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1

Ibidem, pp. 244-246. Sobre este debate y en general sobre las diversas concepciones de los Diputados doceañistas respecto de la distribución territorial del poder en el nuevo Estado Constitucional, vid. mi trabajo «Las Cortes de Cádiz: representación nacional y centralismo», en la obra colectiva Las Cortes de Castilla y León. 1188-1988, Valladolid, 1990, vol. II, pp. 217-245.

 

2

Sobre la recepción del pensamiento europeo en España durante el siglo XVIII, incluida la teoría constitucional inglesa, vid. J. A. MARAVALL, «Las Tendencias de reforma política en el siglo XVIII», Revista de Occidente, t. XVIII, 1967, pp. 51 y 82. Ídem, «Cabarrús y las ideas de reforma política y social en el siglo XVIII», Revista de Occidente, t. XXIII, n.º 69, 1968, pp. 285-286. Vid. asimismo, Luis SÁNCHEZ AGESTA, El Pensamiento Político del Despotismo Ilustrado, Instituto de Estudios Políticos, Madrid, 1953, pp. 95 a 113 y 260. C. CORONA BARATECH, Revolución y reacción en el reinado de Carlos IV, Rialp, Madrid, 1957. G. ANES, Economía e Ilustración en la España del siglo XVIII, Barcelona, 1969. A. ELORZA, La Ideología Liberal en la Ilustración española, Tecnos, Madrid, 1970. Mariano y Jose Luis PESET, La Universidad Española (siglos XVIII y XIX). Despotismo Ilustrado y Revolución Liberal, Taurus, Madrid, 1974. SARRAILH, La España Ilustrada de la segunda mitad del siglo XVIII, Fondo de Cultura Económica, México. 2.ª reimp. 1979. R. HERR, España y la Revolución del siglo XVIII, Aguilar, Madrid, 1979. A. DOMíNGUEZ ORTIZ, Sociedad y Estado en el siglo XVIII español, Ariel, Barcelona, 1981; Idem, Carlos III y la España de la Ilustración, Alianza, Madrid, 1989. Francisco SÁNCHEZ-BLANCO PARODY, Europa y el pensamiento español del siglo XVIII, Alianza Universidad, 1991.

 

3

Sobre este particular, vid. el libro de GUERRERO, Ana Clara, Viajeros británicos en la España del siglo XVIII, Aguilar, Madrid, 1990, especialmente los cuatro primeros capítulos.

 

4

Cfr. RODRÍGUEZ DE ARANDA, «La recepción e influjo de las ideas de J. Locke en España», en Revista de Estudios Políticos (Revista de Estudios Políticos). n.º 76, 1954, pp. 123 y ss.

 

5

Cfr. Richard HERR, España y la Revolución del Siglo XVIII, op. cit., p. 28.

 

6

Cfr. Antonio ELORZA, La Ideología Liberal en la Ilustración Española, op. cit., capítulo IV, «La recepción de Montesquieu», pp. 69 y ss.

 

7

Lord Holland era sin duda un interesantísimo personaje. De él dijo Lord Byron en una ocasión que era «el hombre mejor informado y uno de los más capaces que había conocido en su vida, una devorador de libros y un observador de hombres». Apud. Manuel MORENO ALONSO, «Sugerencias Inglesas para unas Cortes Españolas», en la obra colectiva Materiales para el Estudio de la Constitución de 1812, Tecnos, Madrid, 1989, p. 512. MORENO ALONSO ha estudiado de forma exhaustiva el influjo de Lord Holland en los orígenes del constitucionalismo español, tanto en este trabajo como en otros muchos, entre los que cabe destacar «Lord Holland y los Orígenes del Liberalismo Español», en Revista de Estudios Políticos, n.º 36, 1983, pp. 181 y ss. y su reciente libro La generación española de 1808, Alianza Universidad, Madrid, 1989, passim.

 

8

Sobre el destacado papel de Quintana en este período, vid. el libro de Albert DÉROZIER, Quintana y el nacimiento del liberalismo en España, Ediciones Turner, Madrid, 1978.

 

9

Sobre el pensamiento constitucional de Blanco, vid. mi trabajo, «Un precursor de la Monarquía Parlamentaria: Blanco-White y "El Español" (1810-1814)», Revista de Estudios Políticos, n.º 79, enero-marzo, 1993, pp. 101-120. Blanco, como la mayor parte de los intelectuales españoles de su generación, confiesa haber estado notablemente influido por las ideas políticas revolucionarias que había encontrado en los libros franceses del siglo XVIII. Pero, a diferencia de Agustín de Argüelles o Muñoz Torrero, por citar dos ejemplos significativos, esta primera fase la superó relativamente pronto y, además, de forma radical. Blanco-White, en realidad, era un anglófilo, cuya anglofilia le había llevado a una virulenta francofobia. La conversión anglófila de Blanco se debió en no pequeña parte a su trato asiduo -primero en España y luego en Londres- con Lord Holland. Jovellanos, por quien Blanco sentía una gran admiración, desempeñó también un papel sin duda relevante en esta conversión, así como Quintana y Ángel de la Vega Infanzón.

 

10

Sobre las relaciones de Blanco con Jovellanos y Quintana, vid. las obras de MORENO ALONSO y DÉROZIER que se citan en notas 10 y 11, respectivamente.

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