Jornada I |
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Salen ROBERTO, rey de Hungría, y ALBANO, caballero.
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ALBANO | Vuestra Majestad intente | | dividirlos1 a los dos. | |
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REY | Como el Príncipe no siente, | | ¿qué castigos tiene Dios | | para un hijo inobediente? | 5 |
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ALBANO | Amor es ciego sin guía, | | y en la humana jerarquía | | tiene tanta autoridad, | | que aun dijo la Antigüedad, | | que a los Dioses se atrevía. | 10 | Pintole un sabio rompiendo | | rayos en el aire. |
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REY | El daño | | es que yo le reprehendo | | para dar fuerza a su engaño | | con lo mismo que me ofendo. | 15 | |
-fol. 107r-
| Porque es pasión ofendida | | de ver que nadie la impida, | | se opone al más atrevido, | | que crece amor resistido | | como el agua detenida. | 20 |
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ALBANO | Señor, dicen que en amor | | hay dos fines desiguales | | con que se templa su ardor. | |
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REY | Con pensamientos iguales | | tengo al remedio temor. | 25 |
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ALBANO | Cuando es amor que desea, | | en gozando la hermosura | | suele parecerle fea, | | que templa el bien que procura | | ver que le goce y posea. | 30 | De suerte que esta mudanza | | nace del bien que se alcanza, | | porque en los brazos le halló | | menor que se le mostró | | el deseo a la esperanza. | 35 | El otro amor es del trato, | | y mucho más peligroso, | | porque es de un Miclas retrato | | abundante y deseoso | | nunca mudable ni ingrato. | 40 | Y como en la ejecución | | no se templa su pasión, | | tiene por fin el agravio; | | sólo este médico es sabio | | que los demás no lo son. | 45 |
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REY | Dices que el Príncipe quiere | | por trato aquesta mujer, | | donde el deseo no muere | | ejecutado el placer. | 50 | Y que no podrá olvidar | | sino sólo por agravio. | | Pero, ¿quién ha de agraviar | | a un hombre gallardo, y sabio, | | que quiere, y sabe obligar? | 55 | Demás de que yo he sabido, | | que de los dos ha nacido | | el vínculo deste amor, | | los hijos es el mayor, | | y es imposible el olvido. | 60 | Celia es mujer principal, | | ¿qué agravio le puede hacer? | | ¿cómo será desleal | | obligada una mujer, | | y siendo tan desigual? | 65 | Fue su padre Caballero | | noble, según me han contado, | | si bien de Hungría estranjero, | | y en Francia el mejor soldado | | que ciñó lustroso acero. | 70 | Yo no la he visto en mi vida, | | pero dicen que es mujer | | virtuosa y recogida, | | pues ¿cómo puede ofender, | | ni ser de olvido ofendida? | 75 |
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ALBANO | Señor, si bien las mujeres | | saben resistir amando, | | y de sus partes lo infieres, | | porfiando y conquistando | | puede haber algo en que esperes, | 80 | que hasta un poeta llamó | | lo que nadie conquistó, | | y cuando Celia lo sea, | | ni escuche, ni hable, ni vea, | | con eso sólo haré yo | 85 | que el Príncipe esté quejoso, | | y aun celoso, que esto basta, | | no es caso dificultoso | | pintarle de la más casta | | un agravio mentiroso. | 90 | Que si él lo llega a creer | | el mismo efeto ha de hacer | | que la verdad. |
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REY | Es engaño, | | porque en viendo el desengaño | | se han de volver a querer. | 95 | |
-fol. 107v-
| De manera que es error | | darle fingidos recelos | | desengañando el temor, | | que amistades sobre celos | | doblan, Albano, el amor. | 100 |
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ALBANO | Cuando un hombre está quejoso | | del agravio de su dama, | | del olvido codicioso, | | por venganza finge que ama, | | y se entretiene celoso. | 105 | Prevenir una mujer | | que solicite querer | | al Príncipe, y que esto sea | | de suerte que Celia crea | | que agravio le pudo hacer, | 110 | pues ella la ofensa mira, | | y el Príncipe lo sospecha, | | aunque todo sea mentira, | | tú verás lo que aprovecha | | para moverlos a ira. | 115 | Y por donde no lo piensas | | tendrán por ciertas las culpas, | | y imposibles las defensas | | que antes que se den disculpas | | se habrán hecho mil ofensas. | 120 |
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REY | ¿Pues quien te parece a ti | | que sirva a Celia? |
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ALBANO | Señor, | | el duque Arnaldo está aquí, | | hombre de pecho y valor, | | esto en secreto le di, | 125 | y da principio al engaño, | | que yo por mi parte haré | | que crean los dos su daño. | |
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REY | Voyle hablar para que esté | | prevenido en el engaño. | 130 | (Vase.) |
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ALBANO | Deseos de subir a donde pueda | | tener lugar que a todos me adelante, | | me incitan a inquietar un noble amante, | | aunque de serlo yo la culpa exceda. | | A la Fortuna le pusieron rueda | 135 | no sólo por ser fácil y inconstante, | | mas porque un hombre en ella se levante, | | pues si no la provoca, se está queda. | | Tan presto es liberal, como es avara, | | ya los que estaban llenos, se ven faltos, | 140 | ya los que eran cobardes, atrevidos. | | Ella en efeto es rueda, y nunca para, | | y así por fuerza donde caen los altos | | vienen a levantarse los caídos. | |
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(Vase. Y salen el PRÍNCIPE y FELICIANO, caballero; CELIA, dama; DORISTA y VELISA, damas suyas.)
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LISARDO | Quiero encarecer mi amor, | 145 | y parece que no acierto; | | pero sé que estoy muy cierto | | que no puede ser mayor. | |
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CELIA | Si vos no tenéis temor, | | más3 podéis encarecer | 150 | vuestro amor, porque vencer | | al temor, mi bien, quien ama, | | |
-fol. 108r-
| verdadero amor se llama, | | y así es mayor en mujer. | | Teme la mujer que amando | 155 | corre peligro su honor, | | teme, si hay competidor | | perder lo que está gozando. | | Si hay marido, está temblando, | | si hay padre, el justo pesar | 160 | que en saberlo le ha de dar, | | y quien teme como temo | | a un rey, ¿qué mayor estremo, | | qué mayor fuerza de amar? | |
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LISARDO | ¿Y quién por vos aventura | 165 | de su padre la obediencia, | | del Reino la diligencia, | | con que casarme procura, | | que le debe a esa hermosura? | | ¿Es menor la obligación? | 170 | Pero diréis que estas son | | obras en hombre obligado | | al hombre, a quien Dios ha dado | | más valor y perfección. | |
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CELIA | No puede haber amor que iguale al mío, | 175 | mi sentido excedió mi sentimiento, | | cuanto sin vos es bien, cuanto es contento, | | es para mí tormento y desvarío. | | Tan nuevas almas en mi pecho crío, | | que son pocas cien mil para un momento, | 180 | haceme sombra el mismo pensamiento, | | y della, si os ofende, me desvío. | | Amor no tiene en mi cosa imposible, | | por mí sola se pudo pintar ciego; | | el alma para vos no es invisible. | 185 | Con esta fuerza a lo imposible llego, | | y os quiero tanto más de lo posible, | | que si no soy amor, vengo a ser fuego. | |
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LISARDO | Nace del dulce pensamiento mío | | siempre, señora, en vos mi sentimiento, | 190 | porque pensar tener otro contento | | sino es pensando en vos, es desvarío. | | Pienso en pensar qué pensamientos crío, | | que no falten de vos sólo un momento, | | y por no tener otro pensamiento, | 195 | de pensar en perderle me desvío. | | Corrido está de verme el imposible, | | la majestad rendida, el temor ciego, | | y yo para otros gustos invisible. | | Pues cuando a ver vuestra hermosura llego, | 200 | desprecio tanto amaros lo posible, | | que con sólo mirar abraso al fuego. | |
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-fol. 108v-
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FELICIANO | Vos y yo poco sabremos | | decirnos desto. |
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DORISTA | Es verdad, | | que donde no hay voluntad | 205 | pocos serán los estremos. | |
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DORISTA | Dejemos | | esto de tener alguna. | |
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FELICIANO | Alguna es principio de una. | |
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DORISTA | Amad con mucha, o callad, | 210 | porque alguna voluntad | | está cerca de ninguna. | |
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(Sale FABIO, criado del PRÍNCIPE.)
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LISARDO | Pues bien, ¿qué hay Fabio? | |
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FABIO | Que todos tratan tu agravio | 215 | desde el mayor al menor. | | Tan público llega a ser, | | que Riselo me ha contado, | | que quiere tu padre airado | | valerse de su poder. | 220 | Celia en gran peligro está. | |
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CELIA | Si hay peligro para mí, | | el de perderte será. | |
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LISARDO | Antes perderé la vida. | 225 |
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CELIA | La Corte quiero dejar, | | que el Rey me hace buscar; | | o soy muerta, o soy perdida. | |
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LISARDO | Sabe el Rey que para Dios | | eres Celia mi mujer. | 230 |
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CELIA | Sé yo que tiene poder | | de apartarnos a los dos. | |
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FELICIANO | Si la Corte has de dejar, | | aquí cerca hay una aldea. | |
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LISARDO | Y no hay remedio que sea | 235 | más fácil, pues hay lugar | | de verte siempre que quiera. | |
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FABIO | El bosque de Miraflor | | tiene un castillo, señor, | | puesto en su verde ribera, | 240 | hay desde la aldea a él | | un tiro de piedra menos, | | donde mil olmos amenos | | forman un verde dosel. | | Es casa llana y cerrada, | 245 | haz que Celia viva allí, | | no en el traje que está aquí, | | pues puede andar disfrazada. | | Y porque los labradores | | son maliciosos, que en fin | 250 | nunca verás hombre ruin | | con pensamientos mejores. | | Un criado que no sea | | en la Corte conocido, | | se finja ser su marido, | 255 | y satisfaga la aldea. | |
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LISARDO | Bien dice, y nadie mejor | | que Feliciano. |
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FELICIANO | Si puedo | | servirte, aquí estoy. |
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LISARDO | Yo quedo | | satisfecho de tu amor. | 260 | Celia será labradora, | | tú su marido, y yo quien | | vaya secreto, mi bien, | | a ver el que el alma adora. | |
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CELIA | Todo está bien ordenado, | 265 | ¿mas no ves que si me ausento | | me ha de buscar? |
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FELICIANO | Pensamiento | | bien temido, y bien fundado. | |
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FELICIANO | Que aquí | | Dorista se quede agora | 270 | en nombre de mi señora. | |
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LISARDO | No temas que el Rey te ofenda | | y más que te he de guardar, | | estimar y visitar | 275 | como a mi querida prenda. | | Quédate Dorista aquí, | | que yo tengo quien te guarde. | |
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-fol. 109r-
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DORISTA | No me tengas por cobarde, | | que más valor vive en mí. | 280 | Digo que me quedaré | | siendo Celia a resistir | | sus llamas hasta morir. | |
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LISARDO | Pues haced que a punto esté | | una carroza. |
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FABIO | ¿Carroza, | 285 | señor? Un carro ha de ser, | | que la industria del poder | | notables vitorias goza. | | Feliciano disfrazado | | en las mulas ha de ir, | 290 | y en el lugar prevenir, | | que este castillo ha tomado | | por algún arrendamiento | | para ganado y labranza, | | que dar esta confianza | 295 | es el mejor fundamento. | |
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LISARDO | Bien dice, esto queda así: | | vístanse los que han de ser | | labradores. |
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CELIA | Voy a ver | | lo que vengo a ser por ti, | 300 | aunque lo más tengo ya | | de labradora, y de honrada, | | que es estar del sol quemada | | que de tus ojos me da. | |
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LISARDO | Antes yo tu sombra soy, | 305 | y te sigo desde agora, | | y si soy tu sol, señora, | | tú eres el cielo en que estoy. | |
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CELIA | Ya mi temor me importuna, | | ni seas sol, ni yo tus cielos, | 310 | porque vendré a tener celos | | de que des luz a la luna. | |
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(Vanse todos y quedan VELISA y FABIO.)
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FABIO | ¿Vuesa merced no me dice | | alguna cosa, pues ya | | a ser villana se va? | 315 |
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VELISA | Mucho a quien soy contradice, | | no sé si sabré fingir, | | ¿pero qué se puede hacer? | |
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FABIO | Mujer, fingir, y nacer | | a un tiempo suele salir. | 320 | Esto por estremo hacen | | sin maestros de danzar, | | porque bailar, y engañar | | lo saben desde que nacen. | | ¿Por qué piensas que lloramos | 325 | los hombres cuando nacimos? | | Porque obligados salimos | | a lo que después pagamos. | | Es deuda que nunca pasa | | su beldad, y engaño inmenso, | 330 | cargar un perpetuo censo | | por nueve meses de casa. | |
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VELISA | ¿Y nosotras no lloramos | | porque sujetas nacimos? | |
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VELISA | ¿Qué medramos? | | El hombre manda, es señor | | del gobierno, y del dinero. | |
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FABIO | Del dinero, eso no quiero | | que allá le tenéis mejor. | 340 | Porque si cuanto tenemos | | nos quitáis cuando os le damos, | | ¿qué sirve que le tengamos | | pues tan presto le perdemos? | | Comienza el dinero en di, | 345 | porque di, y acaba en nero, | | porque es crueldad dar dinero, | | que el Nero lo dice ansí. | | Ahora bien mira qué quieres, | | ¿pues quedo a ser cortesano? | 350 |
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VELISA | Que te vayas a la mano | | en hablar mal de mujeres, | | que los cortesanos son | | gente libre en esta parte. | |
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-fol. 109v-
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FABIO | Honrarelas por honrarte | 355 | de cualquiera condición. | | Las flacas y carnisecas | | llamaré desde hoy jarifas, | | gallardas las hipogrifas. | | Las tentadas de muñecas | 360 | trataré con dulces nombres, | | diré que enfermas están, | | pues por do quiera que van | | van dando el pulso a los hombres. | | Las gordas diré que son | 365 | gente de asiento y de peso, | | porque es la mujer sin seso | | calabaza del varón. | | Las frías diré que anima | | su frialdad, y que enamora | 370 | pues lo es más la cantimplora, | | y hay tiempos en que se estima. | | Las cálidas, que son nobles, | | pues que tienen calidad, | | las que no tratan verdad, | 375 | que también hay tratos dobles | | en la milicia, que es cosa | | de los hombres tan honrada; | | que la adúltera casada | | de su dueño está quejosa. | 380 | Pues no hay mujer, ni se piensa | | aunque en las malvas nacida | | que bien comida y bebida | | hiciese a su dueño ofensa. | | La doncella que no dio | 385 | buena razón a su madre, | | que fue descuido del padre, | | pues grande no la casó. | | No hay delito que no cubra | | pues una doncella grande, | 390 | aunque el Rey no se lo mande | | es forzoso que se encubra. | | La soltera tomajona | | bien la sabré disculpar, | | aunque aquesto del tomar | 395 | hasta el oro no perdona. | | La buscona a pie, o en coche | | diré por hacerlas graves, | | que crió Dios muchas aves | | que se sustentan de noche. | 400 | Con esto que les ofrezco | | de la obligación te saco. | |
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(Vanse. Y sale el REY, el duque ARNALDO y ALBANO.)
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REY | Esto has de hacer por mí. |
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ARNALDO | Serás servido | 405 | puesto que con razón siento en efeto | | ofender en su gusto a quien ha sido | | mi Príncipe y señor. |
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ARNALDO | No hay amante que viva en tanto olvido, | | que no sienta los celos, si es discreto, | 410 | porque los celos hacen compañía | | siempre al amor, como la luz al día. | |
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REY | Cuando lo entienda, puedes dar disculpa, | | con que sirves alguna de sus damas. | |
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ARNALDO | Mejor obedecerte me disculpa, | 415 | aunque pierda mil vidas, y mil famas. | |
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-fol. 110r-
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REY | ¿Culpa el servicio de tus Reyes llamas, | | viendo que si Lisardo no se casa | | a dueño estraño nuestro Reino pasa? | 420 |
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ARNALDO | Yo voy a obedecerte, venga Albano | | que me enseñe la casa. |
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ALBANO | No la he visto | | mas podreme informar. |
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ARNALDO | Pienso que en vano, | | invicto Rey, esta mujer conquisto, | | pues nunca se ha alabado Cortesano | 425 | de haberla visto, con que más resisto | | a lo que intentas, si vencerla quieres | | pues en la Corte hay linces de mujeres. | | ¿Cuál viuda recogida se ha escapado? | | ¿Qué doncella metida entre paredes? | 430 | ¿Qué casada en lugar más retirado? | | ¿Y hasta las que defienden sacras redes? | |
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REY | Parte de lo que digo confiado, | | que a mí y al Reino remediarnos puedes. | |
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ARNALDO | Sabe Dios lo que siento que le ofendo. | 435 |
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ALBANO | Ella es mujer, ¿qué tienes? |
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(Vanse los dos. Y entra el PRÍNCIPE.)
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LISARDO | Dicen me, gran señor, que me has llamado. | |
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REY | Dame voces el Reino que te case | | y tú de mí y del Reino descuidado | | dejas que uno se queje, y otro pase. | 440 | ¡Ah cómo vives Príncipe engañado, | | aunque te ciegue amor, aunque te abrase! | | Qué necio estás, si no es que te lo impida | | sentir que quieres acortar mi vida. | | No me admiro que un mozo tenga un gusto, | 445 | porque la edad es dueño de los ojos, | | pero no ha de exceder de lo que es justo, | | ni a un tirano crüel darse en despojos. | | No compres tu placer con mi disgusto, | | ni tu libre vivir con mis enojos; | 450 | no así se crían con injustas leyes | | los príncipes que nacen para reyes. | | Yo te quiero casar, no quiero darte | | |
-fol. 110v-
| pena en quitarte esa mujer que adoras; | | ¿qué pudieran quitarte y enojarte | 455 | manos que fueron de tu vida autoras? | | Mas quiero con mi edad aconsejarte | | que no con mi poder, pues no le ignoras: | | mira que el que es ingrato al padre yerra, | | pues no puede vivir sobre la tierra. | 460 | (Vase.) |
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LISARDO | En estraña confusión | | me deja verdad tan clara, | | pues no la puedo negar | | siendo a mi gusto contraria. | | ¿Qué haré, que no puede ser | 465 | dejar a Celia burlada? | | Ni puede sufrir mi amor | | que piense el alma olvidarla. | | Obedecer a mi padre | | es justo, pero ¿quién basta | 470 | contra amor, si amor es Dios, | | y lo contrario me manda? | | No es tarde para casarme | | otros más tarde se casan. | |
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(Entra FABIO.)
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FABIO | A tus postreras razones | 475 | llega Fabio. |
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LISARDO | Aquí trataba | | de que me casa mi padre. | |
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LISARDO | Estremada, | | más tarde se casan otros. | |
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FABIO | Diralo porque ya pasan | 480 | con más brevedad las vidas, | | y pienso que esta es la causa | | de casarse las mujeres | | tan niñas, que muchas andan | | con las muñecas el día | 485 | que al desposorio las llaman. | | Verdad es que he visto a muchas | | con las muñecas descalzas | | que en treinta y nueve se queda, | | y algún caballo descartan. | 490 |
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LISARDO | Oh Fabio, si ya las vidas | | como en el tiempo se usaran | | de nuestros padres primeros. | |
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FABIO | No son las nuestras tan largas, | | ¿en qué piensas que consiste? | 495 |
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FABIO | Las saladas aguas | | del diluvio de la tierra | | la dejaron tan salada | | que lo es cuanto produce, | | y así el sustento le falta | 500 | con que los hombres vivían | | tan largos siglos sin canas, | | agora a treinta años hay | | inmensas canas y calvas. | |
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FABIO | Es lisonja, | 505 | que a más de dos les agrada | | antiguamente el oficio, | | o el arte que así se llama. | | Eran pintor y platero, | | pintor es cosa que espanta | 510 | la misma naturaleza, | | platero es cosa tan rara | | que como a rey le obedecen | | oro, diamantes y plata; | | pero ya los tintoreros | 515 | tienen la esfera más alta, | | culpa de la edad que es breve, | | y cuando comienza acaba. | |
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-fol. 111r-
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LISARDO | Dice mi padre, que es tiempo | | de casarme, si me hallara | 520 | en la edad en que vivían | | mil años, no me pesara | | viviera los novecientos | | con Celia, y ciento que faltan | | casado donde él quisiera. | 525 |
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FABIO | Famosamente lo trazas, | | y dijéraslo de veras, | | si vieras que se apeaba | | algún carro como el Sol | | dando al aldea dos albas | 530 | Feliciano su Faetonte | | no los caballos guiaba, | | sino las mulas, que en fin | | si hay Sol con uñas, no espanta | | que haya tal vez Sol con mulas, | 535 | si el Sol es hembra, que basta. | | ¿Cómo te diré su traje? | | ¿Como el sayuelo y la saya? | | ¿Como tendido el cabello | | entre las sartas de plata | 540 | haciendo cadenas de oro, | | y guarnición a la grana? | | La labor negra del cuello | | hizo la carne tan blanca | | que pensaras que la Escitia | 545 | a Etiopía se juntaba. | | Unos bordados leones | | le cercaban la garganta, | | que como son africanos | | quietos a nieve temblaban. | 550 | Las mangas de la camisa, | | no quiero hablarte en las mangas | | que las tomará algún rey | | por mangas después de Pascua. | | Iba en la chinela el pie, | 555 | adonde con tanta gracia | | ojos ataban las cintas, | | las suelas pisaban almas. | | El delantal encubría | | cierta barriga de nácar, | 560 | donde vive alguna perla | | que aquestos reinos aguarda, | | Dios te la deje gozar. | |
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LISARDO | Notable gusto me dabas, | | prosigue. |
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FABIO | ¿Qué hay que decir? | 565 | Así la imitan sus damas: | | Filida de azul haciendo | | sobre este mar, que imitaba | | las ondas con sus cabellos, | | Silvia de amarillo y plata, | 570 | Lucinda de nácar y oro, | | y Velisa. |
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LISARDO | Fabio para, | | que sospecho que Velisa... | |
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FABIO | Pues ya no podré pintarla. | | Mas como suele comer | 575 | racimo de uvas quien anda | | escogiendo las maduras, | | y después no deja nada, | | así seré con Velisa. | |
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LISARDO | Albano es aqueste, aguarda. | 580 |
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(Sale ALBANO.)
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ALBANO | Díjome el Rey mi señor, | | que va a los bosques a caza, | | y que quiere divertirte. | |
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LISARDO | Di que haré lo que me manda. | | ¿Qué es esto? |
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FABIO | Cosa que fuese | 585 | donde está Celia alojada, | | que puede llegar a verla. | |
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FABIO | En la reja de casa | | la vi, pero no te espantes | | que es naturaleza y casta, | 590 | que la mujer y el botón | | siempre están a la ventana. | |
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(Vanse, y entran el duque ARNALDO y LUCINDO.)
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ARNALDO | De mala gana obedezco | | |
-fol. 111v-
| al Rey en esta ocasión, | | pero es ley y obligación, | 595 | Dios sabe lo que padezco. | | Ya he dado vuelta al terrero. | |
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LUCINDO | A Celia sospecho ya | | que vi en las rejas primero. | |
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LUCINDO | En mi vida | 600 | diré, señor, que la vi, | | antes alabarla oí | | de honesta y de recogida, | | y que estar a la ventana | | parece cosa muy nueva. | 605 |
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ARNALDO | Lo que el Rey en esto prueba | | es empresa loca y vana, | | que una principal mujer, | | y de un príncipe obligada, | | no ha de querer conquistada, | 610 | no ha de dejar de querer. | |
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LUCINDO | Yo sospecho que esto ha sido | | sólo para darle celos. | |
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ARNALDO | Y si yo le doy desvelos, | | un poderoso ofendido, | 615 | Lucindo, ¿qué puede hacer? | |
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ARNALDO | Yo matara | | quien mi gusto me quitara, | | como tuviera poder. | |
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LUCINDO | Pues lo mismo hará Lisardo. | 620 |
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ARNALDO | Desengañarele yo | | de lo que el Rey me mandó, | | y en todo peligro aguardo. | | ¿Pero ya qué puedo hacer? | | Llego a la reja atrevido. | 625 |
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ARNALDO | Yo he sido | | sobre quien viene a caer | | todo el rigor deste caso. | |
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LUCINDO | Finge que no has conocido | | a Celia, sino que ha sido | 630 | el ver su hermosura acaso. | |
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ARNALDO | Bien dices, que así podré, | | si se quejare de mí, | | disculparme, llego así. | |
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(Sale DORISTA en alto vestida en forma de CELIA.)
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DORISTA | Si no saben que se fue | 635 | Celia, de la Corte ya, | | vendrán del Rey las espías, | | viendo que noches y días | | Lisardo con ella está. | | El duque Arnaldo ha venido | 640 | por ventura, con intento | | de saber el fundamento | | que este suceso ha tenido. | | Aunque el mirar más parece | | amorosa voluntad, | 645 | que vana curiosidad | | de lo que el Rey encarece, | | que tiene por gran delito | | ver en un mancebo amor. | |
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ARNALDO | Ya, señora, a mi temor | 650 | que se mude le permito | | en forma de atrevimiento, | | y que os diga, que pasando | | acaso, y no levantando | | con la vista el pensamiento, | 655 | me obligó a ponerla en vos | | el veros, si os he ofendido, | | perdón del agravio os pido. | |
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ARNALDO | No por Dios, | | mas ya, señora, recelo | 660 | quién será vuestra belleza, | | porque la naturaleza | | es instrumento del cielo. | |
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ARNALDO | Creo | | que acierto en lo que he pensado, | 665 | pues otra causa no ha dado | | esperanza a mi deseo. | |
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DORISTA | ¿No sabéis quién vive aquí? | |
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ARNALDO | No señora, que ya os digo, | | |
-fol. 112r-
| que acaso, y sólo conmigo | 670 | alcé los ojos, y os vi. | |
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DORISTA | Pues quiero os decir quién soy | | para que dejéis la empresa. | |
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ARNALDO | Si sois casada, me pesa; | | si libre, palabra os doy | 675 | que si el Príncipe de Hungría | | me fuera el competidor, | | no me quitara el amor, | | aunque la vida podría. | |
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DORISTA | Pues sabed que suya soy. | 680 |
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ARNALDO | ¿Sois Celia, a quien ama tanto? | |
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ARNALDO | ¿De qué me espanto? | | ¡Oh cómo culpa le doy | | de no se querer casar! | | Aunque al fin lo habrá de hacer | 685 | quien tiene tanto poder | | que se lo puede mandar; | | pero sea como fuere, | | yo os tengo de amar. |
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DORISTA | No haréis | | que al dueño respetaréis, | 690 | que os he dicho que me quiere. | |
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DORISTA | Bien sospecho | | que sois hombre principal. | |
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ARNALDO | En sangre le soy igual, | 695 | y en todo el valor del pecho. | |
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DORISTA | Como estoy tan encerrada | | sé muy poco de la Corte. | |
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ARNALDO | No hay cosa que más importe | | para vivir estimada, | 700 | y por esta lo sois tanto, | | que hasta el Rey lo sabe ya, | | pues nadie en Palacio está, | | cosa que me causa espanto, | | que os haya visto jamás, | 705 | si no soy yo. |
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DORISTA | Estoy cansada | | de vivir tan encerrada, | | y no pienso estarlo más, | | que no se puede vender | | la libertad por el oro, | 710 | y por guardar el decoro | | con que debo agradecer | | al Príncipe tanto amor, | | agora os pido que os vais, | | pues del que vos me mostráis | 715 | será obligación mayor, | | que de noche os hablaré, | | si con secreto venís. | |
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ARNALDO | Haré cuanto me decís, | | y tan secreto vendré, | 720 | que aun yo no sepa de mí, | | desto la palabra os doy, | | ni es mucho si en vos estoy, | | y no en mí después que os vi. | |
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ARNALDO | El cielo os guarde. | 725 | ¿Qué te dice? |
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LUCINDO | Que es mujer, | | y que he venido a creer, | | que la hace firme el cobarde. | | ¿Aquesta es la recogida? | |
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ARNALDO | Y la que al Príncipe adora, | 730 | la que más quiere y más llora, | | al menor envite olvida. | | ¿Esta es Celia? Vive el cielo, | | que pienso que me engañó. | |
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LUCINDO | Ella es sin duda, que yo | 735 | la he visto. |
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LUCINDO | Pues ¿cómo si vive aquí, | | y esta noche te previene? | |
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ARNALDO | Todo a propósito viene, | | y mejor sucede ansí, | 740 | porque si me favorece, | | ha de callar por su honor. | |
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LUCINDO | No tiene a Lisardo amor, | | a lo menos lo parece. | |
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ARNALDO | Nace de ser muy amadas | 745 | sin duda el dejar de amar, | | |
-fol. 112v-
| o las debe de cansar | | que las tengan encerradas. | |
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(Vanse.)
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(Sale CELIA en hábito de labradora, con VELISA; FELICIANO de labrador, fingiéndose su marido.)
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VELISA | Todo está como deseas. | 750 |
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FELICIANO | ¿Qué te dicen las aldeas, | | el bosque, el monte y el prado? | |
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CELIA | Todo me parece bien, | | si el Príncipe mi señor | | me asegura de su amor, | 755 | ya que mis ojos le ven. | | Que si vive descuidado | | de que estoy sin él aquí, | | serán muerte para mí | | el bosque, el monte y el prado. | 760 |
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VELISA | ¿Qué hará Dorista en la Corte? | |
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CELIA | De ser maldiciente acorte, | | que la que sabe querer | 765 | puede enseñar a tratar | | verdad. |
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FELICIANO | Quiérote culpar, | | pues finges ser mi mujer. | |
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CELIA | Eso no es hacer engaño, | | sino defender mi vida | 770 | de un rey. |
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FELICIANO | Ya está conocida | | tu verdad. |
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CELIA | Temo mi daño. | | Parte luego, Feliciano, | | a acomodar esa gente. | |
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VELISA | Que el Rey tu agravio intente. | 775 |
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CELIA | Contra amor, se cansa en vano. | | Es amor la fortaleza | | mayor del alma, es amor | | del poder competidor, | | sin temer mortal grandeza, | 780 | es amor, aunque es pasión, | | como una cuarta potencia | | que le pone en resistencia | | del alma y de la razón. | |
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(Sale el REY con un venablo.)
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REY | Qué deleitoso ejercicio | 785 | es la caza, pero cansa | | tal vez el mayor deleite, | | siga mi gente la caza | | que este prado me convida, | | y esta fuentecilla clara | 790 | traidora a su misma arena, | | pues descubre lo que guarda, | | a gozar del aire un poco; | | ¡ah, qué graciosas villanas! | | Parece que son las flores | 795 | que este verde prado esmaltan. | | ¡Ah zagales! |
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REY | ¿Qué temes? Escucha, para, | | no vengo a matarte yo, | | fieras buscan estas armas, | 800 | no bellezas, no hermosuras. | |
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CELIA | A la fe que estoy turbada, | | que a poco, señor, que el Cura. | |
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REY | Sosiega, ¡qué hermosa cara! | | ¡Qué buen talle, aseo y brío! | 805 |
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CELIA | Yo le dije dos palabras, | | él me dijo. |
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CELIA | Que soy casada, | | y me reñirán, señor, | | si me pecilgan y hablan. | 810 | Tengo un marido más hosco | | que un novillo. |
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REY | Espera, aguarda | | que cuando sepa quién soy | | él me llevará a su casa. | |
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CELIA | Aunque huérades el Rey | 815 | |
-fol. 113r-
| presumo que no os llevara, | | si bien en vos aseguran | | la autoridad y las canas. | |
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REY | De esas nunca lo estés mucho, | | que en edades no muy largas | 820 | sólo está la diferencia | | en trocar el oro en plata. | |
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CELIA | También oí yo decir | | a mi padre, que Dios haya, | | que había rocines blancos | 825 | que les venía de casta, | | y así será su merced. | |
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REY | No he visto mejor villana. | | ¿Hay gracia, hay donaire, y brío | | como el que tiene? ¿Qué dama | 830 | puede igualarla en la Corte? | |
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(Salen el PRÍNCIPE, de caza y FABIO.)
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FABIO | ¿Por qué, si no la conoce? | 835 |
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LISARDO | ¿Qué haré para que se vaya? | |
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LISARDO | Señor, | | por mi vida que me agrada | | la caza. |
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REY | Tiene estos lances | | nunca accidentes le faltan, | 840 | pienso que has de entretenerte | | entre tantas cosas varias | | como suceden en ella. | | No sé, ¿cómo no te cansas | | de esa tu Celia enfadosa? | 845 |
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REY | No has querido divertirte | | años ha con otras damas, | | abrevias la mano al cielo, | | no quieres creer que basta | 850 | a hacer otras hermosuras; | | pues mira tú si te engañas, | | que en un monte, en una aldea | | hay esta belleza, y gracia; | | vuelve labradora el rostro, | 855 | ¿viste belleza más rara? | | Pues si esto se cría en un monte | | entre sabinas, y hayas, | | ¿qué hallarás en una Corte? | |
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LISARDO | Señor, en mucho te engañas, | 860 | que no son mis desatinos | | tantos como me levantan, | | que te obligan a creerlos | | con sus fingidas palabras. | |
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REY | Pues siendo como tú dices, | 865 | ¿por qué causa no te casas? | | ¿Qué hechizos te ha dado Celia | | que así te abrasan el alma? | | Pondré los ojos, la vida | | que con mil leguas no iguala | 870 | a esta humilde labradora. | |
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LISARDO | Quisiera poder mostrarla, | | y que la hablaras, señor, | | que si la vieras, y hablaras | | yo sé. |
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REY | ¿Qué puedo saber | 875 | que en tanto engaño te valga? | | Que seré Celia Medea, | | o Circe, que así te encanta, | | amor tratado será, | | no méritos. |
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LISARDO | Cuando faltan | 880 | méritos en el sujeto, | | ¿cuál es el hombre que ama? | |
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REY | Yo sé que tus desatinos | | no nacieron de esa causa, | | que el amor que más se hechiza | 885 | es aquel que más se trata. | |
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CELIA | ¿Que su merced era el Rey? | | Cierto que no lo pensara, | | ¿los reyes riñen los hijos? | |
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REY | ¿De qué te espantas, serrana? | 890 |
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CELIA | Eso toca a sus maestros, | | ¿no tienen ayos? |
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CELIA | A la fe que en la crianza | | de los reyes está en cifra, | 895 | cuanto después se dilata. | | Bien sabéis, reñilde bien, | | porque deje en hora mala | | esa Celia, o Celestina. | | Mas porque vienen mis cabras, | 900 | quedad, señor, en buen hora, | | que también de su labranza | | viene a cenar mi marido, | | y si un instante le falta | | esto que llamamos olla, | 905 | habrá en su lugar estaca. | |
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(Vanse CELIA y VELISA. Y sale ALBANO.)
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ALBANO | Ha de volver a la Corte | | vuesa Majestad. |
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REY | ¡Qué suerte! | | Plega a los cielos que importe. | 910 | Divierto, Albano, el amor | | que a Celia tiene Lisardo, | | que ya le encierro, y le guardo | | lleno de pena y temor. | | Quiero ver si vuelve a vella. | 915 | ¿Puedo esta noche pasar | | en este pobre lugar? | |
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ALBANO | Ya sale del sol la estrella, | | y es tarde para tu gente, | | no sé cómo han de alojarse. | 920 |
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ALBANO | Sí podrán difícilmente. | | Para vuestra Majestad | | es el castillo estremado. | |
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REY | Lisardo me da cuidado. | 925 |
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ALBANO | En el castillo también | | se puede alojar, señor, | | porque sólo un labrador | | le vive. |
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LISARDO | Y tan bien, que estoy sin mí. | |
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(Sale FELICIANO con su hábito de labrador.)
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FELICIANO | ¿Quién llama tan huertemente? | |
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ALBANO | Mira que el Rey está aquí. | |
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FELICIANO | Deme vuestra Señoría | 935 | los pies. |
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FELICIANO | Señor, | | en casa de un labrador, | | notable ventura mía. | |
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REY | ¿Cuyo es aqueste castillo? | |
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FELICIANO | Vuestro, señor, y olvidado. | 940 |
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FELICIANO | Soy | | un labrador que estos campos | | en arrendamiento tiene, | | que por estar derribado | | ya no vive Alcaide en él. | 945 |
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REY | ¿Era tu mujer acaso | | la labradora que aquí | | habló conmigo? |
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FELICIANO | Los diablos | | me casaron con mujer | | tan bachillera. |
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REY | Entretanto | 950 | que aperciben de cenar | | di que me vea en mi cuarto. | |
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(Vanse el REY y ALBANO.)
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FELICIANO | No lo sé, | | pésame que hayas llegado | | a tal desdicha, que el Rey | 955 | se aloje con sus criados | | a donde has traído a Celia. | |
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LISARDO | ¿Quién lo hubiera imaginado, | | quién hubiera prevenido | | tal desdicha, Feliciano? | 960 | Aquí la habló, y esta noche | | |
-fol. 114r-
| quiere con todos sus años | | que le venga a entretener, | | y a mí me dice, que el trato | | me ha enamorado de Celia, | 965 | y el de verla enamorado, | | no repara en que me riñe. | |
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FELICIANO | Señor, vamos al reparo, | | ninguno a Celia conoce, | | no la escondas, que el engaño | 970 | podría ser tu remedio. | |
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FELICIANO | Y está claro, | | pues cuanto más le agradare, | | tanto estarás disculpado. | |
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(Sale CELIA.)
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CELIA | Señor, ¿qué es lo que intentamos, | | que así nos sale a los ojos? | |
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LISARDO | Mi bien, por hacer reparos | | a las flechas de tus ojos, | | a las armas de tus manos, | 980 | mi padre quiere apartarme | | de la Corte, y fue juntarnos, | | pues tan junto a su aposento | | tendremos el nuestro entrambos, | | que oirá nuestros amores | 985 | si no los decimos paso. | | No temas, háblale bien, | | que si te quiere, está llano | | nuestro remedio. |
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CELIA | Sí haré, | | que bien sé que el cielo santo | 990 | permite que yo le agrade, | | porque vea el desengaño | | de lo que piensa de mí. | |
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LISARDO | Yo sé que le han informado | | mal de tus merecimientos; | 995 | ¿mas que mayor desengaño? | | Vete mi bien, no nos vea. | |
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CELIA | Dame primero tus brazos, | | por buen agüero del bien | | que toda la noche aguardo. | 1000 |
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FELICIANO | ¿Eso se sufre delante | | de un marido? |
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FABIO | Feliciano | | ya están las cosas del mundo | | tan pacíficas, tan llanos | | los hombres, las amistades, | 1005 | las convenencias, los tratos, | | que andan con otros las cabras | | en presencia de los cabros. | |
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