He aquí una composición
dramática a la cual fuera muy difícil ponerle nombre. ¿Es
una comedia antigua? Ciertamente que no, pues ha nacido en el siglo XIX.
Ciertamente que no, pues mal se atreviera a aspirar a la versificación y
sublimidad de Lope, a la gala y caballerosidad de Calderón, al estro
cómico de Moreto, al donaire de Tirso, a la pureza de Alarcón.
¿Es una comedia moderna según las reglas del género
clásico antiguo? Menos. Ni es comedia de costumbres, ni comedia de
carácter. Ni me propuse al imaginarla seguir las huellas de Plauto y
Terencio, ni tuve al concebirla la osadía de imitar a Molière o a
Moratín. ¿Es una tragedia como la entienden los rigurosos
Aristarcos? Ni tiene la sencillez enérgica de Esquilo, ni la humilde
sublimidad de Sófocles. Ni está escrita toda en verso heroico; ni
es su estilo siempre altamente entonado; ni pueden reputarse sus escenas todas
dignas del levantado coturno; ni son sus personajes los favoritos de
Melpómene. ¿Es un drama mixto, de grande espectáculo,
perteneciente al género bastardo introducido en la literatura a fines
del siglo pasado? No hay en él grandes efectos levantados sobre
débiles fundamentos, no hay escenas de imponente y charlatanesca
fraseología, no hay tempestades, no hay horrendos crímenes.
¿Es un débil destello siquiera de la colosal y desnuda escuela de
Víctor Hugo o Dumas? ¿Es un drama romántico? No sé
qué punto de comparación puedan establecer los críticos
entre Antony, Lucrecia Borgia, Enrique III, Triboulet y mi débil
composición. ¿Qué es, pues, MACÍAS?
¿Qué se propuso hacer el autor? Macías es un hombre que
ama, y nada más. Su nombre, su lamentable vida pertenecen al
historiador; sus pasiones al poeta. Pintar a Macías como imaginé
que pudo o debió ser, desarrollar los sentimientos que
experimentaría en el frenesí de su loca pasión, y retratar
a un hombre, ése fue el objeto de mi drama. Quien busque en él el
sello de una escuela, quien le invente un nombre para clasificarlo, se
equivocará. ¿Para qué ha menester un nombre?
¡Ojalá no se equivoque también quien busque en
MACÍAS alguna escena interesante, tal cual sentimiento arrancado al
corazón, un amor medianamente expresado y un desempeño feliz!
Escena I
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FERNÁN PÉREZ,
NUÑO HERNÁNDEZ.
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Al descorrerse el telón aparece
NUÑO HERNÁNDEZ abriendo la puerta del
foro e introduciendo en la escena a
FERNÁN PÉREZ.
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NUÑO | Venid conmigo, el hidalgo; | | en esta cámara entremos, | | donde con secreto hablemos. | | ¿Me habéis menester en algo? | | Tomad, | (Le da una silla.) | que me haréis favor. | 5 |
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FERNÁN PÉREZ | Me obliga esta cortesía. | | (Siéntase.) |
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NUÑO | En esta cámara mía | | podéis hablar sin temor. | | Mi hija salió de mañana, | | como de costumbre tiene, | 10 | al templo; así nadie os viene | | a turbar. | (Se sienta.) |
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FERNÁN PÉREZ | De buena gana. | | Hoy, Nuño Hernández, expira | | el plazo que me pusisteis, | | en el cual me prometisteis | 15 | darme la mano de Elvira. | | Un año es ya trascurrido... | |
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FERNÁN PÉREZ | Y vengo, | | por el afecto que os tengo, | | a acordar lo prometido. | 20 | Me dijisteis que a Macías, | | ausente, vuestra hija amaba, | | y aun yo sé que le aguardaba | | en Andújar estos días. | | Mas que si por buena estrella | 25 | en un año no volvía, | | luego mi esposa sería | | mal que le pesase a ella. | | Que no ha vuelto es cosa clara; | | que no ha de volver, también; | 30 | y el que a vos os está bien | | tal boda, ¿quién lo dudara? | | Vos sois tan sólo un criado, | | que a don Enrique servís; | | si de cerca le asistís, | 35 | lo debéis a mi cuidado. | | Soy su privado y su amigo, | | y esto en tanto grado, Nuño, | | que nada firma su puño | | sin consultarlo conmigo. | 40 | Yo además soy caballero, | | hidalgo de alta nobleza, | | y acostamiento su alteza | | me da por ser su escudero. | | Vos y vuestra gente toda | 45 | villanos sois, con lo que algo | | se os ha de pegar de hidalgo | | y de noble en esta boda. | | Si sois más rico de hacienda, | | justo es que compréis con oro | 50 | lo que ganáis en decoro, | | y que yo caro me venda. | | Porque con villana y pobre, | | por mujer, no he de casarme, | | que mujer no ha de faltarme | 55 | mientras el poder me sobre. | | Mire, pues, qué le conviene, | | y en lenguaje liso y claro | | hágame cualquier reparo, | | si alguno que hacerme tiene: | 60 | que sino, la enhorabuena | | hoy Andújar os dará, | | y mi padrino será | | Don Enrique de Villena. | | Decir
no fuera mancilla; | 65 | ved que soy privado fiel | | de don Enrique, y es él | | tío del rey de Castilla. | | Tal vez claro en demasía | | soy aquí, mas el rebozo | 70 | me excusa el poder que gozo, | | que el poder da altanería. | |
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NUÑO | Con atención escuché, | | hidalgo, vuestras razones; | | que más bien reconvenciones | 75 | me parecieron a fe. | | ¿Por qué agraviado os decís? | | Yo cumplo lo que prometo, | | y si no es otro el objeto | | por que a buscarme venís, | 80 | satisfecho habéis de estar; | | todo mi afecto lo allana: | | y en esta misma mañana, | | Fernán, os podréis casar. | | Si Elvira ya no olvidó | 85 | el amor que en otros días | | sintió por aquel Macías, | | haré que lo olvide yo. | | Ni yo nunca al tal mancebo | | quise por yerno. |
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FERNÁN PÉREZ | ¡Pues bravo | 90 | yerno granjeabais, que al cabo | | ingenio tiene! |
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NUÑO | Yo llevo | | puesta más alta la idea. | | Tal pena, pues, no os aflija, | | que al fin, si es mujer mi hija, | 95 | fuerza es que mudable sea; | | y sino es muy bien criada, | | y, sea dicho entre los dos, | | a no serlo, ¡vive Dios!, | | que la hiciera escarmentada. | 100 |
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FERNÁN PÉREZ | ¡Oh!, ni eso le ha de imponer | | al noble que se ha casado. | | Yo os prometo que a mi lado | | será honrada mi mujer. | | Además de que se suena | 105 | que el tal mozo en Calatrava, | | donde en comisión estaba | | por el marqués de Villena | | para el clavero de la orden, | | se casó, o se casa ya: | 110 | y, aunque así no fuera, acá | | no puede sin contraorden | | del marqués volver; y no | | se le ha de enviar ésta, Nuño, | | pues que de mi propio puño | 115 | la tengo de sellar yo. | |
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NUÑO | ¡En buen hora! De ese modo | | a Elvira he de disponer, | | y cuando hayáis de volver | | prevenido estará todo. | 120 |
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FERNÁN PÉREZ | En ser breve hareisme gusto. | | Y ahora, pues, que convenidos | | estamos, y están unidos | | nuestros intereses, justo | | será que la confianza | 125 | haga de vos, si os parece, | | que os prometí, y que merece | | nuestra próxima alianza. | | No ha mucho que fue nombrado | | Maestre de Calatrava, | 130 | que ha tiempo vacante estaba, | | el de Villena llamado, | | o por más bien don Enrique | | de Aragón, a quien servís; | | mas no sin que un tal don Luis | 135 | de Guzmán se enoje y pique, | | quien por ser comendador | | lo pretendía al presente, | | y ser próximo pariente | | del buen maestre anterior. | 140 | Tiene don Luis gran partido, | | y hará más, porque le ampara | | el conde de Trastámara, | | y, según tengo entendido, | | el prelado de Toledo, | 145 | Benavente también; | | y es claro que bien a bien | | no se saldrá de este enredo. | | Alega don Luis Guzmán | | que don Enrique es casado; | 150 | mas éste ha solicitado | | el divorcio; en esto están. | | Don Enrique es ambicioso, | | y a toda costa pretende | | que el derecho que defiende | 155 | salga en pleito ganancioso; | | a más con la de Albornoz, | | su mujer, mal se llevaba, | | y esta ocasión deseaba, | | según es pública voz; | 160 | así supone y confiesa | | causas ocultas, por donde | | a ninguno se le esconde | | que saliera con su empresa. | | Pero contra ese deseo, | 165 | que todo es falso se suena, | | y también que el de Villena | | lo de Cangas y Tineo | | falsamente ha renunciado | | con fraude en el mismo rey, | 170 | porque a la orden, como es ley, | | no se adjudique el condado. | | Ya entendéis que es cosa clara | | que pierde la pretensión, | | y el favor y protección | 175 | que goza, si esto se aclara. | | El don Luis está en Arjona, | | dos leguas no más de aquí; | | y dicen que vino allí | | por ver al rey en persona. | 180 | Es, pues, preciso que alguno | | vaya presto allá, y mañoso | | le proponga un medio honroso | | que zanje el pleito importuno. | | por lograr designio tal | 185 | Villena le hará cesiones | | en sus mismas posesiones | | que no han de sonarle mal; | | y si vos entráis en eso | | con don Enrique hablaréis, | 190 | y de él mismo tomaréis | | instrucciones de más peso. | | Que a ninguno conocemos | | en esta sazón los dos | | más útil y apto que vos | 195 | para el fin que pretendemos. | | Y os advierto que si acaso | | sale mal vuestra embajada, | | que aunque fuese a mano armada | | hemos de salir del paso. | 200 | Ved, pues, si os conviene a vos | | este encargo, y si el secreto | | sabréis guardar. |
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NUÑO | Yo os prometo | | que no riñamos los dos. | |
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FERNÁN PÉREZ | Está bien; y esto ha de ser | 205 | hoy mismo, pues sin demora | | a Toledo hay que ir ahora, | | donde el rey piensa volver, | | luego que en Madrid se acabe | | el alcázar que hace allí. | 210 |
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FERNÁN PÉREZ | Sí. | | Mas vuelve, según se sabe; | | que ha caído en la catedral | | un rayo estando él en ella; | | y dicen que es mala estrella | 215 | del rey, y que grave mal | | le presagian para este año | | dos astrólogos de nombre. | |
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NUÑO | ¿Y el tal rayo hirió algún
hombre, | | o hizo por ventura daño? | 220 |
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FERNÁN PÉREZ | Herir a nadie, no hirió; | | mas descompuso el reló, | | que es el único de España. | | Hay pues que ir hasta Toledo, | 225 | y no hay tiempo que perder... | |
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NUÑO | Está bien: hoy se ha de hacer, | | y yo en el encargo quedo. | | (Se levantan.) | Decidlo así a don Enrique. | |
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NUÑO | A Elvira he de hablar, | 230 | Y ya os puedo asegurar | | que haré que no me replique. | |
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NUÑO | No, deteneos. | | Alguien llega aquí. Ellas son. | | Ved qué dichosa ocasión. | 235 | No os vayáis; aparte haceos, | | de su labio habéis de oír | | la respuesta que me dé. | |
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NUÑO | Yo sé | | que contento habéis de ir. | 240 |
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Escena II
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FERNÁN PÉREZ,
NUÑO HERNÁNDEZ,
ELVIRA,
BEATRIZ.
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Los dos primeros se han hecho algo
atrás, y hablan entre sí sin oírlas.
ELVIRA y
BEATRIZ se quitan los mantos al entrar, y hablan los
primeros versos sin verlos.
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BEATRIZ | Llega, señora; y en casa | | desahoga tu dolor, | | llora el desdichado amor | | que el tierno pecho te abrasa. | | Que aunque te cubriera el manto | 245 | no faltó quien lo advirtiera | | en la misa. |
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BEATRIZ | ¿No darás treguas al llanto? | |
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ELVIRA | ¿No he de llorar, ¡desdichada!, | | si ya no vuelve Macías, | 250 | y dentro de pocos días | | por mi palabra empeñada | | vendrá Fernán Pérez? |
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BEATRIZ | Señora, | | ved que os oyen. Aquí están. | |
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ELVIRA | ¡Ah! ¿Cómo oculto el
afán | 255 | que el corazón me devora? | |
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NUÑO | Sí: | | y a acreditarte el amor | 260 | vine, que siempre te tuve. | | Hoy se cumple... |
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ELVIRA | (Con dolor.) | ¡Ya os entiendo! | |
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NUÑO | No me pesa. Aquí estáis viendo | | al noble hidalgo que os sube | | a tanto honor. |
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FERNÁN PÉREZ | Tan hermosa | 265 | sois, asombro del sentido, | | que le tuviera perdido | | si vuestra mano preciosa | | no anhelara. |
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ELVIRA | (Contristada.) | Sois por cierto | | muy galán. |
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ELVIRA | (¡Maldita belleza! ¡Estrella | | maldita mía!) |
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FERNÁN PÉREZ | ¿Qué advierto? | | ¿Os turbáis? |
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NUÑO | (A
ELVIRA.) | Repara, mira... | |
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ELVIRA | No es nada: el gozo... Beatriz | | (Violentándose.) | Sostenme: (¡ay de mí, infeliz!) | 275 |
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NUÑO | (¿Qué es esto? ¡Pardiez!)
Elvira, | | vos misma el plazo os pusisteis | | de un año, y... |
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ELVIRA | (¡Ay! ¡Quién creyera | | que en un año no volviera!) | |
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NUÑO | Vos la palabra nos disteis... | 280 |
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ELVIRA | No habléis más, señor, en eso; | | si mi palabra empeñe, | | mi palabra cumpliré. | | (¡Y aunque muera, ingrato!) |
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NUÑO | (Un peso | | grave me quitó.) | (A
FERNÁN PÉREZ.) | Ya vos | 285 | lo escuchasteis de su boca. | |
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FERNÁN PÉREZ | A mí lo demás me toca. | | Descuidad: presto por Dios | | volveré. | (A
ELVIRA.) | Vos en mi priesa | | si estimo conoceréis | 290 | lo dichoso que me hacéis. | |
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ELVIRA | (Reprimiéndose.) | Id con Dios. |
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NUÑO | (Acompañándole a la
puerta.) | Los dos a vuesa | | merced quedamos atentos. | |
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FERNÁN PÉREZ | Quedaos. Vuestra atención | | sobra. |
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NUÑO | ¡Oh!, ya es obligación. | 295 |
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FERNÁN PÉREZ | Remitid los cumplimientos. | |
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(Vase, despidiéndole
NUÑO a la puerta.
ELVIRA al ver marchar a
FERNÁN PÉREZ le sigue con la vista, y,
cuando ya ha salido se arroja sobre un sillón inmediato y rompe a
llorar.
NUÑO vuelve.)
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Escena IV
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ELVIRA,
NUÑO.
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ELVIRA echa una ojeada de dolor a
BEATRIZ, que desaparece lentamente: se levanta y queda
apoyada con una mano en el sillón y enjugándose con la otra las
lágrimas, que trata de reprimir con un esfuerzo violento.
NUÑO HERNÁNDEZ, cruzado de brazos,
parece esperar a que rompa el silencio, o reconvenirla con el suyo, ELVIRA se
acerca en fin, y cogiendo las manos de
NUÑO dice los versos siguientes.
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ELVIRA | ¡Perdóname, señor, si hoy
más que nunca | | presente aquel amor en la memoria | | en vano lucho por borrar del pecho | 315 | la esperanza engañada! Yo más fuerzas | | encontrar en mi propia presumía | | cuando el plazo pedí: ¡mas ay!, yo nunca | | pensé que él de mi amor se olvidaría. | | Mira mi corazón, débil juguete | 320 | de una pasión tirana, inextinguible, | | y tú mismo dirás si verme puedo | | al yugo extraño del que nunca quise | | en eternales vínculos unida, | | tranquila y sin llorar. ¡Vínculos tristes | 325 | que antes de unirme acabarán mi vida! | | ¿Yo al pie del ara con perjuro labio, | | ante un Dios que a los pérfidos castiga, | | eterno amor le jurará, un esposo | | que me roba mi bien, y por quien siento | 330 | odio tan sólo? |
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ELVIRA | Sí, perdona. | | Soy mujer, y soy débil: ni depende | | ser más fuerte de mí. Yo bien quisiera | | en mi encerrado pecho sepultando | | tanto culpable amor, que nada el mundo | 335 | del volcán que me abrasa trasluciera; | | y, ahogando mi dolor durante el día, | | que mis lágrimas tristes, por la noche, | | en el oculto lecho derramadas, | | entre la soledad y las tinieblas | 340 | pasión tan grande que olvidar no logro, | | en eterno silencio confundiesen. | | ¡Mas ay!, que no está en mí. Ya, mal mi
grado | | rompe mi lloro, en mi dolor inmenso, | | el dique que hasta aquí lo ha sujetado. | 345 |
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NUÑO | ¿Y éstas son tus palabras, y
éste el fruto | | de un año de indulgencia y de esperanza? | | ¿Por qué cuando tu padre bondadoso | | la elección a tu arbitrio, y aun del plazo | | el decidir el término dejaba, | 350 | si tan mísera y débil te velas, | | no dijiste: «Señor, nunca en mi pecho | | otro amor reinará que el de Macías?». | | Aún era tiempo entonces. Yo al hidalgo | | contestara resuelto: «Fernán Pérez, | 355 | excusad vuestro amor, y no adelante | | paséis en esperanzas; nunca Elvira | | vuestra esposa será.» No consintiera | | Fernán Pérez al menos. ¡Cuántas
veces | | os recordé los riesgos que esa loca | 360 | temeraria imprudencia causaría! | | Buscáramos la dicha y el contento | | del cortesano estruendo separados | | en nuestro patrio hogar. Tú, Elvira, entonces, | | allá feliz con tu feliz esposo, | 365 | del mundo retirada, gozarías | | de ese implacable amor. |
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NUÑO | Ora yo envuelto en bandos y disturbios, | | doquiera que me aparte de Villena, | | allí en peligro. Y si aún ayer llegara | 370 | ese mozo infeliz que te enamora, | | pudiera ser que entonces Fernán Pérez | | al pacto se ciñera; mas en vano, | | en vano le esperaste, y ora, Elvira, | | esfuerza, o dar tu mano al noble esposo, | 375 | o al rencor exponernos y a la ira, | | y a la venganza atroz de un poderoso. | | Él mismo aquí lo dijo... |
|
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ELVIRA | ¡Padre mío! | | Si yo imprudente fui, si harto confiada, | | eso lloro, no más: y ya imposible | 380 | me fuera no llorar: mas mis promesas | | sabré cumplir... |
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NUÑO | ¿Y juzgas que llorando, | | turbada, sin amor, violenta, fría, | | te verá con placer, y al pie del ara | | te arrastrará por fuerza el noble hidalgo? | 385 | ¿Tan necio le imaginas por ventura? | | ¡Inútil esperanza! No; en su enojo | | del desprecio irritado que en ti viere, | | mil trazas buscará para ofendernos. | | ¿Do su poder no alcanza? Perseguido, | 390 | si no muero a sus manos, dondequiera. | |
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ELVIRA | Basta, señor; mi llanto reprimiendo, | | alegre faz le mostraré. (¡Dios mío!) | | Tan sólo un mes os pido, porque pueda | | el agitado espíritu... |
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NUÑO | ¡Imposible! | 395 | ¿Más plazos me pedís? Hoy, sin
remedio... | |
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ELVIRA | ¿Qué escucho, santo
Dios? |
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NUÑO | Y bien, ¿qué esperas? | | ¿Piensas que, aunque por fin cumplido el plazo, | | ése tan tibio amante perezoso | | pidiéndome tu mano me ofreciera | 400 | los tesoros de Creso, la palabra | | que di solemnemente olvidaría, | | y en la boda mi honor consentiría? | | En fin, ya de una vez, hija, es forzoso | | decirlo todo aquí. ¿Qué de ese enlace | 405 | descabellado esperas? ¿El mancebo | | quién es, y cuáles timbres, qué
blasones | | le ilustran a tus ojos? |
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ELVIRA | ¿Y yo acaso | | nací, señor, princesa? |
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NUÑO | ¿Mas qué bienes | | son los suyos, Elvira? ¿Caballero, | 410 | y no más? ¿Hombre de armas, o soldado? | | ¿Mal trovador, o simple aventurero? | |
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|
ELVIRA | ¡Eso no! -Si no os place, nunca,
nunca | | me llamará su esposa, ni cumplida | | veré jamás tan plácida esperanza. | 415 | Pero al menos sed justo: sus virtudes, | | su ingenio, su valor, sus altos hechos | | no despreciéis, señor: ¿donde están
muchos | | que a Macías se igualen, o parezcan? | | De clima en clima, vos, de gente en gente | 420 | buscadlos que le imiten solamente. | | ¿Su ardimiento? ¿Vos mismo no le visteis | | ha un año, poco más, en Tordesillas | | los premios del torneo arrebatando, | | cuando el rey don Enrique el nacimiento | 425 | celebraba del príncipe? ¿Cuál otro | | más sortijas cogió, corrió más
cañas? | | ¿Quién supo más bizarro en la carrera | | hacer astillas la robusta lanza? | | ¿Quién a sus botes resistió?
¿Quién tuvo, | 430 | el animoso bruto gobernando, | | más destreza o donaire? Pedro Niño, | | el mismo Pedro Niño vino al suelo, | | del arzón arrancado, a su embestida, | | y la arena besó. ¿Pedisle hazañas? | 435 | El Algarbe las diga, que aún las llora; | | y el campo de Baeza, donde escritas | | su espada las dejó con sangre mora. | | Y en fin, su ingenio, si el ingenio vale, | | Vos más que yo le conocéis; vos mismo | 440 | con él ibais también cuando Villena | | a Aragón le llevó, donde hizo alarde, | | en el dialecto lemosín, del suyo: | | donde en los juegos mereció de Flora | | el premio y la corona, que a mis plantas | 445 | vino a ofrecer después. ¡Cuántas
cantigas | | de él corren en la corte, que la afrenta | | de los ingenios son, y de las damas | | el contento y placer! ¿Y ése es, decidme, | | ése el mal trovador y aventurero, | 450 | ése el simple soldado? Padre mío, | | si eso no es ser cumplido caballero, | | si eso es ser villano, yo villano | | a los nobles más nobles le prefiero. | |
|
|
NUÑO | ¿Qué pronuncias, Elvira? ¿En
mi presencia | 455 | tú a ensalzarle te atreves, necia y loca? | | Ya inútilmente la indulgencia empleo. | | Serás de Fernán Pérez; a él mis
dichas, | | mi gloria y mi favor, mi honra y mi suerte, | | todo en fin, se lo debo; y don Enrique | 460 | me hospeda en su palacio, y dondequiera | | me distingue por él. ¿Serele ingrato? | | A la suya mi suerte está enlazada, | | hoy en Andújar y mañana en Burgos, | | en Madrid, en Sevilla, con la corte, | 465 | poderoso o caído, los secretos, | | que entrambos en mi pecho depositan, | | con ellos al poder también me elevan, | | con ellos a mi fin me precipitan. | | No más rebozo ya; tú de ese hidalgo | 470 | hoy la mujer serás. |
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ELVIRA | ¡Señor! | ¡O elige | | mi eterna maldición!! |
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ELVIRA | ¡Ah!, no; yo esposa | | de Fernán Pérez seré. |
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|
NUÑO | Vuelve a los brazos | | de tu padre, que aún te ama y te perdona. | | ¿Ni qué otra cosa hicieras, hija mía, | 475 | que mejor te estuviese? ¿Por ventura | | pasar en llanto eterno resolviste | | tu juventud brillante, marchitada, | | en triste desamparo sumergida | | por desprecios del falso que te olvida? | 480 | ¿Merece ni una lágrima ese noble, | | cuya virtud ensalzas y pregonas, | | que al juramento falta y a su dama? | |
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|
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NUÑO | ¿Y es caballero? | | Cuando tu propio padre y tu fortuna | 485 | le inmolabas, ¡ay, triste! ¿No sabías | | que en Calatrava, acaso, está con otra | | ya casado ese pérfido Macías? | |
|
|
ELVIRA | (Fuera de sí.) | ¿Casado? ¿Y lo sabéis vos?...
¡Santo cielo! | |
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NUÑO | Nadie lo ignora en el palacio, y... |
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|
ELVIRA | ¿Nadie? | 490 | ¿Y posible será? ¡Mas ay!
¿Qué dudo? | | ¿Ni qué prueba mayor que su tardanza? | | Si no fuese verdad, ¿vivir pudiera | | lejos de Elvira un año? ¿Es cierto? ¿Y
éstos | | tus juramentos son, tú amor ardiente? | 495 | ¡Otra mujer! ¡Ah! Presto, padre mío, | | mis bodas disponed; ya a vuestra hija, | | no tan sólo obediente, más gozosa, | | y aun alegre veréis. ¡Ah! ¡Fementido! | | Ya quiero a Fernán Pérez, ya le adoro. | 500 | Presto, corred, buscadle, referidle | | mi despecho, señor, y esta mudanza; | | que su esposa seré, que ya el contrato | | puede cerrarse al punto, luego, ahora... | |
|
|
|
ELVIRA | ¡Oh cuánto tarda, cuánto | 505 | el instante feliz de la venganza! | | (Se enjuga las lágrimas
rápidamente afectando serenidad.) |
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NUÑO | Sí, sí, cálmate, Elvira, que
ninguno | | los surcos de tus lágrimas conozca. | | Tú a la vida me vuelves, hija mía; | | corro a anunciarle tan alegres nuevas | 510 | al hidalgo; tú en tanto... |
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ELVIRA | A mi cuidado | | dejad vos lo demás, y a mi deseo; | | que a vuestra vuelta pronto hacia el sagrado | | altar yo volaré del himeneo. | |
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|
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(Vase
NUÑO, y
ELVIRA se arroja sobre un sillón como
abismada.)
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