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AMÉRICA, LIBERTAD, PALAS, MARTE, MERCURIO y CORO.

 
LIBERTAD
Es tiempo ya, deidades inmortales,
de decidir en nuestra lid dudosa.
En la empresa dichosa
vuestro favor y ayuda han sido iguales.
Gozad, pues, a la par de la victoria,
y en vos ceda igualmente
todo el honor, la gratitud, la gloria.
¿Qué sería de Anáhuac, combatido
de contrarias facciones,
si de entrambos no hubiera recibido
consejo sabio y protección segura?
¿Cómo el gran campeón que fue educado
en la escuela de Marte horrenda y dura,
la saña ardiente hubiera refrenado,
y los opuestos bandos conciliado,
si Palas en tan áspero camino
no le alumbrara con su antorcha pura?
Huracanes y nubes tempestuosas
doquier cruzando por el ancho cielo
Tenochtitlan veía,
temiendo que asomara el triste día
de nueva perdición y desconsuelo.
Pero el héroe de Iguala
sagaz disipa la minaz tormenta;
y con vuestra asistencia
es conducido hasta la excelsa cumbre
que americana planta nunca hollara:
y no habrá lengua, aunque de loor avara,
que de alma gratitud no exclame llena:
«De la prudencia y del valor guiado
a México Iturbide ha libertado.»
PALAS
Llega a naufragar la nave
entre el ábrego y el noto,
si no la sabe el piloto
animoso dirigir.
Y aunque el aliento le sobre,
si es bisoño e inexperto,
se verá cerca del puerto
al abismo sumergir.
Digna es, oh Libertad, de tu divino
labio la decisión, y no sería,
como es, tan grato mi placer, si Marte
no gozara a la par la gloria mía.
MARTE
De Palas sin la grata compañía,
jamás hubo victoria
que fuese para mí satisfactoria.
LIBERTAD
Siempre el cielo concordes os mantenga:
y no permita nunca que el tirano,
el Despotismo atroz con dura mano
a oprimir otra vez a Anáhuac venga.
Y vosotros, mis caros mexicanos,
dóciles atended, oídme atentos;
y escuchad de una amiga verdadera
un consejo importante y saludable
que quiere daros por la vez primera.
Cuando algún jardinero a plantar llega
un árbol bello, cuya sombra amiga
que del sol lo cubriese le faltaba,
cuidadoso lo riega,
y no omite trabajo ni fatiga
hasta no ver su copa que se extiende
y en la ardiente estación grato lo abriga.
Vosotros de este modo
redoblad el afán y la tarea:
haced que en el confín más apartado
de la azteca región cubrir se vea
la sombra de mis alas protectoras:
afianzad más y más mi nuevo trono;
y siempre vigilantes
cuidad de que otra vez no resucite
de la Discordia el extinguido encono.
Así yo os aseguro
que jamás volveréis al yugo fiero,
ni deberéis temer que os haga frente
por quitarme de vos el mundo entero;
pues no hay poder bastante
a subyugar a un pueblo que ha jurado
su unión y libertad, y las defiende,
de justicia, valor y acero armado.
Y ya que al cielo plugo
que viniera a morar entre vosotros,
entregaos al placer y a la alegría,
celebrando y alzando a las estrellas
los claros nombres de los héroes grandes
por quienes luce tan brillante día.
CORO
¡Viva el héroe y los caudillos
del ejército valiente:
viva, viva eternamente
nuestra amada libertad!
UNA VOZ DEL CORO
Venturoso alegre día,
nuestros padres no te vieron;
nuestros padres, que gimieron
bajo del yugo fatal.
Vive, día suspirado,
de placer y de victoria,
vive siempre en la memoria
de la más remota edad.
CORO
Viva el héroe...
UNA VOZ DEL CORO
Honor sempiterno a Iguala
que escuchó la vez primera
la voz dulce y placentera
que nos supo libertar.
Iguala inmortal resuene
en las costas mexicanas,
en las playas gaditanas,
en la tierra y en el mar.
CORO
Viva el héroe...
UNA VOZ DEL CORO
Eterna gloria a Iturbide,
a Negrete y Bustamante:
gloria a Guerrero constante,
a Victoria y Quintanar.
Gloria porque nos salvaron;
gloria porque nos unieron;
gloria porque así supieron
nuestra dicha eternizar.
CORO
¡Viva el héroe y los caudillos
del ejército valiente
viva, viva eternamente
nuestra amada libertad!