Llamamos la atención, a lo que se infiere de esto, sobre la carabela en la cual iba Per Alonso por piloto. Ya hemos discutido si era el de la Niña, y Sancho Ruiz el de la Santa María; o si, al revés, este «piloto mayor» estuviese con el Almirante en la capitana, dejando a Sancho Ruiz como piloto de la Niña. Todavia no nos parece completamente claro el hecho. Véase Cristóbal García Sarmiento, y la nota en la pág. 499.

Por piloto y nada más se nombra a Peralonso en el Sumario (día 10 de febrero). En el Sumario no está el nombre de ninguno de los tres maestres, ni los menciona sino cuando Colón se queja del comportamiento del de la Santa María la noche del naufragio. Los cargos de piloto y de capitán han debido de ser mirados como de más importancia que el de maestre. En el Rol, sí que nombra Colón a Francisco Martín Pinzón por maestre de la Pinta.

Por descuido no hemos puesto en esa discusión la cita de estas palabras de Vanegas, el cual dice claramente en su interrogatorio que una carabela era de Pinzón, y a ello asienten varios testigos.

Véase pág. 58 de La Nao Gallega del señor de la Riega. «Era costumbre en aquella época, y siguió siéndolo por mucho tiempo, según los señores Alcalá Galiano y Capmany, dar a los buques dos nombres, uno el vulgar con que comúnmente se les designaba, y otro por devoción a algún santo o santa en el acto de bendecirlas; la carabela Niña se llamaba legalmente Santa Clara, y el de La Gallega era sin duda alguna el nombre vulgar de la Santa María.»

Recuérdese que Santa Clara tiene la advocación de la iglesia de Moguer.

Es en el Auto hecho por Colón acerca de la insularidad de Cuba, en el que aparece por primera vez con este nombre.

Todavía se llama indiferentemente la Niña o la Santa Clara en 1497 y el 1498. Se había salvado, aunque con averías, del huracán de agosto de 1495, en el cual fueron a pique casi todos los buques que se hallaban en la Española. Aunque no tan funesto como el huracán en el que hubo de perecer Bobadilla siete años más tarde, este de 1495 dejó a Colón muy desamparado, sin nave en condiciones para volver a España. La Niña «se rehiço que era muy vieja», mientras de las maderas de los buques destrozados se confeccionaba una nueva carabela, primera que se hacía en el Nuevo Mundo, la cual llevaba siempre apodo de la India, aunque tenía nombre formal de la Santa Cruz. Con estas dos volvió Colón en 1496; lo que dice Las Casas (t. II, pág. 89), está conforme con los detalles que se coligen de las cuentas. Así, por segunda vez, es la Niña, pequeña y fuerte, la que trae al almirante, perdida la capitana. Bien hallan trabajado los carpinteros de Moguer cuando pudo esta carabela pequeñita sobrevivir a la tempestad de 1493 y a la de 1495.

Los maestres Alonso Medel y Bartolomé Colín no se conformaban con quedarse quietos sin empleo mientras que Colón andaba en la corte, y ellos se fletaron con sus naos para otros viajes más cortos, sin pedir permiso al almirante. De eso se trata en el documento núm. 35 del Suplemento de Navarrete, t. III; por el cual constan las quejas de Colón porque ellos se habían alzado con sus carabelas^37.1. No da los nombres de éstas, pero todos los detalles están en la cuenta que por fin exigió el obispo Fonseca (Arch. Indias, 32 3 I/20, fol. 103), y escogemos algunos que nos parecen pintorescos en cuanto a «la caravela Niña que se renovo en las Yndias».

«Alonso Medel, maestre de la caravela Niña. Fue fletado por Marcos de Baeça vesino de Sant Lucar de Barrameda, para Roma a prescio de mill mrs. la tonelada, cargo cinquenta e vna toneladas»... «Fecho el viaje, viniendo de buelta con otro partido, dize el maestre que partiendo del puerto de Callar, el segundo dia de quaresma fue tomado por vn cosario y saco de la caravela el artylleria e armas e rropa que traya, E el segundo día en la noche quel dicho cosario surgio al callo de Pulla, el dicho maestre tovo manera con tres onbres del Puerto de St.ª María que audavan con el dicho cosario que tenían la vela de aquella noche, que se llaman Geronimo Casado e Francisco de la Panadera y Anton Camacho, que callasen e hisiesen que no lo sentyan e diesen logar al dicho Alonso Medel e a otros dos conpañeros suyos que saliesen de la nao para se yr a la caravela, e por esto dio a los dichos treynta ducados de oro... e asy salieron de la nao para yr a sus naos y el dicho maestre e sus conpañeros cortaron las amarras de la caravela e hisieron vela. Dize que yendo su camino para el puerto de Callar, toparon vn barco con cinco onbres a los quales dio cinco ducados por que los ayudasen allende la caravela al puerto de Callar...».

»...Esta cuenta dio jurada el dicho Alonso Medel maestre en primero de Setyembre de noventa e syete años».

Mientras tanto la Santa Cruz con su maestre Bartolome Colin se fletó para Flandes, y el fletador es otro conocido nuestro, Aluar Alonso Rascon, vesino de Palos. No puede haber duda que a esta escapada se refiere el documento de Navarrete, aunque algunos autores (por ejemplo, Harrisse) hablan como si se tratase de otro viaje de Indias, de los no autorizados.

Entregadas las carabelas, Colón, indignado, puso otros maestres antes de mandarlas otra vez a las Indias con Hernández Coronel.


	^37.1	Hay errata en la fecha de Navarrete; el documento es del Sello de mayo (no de junio) de 1497.

Véase la carta que Colón mandó con Torres (Navarrete, t. I, página, 233: también en otros muchos libros).

En el famoso Auto de Cuba, junio 1494, Alonso Medel es maestre de la Niña; lo había sido desde enero, como resulta de su pago, que tiene bastantes particularidades. Este Alonso Medel es un «dudoso» de 1492, habiendo sido puesto en lista por el señor Tenorio. No nos satisface completamente el testimonio, pero no llegamos a negar la ida.

Testigos Bartolomé Roldán y Juan Viñas, Pleitos I, págs. 163 y 189. Nos parece que los Informes de Servicios de que venimos hablando confunden dos y acaso tres diferentes viajes a Las Perlas, confusión casi inevitable por la forma vaga de una pregunta general sobre servicios y muerte en Indias de muchas diferentes personas.