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61

Casi siempre se le imputa el cambio de rumbo a Pinzón: pero en los servicios de los Niño es el mismo Colón el que quiere seguir el vuelo de los pajaritos.

 

62

Este testimonio de García Vallejos es conocidísimo, y se ha impreso en muchos libros. (Véase el tripulante Francisco García Vallejos en nuestra lista.) Por ejemplo, se puede leer en Navarrete, III, pág. 571, y en Salas Ferré (donde la lista Tenorio), pág. 251.

 

63

Jueves 10 y viernes 11 son fechas mal puestas por este testigo; el jueves fué 11 y el viernes 12.

 

64

Es el viaje al Brasil, 1499-1500.

 

65

Como tantos testigos, éste contesta más bien lo que se le ocurre sobre el asunto en general que no a lo que en el momento le preguntaban. Esta respuesta se da a la pregunta 19, sobre la separación de la carabela Pinta; pero lo que dice el testigo es lo que olvidó decir cuando hace un momento le preguntaban sobre el hallazgo de Guanahani.

 

66

En el italiano, credentiere.

 

67

Varias veces se han impreso así, en columna doble, capítulos de Las Casas y de Fernando Colón, sobre todo cuando se discutía la teoría de Harrisse, quien considera apócrifa la Historia del Almirante.

 

68

Véase la nota a Maestre Juan. Es más verosímil porque a veces Las Casas dice más que Fernando Colón.

 

69

Si no tuviésemos más que el Sumario, este cambio en el orden habría podido servir como base para argumentar que la pretensión de Colón a los 10.000 maravedís fué un segundo pensamiento, y que después de vista la luz cantaron la Salve (a las diez de la noche!), o que se vió la luz la noche anterior, cuando pasaban cerca de otra isla.

 

70

En el Sumario, Las Casas copió a la letra la carta prólogo; todo lo que sigue está «puesto sumariamente»; hasta el hallazgo de la tierra, aunque de vez en cuando da una frase «formal». Entonces, desde el 12 hasta el 25 de octubre tenemos el Diario copiado a la letra. Una vez enterado Las Casas de que en trance tan trascendental debían ser guardadas las mismas palabras de Colón, es de lamentar que no volviera a copiar también a la letra el último día que tenia resumido.

Quizás Colón parecía muy prolijo y hasta pesado en lo que Las Casas sintetizaba, y tal prolijidad, que tanto nos gustaría al presente, era la razón de ser del Sumario. Lo que pensaba Fernando Colón sobre esto se puede colegir de las últimas frases de su capítulo XIV (t. I, página 74 de la edición moderna). Distinguimos ahora lo que tenía gran importancia y lo que no; pocas veces puede hacer eso el explorador, sea de tierras mundiales, sea de conocimientos científicos; y es muy fácil que Colón no tuviera más suerte en la adecuación de las notas de su Diario que en la nomenclatura que aplicaba a las tierras descubiertas, nomenclatura en la cual resulta un orden inverso según la importancia de la isla. Así es que consagro al Salvador una isleta entre centenares de otras tales, y al príncipe don Juan la gran tierra de Cuba.

Después del 25 de octubre, Las Casas deja de copiar días enteros, aunque a veces hace extractos bastante largos. Tampoco apunta todas las fechas, sino las en que sucede algo de importancia. Hay muchos textos baratos y populares del Sumario; pero de éstos no conocemos ninguno que haga la impresión de manera consistente para que resalte la diferencia entre «palabras formales» y palabras sintetizadas. Suelen señalar la diferencia, pero de dos modos por letra bastardilla o por comillas, según la largura de las frases. Preferimos el texto de la Raccolta a otro cualquiera (vease la nota (2) pág. 492 del BOLETÍN de primavera de 1925).