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La viuda valenciana

Comedia famosa

Lope de Vega


[Nota preliminar: Edición a cargo de Teresa Ferrer Valls. Grupo de investigación DICAT. Proyecto TC/12.

Para esta edición, dentro de la Colección Canon 60, me he basado en el texto publicado en la Parte Catorce de las comedias de Lope de Vega Carpio, Madrid, Juan de la Cuesta, 1620, que he cotejado con la reedición publicada en Madrid, viuda de Fernando Corrúa Montenegro, 1621, y con la copia manuscrita de la comedia contenida (BNE, Mss. 15.032). Entre las ediciones modernas he tenido en cuenta la de Juan Eugenio Hartzenbusch, incluida en Comedias escogidas de Frey Lope Félix de Vega Carpio, tomo I, Madrid, Rivadeneyra, 1853 (BAE, tomo XXIV), que ha servido de base a otras; y la de Jesús Gómez y Paloma Cuenca incluida en Lope de Vega, Obras Completas. Comedias. VIII, Madrid, Turner, Biblioteca Castro, 1994. He revisado de nuevo mi anterior edición de la obra, publicada en Madrid, Clásicos Castalia, 2001.]




Dedicada a la señora Marcia Leonarda

Después que supe que vuesa merced había enviudado en tan pocos años que, aunque las partes y gracias de su marido le obligaran a sentimiento, la poca edad la escusara, pues es aforismo en los discretos mirar por lo que falta, y no por lo que dejan, me determiné a dirigirle esta comedia, cuyo título es La viuda valenciana; no maliciosamente, que fuera grave culpa dar a vuesa merced tan indigno ejemplo. Discreta fue Leonarda (así lo es vuesa merced y así se llama) en hallar remedio para su soledad, sin empeñar su honor; que como la gala del nadar es saber guardar la ropa, así también lo parece acudir a la voluntad sin faltar a la opinión. Lo más seguro es no rendirla. Pero si pocos años, mucha hermosura, bizarro brío y ejercitado entendimiento, dieren tal vez oído a la lisonja de algún ocioso, no le estará mal al peligro haber leído esta fábula; que esgrimiendo no se llama herida la que recibe otra, ni el músico merece este nombre si arrastrando los dedos por las cuerdas no tañe limpio. Muchos se han de oponer a tan linda cátedra. Perdonen los críticos esta vez linda, que Fernando de Herrera, honor de la lengua castellana y su Colón primero, no la despreció jamás ni dejó de alabarla, como se ve en sus Comentos. Pero pues a vuesa merced no se le ha de dar nada de él, ni de sus prólogos, ni de mí, ni de esta comedia, volvamos al consejo, que de los maduros le han de tomar los agraces, o no llegarán jamás a darle a otros. Opuestos, pues, los altos para secretos gustos, los iguales para bendiciones públicas, será fuerza que vuesa merced confusa consulte sus íntimas privanzas, si no lo fueren más sus privaciones. Aquí es donde entra La viuda valenciana, espejo en que vuesa merced se tocará mejor que en los cristales de Venecia, y se acordará de mí, que se la dedico. No fue todo mentira, que si no pasó a la letra, a lo más sustancial no hice más de darle lo verisímil, a imitación de las mujeres que se afeitan.

Estoy escribiendo a vuesa merced y pensando en lo que piensa de sí con ojos verdes, cejas y pestañas negras, y en cantidad, cabellos rizos y copiosos, boca que pone en cuidado los que la miran cuando se ríe, manos blancas, gentileza de cuerpo y libertad de conciencia en materia de sujeción, pues la señora Muerte, en figura de redentor de la Merced, la sacó de Costantinopla y de los baños de un hombre que comenzaba a barbar por los ojos y acababa en los dedos de los pies. Oí decir que su madre del tal difunto era de Osuna, o que al hacerse preñada pensó en un cofre. La imaginación hace caso. No nos metamos con los filósofos, que creen más a las acciones del espíritu que a la naturaleza de la común herencia. Él tenía estas gracias, y por añadidura el más grosero entendimiento que ha tenido celoso después que se usa estorbar mucho y regalar poco. Suelen decir por encarecimiento de desdichados: «Fulano tiene mala sombra». No la tuvo mujer tan mala desde que hay sol; y siéndolo vuesa merced de hermosura, se espantaban muchos de verla con tan mala sombra. ¡Bien haya la muerte! No sé quién está mal con ella, pues lo que no pudiera remediar física humana, acabó ella en cinco días con una purga sin tiempo, dos sangrías anticipadas, y tener el médico más afición a su libertad de vuesa merced que a la vida de su marido. Puedo asegurarle que se vengó de todos con sola la duda en que nos tenía si se había de morir o quedarse; tanto era el deseo de que se fuese; no porque él faltase, pues siempre faltó, sino porque habiendo imaginado que nos dejaba, fuera desesperación el volver a verle. Bien creerá vuesa merced cuán lejos estaré yo de su oposición, y así, debe creerme el deseo de su bien, libre de interés humano. Porque, ¿quién no amará tantas gracias, tanta hermosura y celestial ingenio? Si vuesa merced hace versos, se rinden Laura Terracina, Ana Bins, alemana, Sapho, griega, Valeria, latina, y Argentaria, española. Si toma en las manos un instrumento, a su divina voz e incomparable destreza, el padre de esta música, Vicente Espinel, se suspendiera atónito; si escribe un papel, la lengua castellana compite con la mejor, la pureza del hablar cortesano cobra arrogancia, el donaire iguala a la gravedad y lo grave a la dulzura; si danza, parece que con el aire se lleva tras si los ojos, con la disposición las almas, y que con los chapines pisa los deseos. Mas ¿cómo soy yo tan atrevido, que donde todo es milagro ponga lunares con mi rudeza y, como mal pintor, desacredite el original con la imperfeción de mi retrato? Vuesa merced repare en mis deseos, de quien sacará mejor lo que no acierto a decir que lo que puede preguntar al espejo, perdonará a mi pluma, y en el del alma retratará más vivo su entendimiento. Dios guarde a vuesa merced.

Su capellán, y aficionado servidor,

Lope de Vega Carpio.



FIGURAS DE LA COMEDIA
 

 
LUCENCIO,   viejo.
LEONARDA,   viuda moza.
JULIA,   criada suya.
URBÁN,   escudero suyo, mozo.
CAMILO,   galán.
FLORO,   criado suyo.
CELIA,   dama.
OTÓN,   galán.
VALERIO,   galán.
LISANDRO,   galán.
ROSANO,   cortesano.
[UN ESCRIBANO.]
[UN ALGUACIL.]
[CRIADOS.]

Representola Mariana Vaca, única en la acción y en entender los versos.






ArribaAbajoActo I

 

Sale LEONARDA viuda, con un libro, y JULIA, su criada.

 
LEONARDA
   ¡Celia! ¡Julia! ¿No me oís?
JULIA
Señora...
LEONARDA
Loca, ¿en qué andas?
JULIA
Ya vengo a ver lo que mandas.
LEONARDA
Guárdame ese fray Luis.
JULIA
   Viéndote en esos traspasos,5
no será mucha lisonja
apostar que de ser monja
no has estado dos mil pasos;
   aunque, como me nombrabas
a fray Luis cuando salí,10
en verdad que colegí
que todo un fraile me dabas.
LEONARDA
   No son para tu rudeza,
necia, razones tan altas.
JULIA
¡Qué mal encubrí las faltas15
que me dio naturaleza!,
   que, al no tener hermosura,
no añado la discreción.
LEONARDA
Basta una buena razón
y una honrada compostura,20
   Julia, en cualquiera mujer;
que si de aguda se precia,
está muy cerca de necia
y aun de venirse a perder.
   Yo, después que me faltó25
mi Camilo, que Dios tiene,
que [a] hacer el oficio viene
del alma que me llevó,
   como he dado en no casarme,
leo por entretenerme,30
no por bachillera hacerme,
y de aguda graduarme;
   que a quien su buena opinión
encierra en silencio tal,
no halla en los libros mal.35
Gustosa conversación
   es cualquier libro discreto,
que si cansa, de hablar deja;
es amigo que aconseja
y reprehende en secreto.40
   Al fin, después que los leo
y trato de devoción,
de alguna imaginación
voy castigando el deseo.
JULIA
   Y ¿en qué materia leías?45
LEONARDA
De oración.
JULIA
¿Quién no se goza
de ver que, tan bella moza,
tan santas costumbres crías;
   ver hablar en la ciudad
de tu mucho encerramiento,50
cordura y entendimiento,
fama, honor y honestidad?
    Dicen que el Siglo Dorado
nuevo estado ahora toma;
que has hecho a Valencia Roma,55
y presente lo pasado;
   que en ti se encierra y anida
todo el bien que tiene el suelo,
y que eres ángel del cielo
en hermosura y en vida.60
   Los mozos están de forma,
que nadie a verte se atreve,
porque no hay quien no se eleve
si de tu vida se informa.
LEONARDA
   De todo, Julia querida,65
se sirva Dios; que esa fama
es de estopa fácil llama:
antes muerta que encendida.
   No procuro ser nombrada,
ni comer, como Artemisa,70
las cenizas que ya pisa
la muerte con planta helada;
   ni ser la que el nombre
toma de que de antojo murió,
porque a ver no se asomó75
el monstruo que entró por Roma;
   ni la que con el carbón
pintó la sombra al marido,
que tuvo, en siendo partido,
en igual veneración.80
   Quiero ser una mujer
que, como es razón, acuda
al título de viuda,
pues a nadie he menester.
JULIA
   ¿Que, en fin, no te casarás?85
LEONARDA
¡Jesús, Julia, no lo nombres!
Asco me ponen los hombres;
no me los nombres jamás.
   Tráeme la imagen acá
que compré de aquel pintor.90
JULIA
¿Pedirle quieres favor?
Tentaciones te dan ya.
LEONARDA
   Calla, necia; que la quiero
solamente para vella.
JULIA
¿Y cómo diste por ella95
tanta suma de dinero?
LEONARDA
   Por el pincel que le dan;
que el dueño me satisfizo
que allá en la corte la hizo
un famoso catalán.100
JULIA
   Voy.
 

[Vase.]

 
LEONARDA
No hay ya de qué tratar
que servir a Dios no sea.
Bien aquí la vida emplea
quien ve lo que ha de durar.
   Terror es que, perseguida,105
en esta edad guarde un muerto,
fe tan cierta, amor tan cierto,
verdad viva y casta vida.
   Pero en la dificultad
escriben que está la gloria,110
y eso se llama vitoria,
resistir la voluntad.
   Dejadme aquí, pensamientos;
no hay más, no me he de casar.
 

(Sale JULIA.)

 
JULIA
Aún no le acertaba [a] hallar.115
LEONARDA

 [Aparte.] 

(Resistid, castos intentos.)
JULIA
   Vesle aquí.
LEONARDA
Cubra mi olvido
las vanidades que dejo.
 

(Dale un espejo.)

 
¿Qué es esto, necia? ¡El espejo
por la imagen me has traído!120
   Toma.
JULIA
Acábate de ver,
verás lo que has de llorar,
no lo pudiendo cobrar,
si aquí lo dejas perder.
LEONARDA
   Toma allá.
 

(Sale LUCENCIO, tío de LEONARDA.)

 
LUCENCIO
No se le des,
125
pues quiso Dios que viniese
a tiempo que verte viese,
tú, que a ti ni a nadie ves.
   ¿Qué milagro, di, sobrina,
es éste de hallarte así?130
LEONARDA

 [Aparte.] 

(Si hoy no me vengo de ti...
JULIA
Pues ¿vile yo entrar?)
LEONARDA
Camina.
 

[Vase JULIA.]

 
LUCENCIO
   Bien tendrán canas de un viejo
con tu edad autoridad.
LEONARDA
Juzgarás a liviandad135
hallarme con el espejo;
   que suele ser conocida
la mucha de una mujer
en irse y venirse a ver,
después de una vez vestida.140
   Y yo, conforme a mi estado,
Hago en eso más delito.
LUCENCIO
A enojo siempre me incito
con tu melindre estremado.
   ¿Es mucho que una mujer145
que ha de estar un día compuesta,
vaya a ver si está bien puesta
la tocao el alfiler?
   ¿Quién se lo dirá mejor,
si está bien o si está mal,150
que ese palmo de cristal?
LEONARDA
¡Cómo disculpas mi error!
LUCENCIO
   Eso fuera, a ser de aquellas
que junto a las celosías
hacen colgar muchos días155
su espejo, o en medio de ellas;
    y así como están hablando
por de fuera a su galán,
el habla y meneos van
en el espejo mirando;160
   y el necio a quien satisface
por sí lo entiende y se admira;
y es el espejo a quien mira,
a quien la fiesta se hace.
   No eres tú la que le lleva165
a la iglesia y al sermón
y, fingiendo devoción,
se mira cuando se eleva.
   Ni al beber haces agravio
con pico de aguamanil,170
porque la color sutil
no se despegue del labio.
   No te quiero decir cosas,
que a un viejo parecen mal,
de esta regla universal175
de feas y melindrosas.
   Mírate, y guárdete Dios;
y pues que he venido a verte
cuanto tú te has visto, advierte
y estemos solos los dos.180
LEONARDA
   Tío, si es de casamiento,
ni se miente ni me hable.
LUCENCIO
¡Que has de ser tan intratable,
con tan buen entendimiento!
   ¿Escucharme no merezco?185
¿Dónde un viejo honrado hablara
que, siéndolo, no escuchara
cualquier hombre?
LEONARDA

 [Aparte.] 

(Hoy me enflaquezco.)
   Si yo sé lo que me quieres,
¿por qué he de dejar cansarte?190
LUCENCIO
¿Que has de ser en esta parte
igual a tantas mujeres?
   ¿Qué pertinacia es la tuya?
¿Piensas que estas cosas son
para tu buena opinión?195
Son para que se destruya.
   ¿Cómo piensas conservarte,
ya que tan resuelta vienes,
en el estado que tienes
tantos años sin casarte?200
   Es verdad que te han quedado
tres mil ducados de renta;
pero yo no pongo en cuenta
lo que es vivir descansado
   -que si esto te faltara,205
gracias a Dios que me sobra-,
pero el verte empezar obra
de acabarse bien tan cara.
¿Adónde te esconderás
de la invidia y vulgo vil,210
aunque en un año y en mil
no salgas de donde estás?
   Que con sol abras tu puerta
y cierres a la oración,
que los que más linces son215
no vean ventana abierta;
   que un átomo, que el sol mismo
no entre en casa tan rara,
por sí escura, y por ti clara,
cielo en parte, en parte abismo;220
   que tengas dragones y Argos
más que vellocino y fruta.
¿Qué importa? La invidia astuta
tiene lengua y ojos largos.
   Dirán que con el esclavo225
que dentro de casa tienes,
a ser Angélica vienes,
soberbia y infame al cabo;
   y ofendido tu decoro,
mil que seguido te han,230
a Júpiter cisne harán,
o por dicha lluvia de oro.
   ¿Cuánto es mejor que te cases,
y estas malicias escuses?
LEONARDA
Ya no habrá de qué me acuses,235
si no es que adelante pases.
   No dirás que no te oí.
Dime, Lucencio, ¿es mejor
a peligro de un error
poner mi vida por ti?240
   ¿A este daño me acomodas
si todos los que han escrito
han reprehendido infinito
siempre las segundas bodas?
   La viudez casta y segura,245
¿no es de todos alabada?
Si es de la invidia infamada,
este engaño poco dura;
   que al fin vence la verdad
y vuela la buena fama,250
que es Fenis que de su llama
nace para nueva edad.
   No, sino venga un mancebo
de estos de ahora, de alcorza,
con el sombrerito a orza,255
pluma corta, cordón nuevo,
   cuello abierto muy parejo,
puños a lo veneciano,
lo de fuera limpio y sano,
lo de dentro sucio y viejo;260
   botas justas, sin podellas
descalzar en todo un mes,
las calzas hasta los pies,
el bigote a las estrellas;
   jaboncillos y copete,265
cadena falsa que asombre,
guantes de ámbar, y grande hombre
de un soneto y un billete;
   y con sus manos lavadas
los tres mil de renta pesque,270
con que un poco se refresque
entre sábanas delgadas;
   y pasados ocho días,
se vaya a ver forasteras,
o en amistades primeras275
vuelva a deshacer las mías!
   Vendrá tarde; yo estaré
celosa; dará mi hacienda;
comenzará la contienda
de esto de si fue o no fue.280
   Yo esconderé y él dará;
buscará deudas por mí;
entrará justicia aquí;
voces y aun coces habrá.
   No habrá noche, no habrá día,285
que la casa no alborote:
«-Daca la carta de dote.
-Soltad la hacienda, que es mía.
-Entrad en esta escritura.
-No quiero. -¡Ah, sí! ¿No queréis?290
Yo os haré, infame, que entréis,
si el brío de ahora os dura».
   Y que mientras más me postro,
me haga muy más apriesa
de dos títulos condesa,295
Concentaina y Puñoenrostro.
   Yo he dicho.
LUCENCIO
Acabado has
como oración en latín.
LEONARDA
Latín pudo ser el fin,
mas romance lo demás. 300
   Esto propuse aquel día,
y a ser varonil mujer:
brasas había de comer,
y abrasar alma tan fría.
LUCENCIO
   Sobrina, aquí se acabó.305
Desde aquí doy a los vientos
todos cuantos casamientos
me han hablado y busco yo;
   que tres a escoger traía,
y ya solo he de pedir310
que no demos qué decir
de tu edad ni de la mía.
   Mira por ti, pues te quedas
en tan moza libertad;
que es mucho que en tal edad315
tan segura vivir puedas.
   Cuando mires al espejo
tu hermosura y pocos años,
tú verás cuántos engaños
te dan los dos por consejo.320
   Y Dios te lleve adelante
ese silicio y ayuno.
LEONARDA

 [Aparte.] 

(¡Qué viejo tan importuno!)
LUCENCIO

 [Aparte.] 

(¡Qué mujer tan arrogante!)
 

(Vanse. Sale LISANDRO, galán.)

 
LISANDRO
   Rompe una peña el agua cuando estriba325
por largo curso en ella su corriente,
y a la segur del labrador valiente
se humilla el pino y la arrugada oliva.
   De su fruto oriental, la palma altiva
rinde, aunque tarde, a la africana gente;330
viene el novillo al yugo, y la serpiente
a la voz del encanto se derriba.
   Fabrica un escultor una figura
de un mármol duro, de una piedra helada,
y viene a tener ser lo que no era.335
   Y por más que mi amor vencer procura
una mujer hermosa y delicada,
con ser mujer, está rebelde y fiera.
 

(Sale VALERIO, galán.)

 
VALERIO
   Baja del monte el agua despeñándose
y va de piedra en piedra entremetiéndose;340
y con venir como el cristal riéndose,
va por la tierra con el tiempo entrándose.
   Mi mal, con beneficios aumentándose,
hace que [el bien se] vaya, consumiéndose,
y luego la esperanza entreteniéndose,345
de verle florecer está [alegrándose].
   Amor me ve morir y satisfácese,
donde con tiempo y obras desmerécese;
que es ola que en la mar se rompe y hácese.
   El bien y el mal para mi mal ofrécese;350
pero en un punto el bien muérese y nácese,
y luego la esperanza desparécese.
 

(Sale OTÓN, galán.)

 
OTÓN
   Halla con lengua, lágrimas y ruego,
entre bárbaros, paso el peregrino;
guía por las montañas de Apenino,355
agua en la Libia y en la Citia fuego.
   El abarimo, en sus crueldades ciego,
por sus tierras le da franco camino,
halla en Arabia pan, en Persia vino,
y en los alarbes de África sosiego.360
   Corren el llanto y la alegría parejas,
y el cautivo en el moro de Marruecos
halla piedad entre cadena y rejas.
   ¡Y un áspid hecho de peñascos secos,
de mis cansadas lágrimas y quejas,365
aun no se precia de escuchar los ecos!
VALERIO
   ¡Lisandro!
LISANDRO
¡Valerio!
VALERIO
¡Otón!
OTÓN
¡Oh hidalgos!
VALERIO
Creo que junta
amor la conversación.
LISANDRO
Eso de amor se pregunta370
a los que amantes no son.
   Ea, acabaos de cubrir;
que bien se puede decir
aquesto de amor cubiertos;
que no es Evangelio.
OTÓN
Adviértoos
375
que así se había de oír;
   que son tales sus antojos,
que había, cuando se empieza
a tratar de sus enojos,
de estar libre la cabeza380
y descubiertos los ojos.
   No porque a verdad aspira,
que antes de ella se retira;
mas porque son menester
muchos ojos para ver385
tan agradable mentira.
LISANDRO
   Bien a Otón se le parece,
que por la hermosa viuda
se deshace y desvanece.
OTÓN
Y de vos, ¿pondremos duda390
que os abrasa y enflaquece?
   ¿Por qué rompéis a los cielos
cuantas túnicas y velos
los astrólogos les ponen,
porque con ella os abonen?395
VALERIO
Declárense si son celos.
   Entraré yo de por medio
a quitar la pesadumbre,
y dar algún corte y medio.
LISANDRO
Mas a entraros por su lumbre400
por el último remedio
   que dé la que vive aquí.
Mas ¡ay!, que en Otón y en mí
es el alma enamorada
de mariposa turbada,405
que habrá de morir allí.
VALERIO
   ¿Yo, por Leonarda?
LISANDRO
Vos, pues.
¿Pensáis que está muy secreto
lo que tan notorio es?
OTÓN
Finalmente que a un sujeto410
queremos bien todos tres.
VALERIO
   Ahora bien, porque lo es tal,
confesar no me está mal,
y porque este casamiento
me ha dado algún pensamiento.415
LISANDRO
¡Gran mujer!
OTÓN
No tiene igual.
LISANDRO
   Lo que Valerio, pretendo.
OTÓN
Yo lo mismo solicito.
VALERIO
Si emprendéis lo que yo emprendo,
o os ofendo si os lo quito,420
o en quitármelo me ofendo.
   ¿Puédese esto componer?
LISANDRO
Muy bien se puede hacer.
Ande el pleito y la amistad.
OTÓN
Competencia y voluntad425
no suelen juntas comer.
   Pero habrá de ser así,
que a todos está mejor;
si no es que haya alguno aquí
que tenga de ella favor.430
VALERIO
No diré yo que yo fui;
   aunque el que he tenido puedo
contar a los dos sin miedo,
como palabra me deis
que los vuestros contaréis.435
LISANDRO
Por mi parte, lo concedo.
OTÓN
   Y yo, por mi parte.
VALERIO
Oíd,
y el galardón de mi amor
de este favor presumid.
OTÓN
Di, [Valerio], tu favor.440
[VALERIO]
Ya comienzo.
LISANDRO
Di.
VALERIO
Advertid.
   A esta gallarda viuda
que tiene el alma de tigre,
en un coche vi una tarde
como tres mil serafines.445
Iba subiendo del sol,
porque el sol iba a encubrirse,
aunque la cortina a veces
era a mis ojos eclipse.
Hícele una reverencia,450
y ella con algún melindre
sacó del estribo afuera
todos los pechos de un cisne.
Yo, creyendo que podía
en este favor asirme,455
con mi guitarra en su calle
me tocó San Juan maitines.
Había hecho una glosa;
por mi mal la glosa hice.
Empecé a cantar más tierno460
que un tiempo Píramo a Tisbe.
«Socorre con agua al fuego»,
fue lo primero que dije,
y lo postrero también:
del socorro Dios os libre.465
Si era agua limpia o mezclada,
Dioscórides lo averigüe;
basta que toda la noche,
gasté en limpiarme y reírme.
LISANDRO
    Va el mío; pero es mejor,470
que en efeto fue favor,
y el de Valerio pesar.
OTÓN
Empieza, pues, a contar.
LISANDRO
Comienzo en nombre de amor.
   Por esta dichosa calle,475
desdichada en tanto estremo,
donde mil penantes viven,
velando prendas de un muerto,
llevaban unos ladrones
una noche escura, huyendo480
de la vecina justicia,
de vino un famoso cuero.
Al pasar los desdichados,
las puertas de mármol vieron
de esta viuda más dura,485
y pusiéronle en lo hueco.
Los alguaciles y mozos,
embebecidos corriendo,
no vieron dónde quedaba
el arrimado mancebo.490
Yo, que estaba en una esquina
mirándolo desde lejos,
apresuré luego el paso,
llevándome el aire en peso.
Llegando a la amada puerta,495
vi un bulto a mis ojos negro,
con su capa y con su espada,
mirando y hablando adentro.
Llegueme a él, y metime
hasta la barba el sombrero,500
y díjele: «¡Ah, gentilhombre!»,
terciando el corto herreruelo.
Como no me respondía,
saco la daga de presto
y por el pecho a mi gusto505
hasta la cruz se la meto.
Diome la sangre en el mío,
y vuelto a mi casa huyendo,
miro a una luz la ropilla,
y olía como un incienso.510
Tomo una linterna y parto,
y cuando a mirarle vuelvo,
hallo derramado el vino,
y el cuero midiendo el suelo.
OTÓN
   Si esos son vuestros favores,515
reniego de los amores.
VALERIO
Diga Otón el suyo, a ver.
OTÓN
¡Ah, Tulio, aquí he menester
tus retóricos colores!
   Cantaban la vez primera520
con su voz ronca los gallos,
respondiéndose muy lejos
los del lugar y del campo,
cuando de nuestra viuda,
como un reloj concertado,525
la ventana con los ojos
y la calle mido a pasos.
Estaba el cielo más negro
que un portugués embozado,
y a esta causa erré la reja,530
dos ventanas más abajo.
Vivía un buen zapatero
donde yo con gran cuidado
puse los ojos, por ver la casa
en que viven tantos,535
y vi en un balcón un bulto,
la mitad del cuerpo blanco;
y creyendo ser la viuda,
así la requiebro y hablo:
«Ángel, cuya alba es la toca540
y cuya estola el rosario,
oíd un secreto solo
de este enamorado esclavo».
No lo hube dicho, señores,
cuando el zapatero honrado,545
que estaba en camisa al fresco,
dijo, un ladrillo tomando:
«¿A mi mujer, requebritos?
¡Por estas barbas, bellaco,
que yo os conozca de día!».550
Y si al tirar no me bajo
con los polvos del ladrillo
me deja allí rociados,
como escudilla de arroz,
los sesos entre los cascos.555
VALERIO
    Los favores son iguales;
mas al fin, tratando veras
y dejando burlas tales,
¿no veis que estas tres quimeras
han de engendrar cien mil males?560
OTÓN
   Un consejo os quiero dar.
LISANDRO
¿Cómo?
OTÓN
Que el pleito tratemos
dejándonos de tratar.
VALERIO
¿Queréis que no nos hablemos?
OTÓN
Yo a ninguno pienso hablar,565
   encuéntrele adondequiera.
LISANDRO
Yo me voy de esa manera.
OTÓN
¡Ay, Leonarda, hermosa y muda!
LISANDRO
¡Ay, bellísima viuda!
VALERIO
¡Ay, hermosísima fiera!570
 

(Vanse. Sale LEONARDA y JULIA.)

 
JULIA
   Castigado han tu locura
los cielos.
LEONARDA
Y de tal suerte,
que no me han dado la muerte
para mayor desventura.
   Y pues que así me declaro,575
créeme que algún hechizo
este viejo astuto hizo
contra mi helado reparo;
   que llevarme aquesta tarde
a buscar mi vituperio580
no carece de misterio.
JULIA
Dios de pensallo me guarde.
   Tan ignorante está él
de lo que te ha sucedido,
como ese mismo que ha sido585
basilisco tan cruel.
   ¡Malditos sus ojos sean,
que a la primer vista pueden
hacer que otros ciegos queden!
LEONARDA
Déjalos, Julia, que vean;590
   que es bien que tan buenos ojos
no pierdan porque me vieron.
JULIA
¡Por mi agüela, que te dieron
muy aprisa los antojos!
   ¡Rabia en él!
LEONARDA
No digas eso.
595
Dios le guarde. ¿Qué te va?
JULIA
¡Ay!, señora, ¿adónde está
tu autoridad y tu seso?
   ¿Qué es de aquella gravedad
con que hoy al turbado viejo600
subiste al cielo el espejo
de tu fama y castidad,
   y [del] melindre que hiciste
de verte en el de cristal?
LEONARDA
No me predicas muy mal.605
JULIA
Calla ahora, no estés triste.
   ¿Ello ha de ser tempestad,
o cosa para de asiento?
LEONARDA
Estoy sin entendimiento
del mal de la voluntad.610
JULIA
   Ahí falta una potencia;
sangrarse de ella, y a Dios.
LEONARDA
¡Amor, esto podéis vos!
JULIA
¿Que hombre te agrada en Valencia?
   ¿Que ya no eres tú la helada,615
la santa, la recogida?
LEONARDA
No me hables en tu vida,
necia, no me digas nada;
   que todo será acesorio
si me tengo de perder.620
JULIA
No sé qué tengo de hacer
de los libros y oratorio.
   Pues ¿qué dirá fray Luis?
¿Y aquellas cosas tan altas?
LEONARDA
¡Oh mujeres, cuantas faltas625
hasta la prueba encubrís!
   ¡Quién vio mi celo y mi pecho,
oh mancebo, antes de verte!
Pero el rigor de la muerte
no es conmigo de provecho.630
   No me tengo de casar,
si el mundo está de por medio.
JULIA
Yo, señora, sé un remedio.
LEONARDA
¿No te he mandado callar?
   Si no te hubiera criado,635
la cara te deshiciera.
¡Vesme ardiendo, y como fiera
te burlas de mi cuidado!
   Pues remedio he de tener
sin perder mi punto y fama,640
y he de aplacar esta llama
cruel.
JULIA
Todo puede ser.
 

(Sale URBÁN, escudero mozo.)

 
URBÁN
    ¡Oh! ¡Gracias a Dios que os hallo!
¿Hasta cuándo era el rezar?
¿Quería desos quedar645
para la misa del Gallo?
   En días de jubileo
no te querría servir.
LEONARDA
¿Tan presto nos hemos de ir
una tarde que el sol veo?650
URBÁN
   No sueles tú decir eso,
que aun te ofende su arrebol.
LEONARDA
Ya quiero sol.
URBÁN
Anda al sol.
JULIA

 [Aparte.] 

(Déjala, que está sin seso.
URBÁN
   ¿De qué? ¡Válame san Blas!)655
LEONARDA
Mira si está el coche a punto.
URBÁN
Ya, señora, lo pregunto.
LEONARDA
Vuelve, necio, ¿dónde vas?
URBÁN
   Por el coche del sol iba,
para que al sol nos andemos.660
 

(Salen CAMILO, galán, y FLORO, su criado.)

 
CAMILO
¡Gentil recado tenemos!
Dile tú que no me escriba.
FLORO
   No le rasgues, por el tiempo
que la amaste.
CAMILO
Ya está hecho.
FLORO
¿Qué aun eso no es de provecho?665
CAMILO
Es cosa de pasatiempo.
LEONARDA

 [Aparte.] 

   (Urbán, ¿ves este mancebo?
URBÁN
Muy bien.
LEONARDA
Pues llega el oído.
URBÁN
¿Casa y nombre? Ya).
FLORO
No ha sido
ese tu desdén muy nuevo.670
   Siempre con esa mujer
esta aspereza tuviste.
LEONARDA
Vamos, Julia.
JULIA
Ven.
LEONARDA
¡Ay, triste!
¿Si te he de volver a ver?
 

(Vanse LEONARDA y JULIA.)

 
URBÁN
   ¡Por mi fe, bueno he quedado675
a saber su casa y nombre
de este galán gentilhombre!
CAMILO
No quiero amor ni cuidado.
   Estese Celia en su casa,
dé favor a quien quisiere,680
hable, si su gusto fuere,
al que llega o al que pasa;
   busque un nuevo moscatel
a quien con celos engañe;
que ya a mí no hay qué me dañe,685
si no es la lástima de él.
URBÁN

 [Aparte.] 

   (Siempre fue bueno traer
tintero y escribanía).
¡Ah, caballero! Querría...
CAMILO
Hablad, ¿qué queréis?
URBÁN
Saber
690
   si acaso os habéis escrito
en el santo jubileo
por cofrade.
CAMILO
Antes deseo
serlo, buen hombre, infinito.
    ¿Qué se paga?
URBÁN
Sólo un real.
695
CAMILO
Veis aquí dos por los dos.
Tomad.
URBÁN
Recíbalo Dios.
El nombre y casa nombrad.
CAMILO
   Camilo, y vivo a San Juan.
URBÁN
¿Sois noble?
CAMILO
Bastantemente.
700
URBÁN
Dígolo porque se asiente.
¿Su buena gracia, galán?
FLORO
   Yo, Floro.
URBÁN
Basta; yo vuelvo
a la iglesia.
CAMILO
Andad con Dios.
 

[Vase URBÁN.]

 
Cofrades somos los dos.705
FLORO
¿Rezarás?
CAMILO
Hoy me resuelvo...
   ¡Vive Dios, que di un doblón
al hombre por dos reales!
FLORO
¡Ahora con eso sales?
Ya no tiene redención.710
CAMILO
   Entra, que aún habrá reparo.
FLORO
Con eso te dijo allí
que er[a]s noble.
CAMILO
¡Oh, pesia mí,
que soy cofrade muy caro!
 

(Vanse. Salen LEONARDA, JULIA y URBÁN.)

 
LEONARDA
   ¡Gentil industria tuviste,715
Urbán!
URBÁN
Soy flor de los hombres.
LEONARDA
    ¡Qué bien sus casas y nombres
en el papel escribiste!
   ¿Que, al fin, Camilo se llama?
¿Eso más tiene del muerto?720
URBÁN
Sin duda el ser noble es cierto,
aunque ignoramos su fama.
   ¿Qué argumento como ver
que en tan fácil ocasión,
por un real me dio un doblón?725
JULIA
Liberal debe de ser.
   Cierto que fue gran nobleza.
LEONARDA
Di, Julia, ¿qué no tendrá
a quien tales gracias da
la franca naturaleza?730
URBÁN
   Eso de gracia no vi
jamás, por vida de Urbán,
hombre más bello y galán
desde el día en que nací.
   ¡Qué rostro, qué compostura!735
¡Qué barba tan aseada!
¡Qué mano tan regalada!
Pareciome nieve pura.
   ¡Qué cuerpo, qué pierna y pie!
¡Qué [afable], qué discreción!740
¡Qué lindo dar de doblón!
Y ¡qué afición le cobré
   cuando le vi relucir!
LEONARDA
Ahora bien, ya no es posible
sufrir el fuego insufrible745
de que me siento morir.
   Amigos, grande flaqueza
os parecerá la mía;
pero mi pecho confía
de vuestro amor y nobleza.750
   Desde mis padres habéis
servido siempre esta casa,
yo sé al estremo que pasa
el amor que me tenéis.
   Supuesto que no pretendo755
casarme ni sujetarme,
hoy habéis de remediarme,
hoy mi vida os encomiendo.
   En vuestra lengua y secreto
está mi opinión y fama.760
URBÁN
O tu temor nos disfama,
o es de tu amor este efeto.
   ¡Vive Dios, que si en un potro,
o con oro me engañasen,
palabra no me sacasen765
por eso ni por esotro!
   Fía de Julia y de mí,
y di lo que hemos de hacer.
LEONARDA
Tú mi remedio has de ser.
Escúchame atento.
URBÁN
Di.
770
LEONARDA
   Ya ves cómo anda alterada
con sus máscaras Valencia.
URBÁN
Bien.
LEONARDA
Pues con esta licencia,
ponte una ropa estremada,
   y una máscara, y camina775
a hablar aquese galán,
y dile en disfraz, Urbán,
que una dama se le inclina,
   y que le [ama] tiernamente,
y que la podrá gozar780
como hoy te quiera esperar
del Real dentro en la puente.
   Y si te dice que sí,
esta noche irás por él.
URBÁN
Luego ¿bien ha de ver él785
adónde vives y a mí?
LEONARDA
   No, que con máscara irás,
y para que nada note,
le pondrás un capirote,
con que a casa le traerás.790
   Entrará a escuras, y cuando
se haya de ir, vuelto a poner,
¿a quién podrá conocer?
URBÁN
¡Brava industria vas trazando!
   ¡Qué bueno vendrá el halcón!795
Pero yo, ¿en qué me detengo?
Parto.
LEONARDA
No tardes.
URBÁN
Ya vengo.
 

[Vase.]

 
JULIA
¿Quién te dijo esta invención?
LEONARDA
    Amor, que tiene a los pies
a cuantos han estudiado.800
JULIA
Paréceme que han llamado.
LEONARDA
Anda, ve, mira quién es.
 

[Vase JULIA.]

 
   ¿Qué habrá que una mujer determinada
no intente por su gusto? ¿Qué tormento
la mudará del firme pensamiento,805
qué fuego, qué cordel, qué aguda espada?
   ¿Qué gigante con furia más airada
intentará subir al firmamento,
o qué Alcides con más atrevimiento
al centro bajará con alma osada?810
   Efetos son de un niño poderoso
haber mi hielo con su [amor] vencido,
y aquella fe de mi primero esposo.
   Yo he sido como río detenido,
que va, suelta la presa, más furioso;815
y es lo más cierto que mujer he sido.
 

(Sale JULIA.)

 
JULIA
   No sé qué gente está aquí,
que libros y estampas vende.
LEONARDA
Si es máscara, ¿qué pretende?
JULIA
Yo sin máscara le vi.820
LEONARDA
   Pues para que no parezca
que mi devoción se muere,
entre y veamos qué quiere,
o si hay qué comprar se ofrezca.
 

(Sale OTÓN, vestido de estranjero, con cuatro libros [en] una cesta.)

 
OTÓN
   Dios guarde a vuesa merced825
y le dé un gentil marido.
LEONARDA
En que no lo haya querido
me ha hecho mucha merced.
OTÓN
   ¿Por qué, teniendo ese talle?
LEONARDA
Mostrad; ¿qué libros vendéis?830
OTÓN
Uno traigo, que podéis
por poco precio compralle.
   Mas es una historia mía,
y sois vos muy recatada.
LEONARDA

 [Aparte.] 

(¡Qué cifra tan estremada!835
Julia, ¿no te lo decía?)
   ¿Quién es este?
OTÓN
Es El pastor
de Fílida.
LEONARDA
Ya lo sé.
OTÓN
Y Gálvez Montalvo fue,
con grave ingenio, su autor.840
   Con hábito de San Juan
murió en la mar, y yo muero
en mar más profundo y fiero.
LEONARDA
¿Sois librero, o sois galán?
OTÓN
   No se lo sabré decir.845
Aqueste es La Galatea,
que si buen libro desea,
no tiene más que pedir.
   Fue su autor Miguel Cervantes,
que allá en la Naval perdió850
una mano, y pierdo yo...
LEONARDA

 [Aparte.] 

(Calla, Julia, no te espantes).
   ¿Qué perdéis?
OTÓN
El alma y vida,
y por otra Galatea
más cruel que fue Medea,855
y menos agradecida.
LEONARDA
    ¿Quién es este?
OTÓN
Es Espinel.
LEONARDA
¿Qué trata?
OTÓN
Solas canciones;
mas tiene lindas razones
y hay graves versos en él.860
   Quiso bien hasta morir;
mas no del mal que yo muero.
LEONARDA
¿Sois galán, o sois librero?
OTÓN
No se lo sabré decir.
   El Cancionero está aquí;865
mas lleno de disparates.
LEONARDA
De mal impreso no trates.
OTÓN
Mejor impreso está en mí...
LEONARDA
    ¿El qué?
OTÓN
Un eterno servir,
un amar, un padecer.870
LEONARDA
¿Es requebrar, o vender?
OTÓN
No se lo sabré decir.
 

(Sale VALERIO, en hábito de mercader, con estampas.)

 
JULIA
   El estampero se ha entrado.
¡A la rica estampa fina!
LEONARDA

 [Aparte.] 

(Mal mi sospecha adivina,875
o este trato es concertado;
   que el uno y otro galán,
que este engaño concertaron,
las máscaras se quitaron
en allegando al zaguán.880
   Julia, ¿es esto conveniente
a mi encerramiento?
JULIA
Creo
que te engañan.
LEONARDA
Bien lo veo.
¡En mi casa tanta gente!)
VALERIO

 [Aparte.] 

   (¿Acá está primero Otón?)885
OTÓN

 [Aparte.] 

(¿Que Valerio vino acá?)
LEONARDA
¿Qué vendéis?
VALERIO
Vos lo veis ya;
vendo el mismo corazón.
LEONARDA
   Mostrá, ¿Qué es este papel?
VALERIO
El Adonis del Tiziano890
que tuvo divina mano
y peregrino pincel.
   ¡Oh, quién este hubiera sido
cuando fue tan regalado!
Pues muero desesperado,895
y él murió favorecido.
   Esta, por vida de Aurelio,
que es de las ricas y finas,
que es de Rafael de Urbinas
y cortada de Cornelio.900
   Esta es de Martín de Vos,
y aquesta de Federico.
LEONARDA
Mal a estas cosas me aplico.
¿No traéis cosas de Dios?
VALERIO
   Sí traigo. Aquí hay una estampa905
del matrimonio escogida.
LEONARDA
Ese no espero en mi vida.
VALERIO
Mal su estampa se os estampa.
   Pues no sé yo por qué sea;
que hay mil que esperan un sí,910
y por ventura está aquí
un hidalgo que os desea.
   Soy Valerio, aunque me veis
que esta máscara he tomado.
OTÓN
Pues ya va tan declarado,915
a Otón delante tenéis;
   soy rico y soy caballero,
y pierdo el seso por vos.
LEONARDA
¿No hay aquí quien a los dos
les pague en mejor dinero?920
   ¡Hola!
 

(Salen dos CRIADOS.)

 
CRIADO [1.º]
Señora...
LEONARDA
Al librero
y al que los papeles vende...
OTÓN
Pues, señora, ¿qué te ofende
pedirte nuestro dinero?
LEONARDA
   Ea, ¿qué aguardáis, criados?925
VALERIO
Paso, no os alborotéis.
LEONARDA
¿Libertades me vendéis?
¡Libros, por mi fe, estremados!
   ¡Hola, cargaldos de palos!
VALERIO
No harán tal, que irnos sabremos.930
OTÓN
Ni esa afrenta sufriremos.
CRIADO 2.º
¡No están los gabachos malos!
CRIADO 1.º
   Con pastillas y perfumes
aguarda otro para entrar.
CRIADO 2.º
Ea, empiecen a bajar.935
VALERIO
¡Que en tal crueldad te resumes!
LEONARDA
   Cerrad la puerta, y quien llama
traerá menos libertad.
VALERIO

 [Aparte.] 

(Julia, ¿no hay más amistad?
JULIA
Calla, no lo oiga mi ama.)940
 

(Vanse. Salen CAMILO y URBÁN, vestido de máscara.)

 
CAMILO
   Máscara, juro por Dios
que grande empresa acometo,
y sin saber quién sois vos.
URBÁN
Camilo, aqueste secreto
ha de ser entre los dos.945
CAMILO
   Pues me da el alma esa dama,
¿no me fiará su fama?
¿No pudiera yo servilla,
y hablalla, vella y oílla,
y saber cómo se llama?950
URBÁN
   No habemos de hablar en eso;
que en quiriendo saber algo,
queda perdido el suceso.
CAMILO
Juro por la fe de hidalgo
que me hacéis perder el seso.955
   Si yo tuviera enemigos,
los cielos me son testigos
que era engaño claro y visto;
mas no hay hombre tan bienquisto
ni que tenga más amigos.960
   Fuera de eso, estoy contento
que digáis que hasta el retrete
entre armado a mi contento,
y que lleve un pistolete.
URBÁN
Llevá uno, llevá ciento.965
   Si no os falta habilidad,
valor, gusto y voluntad,
que el interés lo atropella,
gozáis la cosa más bella
que tiene aquesta ciudad.970
CAMILO
   ¿Qué importa que bella sea,
si a escuras he de gozalla?
Antes presumo que es fea.
URBÁN
En hablalla y en tocalla
habrá luz con que se vea.975
   Si os pesare y os cansare,
no volváis.
CAMILO
No hay qué repare
más que en el ir tan cubierto.
URBÁN
Esa es la ley del concierto.
Mirad si hay más que os declare.980
CAMILO
   ¿Que cubierto tengo de ir?
URBÁN
Y de esa suerte, Camilo,
habéis de entrar y salir.
CAMILO
¡Brava industria, bravo estilo!
URBÁN
Todo lo habéis de sufrir.985
CAMILO
   Y ¿adónde os he de aguardar?
URBÁN
A las [diez] podéis estar
del Real puesto en la puente;
y guardaos de llevar gente,
porque no os tengo de hablar.990
CAMILO

 [Aparte.] 

    (¿Por ver a Italia no pasa,
o las naciones francesas,
quien deja su patria y casa?
Por las Indias portuguesas,
mil largos mares traspasa.995
   ¿No deja el otro su tierra
por ver la estranjera guerra?
Por una fiesta, ¿no hay mil
que están entre gente vil,
donde el calor los entierra?1000
   ¿No está alguno al sol y al hielo,
esperando a ver salir
el tímido conejuelo,
y el pescador por asir
el pez simple en el anzuelo?1005
   Pues yo, mozo y orgulloso,
¿qué me escuso temeroso
de ver este encantamento?)
Camina, que soy contento.
URBÁN
Si vais, vos seréis dichoso.1010
CAMILO
   A la hora concertada,
en la puente me hallaréis.
URBÁN
¡Qué noche tan regalada
con aquel ángel tendréis!
CAMILO
A lo menos, encantada.1015
URBÁN
   Ella estará prevenida.
A Dios.
CAMILO
Ya vuestra partida
aguardo.
URBÁN
Será muy presto.
CAMILO
Yo he de saber lo que es esto,
aunque me cueste la vida.1020

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