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Noticias. Boletín de la Real Academia de la Historia, tomo 18 (enero 1891). Cuaderno I

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El Excmo. Sr. D. Telesforo Gómez Rodríguez, sabio profesor y escritor de Derecho, ha dedicado á nuestra Academia «en testimonio de la más alta consideración y por si encuentra en ellos algún dato que pueda aprovechar» los Apuntes históricos de Arévalo y Leyendas históricas de que es autor instructivo y ameno. En la primera y principal sección de los Apuntes sobresale por su importancia histórica el diploma de Carlos I (Bruselas, 9 de Septiembre de 1520), que incluye y copia otros tres: de Fernando IV, en 3 de Julio de 13111; de Juan II, en 7 de Abril de 1445; ó Isabel la Católica, en 10 de Octubre de 1496. Carlos I por su diploma justifica y da por bueno el levantamiento de Juan Velázquez2; y el mismo Rey sale justificado de la inculpación que se le ha intentado sobre la respuesta que dió á la demanda 13 de las Cortes de Valladolid3 en 1518. No resultaron vanas las   —80→   promesas que hizo; sinó más bien, se adelantó á cumplirlas antes del término prefijado, ó mucho antes que muriese la reina Germana, y precisamente en el tiempo que indicaron los historiadores Caravajal y Sandoval, como es sabido. Este instrumento regio, del cual tan solo ha publicado el Sr. Gómez Rodríguez un extracto brevísimo, y otros que posee como los de la reina Germana (20 de Abril de 1520, 19 de Mayo, 22 de Julio de 1523), ó cita como existentes é ilustrativos de los fueros de Arévalo4, interesan muchísimo á la historia general de España; y es lástima que permanezcan inéditos. Arévalo no figura en el catálogo de poblaciones, de cuyos fueros publicó la Academia en 1852 sucintas y nutridas indicaciones. El Sr. Gómez Rodríguez, á la vez que se hace cargo de la famosa pragmática, que D. Juan II para amparo de los judíos expidió en Arévalo á 6 de Abril de 14435, apunta que el barrio hebreo de la villa «estaba en el de San Pedro, y que el arco de Santa María era la comunicación que el resto de la población tenia con la judería, como se demuestra por varias escrituras de aquel tiempo






Josef ben Zaddic de Arévalo.-La crónica de este ilustre historiador Arevalense publicada por Mr. Adolfo Neubauer hace cuatro años6 y estudiada críticamente por Mr. Isidoro Loeb7, será en breve traducida de su idioma original hebreo al castellano; y la traducción ofrecida á nuestra Academia. Débense á Josef ben Zaddic, entre otras, la noticia y fecha (1067) exactas de la rendición de Zaragoza al Cid Campeador8, que fué, á lo que parece, digna compensación de la pérdida (1065) de Barbastro por el conde de Urgel9. La crónica de Josef llega hasta la conquista   —81→   de Málaga (1487) y refleja el terror, que inspiraban á los que inspiraban conversos las hogueras de la Inquisición. Como buen cronólogo fijó en viernes, 31 de Mayo de 1471, el suplicio de los ocho hebreos de Sepúlveda, mártires de su fe judáica ó inocentes del crimen que se les imputó y condenados por la justicia del Rey, dos arrastrados, dos quemados y cuatro ahorcados10. Si bien se mira, no hay tanta contradicción como la que ofende al Dr. Graetz11 entre los relatos de Colmenares y de Josef de Arévalo. En su manuscrito original y autógrafo12, no dice Colmenares que todos los diez y seis acusados y procesados por el obispo de Segovia D. Juan Arias fuesen ajusticiados; antes bien de uno cuenta que obtuvo indulto. La fama del asesinato de un niño que habían hurtado durante la Semana Santa de 1468 los judíos de Sepúlveda «executando en él cuantas afrentas y crueldades sus mayores en el Redentor del mundo» se derramó y llegó á noticia del obispo. El proceso de diez y seis personas, traídas con este motivo á Segovia desde Sepúlveda, tardó naturalmente en fallarse todo el tiempo que medió hasta el que señala Josef de Arévalo, autor contemporáneo y quizá presencial del suceso, porque acaso estuvo avecindado en Segovia, y por ventura fue el (Ju)caf de Arévalo que en 1460 se albergaba en las casas de Lope carretero13, cercanas á la que había sido sinagoga mayor de Segovia y se transformó en iglesia de Corpus Christi con ocasión de un crimen análogo, que confesó el famoso médico de Enrique III, D. Mair Alguadés, puesto á cuestión de tormento14. D. Jacó de Arévalo residía en Segovia durante los años 138915 y 140016; y con él, este último año, Jucé de Arévalo deudos, al parecer, de Jucaf.

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Habiendo hecho presente el Sr. Codera, que existe todavía en Huesca la antigua sinagoga, estudiada tiempo há por el Sr. Carderera, se acordó autorizar á dicho Sr. Académico, para que se dirigiese á D. Mariano Pano ú otro de los correspondientes en aquella provincia, ó persona idónea de aquella ciudad á fin de allegar á los datos, que ya se poseen, fotografías ó dibujos que ilustren la proyectada monografía de aquel monumento.


La sinagoga de Zaragoza.- Para tratar de este edificio monumental usó de la palabra el Sr. Fita, y dio por escrito las apuntaciones que á continuación se expresan:

«Menos afortunada, que las de Córdoba17 y Segovia18, esta bellísima joya de la arquitectura hispano-hebrea servía de pocilga en 1559, cuando los Padres de la Compañía la sustrajeron á tan inmunda profanación, y habilitáronla para iglesia de su colegio; mas no tardaron en derribarla para dar lugar al suntuoso templo que comenzaron á labrar diez años más adelante. Aunque brevísima la descripción que nos ha legado D. Diego de Espés, quien vio la sinagoga y sus inscripciones hebráicas, no parecerá de corto valer, si se considera cuán poco se ha fijado hasta el presente la Historia de la arquitectura española en este linaje de edificios.



Historia eclesiástica Cesaraugustana, tomo III, fol. 423r.-424r. Códice manuscrito (est. 24, gr. 6.ª B, 167) en la biblioteca de la Academia. Es el último de los tres volúmenes en qué se divide la obra del Sr. Espés, dignísimo Secretario del Cabildo de Zaragoza. En 1573 ya se había consagrado a escribir sobre materias eclesiásticas (fol. 413r.) En el fol. 186r. dice que escribía, hoy 3 Mayo 1597. En 1598 redactó lo siguiente:

«Los Padres, con haver buelto19 de la manera que he contado, tuvieron de allí adelante más sosiego; aunque los frayles   —83→   Agustinos porfiavan siempre en su pretensión, hasta que con el tiempo se cansaron, y dándoles algo por los gastos que hacían echo en la lite por bien de paz, se acabó esta pretensión.

En el año de 1559, tomaron una Casa contigua al Colegio, que havía sido Sinagoga de Judíos. Este sitio servía de Graneros; el edificio era como templo de tres Navadas, aunque pequeñas, con sus pilares; las Naves de los lados algo bajas; la de medio más alta; y la techumbre con muchos labores, y con unos morteretes dorados. Al cabo, hacia medio dia, havía un Altar en la pared, labrado de labores Mosáicas; al Septentrión havía un Candelero grande pintado con siete candeleros; y encima un Púlpito pequeño para hacer sus lecciones y ceremonias. Tenía á los dos lados seis puertas pequeñas, por donde debían entrar á la Sinagoga, ó para otras ceremonias de que aquel Pueblo abundaba; y á una parte, una Puerta grande. En lo alto de las paredes, á donde hacían asiento las Nabadas, por todo el ámbito de la Sinagoga, por la parte interior, havía unas Letras grandes coloradas y azules hebráicas, que devía de ser toda aquella Inscripción algun Psalmo de David, ó lugar de algun Profeta, acomodado al propósito de su Templo.

Esta sinagoga se consagró20 en iglesia, con título de Nuestra Señora de Bethlén, por D. Pedro Agustin, Obispo de Huesca, Jaca y Barbastro, que entonces era todo un Obispado.

Pasados algunos años que los Religiosos de la Compañía se sirvieron de esta Iglesia, se derribó por ser pequeña, y la gente que la frequentava era tanta, que no podía coger en ella; y tomadas ciertas casas que estavan juntas, se hizo la Iglesia, que oi tienen, que es uno de los más magníticos y sumptuosos Templos que hai en esta Ciudad.

Comenzóse á labrar esta Iglesia año de 1574, y puso la primera piedra21 y la bendición, D. Antonio García, Obispo de Útica, siendo aún Arzobispo de Zaragoza el Excmo. Sr. D. Hernando de Aragón.»



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Hasta aquí el Sr. Espés por lo que hace á nuestro propósito. Las fechas que llevo anotadas, las he tomado de la obra manuscrita, que terminó en Valencia, el P. Gabriel Álvarez, á 12 de Marzo de 1607, titulándola Historia de la provincia de Aragón de la Compañía de Jesús22. Algunas rectificaciones y aclaraciones proporciona este manuscrito, tomo I, páginas 532-534:

«En este año, que fue de 1557, traxo Dios á mui buen tiempo al P. Maestro Francisco Estrada, Provincial desta Provincia, [...] el qual estando un dia con algunos de Casa y con Micer Diego Morlanes nuestro gran devoto en la azutea23 de la casa que entonces tenía, mirando por el contorno della, descubrieron allí cerca un texado que parecía serlo de alguna Iglesia; y con el deseo que tenia de hallar alguna cosa á propósito, tomó á su cargo Micer Morlanes el saber si lo era aquella; y vino al otro dia muy contento, y dixo: Ya tenemos Iglesia á nuestro propósito; porque era una pieza grande de tres Nabadas, la de en medio más alta, y las de los lados más baxos los pilares en que estrivava la obra; unos eran de mármol, otros de jaspe; el techo estava á trechos dorado. Tenía siete puertas; tres pequeñas á cada uno de los lados, y una grande en el frontispicio. Avía hacia la puerta principal un candelero, pintado de colorado y azul; al cabo de la pieza avía uno como retablo de obra mosaica; y en las dos paredes largas cerca del techumbre corrían dos letreros de letras hebreas grandes, azules y coloradas. Avía sido esta Synagoga de Judíos, que servía entonces no más que de tener tozinos24. Estava cerca desta sinagoga un corral, que venía muy á qüento para acomodar y ensanchar nuestra Iglesia. Encargóse Micer Diego Morlanes de comprarlo en su nombre, assí el corral como la pieza; y para hazello con más disimulación y menos ruido decía con una santa y discreta equivocación25 que la quería para granero, de   —85→   donde se proveyesse toda la ciudad de Zaragoza. Compró pues todo aqueste sitio en 400 escudos, y los pagó anticipadamente de su bolsa; y después los cobró de Matheo de Morrano, que los dió de limosna á la Compañía de la qual fué siempre insigne favorecedor y bienhechor.»



Más abajo (pág. 735), describe el P. Ávarez cómo se dió principio á la nueva fábrica del colegio, siendo su Rector el P. Antonio Ibáñez:

«Á 13 del mes de Abril del año 1569 se començaron á abrir los fundamentos; y á 23 del mismo, día del glorioso mártir S. Jorge, assentó la primera piedra Don Antonio García Obispo de Útica, que hacía el Pontifical por el Arçobispo Don Hernando de Aragón; y á los 27 del mismo mes y año comenzaron de propósito los fundamentos del edificio muy sólidos y muy hondos, porque lo eran en partes de 27 palmos, no parando hasta lo firme y seguro; y por la parte de afuera se assentó una cinta de piedras muy grandes y bien labradas de ocho palmos de alto. Aquestas piedras se avían sacado de baxo de la muralla vieja de la Ciudad, que corría antiguamente por donde está aora edificado nuestro Collegio, y se presume ser del tiempo de César Augusto.»



El colegio y templo de la Compañía, donde estuvo la sinagoga con su patio, se trocó en seminario sacerdotal de San Carlos Borromeo, luego que fueron en 1767 expulsados de España los jesuitas por Carlos III. Una parte de sus dependencias ha sido adjudicada á la Sociedad Aragonesa y Academia de Bellas Artes. El sitio cae dentro del primitivo recinto de la ciudad, cerca del ángulo sudeste de la muralla romana26. No se han hecho, como sería de desear, estudios topográficos de la judería de Zaragoza, ni recogido ni buscado sus inscripciones, que podrían, como la de Calatayud27 del año 919, ser de gran provecho á la Historia.


Nuestro correspondiente en Nájera D. Constantino Garrán, en atenta comunicación, ha dado cuenta detallada del resultado de   —86→   sus investigaciones en el Archivo municipal de dicha ciudad y suplicado á la Academia interponga su influencia para que el Gobierno de S. M. conceda algunos auxilios á la Comisión provincial de Monumentos de la Rioja, con objeto de atender á las reparaciones que se hacen indispensables, por el deplorable estado de ruina en que se encuentra el ex-monasterio benedictino de Santa María La Real de glorioso renombre, declarado monumento nacional por Real orden de 17 de Octubre del año pasado.

La Academia escuchó con complacencia la lectura de este oficio y de otro con el que el Sr. Garrán acompaña un estudio histórico jurídico, enriquecido con documentos inéditos acerca del fuero municipal de Nájera; y acordó excitar el celo del Gobierno por lo tocante á los auxilios que se solicitan, y que el trabajo voluminoso del Sr. Garrán pasase á informe del Sr. Fita.


Usó de la palabra el Sr. Fabié, para manifestar en nombre del Sr. D. Juan Mañé y Flaquer, distinguido literato barcelonés, el sentimiento de consideración hacia nuestra Academia, que le había movido á ofrecerle como donativo varios interesantes documentos inéditos del reinado de Cárlos IV y entre ellos una carta autógrafa de este soberano, que debía á la buena amistad del Sr. D. Félix Torres de Argullol, pariente y heredero del ilustre Arzobispo de Palmira, D. Félix Amat, confesor del monarca. El informe que sobre esta colección ha emitido el señor Gómez de Arteche, se publicará en el próximo número del BOLETÍN.


En la sesión del 9 del corriente, fueron leídas las comunicaciones de la Excma. Sra. Duquesa de Medinaceli y del Sr. Conde de Ofalia, contestando con generoso desprendimiento á la solicitud, que en nombre de la Academia hizo presente nuestro dignísimo Director; y es la que se sigue:

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Excma. Sra. D., Angela Barradas, Duquesa viuda de Medinaceli.

Muy señora mía y distinguida amiga: Noticiosa esta Real Academia, de haberse encontrado en el derribo de las dependencias del palacio de Medinaceli, contiguas á la calle de Cervántes, el primitivo sarcófago de San Juan de Mata, destrozado en parte, y el tarjetón que á la instalación de tan insigne monumento mandó colocar hacia el año 1750, la Excma. Sra. Doña Teresa de Montada y Benavides, destrozado también, y además dos columnas cuadradas de mármol grís que sirvieron probablemente para el ornato del altar en que se hallaba dicho sarcófago dentro del templo de Trinitarios descalzos, consignó tan importante descubrimiento en las últimas páginas del cuaderno de su BOLETÍN correspondiente al mes de Abril próximo pasado, del que tengo el honor de ofrecer á V. un ejemplar.

Estos monumentos, cuya restauración y colocación decorosa no menos interesan á la gloria de la casa de Medinaceli que al fin patriótico y científico que siempre se ha propuesto la Real Academia de la Historia, no cabe que se trasladen á un Museo particular ó nacional, porque perderían el carácter piadoso y sagrado que les dió la Iglesia y realzó la veneración de los fieles. Con este objeto, haciéndome intérprete de los deseos de la Academia, y para que en lo porvenir recobren con el mayor lustre posible su primitivo destino, contando con la anuencia del Excelentísimo Sr. Obispo de esta diócesis, solicito de V. el traspaso de ellos á la Academia, en la seguridad de que se pondrán y permanecerán convenientemente restaurados en el altar de San Juan de Mata del templo de Trinitarias de esta corte, con una inscripción que atestigüe la munificencia generosa de la donante y la salvaguardia en que habrá de quedar todo el monumento bajo el título de propiedad de la Academia, para el caso de que azares imprevistos y trastornos públicos hiciesen necesaria la intervención y reclamación de la misma.

Con este motivo, aprovecha la ocasión de reiterar á V. el testimonio de su consideración más distinguida, su respetuoso amigo y S. S. Q. S. P. B., ANTONIO CÁNOVAS DEL CASTILLO.

Madrid 3 de Mayo de 1890.

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Tan pronto como recibió este oficio la nobilísima Sra. Duquesa de Medinaceli, se adhirió por su parte á los deseos patrióticos en él expresados. Mas como se requería, el consentimiento de otras partes copropietarias y se ofrecía el obstáculo de hallarse en menor edad el actual Duque de Medinaceli, se ha reservado por este lado el consentimiento de la cesión del Monumento á la Academia, accediéndose en cuanto quepa sin lesión de derechos á todo lo demás, y ofreciéndose algún subsidio para contribuir á los gastos de restauración y traslación procedentes.

El sarcófago de San Juan de Mata, restituído así á la veneración de la piedad cristiana y á la verdad monumental de la historia, será depositado á la mayor brevedad en la iglesia del monasterio de las Trinitarias de Madrid, donde se cree no sin fundamento que reposan las cenizas del inmortal Miguel de Cervántes.


Restos mortales de los papas españoles Calisto III y Alejandro VI.-En el tomo XIV del BOLETÍN, páginas 11 y 12, se expuso un breve de Pío IV (28 Septiembre, 1561) referente al proyectado mausoleo de Alejandro VI en la iglesia de Santa María la Mayor de Roma. No habiéndose logrado este propósito, los restos mortales de Calisto III y Alejandro VI, encerrados en caja de plomo, fueron trasladados con el beneplácito de Paulo V y á instancia del protonotario D. Juan Bautista Vives, á la Real iglesia de Montserrat de los españoles, el sábado 30 de Enero de 1610. Recientemente se les ha labrado un monumento de mármol en la referida iglesia; y solicitada la translación al nuevo depósito por el Ilmo. Monseñor D. José Benavides, tuvo lugar en 21 de Agosto de 1889. La Academia ha recibido con sumo aprecio la Copia autentica dell' istrumento di recognizione e reposizione delle ossa dei Sommi Pontefici Calisto III ed Alessandro VI, que le ha sido remitida por el Sr. Benavides, su benemérito correspondiente en Roma, y acordó publicarla en el BOLETÍN. Los cráneos se conservan; más por desgracia no se han fotografiado.





 
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