Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
Indice
Abajo

La teatralidad en los villancicos pastoriles de Juan del Encina

Marta Haro Cortés





El Cancionero de Juan del Encina, publicado en Salamanca en 1496, recoge gran parte de su producción literaria. La compilación se inaugura con su única obra en prosa, el Arte de poesía castellana y, a continuación, sus composiciones poéticas, sellando el Cancionero las ocho primeras églogas dramáticas del autor1.

La obra poética de Encina, recogida en su Cancionero, agrupa por un lado los decires religiosos, basados principalmente en motivos bíblicos, dogmáticos y en las oraciones de los Santos Padres. La Translación de las Bucólicas que como su título indica es la traducción en verso de la obra de Virgilio, que Encina interpreta y adapta simbólicamente a la España de los Reyes Católicos. El Triunfo de la Fama, poema de arte mayor, donde el autor demuestra su pericia en la poesía culta sin escatimar ninguno de sus ingredientes: uso de la alegoría, empleo de latinismos, abuso de citas mitológicas y de personajes históricos de la Antigüedad. Y, por último, la poesía cortesana2.

Las composiciones cortesanas se inician con dos poemas laudatorios a los duques de Alba y otro a don Gutierre de Toledo3. Estos panegíricos funcionan como proemio y están compuestos de acuerdo con los tópicos y esquemas prescritos por la retórica, al tiempo que pueden considerarse como captatio benevolentiae, además están altamente relacionados con los prólogos que abren el Cancionero. La primera loa a los Duques se circunscribe «la primera vez que les fue a hazer reverencia, antes que le recibiessen por suyo» (pp. 61-66, II; fol. LIv.-LIIr.), y la segunda «después que el duque y duquesa sus señores le recibieron por suyo» (pp. 66-73, II; fols. LIIv.-LIIIr.)4. Es evidente que con estos poemas de alabanza se fija y se recrea el contexto en el que se desarrollará este segundo bloque de la compilación. Así pues, el palacio ducal de Alba y el ambiente cortesano es el marco donde hay que encuadrar la poesía y las églogas dramáticas del autor.

A continuación, se abre la tanda de poesía amorosa en la que Encina incluye composiciones alegóricas como el Triunfo de amor y poemas en los que despliega toda la tópica del amor cortés: recuestas, elogios de la dama, lamentaciones del enamorado y poemas teóricos en torno al concepto del amor y sus efectos5. Estas composiciones preparan el camino para la siguiente escala en la producción poética enciniana: los villancicos.

Los villancicos, de acuerdo con los motivos temáticos y según puede seguirse en el esquema que se aporta a continuación, se estructuran siguiendo las mismas pautas generales que se han señalado para la sección de poesía:



    VILLANCICOS RELIGIOSOS

  • «Pues que tú, Reyna del cielo» (p. 167, III; fol. LXXXVIIIr.);
  • «Quién tuviera por señora» (p. 172, III; fol. LXXXVIIIv.);
  • «A quién debo yo llamar» (p. 175, III; fol. LXXXVIIIv.);
  • «O Reyes Magos benditos» (p. 178, III; fol. LXXXIXr.);
  • «Ya no quiero tener fe» (p. 199, III; fol. XCIr.);
  • «¿Quién te traxo, Crïador?» (p. 202, III; fol. XCIr.);
  • «Remediad, señora mía» (p. 208, III; XCIIr.).


    VILLANCICOS LAUDATORIOS

  • «El que rige y el regido» (p. 181, III; fol. LXXXIXr.)


    VILLANCICOS AMOROSOS



    • VILLANCICOS DE ELOGIO

    • «Pues que mi triste penar» (p. 223, III, fol. XCIIIv.);
    • «Montesina era la garça» (p. 246, III; fol. XCVv.);
    • «Ojos garços ha la niña» (p. 245, III; fol. XCVv.).


      VILLANCICOS DE RECUESTA

    • «Por muy dichoso se tenga» (p. 231, III; fol. XCr.);
    • «Razón que fuerça no quiere» (p. 190, III; fol. XCr.);
    • «Más quiero morir por veros» (p. 192, III; fol. XCIIIv.);
    • «Pues el fin de mi esperança» (p. 221, III; fol. XCIVr.);
    • «Bivirá tanto mi vida» (p. 230, III; fol. XCIVr.);
    • «Ningún cobro mi remedio» (p. 236, III; fol. XCIVv.);
    • «No tardes que me muero» (p. 238, III; fol. XCIVv.);
    • «Vencedores son tus ojos» (p. 242, III; fol. XCVr.);
    • «Madre lo que no queréys» (p. 249, III; fol. XCVIr.).


      VILLANCICOS DE LAMENTACIÓN

    • «No quiero que me consienta» (p. 211, III; fol. XCIIr.);
    • «Dezidme, pues sospirastes» (p. 213, III; fol. XCIIv.);
    • «Pues no te duele mi muerte» (p. 215, III; fol. XCIIv.);
    • «No quiero tener querer» (p. 217, III; fol. XCIIIr.);
    • «No se puede llamar fe» (p. 225, III; fol. XCIIIv.);
    • «Paguen mis ojos, pues vieron» (p. 233, III; fol. XCIVr.);
    • «Ya cerradas son las puertas» (p. 228, III; fol. XCIVr.);
    • «Ventura quiero que quiera» (p. 234, III; fol. XCIVv.);
    • «Floreció tanto mi mal» (p. 240, III; fol. XCVr.).


      VILLANCICOS TEÓRICOS

    • «Pues amas triste amador» (p. 218, III; fol. XCIIIr.);
    • «Si amor pone las escalas» (p. 156, III; fol. LXXXVIIv.);
    • «Quien al triste coraçón» (p. 184, III; fol. LXXXIXv.);
    • « Más vale trocar» (p. 187, III; fol. LXXXIXv.);
    • «Dos terribles pensamientos» (p. 194, III; fol. XCv.);
    • «Hermitaño quiero ser» (p. 204, III; fol. XCIv.);
    • «Ay amor quántos tienes» (p. 227, III; fol. XCIIIv.).


Como puede observarse, Encina estructura su producción poética para patentizar que ésta se adhiere y está a la altura de las tendencias poéticas del siglo XV recogidas en la poesía de Cancionero: loas, alegorías, poemas religiosos, jocosos y todo el abanico de plasmaciones de la tópica amorosa. En una segunda fase irá más allá y demostrará que el villancico, su composición predilecta porque aúna lírica y música, se ajusta a las mismas modalidades temáticas que gozan de favor en el panorama poético de finales de la Edad Media. Y completa su exposición poética uniendo a una forma estrófica, el villancico, un estilo, el pastoril6.

Los villancicos pastoriles ofician de puente entre la poesía lírica y el teatro de Encina en el Cancionero. Los críticos señalan de forma unánime que el embrión del teatro encinesco se halla en los temas y motivos de la poesía de Cancionero7. Juan del Encina conjuga como nadie la tradición del villancico (poesía y música) con la égloga bucólica, todo ello al servicio del entretenimiento de los nobles. Así pues, me parece interesante analizar la teatralidad de los villancicos pastoriles del Cancionero de Encina para determinar su función en la evolución de la trayectoria literaria del autor8.

En las últimas décadas se ha profundizado certeramente en la teatralidad de los textos literarios no dramáticos, prestando especial atención a la poesía de cancionero9. Josep Lluís Sirera (1992) sienta los elementos teatrales que metodológicamente determinarían la teatralidad de textos no dramáticos: el diálogo que despliegue una acción; indicaciones que marquen movimientos, cambios espaciales y temporales, es decir, acotaciones escénicas; acotaciones escenográficas: descripción del entorno que sea escenográficamente posible, ubicación temporal, siempre difícil de determinar, e indicaciones de vestuario y atrezzo.

De los villancicos pastoriles del Cancionero de Encina, únicamente dos de ellos no son dialogados: «Ay, triste, que vengo» (p. 368, III; fol. CIv.) y «Ya no quiero ser vaquero» (p. 370, III; fol. CIv.), ambos de tema amoroso; el estudio de los diez restantes nos aporta la información que se plasma en el siguiente cuadro:



    TEATRALIDAD EN LOS VILLANCICOS PASTORILES



    • 1.- DIALOGADOS, SIN ACCIÓN

    • «Anda acá pastor» (p. 331, III; fol. XCVIv.)
      • [Villancico navideño]
    • «Una amiga tengo, hermano» (p. 345, III; fol. XCVIIIv.)
      • [Elogio en el que dos pastores describen las excelencias de sus enamoradas]
    • «Ya soy desposado» (p. 357, III; fol. Cr.)
      • [Exposición de los dones nupciales]
    • «Pedro bien te quiero» (p. 351, III; fol. XCIXr.);
      • [Motivo de la dama enamorada del pastor y el servicio amoroso de éste]
    • «Dime, Juan, por tu salud» (p. 372, III; fol. CIIr.)
      • [Villancico teórico en el que se detallan los efectos del mal de amor]
    • «Quien te traxo cavallero» (p. 353, III; fol. XCIXv.)
      • [Lamentación de enamorado en la que se contrapone la visión cortesana del amor y la rústica]
    • «Nuevas te trayo, Carillo» (p. 337, III; XCVIIv.)
      • [Lamentación de enamorado porque su amada se ha desposado con otro].


      2.- CON TODO TIPO DE MARCAS TEATRALES

    • «Daca, baylemos, carillo» (p. 341, III; fol. XCVIIIr.)
      • [Lamentación de enamorado]
    • «Dime zagal, qué has ávido» (p. 328, III; fol. XCVIv.)
      • [Villancico navideño]
    • «Levanta, Pascual, levanta» (p. 333, III; fol. CXVIIr.)
      • [Centrado en la conquista de Granada].

Como puede verse en el esquema que antecede, el primer grupo de villancicos son composiciones carentes de acción, pero que se desarrollan a través del diálogo. En todos ellos pueden distinguirse marcas dramáticas, sirva como ejemplo: «Anda acá pastor»10



     -Anda acá, pastor,
     a ver al Redentor.
-Anda acá, Minguillo,
dexa tu ganado,
toma el caramillo,
çurrón y cayado,
vamos sin temor
a ver al Redentor.
-Con aquel cabrito
de la cabra mocha
darle algún quesito
y una miga cocha,
que terna sabor,
sabor al Redentor.
-No nos aballemos
sin llevar presente;
mas ¿qué llevaremos?,
dilo tú, Lloriente.
¿Qué será mejor
para el Redentor?
-No piense que vamos
su Madre graciosa
sin que le ofreçamos
más alguna cosa
ques de gran valor,
Madre del Redentor.
-Yo quiero llevarle
leche y mantequillas
y para empañarle,
algunas mantillas,
por yr con amor
a ver al Redentor.
   Fin
-En cantares nuevos
gozen sus orejas,
miel y muchos huevos
para hazer torrejas,
aunque sin dolor
parió el Redentor.

Estos villancicos no desarrollan una acción dado que el tratamiento del tema se lleva a cabo mediante la exposición de las circunstancias que generarían la trama, es decir, se centran en el preámbulo de la acción; aún así, no hay que pasar por alto la posibilidad de que pudiesen cantarse en público con movimiento gestual y atrezzo. Podrían considerarse como una antesala de lo teatral.

El segundo grupo, presenta un cuadro completo de elementos dramáticos que complementan la acción y determinan la teatralidad de dichos villancicos. Conviene detenerse en observar estas marcas teatrales en las tres composiciones que siguen:

   -Daca, baylemos, carillo,
   al son deste caramillo.
-Ora que te vaga espacio
sata, salta, sinfalseta,
aburre la çapateta
y nombra tu generacio,
que semeges del palacio
aunque seas pastorcillo.
-¡A la miafé! no te ahuzio
ni quiero tu plazentorio,
que estoy cargado de llorio
y en otros cuy dos descruzio;
otea mi despeluzio,
soncas, que estoy amarillo
.
-Abállate, no engorremos,
que ora me diste la vida,
y vamos muy de corrida,
que soy sano si la vemos;
y el caramillo llevemos
para hazelle un sonezillo.
-Dusna, dusna el çamarrón;
sal acá
¡pese a san junco!,
riedro vaya el despelunco,
ponte en el corro en jubón;
mira qué agudillo son
para salto con gritillo
.
-Si quieres, vamos de huzia,
y ponte de repiquete
,
yo te daré un biquoquete
a fuera del Andaluzia,
la mi espada muy luzia
el puñal con su cuchillo
.
-Asmo que cuydas que ha,
maginas que estoy chufando,
dígote, par Dios jurando,
que mal de muerte me va;
y a ti poco se te da,
non te duele mi omezillo.
-Pues tan bien me has de prestar
el tu jubón colorado
y el cinto claveteado

para salir a baylar,
porque no quiero llevar
otra capa ni capillo.
-Nunca vi, por mi salud,
zagal tan sin gasajado,
de contino estás asmado,
triste, flaco, sin virtud;

no gozas la juventud,
yo de ti me maravillo.
-Plázeme de buena miente
de te dar todo mi hato;
mas aliña, que ha gran rato
que está allá toda la gente;

guárdate bien de Lloriente,
no comience de sentillo.
-Después que, por mi pesar,
desposaron a Bartola,
jamás una ora sola
en gasajo pude estar;
vamos siquiera a passar
por su puerta
, Pascualillo.
     Fin
-¡O, quán bien has razonado!
Dios te cumpla tus aqüestes,
nunca te falte qué emprestes,
siempre seas remediado.
Andemos ora, prïado,
y allá, muy passo a passillo
.
-¿Qué quieres a Bartolilla?,
que ella y otra su vezina
carra san Juan del Enzina
son ydas a la vigilia;
si has cariño de seguilla
vamos, sin más comedillo.
* * *



   -Dime, zagal, ¿qué has ávido
   que vienes despavorido?
-A la fe, Pelayo, que
yo te juro a buena fe
que nunca tal cosa fue
ni yo nunca tal he vido.
-Miafé si quisieres vamos,
y luego, luego partamos,
que má no nos detengamos
,
porque ya sea creído.
-Ven, ven acá, desalmado,
dime dó queda el ganado.
¡Cómo vienes desmayado!
¿Qués lo que te ha contecido?
-Pues espera, beveremos
y después acordaremos
,
porque muy mejor andemos,
que yo estoy muy desmaído.
-Yo que me y va con mi perro
a buscar tras aquel cerro
la mi vaca del cencerro,
hete viene gran sonido.
-O, nunca te veas triste,
que tal palabra dexiste,
porque con ella mediste
un deleyte muy cumplido.
-Dime, dime ¿qué son era?,
pues sabes si lo yo viera
que luego te lo dixera,
en aviéndolo sabido.
     Fin
-Partamos sin más tardar
a Belén, aquel lugar,
y no nos demos vagar
pues avernos ya bevido
.
-Ángeles eran del cielo,
que me pusieron recelo;
mas después huve consuelo
con su canto bien regido.
* * *
-Ora te digo, Pascual,
que tú estás no sé qué tal,
yo, cata, creo muy mal;
cuido que estavas dormido.
-Yo los vi como te veo,
cantando con gran desseo
«Gloria in escelsis Deo»
por un niño que ha nacido.
-Vamos, vamos a Belén
porque del nuevas nos den,
andémoslo todo bien,
sepamos quién ha parido.



   -Levanta, Pascual, levanta
   aballemos a Granada,
   que se suena ques tomada.
-Levanta toste, prïado,
toma tu perro y çurrón,
tu çamarra y çamarrón,
tus albogues y cayado;
vamos ver el gasajado
de aquella ciudad nombrada,
que se suena ques tomada.
Andacá, no te estés ende,
mira quanta de ahumada
,
que se suena ques tomada.
-Asmo cuydas que te creo,
¡juro a mí que me chufeas!
Si tú mucho lo desseas,
soncas, yo más lo desseo.
Mas, a la miafé, no veo
apero de tal majada,
que se suena ques tomada.
-¡O, qué reyes tan benditos!
Vámonos, vámonos yendo,
que ya te voy percreyendo
según oyó grandes gritos.
Llevemos estos cabritos

porque avrá venta chapada,
que se suena ques tomada.
-¡Ora pese a diez contigo!
Siempre piensas que te miento;
ahotas que me arrepiento
porque a ti nada te digo.
¡Anda acá, vete comigo!,
no te tardes más tardada
,
que se suena ques tomada.
-Aballa, toma tu hato,
contaréte a maravilla

cómo se entregó la villa,
según dizen, no ha gran rato.
¡O, quién viera tan gran trato
al tiempo que fue entregada!,
que se suena ques tomada.
-Déxate desso, carillo,
curemos bien del ganado
no se meta en lo vedado
,
que nos prenda algún morillo.
-Cuenta, cuéntame las nuevas,
que yo estoy muy gasajoso,
mas no tomaré reposo
hasta llegar do me lleves,
chapado zagal, a pruevas.
Dios nos dé buena jornada,
que se suena ques tomada.
Tañamos el caramillo
porque todo lo otro es nada,
que se suena ques tomada.
-Yo te diré cómo fue
que nuestra reyna y el rey,
luzeros de nuestra ley,
partieron de Santafé,
y partieron, soncas, que
dizen que esta madrugada,
que se suena ques tomada.
-Pues el ganado se estiende,
déxalo bien estender
,
porque ya puede pacer
seguramente hasta allende.
-Luego allá estarán ya todos
metidos en la cuidad
,
con muy gran solenidad,
con dulces cantos y modos.
¡O claridad de los godos,
reyes de gloria nombrada!,
que se suena ques tomada.
Y entrava toda la corte
a milagro ataviada,
que se suena ques tomada.
-Qué consuelo y qué conorte
ver por torres y garitas
alçar las
cruzes benditas.
¡O, qué plazer y deporte!
     Fin
Por vencer con tal Vitoria
los reyes, nuestros señores,
demos gracias y loores
al eterno Rey de gloria;
que jamás quedó memoria
de reyes tan acabada,
que se suena ques tomada.



La teatralidad de estos villancicos pastoriles queda patente. No obstante, me gustaría ir más allá y ofrecer una hipótesis de la representación de esta última composición que de las tres reseñadas es la que ofrece mayor dificultad, pues las dos primeras son susceptibles a todas luces de ser escenificadas en cualquier escenario ya sea una sala o algún espacio exterior.

La acción del villancico «Levanta, Pascual, levanta» desarrolla la puesta en marcha de dos pastores hacia Granada y su llegada a la ciudad. El escenario de la representación podemos fijarlo en una sala del palacio ducal de Alba en la que en una parte estaría el público y en otra los actores. El desarrollo del villancico marca tres espacios. Uno, que sería el prado donde están los pastores y donde se llevaría a cabo la primera parte de la representación, es decir, hasta que emprenden el camino (estrofas 1 a 6). En este espacio escénico se hallarían todos los objetos que son referidos en la composición (y que están subrayados en el texto): el perro, el zurrón, la zamarra, el cayado, el caramillo, etc.

Más dificultad entraña explicar la escenificación de la quinta estrofa:


Pues el ganado se estiende
Déxalo bien estender,
Porque ya puede pacer
Seguramente hasta allende.
Andacá, no te estés ende,
Mira quanta de ahumada,
Que se suena que es tomada.



Evidentemente, no puede pensarse que junto a los pastores se encontrase su rebaño. Sí, en cambio, es más lógico suponer que la sala estuviese rodeada de ventanales amplios que diesen al patio; así los pastores podrían utilizar la ilusión del espacio abierto que se dibuja tras los ventanales para aludir al ganado que pace y mantener la lógica de la acción.

A continuación, la segunda fase del villancico se centra en el camino que recorren hasta Granada (estrofas 8 a 10); en esta ocasión el espacio no sería estático; los actores-pastores podrían pasear por la sala y volverían a utilizar el espacio real exterior, visto a través de las ventanas, como parte de la escenografía. El tercer momento sería la llegada a la ciudad marcado por la visión de «torres y garitas /alçar las cruzes benditas». Las propias torres del palacio vistas desde la sala podrían funcionar como telón de fondo.

Los villancicos pastoriles formal y temáticamente fusionan poesía y música con el estilo bucólico-pastoril. Las marcas teatrales abundan, como se ha puesto de manifiesto en las páginas precedentes, relacionando estas composiciones con el fasto cortesano y la representación. Es más, no creo arriesgado proponer que estas composiciones fácilmente podrían formar parte o ser el cierre lírico-musical de alguna representación o momo, o formar por sí solos una escena dramática.

Juan del Encina en su Cancionero, más allá de la simple recopilación de sus obras, constata su propia evolución literaria; de este modo los villancicos pastoriles son el preámbulo necesario entre la poesía y el teatro tanto en la compilación enciniana como en la propia trayectoria literaria del autor.






Bibliografía

    EDICIONES

  • Cancionero de Juan del Encina. Facsímil de la primera edición, Madrid, Real Academia Española, 1989.
  • RAMBALDO, Ana M. ed., Juan del Encina, Obras completas, Madrid, Espasa-Calpe. 4 vols., 1978-83.
    ESTUDIOS

  • ALTAMIRANO, Magdalena (1995): «Lo popular en los Villancicos pastoriles de Juan del Encina», en Palabra e imagen en la Edad Media: Actas de las IV Jornadas Medievales, eds., Aurelio González, Lillian von der Walde, Concepción Company, México, Universidad Autónoma de México, pp. 339- 50.
  • ANDERSON, James A. (1967): Juan del Encina: Aesthetics of his Poetry, Berkeley, University of California.
  • —— (1969): «Juan del Encina: An Abuse of Form?», Romance Notes, 10, 1, pp. 357-358.
  • ANDREWS, J. Richard (1959): Juan del Encina, Prometheus in Search of Prestige, Berkeley-Los Angeles, University of Carolina Press.
  • BATTESTI PELEGRIN, Jeanne (1987): «La dramatisation de la lyrique «cancioneril» dans le théâtre d'Encina», en Juan del Encina et le théâtre au XVème siècle. Actes de la Table Ronde Internationale (France-Italie-Espagne) les 17 et 18 Octobre 1986, Aix-en-Provence, Université de Provence, pp. 57-78.
  • BELTRÁN, Vicente (1999): «Tipología y génesis de los cancioneros. El Cancionero de Juan del Encina y los cancioneros de autor», Humanismo y Literatura en tiempos de Juan del Encina, ed., Javier Guijarro Ceballos, Salamanca, Universidad de Salamanca, pp. 27-53.
  • BEYSTERVELDT, Antony van (1972): La poesía amatoria del siglo XV y el teatro profano de Juan del Encina, Madrid, Ínsula.
  • CALDERÓN CALDERÓN, Manuel (1999): «Los villancicos de Juan del Encina», Humanismo y Literatura en tiempos de Juan del Encina, ed., Javier Guijarro Ceballos, Salamanca, Universidad de Salamanca, pp. 293-316.
  • CÁTEDRA, Pedro (1989): «De sermón y teatro con el enclave de Diego de San Pedro», The Age of the Catholic Monarchs, 1474-1516. Literary Studies in Memory of Keith Whinnom, eds., Alan Deyermond & Ian Macpherson, Bulletin of Hispanic Studies, Special Issue, Liverpool, Liverpool University Press, pp. 7-18.
  • —— (1992): «Teatro fuera del teatro: tres géneros cortesanos», en Teatro y espectáculo en la Edad Media. Actas del Festival d'Elx 1990, ed., Luis Quirante, Alicante, Instituto de Cultura Juan Gil Albert, Diputación de Alicante, Ajuntament d'Elx, pp. 31-46.
  • DE LOPE, Monique (1992): Le savoir et ses représentations. Théâtre de Juan del Encina (1492-1514), Montpellier, Centre d'études et recherches sociocritiques (Cotextes, 22).
  • DEYERMOND, Alan (1999): «La Biblia en la poesía de Juan del Encina», Humanismo y Literatura en tiempos de Juan del Encina, ed., Javier Guijarro Ceballos, Salamanca, Universidad de Salamanca, pp. 55-68.
  • GARCÍA-BERMEJO GINER, Miguel M. (1999): «La pasión según Juan del Encina», Humanismo y Literatura en tiempos de Juan del Encina, ed., Javier Guijarro Ceballos, Salamanca, Universidad de Salamanca, pp. 245-56.
  • GARCÍA DE LA CONCHA, Víctor (1992): «Teatro litúrgico medieval en Castilla: Quaestio Metodológica», Teatro y Espectáculo en la Edad Media, Actas del Festival d'Elx, 1990, ed., Luis Quirante, Alicante, Instituto de Cultura Juan Gil Albert-Diputación de Alicante, pp. 127-43.
  • GÓMEZ MORENO, Ángel (1994): «Los límites de la teatralidad en el medievo», Cultura y Representación en la Edad Media. Actas del Seminario celebrado con motivo del II Festival de Teatre i Música Medieval d'Elx, octubre-noviembre 1992, ed., Evangelina Rodríguez Cuadros, Alicante, Instituto de Cultura Juan Gil Albert-Diputación de Alicante, pp. 57-74.
  • JONES, R. O. (1973): «Juan del Encina and Renaissance Lyric Poetry», Studia Iberica: Festschrift fur Hans Flasche, eds., Körner Karl Hermann y Ruhl Klaus, Bern, Francke, pp. 307-18.
  • —— (1976): «Juan del Encina and Posterity», en Medieval Hispanic Studies presented to Rita Hamilton, ed., Alan Deyermond, London, Tamesis Books, pp. 99-106.
  • LANGBEHN-ROHLAND, Régula (1978): «Cuatro aspectos formales en el Cancionero de Juan del Encina», Lexis, II, pp. 17-25.
  • LÓPEZ ESTRADA, Francisco (1994): «Las Bucólicas de Juan del Encina y la hora de Cisneros, 1496-1516», en La hora de Cisneros, Madrid, Universidad Complutense, pp. 111-16.
  • MARTÍNEZ PÉREZ, Antonia (1995): «Las Coplas de Disparates de Juan del Encina dentro de una tipología románica», en Medioevo y Literatura: Actas del V Congreso de la Asociación Hispánica de Literatura Medieval, Granada 1993, 4 vols., ed., Juan Paredes Núñez, Granada, Universidad de Granada, III, pp. 261-73.
  • MORREALE, Margherita (1991): «Juan del Encina y Luis de León frente a frente como traductores de la 1.ª Bucólica de Virgilio», en Edad Media y Renacimiento: continuidades y rupturas, eds., Jean Canavaggio y Bernard Darbord, Caen, Université de Caen, pp. 89-118.
  • MORI, Marta M. (1988): «Signos teatrales en la Danza de la Muerte», Actas del Segundo Simposio Internacional de Semiótica, Oviedo, Universidad, II, pp. 275-87.
  • NODAR MANSO, F. (1985): «El carácter dramático-narrativo del escarnio y maldecir de Alfonso X», Revista Canadiense de Estudios Hispánicos, 9.3, pp. 405-41.
  • PÉREZ PRIEGO, Miguel Ángel (1989): «Espectáculos y textos teatrales en Castilla a fines de la Edad Media», Epos, V, pp. 141-163.
  • RAMBALDO, Ana María (1972): El Cancionero de Juan del Encina dentro de su ámbito histórico y literario, Santa Fe, Castellví.
  • RECIO, Roxana (1993): «Algunas notas sobre el concepto de triunfo como género: el caso del Triunfo de amor de Juan del Encina», Hispanófila, 109, pp. 1-10.
  • RODADO RUIZ, Ana (1995): «Poesía cortesana y teatro», en Los albores del teatro español. Actas de las XVII Jornadas de teatro clásico, Almagro, julio 1994, eds., Felipe B. Pedraza Jiménez y Rafael González Cañal, Almagro, Universidad Castilla-La Mancha, pp. 27-44.
  • SALINAS ESPINOSA, Concepción (1997): «Sueño y alegoría en el Triunfo de amor de Juan del Encina», en Proceedings of the Eighth Colloquium, eds., Andrew M. Beresford y Alan Deyermond, London, Queen Mary and Westfield College, Department of Hispanic Studies, pp. 318-28.
  • SAN JOSÉ LERA, Javier (1999): «Juan del Encina y los modelos exegéticos en la poesía religiosa del primer renacimiento». Humanismo y Literatura en tiempos de Juan del Encina, ed., Javier Guijarro Ceballos, Salamanca, Universidad de Salamanca, pp. 183-204.
  • SEVERIN, Dorothy (1964): «La Passión trabada de Diego de San Pedro y sus relaciones con el drama medieval de la Pasión», Anuario de Estudios Medievales, 1, pp. 451-70.
  • STERN, Charlotte (1965): «Some New Thoughts on the Early Spanish Drama», Bulletin of the Comediantes, 18, pp. 14-19.
  • —— (1973): «The Early Spanish Drama: From Medieval Ritual to Renaissance Art», Renaissance Drama, New Series VI, Dramatic Antecedents, ed., Alan C. Dessen, Evanston, Northwestern University Press, pp. 177-201.
  • —— (1978): «The Genesis of the Spanish Pastoral: from Lyric to Drama», Kentucky Romance Quarterly, XXV, pp. 413-434.
  • SIRERA, Josep Lluís (1992): «Diálogos de Cancionero y teatralidad», en Historias y Ficciones: Coloquio Internacional sobre la Literatura del siglo XV, eds., Rafael Beltrán, José Luis Canet y Josep Lluís Sirera, Valencia, Universidad de Valencia, pp. 351-363.
  • TEMPRANO, Juan Carlos (1975): Móviles y metas en la poesía pastoril de Juan del Encina, Oviedo, Universidad de Oviedo.
  • TRAPERO, Maximiano (1982): La pastorada leonesa. Una pervivencia del teatro medieval, Estudio y edición de las partes musicales por Lothar Siemens Hernández, Madrid, Sociedad Española de Musicología.
  • WEISS, Julian (1999): «Tiempo y materia en la poética de Juan del Encina», Humanismo y Literatura en tiempos de Juan del Encina, ed., Javier Guijarro Ceballos, Salamanca, Universidad de Salamanca, pp. 241-58.
  • WHINNOM, Keith (1963): «The Supposed Sources of Inspiration of Spanish Fifteenth Century Narrative Religious Verse», Symposium, pp. 269-291.
  • ZAYAS, Rodrigo de (1987): «Quelques remarques sur le villancico polyphonique dans l'oeuvre de Juan del Encina», Cahiers d'Etudes Romanes, 12, pp. 16-39.


Indice