120 | que la ennoblece y perficiona el arte. | | |
-fol. 131v-
| Iban detrás los ricos magistrados, | | con las insignias de la paz divina, | | haciendo las colores de los grados | | honra al honor y vista peregrina: | 125 | los dos derechos verdes y encarnados, | | amarillo color la medicina, | | azul y blanco la sagrada ciencia, | | de su celo y candor correspondencia. | | Luego por los metales sonorosos | 130 | las desiguales voces concertadas | | penetraban los aires espaciosos, | | y las cajas belísonas templadas. | | Ya puestos en alarde numerosos, | | al hombro las cuchillas aceradas, | 135 | soldados de la guarda la seguían, | | que con plata y azul resplandecían. | | Después de las insignias militares, | | banderas conquistadas y blasones, | | por varias tierras, por distintos mares, | 140 | políticas y bárbaras regiones, | | suspendiendo las voces populares, | | en que suelen mostrar los corazones, | | el César se mostró, cuya persona | | aún era digna de mayor corona. | 145 | No queda el olmo, en que las aves chillan | | entrando azor mas suspendido el canto, | | ni el son con que los aires se acuchillan, | | mansas palomas, si cesó el espanto, | | ni el yunque en que los Cíclopes martillan, | 150 | cesando el golpe se suspende tanto, | | pues del caballo bélico se oían | | el son con que a compás el suelo herían. | | Era un frisón castaño corpulento, | | tan poblado de clines, que pudiera | 155 | llegar donde el bordado paramento, | | si las cintas y rizos lugar diera. | | Él mismo de sí mismo era instrumento, | | las manos y los pies el compás era, | | que como la trompeta le alejaba, | 160 | tascaba el freno y a su son danzaba. | | |
-fol. 132r-
| El magnánimo Otón es un mancebo | | proporcionado, varonil, robusto, | | galán, airoso, y a decir me atrevo, | | que enseñara grandeza al mismo Augusto. | 165 | Coronábale Dafne ingrata a Febo, | | él con celos de amor, ella con gusto, | | pues presumiendo el sol que a Otón sería, | | de las armas y dél más luz salía. | | Estas que a Marte parecieron graves, | 170 | mirando en él como vestido estuve, | | y en sus ojos pronósticos suaves, | | de que Florencia a sus laureles sube. | | Llegó a palacio, recibió las llaves | | de un ángel, que bajó desde una nube, | 175 | diciendo: Al grande Otón Florencia ofrece | | lo más que puede y menos que merece. | |
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ELENA | Si como la relación | | entró el César, ¿quién le viera? | |
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FLORA | Pues yo Elena no quisiera | 180 | ver más vivamente a Otón. | |
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CASANDRA | Ruido siento, mi bien, | | vete de la quinta luego. | |
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OTAVIO | Nunca el bien tiene sosiego. | |
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CASANDRA | Allá me llevas también. | 185 |
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ELENA | ¿No iríamos disfrazadas | | a Florencia a ver las fiestas? | |
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FLORA | Las voluntades dispuestas | | presto se ven concertadas. | |
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ELENA | En hábito digo yo | 190 | de labradoras podremos, | | y al césar Otón veremos, | | que tanto Otavio alabó. | | Damas, calles, fiestas son | | una confusión, ¿quién duda, | 195 | que donde todo se muda, | | gocemos de ver a Otón? | |
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FLORA | Bien dice Elena, ¿quién puede | | conocernos? |
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CASANDRA | ¿Si entretanto | | viene nuestro padre? |
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ELENA | Cuanto | 200 | de ver mujeres sucede, | | está disculpado ya, | | fuera de que nos dejó | | por irse, presumo yo, | | que hoy ni aun mañana vendrá. | 205 |
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CASANDRA | Pues Fabia, entre las villanas | | más ricas de aquesta aldea | | busca vestidos. |
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FABIA | Dantea, | | Livia y con sus hermanas | | las galas mayores tienen, | 210 | ¿mas no tengo de ir allá | | con vosotras? |
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FLORA | Cuantos de Florencia vienen | | cuentan mil cosas. |
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ELENA | El ver | | tanto a la mujer recrea, | 215 | que la que ver no desea | | no debe de ser mujer. | |
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(Vanse. Y salen LIVIO, caballero, y POMPEYO, viejo.)
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POMPEYO | Proseguid, y no os turbéis. | |
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LIVIO | No os cause mi turbación | | |
-fol. 132v-
| Pompeyo la admiración | 220 | que de otras cosas tenéis. | | Honesto caso ha de ser | | si todo lo prueba el fin, | | amo a Casandra, y en fin | | os la pido por mujer. | 225 |
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POMPEYO | Donde el fin es bueno, es clara | | filosofía, que todo | | es bueno. |
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LIVIO | Pues de ese modo | | en mi justo amor repara. | |
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POMPEYO | Yo confieso tu riqueza, | 230 | y que soy pobre, mas mira, | | nunca la riqueza admira | | a donde falta nobleza. | | Pobre soy, pero no tanto, | | que no esté gracias a Dios | 235 | contento. |
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LIVIO | Pues en los dos, | | ¿qué es lo que te causa espanto? | |
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POMPEYO | No me quieres entender, | | el faltarte la nobleza, | | que no cubre la riqueza, | 240 | lo que ella puede ofender. | | Y en consuelo a tus intentos, | | digo a tu buen natural, | | que no me parecen mal | | los honrados pensamientos. | 245 |
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| (Vase.) |
LIVIO | ¿A quién ha sucedido | | tan gran deshonra sin haber, ay cielos, | | ocasión precedido? | | El alma me lo dijo con recelos, | | ¿mas quién imaginara, | 250 | que de mi honrado amor se deshonrara? | | ¿Pedirle que me diese | | la menor de sus hijas, es posible, | | que afrenta mereciese | | tan bárbara, enojosa, e insufrible?, | 255 | despedirme pudiera, | | sin deshonrarme, si él honrado fuera. | |
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(Vase.)
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(Sale OTÓN y ALBERTO.)
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OTÓN | Alberto, yo querría, | | que esta insigne ciudad reconociese | | fácil la gracia mía, | 260 | que libremente me tratase y viese; | | dese a todos la puerta, | | hállenla siempre el pobre y rico abierta. | |
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ALBERTO | Señor, los altos reyes | | más muestran su real naturaleza | 265 | en el templar las leyes | | |
-fol. 133r-
| de la severidad, que en la grandeza, | | no rinde tantas palmas, | | reinar un rey en reinos, como en almas. | |
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OTÓN | Marqués, este es mi gusto, | 270 | ni a mí, ni a mis valientes capitanes | | quiero tener por justo | | que nos llamen feroces alemanes; | | abrid todas las puertas, | | pues tengo yo las de mi pecho abiertas. | 275 |
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(Éntrase OTÓN. Y salen FLORA, ELENA, CASANDRA y FABIA, todas de labradoras, con rebozos y sombreros.)
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FLORA | A la fe que nos entramos | | por el hilo de la gente. | |
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CASANDRA | Yo no, | | que quien no ofende no teme. | |
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ELENA | Las guardas me dan temor. | 280 |
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ALBERTO | Con la licencia que tienen, | | no queda pequeña aldea, | | que a ver al César no llegue. | |
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ELENA | Hola, dile que nos deje | 285 | ver algo deste palacio, | | pues más atrevencia tienes. | |
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CASANDRA | Señor, ¿podremos mirar?, | | ya ves que el mirar no ofende | | estas telas y pinturas. | 290 |
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ALBERTO | Mirad cuanto gusto os diere, | | hoy está franco el palacio. | |
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ELENA | ¡Han visto que bien parecen | | tantos hermosos brocados, | | sillas, tablas y doseles! | 295 | Si así visten por acá | | los suelos y las paredes, | | ¿el señor emperador | | de qué se viste?, ¿en qué duerme? | |
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CASANDRA | Calla necia, que sus madres | 300 | paren vestidos los reyes, | | que no son como los hombres, | | que se andan vistiendo siempre. | | ¿No has visto un ángel pintado | | con su corona en la frente?, | 305 | pues así desde que nacen, | | coronados resplandecen. | |
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FLORA | Unos césares vi yo | | de mármol junto a una fuente, | | ¿es así también Otón?, | 310 | ¿está en nichos de vergeles? | |
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ALBERTO | ¡Oh qué preciosa inocencia! | |
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FLORA | ¿Qué quiere?, soy inocente. | |
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CASANDRA | Déjela, señor, que es boba. | |
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CASANDRA | No pienses | 315 | que son los mármoles vivos, | | son que en ellos se convierten | | después que están sepultados, | | por no ser polvo los reyes. | |
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ALBERTO | Oh labradora fingida, | 320 | esa razón no conviene | | con el rústico lenguaje. | |
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CASANDRA | El cura lo dijo el viernes, | | que le juro que no es necio, | | y que en nueso pueblo suele | 325 | hacer algunos sermones, | | que los ánimos suspende. | |
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ALBERTO | Ya es tarde para engañarme. | | Suelen decir comúnmente, | | |
-fol. 133v-
| no es oro lo que reluce, | 330 | pero aquí al revés se entiende; | | que no reluce y es oro; | | entrad, entrad, porque os muestre | | los grandes aparadores, | | donde veréis que se exceden | 335 | oro y arte el uno al otro. | |
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CASANDRA | ¿Más adentro quiere que entre? | | ¿No ve que también el cura | | dijo que al mar se parece | | el palacio en los peligros? | 340 |
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ALBERTO | Bravamente se defiende | | con el cura de su aldea. | |
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CASANDRA | A la fe que si le oyese, | | que no le desagradase, | | sino que en vez de laureles | 345 | ha dado en cazar ratones | | con la grasa del bonete. | |
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(Sale OTÓN.)
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OTÓN | Detrás de aquesta antepuerta | | labradora, te miré, | | y tu discurso escuché. | 350 |
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CASANDRA | ¡Ay señores, yo soy muerta! | | ¿Es su merced por ventura | | el señor emperador? | |
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OTÓN | No es menor | | tu ingenio, que tu hermosura. | 355 | Espera, ¿quién son aquellas? | |
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CASANDRA | Señor, mis hermanas son, | | si su merced es Otón, | | de mí se conduela y dellas. | |
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OTÓN | ¿De qué sirve que pretendas | 360 | encubrirte? |
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OTÓN | Tu mismo rostro descubre | | la calidad de tus prendas. | | ¿Eres dama florentina? | |
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OTÓN | Mira que nunca encubrió | | cuerpo humano, alma divina. | | Y que tu discurso oí, | | de que estoy maravillado, | | quien tan altamente ha hablado, | 370 | ¿por qué se encubre de mí? | | ¿De una rosa, las divinas | | hojas no se conocieran, | | por mucho que se escondieran | | en laberintos de espinas? | 375 | Claro está, ¿pues qué pretendes?, | | a los reyes es traición | | mentirles con invención. | |
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CASANDRA | Señor, bien sé que me entiendes, | | y que no es justo engañarte, | 380 | pues cuando en la rustiqueza | | se imita naturaleza, | | es imposible en el arte. | | Hija soy de un caballero | | florentín, mis dos hermanas | 385 | son las que mira tu Alteza | | de mi traje disfrazadas. | | Pensando, divino Otón, | | ferocidad alemana, | | y que el ejército tuyo | 390 | fuera destruición de Italia, | | nos ha llevado a una quinta, | | donde estamos retiradas | | media legua de Florencia. | | Mas como a guardar no basta | 395 | poder, discreción, ni fuerza | | mujeres determinadas, | | y la novedad es cebo, | | en cuyo sedal y caña | | nos suelen pescar los hombres, | 400 | honras, vidas, cuerpos y almas. | | Con este traje venimos | | a mirar grandezas tantas, | | como nos cuentan de ti | | las trompetas de la Fama. | 405 | Por tu valor, por quien eres, | | |
-fol. 134r-
| divino Sol de Alemania, | | que nos dejes ir, no sea | | nuestra desdicha, que vaya | | antes que vamos nosotras | 410 | nuestro padre a nuestra casa. | | Que no advertirá en disculpa, | | pues que ninguna es casada, | | de haber venido a Florencia, | | haber hallado tu gracia. | 415 |
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OTÓN | Por cierto la tuya puede | | rendir el mayor valor; | | notable rey es amor, | | al nuestro su imperio excede. | | Mas no es mucho que al altura | 420 | del laurel pueda llegar, | | si toma para mandar | | el cetro de la hermosura. | | Publican que se defiende | | de los rayos el laurel, | 425 | es mentira, pues con él | | el rayo de amor ofende. | | Dime el nombre de tu padre. | |
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OTÓN | Vete con Dios, | | que trataremos los dos | 430 | lo que a tu remedio cuadre. | | Ea señoras. |
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ELENA | Vuestra Alteza | | nos perdone. |
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OTÓN | No hay razón | | para que a la inclinación | | pida perdón la belleza. | 435 | ¿Vuestro nombre? |
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OTÓN | Esta cadena tomad | | Flora en señal de amistad. | |
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FLORA | No en balde Italia os adora. | |
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OTÓN | Vos este diamante, Elena. | 440 | ¿Vos cómo os llamáis? |
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OTÓN | A vuestro valor | | mayor premio el alma ordena. | |
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ELENA | Pues, señor, ¿no le das nada? | |
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OTÓN | No, que si el alma le di, | 445 | no quiero ofender así | | la prenda más estimada. | |
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(Háganle sus reverencias y váyanse.)
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ALBERTO | ¡Qué cortesano y galán | | vuestra Majestad se muestra! | |
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OTÓN | No es ya la condición nuestra | 450 | de rígido capitán. | | En la paz se ha de vivir | | como en la paz, verdes años | | bien pueden sufrir engaños. | |
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ALBERTO | Que el sol, ¿qué quieres decir? | 455 |
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OTÓN | Que la púrpura imperial, | | el cetro, la monarquía, | | del mundo la valentía, | | del alma el rigor marcial, | | el laurel, y todo el ser | 460 | diera, Alberto, en una vista | | por la dichosa conquista | | desta divina mujer. | |
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OTÓN | No son | | burlas, verdades te digo, | 465 | mas, ¿quién duda que contigo | | tratas de liviano a Otón? | | Pues Marqués, has de saber, | | que en el cielo están fundadas | | las voluntades amadas, | 470 | años antes de nacer. | | ¿Qué me aconsejas? |
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ALBERTO | Señor, | | a tu poder habrá cosa | | dificultosa. |
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OTÓN | Que hermosa | | mujer matome de amor. | 475 |
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ALBERTO | Llamar al padre, y honralle | | como a noble de Florencia, | | era fácil diligencia, | | gran señor, para obligalle. | | Que deste conocimiento | 480 | resultará que la veas, | | y tengas lo que deseas. | |
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-fol. 134v-
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OTÓN | Es discreto pensamiento, | | y que mi honor asegura. | |
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ALBERTO | Pues, señor, voyle a buscar. | 485 |
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OTÓN | Yo entretanto a imaginar | | la gloria de su hermosura. | |
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(Vanse. Y salen OTAVIO y FINEO.)
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OTAVIO | ¿Casandra faltar de aquí? | |
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FINEO | ¿No miras que oírte pueden? | |
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OTAVIO | Cuando los males exceden, | 490 | danse las quejas así. | | Volvamos a la ciudad. | |
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FINEO | Cómo en tanta confusión | | las hallaremos. |
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OTAVIO | Ya son | | mi fe y amor necedad. | 495 | ¿Irse Casandra sin darme | | parte? |
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FINEO | Nunca la mujer | | para lo que quiere hacer | | busca estorbos. |
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OTAVIO | Fue matarme; | | muero hasta volverla a ver. | 500 | ¿Qué gente es esta? |
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(Salen FLORA, ELENA, CASANDRA y FABIA.)
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ELENA | Ya hermanas, | | ¿qué nos queda que temer? | |
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FABIA | Llegué, | | pregunté por el señor | 505 | y está en la ciudad. |
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CASANDRA | ¡Oh amor!, | | agradecido a la fe. | | Mi Otavio es aquel, llegad. | |
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ELENA | Ah caballero, queréis | | algo del campo. |
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OTAVIO | Traéis | 510 | tanto más de la ciudad, | | que pienso que estáis burlando. | |
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CASANDRA | Ay mi Otavio, que no puedo | | encubrirme de tus ojos, | | que se quejan los deseos. | 515 |
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OTAVIO | Notable agravio me has hecho. | |
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CASANDRA | En este disfraz; ¿por qué? | |
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OTAVIO | Con ese disfraz me has muerto. | |
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CASANDRA | Levanta, Otavio, del suelo | | el rostro, que pensaré, | | que es tu enojo fingimiento. | | ¿Qué importa que hayamos visto | | la ciudad?, no fue mal hecho, | 525 | que si tú viste las damas, | | viésemos los caballeros, | | pues todos procuran ver. | |
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OTAVIO | Si te viere, plegue al cielo. | |
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FINEO | No plegues por vida tuya, | 530 | que el cielo.... |
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OTAVIO | Déjame necio, | | plegue a Dios. |
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OTAVIO | Basta, | | no quiero jurar, mas quiero | | tomar venganza de mí | | con no verte. |
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(Vase.)
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FINEO | No es muy bueno, bien pudieras | | escusarlo. |
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ELENA | Ya sospecho | | que viene gente a la quinta. | |
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FLORA | Hermana a quitarnos presto | | estas galas aldeanas. | 540 |
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CASANDRA | ¿Hay gusto como dar celos? | |
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-fol. 135r-
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(Vanse. Y salen el emperador OTÓN y el marqués ALBERTO.)
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OTÓN | En tal estado el ciego amor me tiene. | |
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ALBERTO | ¿Es posible que llega a tal estado | | aquel valor, que vitorioso viene | | con el laurel del mundo conquistado? | 545 |
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OTÓN | Amor, Marqués, ni avisa, ni previene, | | en medio del camino sale armado, | | y como salteador, sin resistencia | | roba del alma la mejor potencia. | |
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(Entra POMPEYO.)
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POMPEYO | Deme vuestra Majestad | 550 | sus invictísimos pies. | |
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POMPEYO | El Marqués | | honrando nuestra ciudad, | | me dijo que me mandabas | | servirte, y verte en razón | 555 | que de mi noble opinión, | | señor, informado estabas. | |
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OTÓN | Dame tus brazos, Pompeyo, | | que el que viene a conquistar | | voluntades, ha de dar | 560 | más al noble que al plebeyo. | | Pues el imperio te debe | | los consejos que le has dado, | | de Florencia al magistrado, | | ya que nuestro amor te mueve, | 565 | quiero honrarte como es justo | | antes que a Alemania vuelva. | |
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POMPEYO | Corone una verde selva | | de lauros, César augusto, | | esas vencedoras sienes. | 570 | Yo, señor, no te he servido, | | y me espanto que haya sido | | tal la información que tienes. | | Porque en la patria es más propia | | la envidia, y causa inquietud. | 575 |
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OTÓN | Con la máxima virtud | | fue siempre la envidia impropia. | | Quiero también que me digas, | | qué nobles tiene Florencia, | | para premiarlos también; | 580 | porque presumo que dejan | | los reyes cuando se parten | | más segura la nobleza, | | cuando estiman los vasallos, | | cuando los servicios premian. | 585 | Quiero honrar las letras y armas, | | que las armas y las letras | | conservan imperios grandes, | | que se perdieran sin ellas. | | ¿Tienes hijos? |
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POMPEYO | Son más que hijos, que son | | hijas y cuidados. |
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OTÓN | Deja | | esos cuidados a mí. | | ¿Tienes por ventura hacienda | 595 | conforme a tu calidad? | |
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POMPEYO | No señor, que destas guerras | | ningún bien me ha resultado, | | que nunca resulta dellas. | |
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POMPEYO | Tres, | 600 | que como las tres potencias | | |
-fol. 135v-
| del alma están en mi honor, | | y le tengo puesto en ellas. | | Son virtuosas sin madre, | | que no es poco. La primera | 605 | se llama Elena, señor, | | pero más casta que Elena. | | La segunda Flora, y flor, | | que pudo dar a Florencia | | nombre, como padre os hablo, | 610 | perdonadme. La tercera, | | es Casandra, aquí bien puedo | | sin ser de padre licencia, | | tomarla para alabarla, | | porque es lo menos en ella | 615 | incomparable hermosura, | | la lengua latina, y griega | | sabe, y no como mujer, | | sino con toda eminencia. | | Estudió filosofía, | 620 | Casandra, y puede leerla | | en escuelas. |
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OTÓN | Grandes partes, | | (Aparte.) | y yo me muero por ellas. | | ¿Dónde vivís? |
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POMPEYO | Con temor | | de vuestra gente tudesca, | 625 | y la feroz alemana, | | que en Florencia se aposenta, | | las he llevado a una quinta | | que está de aquí media legua. | |
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OTÓN | Pues traedlas con seguro, | 630 | que ninguno las ofenda, | | que quiero verlas y honrarlas. | |
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POMPEYO | Ellas son esclavas vuestras. | |
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POMPEYO | ¿Cómo puede ser más buena, | 635 | que llevando vuestra gracia? | |
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OTÓN | Creedme que estáis con ella. | |
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ALBERTO | Ya tu descanso se acerca. | |
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