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71

Breva Claramonte coloca en este punto una nota (11) en la que expresa que un pasaje del libro I adquiere significado en este contexto; propone para dicho pasaje la siguiente traducción inglesa: «Undoubtedly the logic of all things and also of words can be reconstructed, if one is asked about this logic, let us say if we do not know, that we do not know rather than asserting continually that there is no logic» (Breva Claramonte, 1980a, pág. 55). El texto original es el siguiente: «Non igitur dubium est, quin rerum omnium, etiam vocum, reddenda sit ratio; quam si ignoraverimus rogari, fateamur potius nos nescire, quam nullam esse constanter affirmare» (libro I, l). En mi opinión, es arbitrario traducir «ratio» por «logic»; mientras este último término tiene un significado muy moderno, definido de manera precisa, el término sanctiano es bastante más genérico e impreciso y en todo caso se refiere a un concepto de razón diverso del de la lógica actual o de la lingüística formal.

 

72

«La gramática tiene un objeto de estudio preciso, distinto del de la filosofía, historia, etc. (afirmación en la que se detiene durante todo el capítulo segundo del libro primero)... Refiriéndose al mismo tema, en otra ocasión llega a negar que sea ocupación del gramático el estudio de las significaciones. Ello sería propio del filósofo» (Riveras Cárdenas, 1976, pág. 19). El estudio de las relaciones lógicas es aceptado en una segunda etapa, pero como algo distinto del estudio gramatical, cfr. además Garcia Salinero, 1973, págs. 441-442.

 

73

Eugenio Coseriu, «Introducción al estudio estructural del léxico» en Principios de semántica estructural, Madrid, Gredos, 1977, (Estudios y Ensayos, 259), pág. 113.

 

74

Ibid. pág. 113.

 

75

J. Lyons, Introducción en la lingüística teórica, Barcelona, Teide, 1979, pág. 182.

 

76

Greimas, En torno al sentido. Ensayos de semiótica, Madrid, Fragua, 1973, pág, 357.

 

77

Samuel R. Levin distingue el lenguaje poético del ordinario, precisamente por la capacidad de aquél para perdurar en la memoria del lector: «En la poesía, tanto la forma como la impresión permanecen en la mente del lector. En otras palabras, el mensaje poético goza de una permanencia de que carece el mensaje ordinario. Entendemos por permanencia, no el hecho de que un poema determinado sobreviva generación tras generación y siglo tras siglo (permanencia general), sino el hecho de que el poema posee la facultad de permanecer en la mente del lector. Es decir, nos referimos aquí a su capacidad de ser fácilmente recordable». S. R. Levin, Estructuras lingüísticas en la poesía, Madrid, Cátedra, 1977, pág, 89.

 

78

F. Lázaro Carreter, «La lengua de los refranes» en Estudios de lingüística, Madrid, Ed. Crítica, 1980, pág. 223.

 

79

«Llamamos Lenguaje literal al empleado en comunicaciones que deben ser descifradas en sus propios términos y que así deben conservarse». F. Lázaro Carreter, «El mensaje literal» en Estudios de lingüística, op. cit., pág. 160.

 

80

E. Coseriu, op. cit., pág. 115.