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El Isidro es de asequible lectura gracias a los cuidados de ARTURO DEL HOYO. (Madrid, 1935.) Véase, del mismo. El Isidro, poema castellano de Lope de Vega. Madrid. 1935.

 

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Lope ha recordado en su obra a más artistas. Cita al Bosco, a Bassano, y, varias veces, a Rubens, por quien sentía admiración. Ya AMÉRICO CASTRO dedicó agudas páginas a la preocupación pictórica de Lope, y más tarde MENÉNDEZ PIDAL, en su estudio del Arte nuevo, vio la relación entre el cuadro y la escena. En cuanto a no recordar al Greco, Américo Castro destacó estos versos de La Corona merecida, que muy bien pueden referirse a él:


¡Oh, imagen de pintor diestro,
que de cerca es un borrón!



 

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VOSSLER, Lope de Vega y su tiempo, pág. 153.

 

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Las relaciones entre la obra de Tasso y la de Lope se han venido poniendo en claro ya hace tiempo. El interesado en la cuestión puede ver el fino análisis de RAFAEL LAPESA, La Jerusalén del Tasso y la de Lope, en Boletín de la Real Academia Española, XXV, 1946, págs. 111-136. El ensayo de Lapesa contiene la bibliografía anterior, preocupada, con mucho, en destacar errores lopescos, cuando, en realidad, hace falta otro ángulo de mira para acercarse al poema. El estudio de R. Lapesa centra sabiamente la cuestión y sus alcances. Véase también F. PIERCE, La Jerusalén conquistada of Lope de Vega: A reappraisal, en Bulletin of Spanish Studies, XX, 1943. El poema ha sido modernamente editado por JOAQUÍN DE ENTRAMBASAGUAS, con evidente acierto. (Madrid, tres volúmenes, 1951-1954.)

 

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VOSSLER (Lope de Vega y su tiempo, pág. 161) destaca la belleza de algunos pasajes que no figuran en el texto latino seguido por Lope, lo que viene a señalar cómo Lope no se movía a gusto con el pie forzado de lo documental o lo ajeno.

 

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A este apartado deberíamos traer La descripción de las fiestas de Denia, ya recordada en su lugar, y La descripción de la Abadía, finca del Duque de Alba, escrita en el período en que Lope estuvo en la corte ducal.

 

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La Gatomaquia fue editada por F. RODRÍGUEZ MARÍN, con erudito prólogo, Madrid, 1935.

 

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Unos versos de La Andrómeda fueron blanco de las burlas de Góngora, y solamente a título de curiosidad los citamos aquí; parece que en ellos Lope se autocita, con evidente inmodestia:


Paró en la cumbre del Parnaso...
Salió una fuente clara...
Aquí bebió primero el docto Homero,
y Virgilio después; aquí, seguro
de no tener igual..., pero no es justo
decir quién es, por no causar disgusto.

En un ejemplar de La Filomena, que perteneció a C. Alberto de la Barrera, la mano de Góngora había puesto: «Si lo dices por ti, Lopillo, eres un idiota, sin arte ni juicio».

 

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VOSSLER, ob. cit., pág. 150.

 

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El manuscrito está fechado en 1620; la impresión no se hizo hasta 1655.