Traducida por D. José
Marchena.
De orden superior.
Madrid, en la Imprenta Real.
Año de 1812.
Josef Marchena.
Se irán
publicando las comedias de Molière cada una de por
sí, y a medida que se fueren representando. Como
apéndice de esta versión saldrán, adjuntas a
algunas de ellas, disertaciones acerca de nuestro teatro, en que,
sin disimular los gravísimos yerros en que incurrieron
nuestros antiguos poetas, haremos notar las hermosuras que a
vueltas de ellos en sus producciones se encuentran. Trataremos en
otras de la comedia francesa, del teatro cómico en general,
etc.; de modo que la colección de estos discursos pueda ser
reputada por una Poética de la Comedia.
Escena
I
|
|
DON ANTONIO,
DON LIBORIO.
|
DON ANTONIO |
¿Dice usted que va a
casarse? |
|
|
|
|
DON ANTONIO |
Amigo, aquí estamos
solos, |
|
y nadie oye lo que se habla. |
|
¿Quiere usted que diga
claro |
5 |
lo que pienso? Aventurada |
|
resolución me parece |
|
la de usted, y aun temeraria. |
|
Mucho temo que estas bodas |
|
le han de salir a la cara. |
10 |
|
|
DON LIBORIO |
No extraño yo esos
temores. |
|
Usted, sin salir de casa, |
|
acaso encuentra motivos |
|
justos de miedo, y le espanta |
|
mi suerte ya de antemano. |
15 |
Yo la frente levantada |
|
andaré siempre, y no hay
miedo |
|
que me la agobie la carga. |
|
|
|
DON ANTONIO |
Esos, compadre, son golpes |
|
de la fortuna voltaria, |
20 |
que no pueden remediarse, |
|
y son precauciones vanas |
|
y necias cuantas se toman |
|
contra ellos. Aquí la
causa |
|
de que me asusten sus bodas |
25 |
es tanta pesada chanza |
|
con que usted a mil maridos |
|
los zahiere en todas cuantas |
|
ocasiones se presentan, |
|
pregonando cuanto indaga |
30 |
sobre ocultos galanteos. |
|
|
|
DON LIBORIO |
¿Quién, sin ser Job,
aguantara |
|
la paciencia y sufrimiento |
|
de tanto marido que anda |
|
por Madrid? En esta tierra |
35 |
son de condición tan
mansa |
|
los hombres, que es un
prodigio. |
|
Aquél sin cesar afana |
|
por amontonar dinero, |
|
que luego su mujer gasta |
40 |
con quien le mete en el
gremio. |
|
De estotro es menos contraria |
|
la estrella, que mil galanes |
|
a su esposa la regalan, |
|
y él muy sosegado
piensa |
45 |
que obsequian así sus
raras |
|
virtudes, y el muy babieca |
|
no advierte su propia infamia. |
|
Uno mete mucha bulla, |
|
que no le sirve de nada; |
50 |
otro lo consiente todo; |
|
y así que ve entrar en
casa |
|
el cortejo, en diligencia |
|
coge el sombrero, y se marcha. |
|
Aquélla dice al marido |
55 |
que la requiebra con ansia |
|
don Cirilo, y le recibe |
|
muy tiesa y muy remilgada |
|
cuando está el tonto
delante, |
|
que se le cae la baba, |
60 |
y compadece al galán, |
|
sin que haya para ello causa. |
|
Otra se feria mil joyas, |
|
y dice que juega y gana; |
|
y sin saber a qué
juego, |
65 |
el marido se lo traga, |
|
dándole gracias a Dios |
|
de que le pinten las cartas |
|
bien a su mujer. Por fin, |
|
es cuento que no se acaba |
70 |
la historia de los maridos. |
|
¿Y quiere usted que yo no
haga |
|
escarnio de tanto necio |
|
como...? |
|
|
DON ANTONIO |
Y si la suerte varia
|
|
le mete en la cofradía |
75 |
a usted, ¿no ve con
qué ganas |
|
le van a hacer el buz todos? |
|
Y no mal se le empleara. |
|
También yo oigo a muchas
gentes |
|
que de galanteos hablan |
80 |
y refieren mil historias, |
|
o verdaderas o falsas, |
|
de maridos engañados, |
|
y de mujeres livianas. |
|
Pero aunque yo desapruebe |
85 |
la sobrada tolerancia |
|
de muchos, y nunca aguante |
|
ciertas cosas en mi casa, |
|
que otros llevan con
paciencia, |
|
nunca digo una palabra; |
90 |
porque puede ser que un
día |
|
me coja la rueda, y hagan |
|
burla de mí los
burlados. |
|
Así que, si de mi mala |
|
estrella el influjo quiere |
95 |
que alguna desdicha humana |
|
venga sobre mi cabeza, |
|
si de ella las gentes hablan, |
|
tendré al menos el
consuelo |
|
que lo dirán en voz
baja; |
100 |
y acaso se encontrará |
|
también alguna buen
alma |
|
que se duela de mi suerte; |
|
pero usted, compadre, se halla |
|
en situación muy
distinta; |
105 |
y habiendo siempre hecho tanta |
|
rechifla de los maridos |
|
que motejan de cachaza, |
|
guarte si no anda derecho; |
|
que en las calles y en las
plazas, |
110 |
no lluevan sobre usted pullas, |
|
y no tomen tal venganza |
|
los agraviados... |
|
|
DON LIBORIO |
¡Dios mío!
|
|
No tema usted que tal hagan. |
|
Aquel que me la pegare, |
115 |
a fe que ha de tener
maña. |
|
¿Piensa usted que no
sé yo |
|
las picardías, las
trampas |
|
que acostumbran las mujeres, |
|
y con que a los tontos clavan? |
120 |
Para que no puedan darme |
|
papilla, la que se casa |
|
conmigo es tan inocente |
|
como los niños que
maman. |
|
|
|
DON ANTONIO |
¿Y quiere usted que una
tonta... |
125 |
|
|
DON LIBORIO |
Una tonta es una alhaja |
|
para no volverse tonto. |
|
No pretendo poner tacha |
|
a su mujer de usted; pero |
|
una discreta es muy mala |
130 |
de guardar; sí, amigo
mío; |
|
algunos sé yo que
rabian |
|
porque sus mitades son |
|
ladinas. No es mala carga; |
|
una marisabidilla |
135 |
que hable en culto, escriba
cartas |
|
en francés, componga
coplas, |
|
y vengan a visitarla |
|
los marqueses, los autores |
|
le lean versos, y el mandria |
140 |
del marido en un rincón |
|
se esté, sin que ninguno
haga |
|
caso de él; y si
pregunta |
|
alguno ¿quién
es? madama |
|
responda: ese es mi
marido. |
145 |
No quiero mujer con tanta |
|
inteligencia; la mía, |
|
si de hacer cuartetas tratan |
|
de repente, y dan por pie |
|
guárdate del agua
mansa, |
150 |
quiero que responda al cabo |
|
de una media hora muy larga |
|
San Crispín fue
zapatero; |
|
pretendo, en una palabra, |
|
que sea tan ignorante, |
155 |
que esté su ciencia
cifrada |
|
en coser, hacer calceta, |
|
rezar, y con eso basta. |
|
|
|
DON ANTONIO |
¿Es usted aficionado |
|
a las simples? |
|
|
DON LIBORIO |
Y con tantas
|
160 |
veras, que una tonta fea |
|
más que una aguda me
agrada |
|
con hermosura. |
|
|
DON ANTONIO |
¿El talento,
|
|
la beldad...? |
|
|
|
DON ANTONIO |
¿Pero cómo quiere
usted |
165 |
que una simple sea honrada, |
|
ni sepa serlo? Además |
|
de ser muy pesada carga |
|
el pasar con una boba |
|
toda su vida, es fianza |
170 |
mala para la mollera |
|
de un marido la ignorancia |
|
de su mujer. Una aguda, |
|
cuando a su obligación
falta, |
|
es porque quiere; una tonta |
175 |
sin saber que nos agravia |
|
nos puede dar que sentir. |
|
|
|
DON LIBORIO |
A un argumento de tanta |
|
fuerza respondo, compadre, |
|
como hizo Teresa Panza |
180 |
a Sancho cuando quería |
|
que fuera condesa Sancha. |
|
El día que con mujer |
|
discreta yo me casara, |
|
aquel día hiciera
cuenta |
185 |
que por mi entierro doblaban. |
|
|
|
|
DON LIBORIO |
Cada uno tiene
|
|
sus ideas, y, se trata |
|
de hallar novia que me pete. |
|
Mi caudal es el que basta |
190 |
para escoger por esposa |
|
mujer que no tenga nada, |
|
y que blasonar no pueda |
|
de riqueza o sangre hidalga. |
|
La que me va a dar la mano |
195 |
es hija de una villana; |
|
cuatro años no más
tenía |
|
cuando me prendó su
cara, |
|
que es bonitilla y graciosa; |
|
su madre estaba muy falta |
200 |
de conveniencias, y a
más |
|
de otros seis hijos cargada; |
|
yo se la pedí, y,
contenta |
|
me la dio; para criarla |
|
escogí unas monjas
pobres |
205 |
de un pueblo allá de la
Alcarria, |
|
y la puse a pupilaje. |
|
Di orden que no le
enseñaran |
|
cosa que pudiera abrirle |
|
los ojos; y su ignorancia, |
210 |
gracias a Dios, es tan grande, |
|
que excede a mis esperanzas. |
|
La he sacado del convento, |
|
viendo que me deparaba |
|
en ella el Cielo mujer |
215 |
cual anhelé por
hallarla |
|
siempre en vano; la he
traído |
|
conmigo; y como mi casa |
|
está en el centro, y no
quiero |
|
que vengan a visitarla |
220 |
mis conocidos, tomé |
|
otra en esta solitaria |
|
plazuela, para que viva |
|
ella; y para que nunca haya |
|
tapujos de vecindad, |
225 |
la alquilé toda. En
compaña |
|
suya tengo dos criados, |
|
simples como ella. Tan larga |
|
historia he contado, amigo, |
|
a usted, porque vea
cuántas |
230 |
precauciones he tomado |
|
para evitar la desgracia |
|
de otros maridos; y como |
|
tengo tanta confianza |
|
en usted, para cenar |
235 |
hoy le convido en su casa. |
|
Usted la conocerá, |
|
y dirá si es acertada |
|
mi elección. |
|
|
|
DON LIBORIO |
Usted verá si le agrada |
240 |
su persona y su inocencia. |
|
|
|
DON ANTONIO |
Sobre la última me
basta |
|
con lo que me ha dicho usted. |
|
|
|
DON LIBORIO |
Pues no la exagero en nada, |
|
y acaso me quedo corto. |
245 |
A cada instante me pasma |
|
con su candor; cosas dice |
|
que me hacen a carcajadas |
|
soltar la risa; tres
días |
|
hace que me preguntaba |
250 |
si las mujeres parían |
|
los muchachos por la manga |
|
de la camisa. |
|
|
DON ANTONIO |
Me alegro,
|
|
señor Carrasco... |
|
|
DON LIBORIO |
Es extraña
|
|
cosa que me llame siempre |
255 |
usted así. |
|
|
DON ANTONIO |
Por más que haga,
|
|
el título de Vizconde |
|
del Atochal se me pasa. |
|
¿Y quién diablos le
metió |
|
a usted en que titulara |
260 |
a los cuarenta y dos
años, |
|
cuando nadie de su casa |
|
fue Barón ni Conde
nunca? |
|
¡El dinero que malgasta |
|
para comprar ese
título, |
265 |
y en lanzas y media anata, |
|
en mejorar sus haciendas |
|
cuánto mejor se
empleara! |
|
|
|
DON LIBORIO |
Además de que así
doy |
|
nuevo realce a mi casa, |
270 |
me suena bien al oído |
|
cuando el Vizconde me llaman. |
|
|
|
DON ANTONIO |
¡Raro capricho por
cierto! |
|
El apellido que usaban |
|
nuestros padres repugnar, |
275 |
tomando una enrevesada |
|
denominación, en prueba |
|
de que corre sangre hidalga |
|
por nuestras venas. Me acuerdo |
|
de un zapatero que ansiaba |
280 |
porque sus hijos tuvieran |
|
apellido de prosapia |
|
ilustre; al tal zapatero |
|
Gil Fernández le
nombraban, |
|
y aunque estaba bien,
casó |
285 |
con una que mendigaba, |
|
sólo porque su apellido |
|
era de Córdoba; aún
anda |
|
hoy por Madrid, y
Fernández |
|
de Córdoba a su hijo
llaman. |
290 |
|
|
DON LIBORIO |
Pudiera usted excusar |
|
el cuento; en una palabra, |
|
Vizconde del Atochal |
|
es el nombre que me agrada, |
|
y el de Liborio Carrasco |
295 |
siempre desazón me
causa. |
|
|
|
DON ANTONIO |
Según eso, muchas
gentes |
|
a usted, amigo, le enfadan, |
|
y yo he visto sobreescritos... |
|
|
|
DON LIBORIO |
Los que escriben esas cartas |
300 |
no saben que he titulado. |
|
Pero usted... |
|
|
DON ANTONIO |
Compadre, basta;
|
|
que yo me acostumbraré |
|
en adelante, sin falta, |
|
a llamar a usted Vizconde |
305 |
del Atochal. |
|
|
DON LIBORIO |
Voyme a casa
|
|
de mi novia a verla un rato, |
|
que he llegado esta
mañana |
|
de la hacienda, y no la he
visto. |
|
|
|
DON ANTONIO |
(Aparte
yéndose.)
|
Es de condición
extraña. |
310 |
Tiene su vena de loco. |
|
|
|
DON LIBORIO |
La cabeza algo tocada. |
|
¡En tocando ciertas
cuerdas |
|
de tal modo disparata! |
|
Cuando un hombre se encasqueta |
315 |
con algo, no se lo sacan |
|
de la cabeza. |
(Llamando a la
puerta.)
|
Abran luego.
|
|
Muchachos: ¿no oyen? |
|
|
Escena
II
|
|
DON LIBORIO,
COSME y BLASA, dentro de casa.
|
|
DON LIBORIO |
Abre aquí. |
(Aparte.)
|
¡Con cuánto
gusto
|
|
me recibirán en casa |
320 |
habiendo estado diez
días |
|
en el campo! |
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
DON LIBORIO |
Por cierto
|
325 |
no está la contienda
mala. |
|
¡Y yo en la calle! ¿No
me oyen? |
|
|
|
|
DON LIBORIO |
¡Oh, mal haya!
|
|
Yo soy, yo. |
|
|
|
|
|
|
BLASA |
¿No ves que estoy
majando?
|
|
|
|
COSME |
Y yo porque no se salga |
|
el canario, estoy teniendo |
|
cuidado con esta jaula. |
|
|
|
DON LIBORIO |
El que no abriere al instante |
335 |
ni un solo bocado cata |
|
en tres días. |
|
|
BLASA |
¿A qué vienes,
|
|
si voy yo? |
|
|
COSME |
Pues no está mala.
|
|
Antes soy yo. |
|
|
|
|
|
COSME |
Mañana.
|
340 |
Si he de abrir yo. |
|
|
|
|
|
DON LIBORIO |
Ya pasa
|
|
de raya la tontería. |
|
|
|
COSME |
(Saliendo a la puerta.)
|
Yo he sido. |
|
|
BLASA |
(Saliendo.)
|
Mientes, que estaba
|
|
antes yo. |
|
|
COSME |
Si no estuviera
|
345 |
el amo aquí, te
enseñara |
|
yo. |
|
|
DON LIBORIO |
(Recibiendo un manotazo de
COSME.)
|
¡Pícaro!
|
|
|
|
|
|
DON LIBORIO |
Ea, callen ambos,
|
|
y respondan. ¿Hay en
casa, |
350 |
Cosme, alguna novedad? |
|
|
|
COSME |
Señor... |
(DON LIBORIO le
quita el sombrero de la cabeza, y COSME se le vuelve, a
poner.)
|
A Dios gra...
|
(DON LIBORIO se le
quita otra vez, y COSME se
le pone.)
|
A Dios gracias
|
|
Estamos bue... |
|
|
DON LIBORIO |
(Quitándole el sombrero y
tirándole.)
|
Majadero,
|
|
¡el sombrero puesto me
hablas! |
|
|
|
COSME |
Es verdad; si soy un bruto. |
355 |
|
|
DON LIBORIO |
(A COSME.)
|
Corre, y di que baje al ama. |
|
|
|
Escena
VI
|
|
DON LEANDRO,
DON LIBORIO.
|
DON LEANDRO |
¿Qué miro? ¿Me
engaño? ¿Es él? |
|
No... sí... no... sí
tal... la cara... |
400 |
Le... |
|
|
|
|
|
DON LIBORIO |
¡Cuánta
|
|
dicha! ¿Cuándo
llegó usted? |
|
|
|
|
|
DON LEANDRO |
Estuve a verle
|
405 |
a usted; mas no le hallé en
casa. |
|
|
|
|
|
DON LIBORIO |
El Cielo me valga.
|
|
¡Qué alto que
está, qué buen mozo! |
|
¡Quien le vio que no me
daba |
410 |
más arriba que mi
muslo! |
|
|
|
|
DON LIBORIO |
¿Y padre en qué
trata?
|
|
¿Está bueno?
¡Qué sujeto |
|
tan lindo! ¡Qué bella
pasta! |
|
A mí me interesan tanto |
415 |
sus cosas; sí, pues ya
pasa |
|
de cuatro años que le
vi |
|
la postrer vez, y ni carta |
|
he tenido desde entonces |
|
suya. |
|
|
DON LEANDRO |
Pues más salud gasta
|
420 |
que usted y que yo, robusto |
|
y alegre como una pascua. |
|
Cuando me vine a Madrid, |
|
para usted me dio una carta; |
|
pero en otra posterior |
425 |
me avisa de su llegada |
|
a la corte muy en breve, |
|
y no me dice la causa |
|
de su venida. ¿Conoce |
|
usted a un hombre que
llaman...? |
430 |
No me acuerdo... Él es
indiano, |
|
y viene de Guatemala |
|
Muy rico. |
|
|
DON LIBORIO |
Si usted no dice
|
|
su nombre... |
|
|
DON LEANDRO |
Tengo tan mala
|
|
memoria... ¡Ah! sí,
don Enrique. |
435 |
|
|
|
DON LEANDRO |
Pues me habla
|
|
de él mi padre cual si
yo |
|
debiera tener muy largas |
|
noticias de este sujeto, |
|
y juntos los dos viajan |
440 |
en un coche de colleras |
|
que viene a Madrid. |
|
|
|
(DON LEANDRO
entrega una carta de DON
PABLO a DON
LIBORIO.)
|
DON LIBORIO |
¡Con cuánta
|
|
satisfacción le
veré |
|
cuando quiera honrar mi casa! |
|
(Habiendo leído la carta.)
|
Todos estos cumplimientos |
445 |
son cosa muy excusada |
|
tratando con un amigo; |
|
sin gastar pólvora en
salvas |
|
disponga usted de mi bolsa. |
|
|
|
DON LEANDRO |
Pues le cojo la palabra |
450 |
a usted, amigo, al instante; |
|
justamente me hacen falta |
|
cien doblones. |
|
|
DON LIBORIO |
Aquí están;
|
|
quiso Dios que los llevara. |
|
Guárdese usted el
bolsillo |
455 |
también. |
|
|
|
DON LIBORIO |
Basta.
|
|
¿Cómo encuentra usted
la corte? |
|
|
|
DON LEANDRO |
Bellos paseos y casas, |
|
muchísimas diversiones. |
|
|
|
DON LIBORIO |
Aquí, amigo, nunca
faltan. |
460 |
Sobre todo los que gustan |
|
de galantear las damas |
|
tienen siempre en qué
emplearse; |
|
que se halla tal abundancia |
|
de mujeres, que es portento, |
465 |
y todas de buena pasta. |
|
Los maridos muy bondosos; |
|
las morenas y las blancas |
|
de una índole tan
suave, |
|
que es bendición
obsequiarlas. |
470 |
¡Y cuántos enredos
urden! |
|
Si es una comedia; vaya, |
|
¿a que en este corto
tiempo |
|
que hace que llegó usted,
anda |
|
metido ya con alguna? |
475 |
Hábleme usted a las
claras. |
|
Querido, los buenos mozos |
|
en muy pocos días ganan |
|
mucha tierra, y los maridos |
|
con ellos corren borrasca. |
480 |
|
|
DON LEANDRO |
Si he de decir la verdad, |
|
aquí en esta misma
plaza |
|
traigo cierto galanteo |
|
entre manos, y no en mala |
|
situación. |
|
|
DON LIBORIO |
(Aparte.)
|
¡Qué bueno es
eso!
|
485 |
Esto es lo que yo aguardaba, |
|
qué contar y qué
reír |
|
a costa de alguien que clava |
|
su casta mitad. |
|
|
DON LEANDRO |
Mas fío
|
|
que de entre los dos no salga |
490 |
el secreto. |
|
|
|
DON LEANDRO |
Son cosas tan delicadas, |
|
que si a divulgarse llegan |
|
se echa a perder la
maraña. |
|
Es el caso que una hermosa |
495 |
me tiene prendada el alma, |
|
y he logrado introducirme |
|
en su casa con mi maña; |
|
y no va mal el negocio; |
|
lo digo sin alabanza. |
500 |
|
|
|
DON LEANDRO |
(Enseñándole la
casa de DOÑA
ISABELITA.)
|
Una niña, que habita
|
|
en esa casa inmediata |
|
dada de verde; inocente, |
|
como que ha sido criada |
|
sin trato de gente, en fuerza |
505 |
de la condición
extraña |
|
de quien le dio
educación, |
|
que es hombre de ideas raras. |
|
Pero, aunque tan ignorante, |
|
tiene mil sencillas gracias |
510 |
que cautivan; unos ojos |
|
tan tiernos, unas miradas |
|
tan expresivas; yo al punto |
|
que la vi le rendí el
alma. |
|
Pero acaso usted conoce |
515 |
la beldad que me arrebata |
|
los sentidos; es su nombre |
|
Isabelita. |
|
|
|
DON LEANDRO |
Quien la guarda es un ricote, |
|
que me parece se llama |
520 |
el Vizconde del Tronchal, |
|
o Estuchal, si no me
engaña |
|
la memoria; un ente raro, |
|
manïaco, según
hablan |
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las gentes; ¿es
conocido |
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de usted? |
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DON LIBORIO |
(Aparte.)
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El hombre me ensalza.
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DON LEANDRO |
¿Y no me
engañan?
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¿Es loco? |
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DON LEANDRO |
¿Qué es he?
¿Sí?
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Pues; cuando lo dicen tantas |
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gentes, no han de equivocarse |
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todos; la cosa está
clara. |
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Y celoso como un diablo; |
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un majadero de marca. |
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Ello es que yo estoy perdido |
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de amor de la beldad rara |
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de Isabelita; es un dije; |
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y a fe mía que dejarla |
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en manos de ese mostrenco |
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fuera cosa que clamara |
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venganza al cielo; el dinero |
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que usted me ha prestado es
para |
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dar a esta aventura cima, |
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porque el oro, amigo, allana |
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estorbos, vence imposibles, |
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y en amor y en guerra acaba |
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con las más arduas
empresas. |
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¿Pero usted no dice
nada, |
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y está serio?
¿Desaprueba |
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que siga la comenzada |
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aventura? |
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DON LIBORIO |
No; tenía
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la cabeza algo... |
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DON LEANDRO |
Le cansa
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a usted la
conversación. |
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Agur; iré a dar las
gracias |
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por sus favores a usted. |
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DON LIBORIO |
(Creyendo que se ha ido.)
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Satanás mismo... |
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DON LEANDRO |
(Volviendo.)
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Que nada
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sepa nadie de este lance; |
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reserva y silencio. |
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DON LIBORIO |
(Creyendo lo
mismo.)
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El alma
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se me... |
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DON LEANDRO |
(Volviendo.)
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No lo diga usted
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a padre, que se enfadara. |
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DON LIBORIO |
(Creyendo que
vuelve.)
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¡Ah...! |
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