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Los inicios del cinematógrafo en Alicante

Daniel C. Narváez Torregrosa





Un estival 10 de agosto de 1896 los alicantinos podían leer en prensa el anuncio de un nuevo espectáculo que se sumaba a las muchas diversiones que animaban las tardes de la temporada de verano iniciada -como cada año- con los primeros calores primaverales. Este espectáculo, que tenía lugar en el Salón Especial del Café del Comercio, local donde se daba cita lo más selecto de la próspera burguesía alicantina, venía anunciado1 bajo el aparatoso título de Vitógrafo, aclarándose que esta «ilusión óptica» tenía algo de extraordinario, puesto que «la reproducción de la realidad no puede ser más perfecta». Diez días después, el mismo periódico que anunció la noticia, El Ateneo, ofrecía un amplio artículo acerca del espectáculo en cuestión y, corrigiendo su propia información, aclaraba que se trataba del Cinematógrafo de los hermanos Lumière.

El entusiasmo por el nuevo espectáculo no es de extrañar cuando indagamos en las formas de ocio de los alicantinos desde la primera mitad del siglo XIX; las cuales han estado de siempre ligadas al hecho cultural. Existía dentro de los sectores más ilustrados de la ciudad un interés creciente por manifestaciones culturales ligadas a los avances científicos del siglo; y en concreto por los adelantos en el mundo de lo visual. Esta inquietud se ve reflejada en los diversos espectáculos que tienen por objeto saciar la curiosidad óptica así como un aporte literario relacionado con el tema: así, encontramos una gran afición a la fotografía; diversas manifestaciones de espectáculos visuales como disolvencias y vistas panorámicas, museos de cera; la existencia de un panorama donde se exhibían vistas de inundaciones en Murcia; un diorama empleado con fines didácticos, y otras manifestaciones culturales como el fonógrafo.


El cinematógrafo, en sus orígenes

Como ya se ha expuesto unas líneas más arriba, el cinematógrafo Lumière fue exhibido con una notable aceptación en agosto de 1896. No obstante la presentación de un programa de películas dentro de un espectáculo de variedades no se efectuará al gran público hasta el sábado 21 de noviembre de 1896. Esta primera velada cinematográfica se proyectaron los siguientes cuadros: Plaza de la República de París, Un almuerzo en familia, Un baile de niños, Entrada del Czar en París, Varios niños jugando al paso, Los luchadores, Llegada de un tren a la estación de Batignolls, Un mercado en Marsella, Una noche terrible y La Loié Fuller.

No encontramos más referencias al cinematógrafo hasta el mes de marzo de 1897 en el que se asegura que el «Cinematógrafo Lumière establecido en la Plaza del Teatro se ve concurrido por numeroso público»2. Las sesiones se efectuaban en un barracón construido para tal efecto en la espaciosa plaza del Teatro, siendo propietario del mismo el Sr. Sanchiz, el cual efectuaba periódicos viajes a Francia para abastecerse de cuantas cintas fuesen novedad.

Junto a esta exhibición aparece, a principio de la temporada de verano, la compañía Eliseo-Expres que ofrece en el Teatro Principal un espectáculo de cinematógrafo y fonógrafo; siendo los cuadros presentados escenas de la vida parisina.

De nuevo encontramos un largo silencio acerca del cinematógrafo y no volvemos a encontrar referencias hasta inicios de 1898. Este año aparece la programación del primer local dedicado a la exhibición: el Pabellón Cinematógrafo Lumière del Sr. Sanchiz en la Plaza del Teatro con carácter permanente. El propietario se preocupa no sólo por ofrecer una variada programación -en sesiones de 6 a 12 de la noche- con títulos como: Corrida de toros en Sevilla, Nerón ensayando venenos con sus esclavos o Un incendio en Jerusalén, etc; sino también por lograr una gran calidad en la proyección. Sanchiz en su afán por captar al público, además de sus continuos viajes al país vecino por nuevas cintas, ideó la creación de un abono de treinta entradas (4,50 pesetas preferencia, 3 las generales) con la finalidad de que «las familias disfruten de este sorprendente espectáculo mediante un módico precio»3. Hecho que se reveló más adelante como una realidad pues las multitudes se agolpaban en el exterior del Pabellón esperando el turno de entrar a la sesión4. El final de la temporada de verano marcó el final de las exhibiciones en este local, para ser retomadas a final de año con motivo de las fiestas navideñas, aunque en esta ocasión el público se decantó por la oferta del Teatro Principal que también programó sesiones cinematográficas.

El año 1899 comienza con la llegada de una compañía teatral francesa que entre sus espectáculos incluye cintas como Vida y Pasión de Jesús. El lugar elegido para las proyecciones es el barracón de la Plaza del Teatro rebautizado ahora con el nombre de Pabellón de Visiones Artísticas.

A finales de la temporada de verano el Teatro Principal alberga en su vestíbulo al Cinematógrafo Mágico del cual -por ahora- tan sólo tenemos la referencia de que es anunciado bajo el calificativo de modelo 1899, cuyo propietario era el Sr. Hernández y que la cinta más espectacular era La danza del fuego.

Se cierra el año 1899 con un doble acontecimiento. Por un lado la llegada a Alicante de otro aparato representante de la cinematografía mundial. En diciembre abre sus puertas el barracón de la Plaza del Teatro, en esta ocasión con el nombre de Vitascope Edison y en el que se efectuarán sesiones cinematográficas y fonográficas, entre cuyos títulos resaltan Cenicienta, Carnaval en París o Un cochero dormido5.

En segundo lugar, el 9 de diciembre se inauguraba el Salón Express, primer local permanente de exhibición cinematográfica que se extendió hasta la llegada del nuevo siglo y creó el precedente de la programación cinematográfica como parte muy importante del ocio popular.

Muy pronto la oferta del ocio cultural se fue reduciendo hasta quedar establecidos el teatro y el cine como los dos espectáculos de masas por excelencia; surgiendo, como es lógico, de estas dos manifestaciones artísticas sus incondicionales y sus detractores y generándose una gran oferta dentro de los primeros circuitos de exhibición.







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