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«El raciocinio -dice-, es un acto del entendimiento en que de uno o mas juicios deducimos otro juicio» (p. 397). «En todo raciocinio el entendimiento da un paso, i si no se extravía adoptando inconsideradamente una premisa o deduciendo una consecuencia ilejítima, adquiere un conocimiento nuevo» (p. 439). Censura la creencia de que sea así, pero hay también raciocinios de una sola premisa (deducción inmediata). «Todos los raciocinios se reducen a estas tres especies: demostrativo, experimental, analójico» (p. 406). Los raciocinios demostrativos son aquellos «en los cuales la consecuencia se deriva de la premisa o premisas por una deduccion necesaria de necesidad absoluta» (P. 398). Hay varias clases de raciocinio demostrativo: a) Una es el silogismo. Sobre la base de la teoría escolástica levanta Bello su teoría del silogismo, que presenta respecto de aquélla algunas modificaciones, especialmente en la teoría de las conversiones. b) Pero el silogismo no es el único raciocinio demostrativo; hay otros, tales como los de igualdad o identidad, recíprocamente convertibles, etc. El raciocinio empírico es el «fundado en la permanencia de las leyes naturales»; «en toda ciencia, en toda materia de hechos, se combina con el raciocinio demostrativo i el raciocinio analójico» (p. 446). El analógico «procede sintéticamente: compone, agrupa en una fórmula los hechos que sabe i los hechos que conjetura, creyendo divisar entre los unos i los otros un vínculo de semejanza» (p. 454).
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Ibíd., p. 436.
113
Ibíd., p. 446.
114
Ibíd., p. 437.
115
Ibíd., p. 454.
116
Obras, VIII, p. 306.
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Obras, I, p. 145 en adelante, p. 474, 475; p. 123. 1) «No existe nacion, pueblo, ni raza de hombres tan bárbara, que no tenga alguna idea del Sér Supremo, aunque las mas veces envuelta en fábulas i errores groseros. I no es permitido, considerar como un hecho de poca importancia este unánime asenso del jénero humano; sobre todo si se nota que las ideas que los hombres han formado del Sér Supremo son tanto mas elevadas i puras, cuanto mas han adelantado en civilizacion. En vano se ha querido negar el hecho revolviendo relaciones de viajes, i sacando de ellas dos o tres ejemplos de pueblos ateos: relaciones mas recientes hacen ver que los anteriores viajeros habían juzgado precipitadamente, después de una corta residencia entre salvajes, cuya lengua ignoraban».
2) «Sin esa creencia las obligaciones morales carecerían de su mas eficaz sanción».
3) La necesidad de una Causa primera: «Algo existe. Luego algo ha existido desde toda la eternidad; porque la primera existencia, la primera causa, no ha podido brotar del seno de la nada».
4) La causa final también prueba la existencia de Dios.
5) El orden que resplandece en el Universo supone una Inteligencia Suprema Ordenadora. «Si vemos órden, correspondencia de partes, medios dirijidos a la consecucion de un fin, deducimos de aquí la existencia de una voluntad que se propuso el fin, de una intelijencia que ideó los medios, i de un poder que los puso en accion. De esta manera fuimos conducidos al conocimiento del adorable Autor de la naturaleza. La armonía maravillosa del universo, donde cada parte parece hacer juego con las otras, i todas concurren a la conservacion i propagacion de los entes animados; donde aun el, al parecer, mas pequeño i despreciable de éstos presenta a la vista una trabazon delicada de partes, evidentemente calculadas para obrar juntas, un sistema de necesidades i facultades constantemente correlativas, una simetría de forma que es como la divisa de una intelijencia que ha querido revelarse a otras, una uniformidad de reproduccion que en nada se asemeja a lo que podemos figurarnos en los efectos de un choque fortuito de átomos; donde cada órgano de cada uno de estos vivientes, cada víscera, cada músculo, cada vaso, cada fibra, es un sistema de máquinas de complicado pero esquisito artificio, lleno a la verdad de misterios para nuestros limitados alcances, pero seguro en sus efectos, expedito en su modo de obrar (que se verifica en la mayor parte de los casos sin la intervencion de la voluntad i aun de la conciencia) i dotado hasta cierto punto de la facultad de resistir a los accidentes i de repararse a sí mismo; donde, por ejemplo, el órgano de la vision, uno de los que mejor conocemos i probablemente uno de los ménos complicados, encierra primores de mecanismo que apenas han podido imitarse groseramente en los mas acabados instrumentos de que se gloría la industria humana: esta maravillosa armonía, estas correlaciones, este órden nos obliga a reconocer una causa intelijente, dotada de un poder i sabiduría superiores, fuera de toda comparacion i medida, a los que el hombre emplea en sus obras».
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«La fórmula psicolójica de la razon es la facultad de concebir relaciones, facultad intuitiva, si se quiere, pero cuyos actos no deben confundirse ni con la sensacion, ni con la mera intuicion, en que el alma se limita a contemplar una afeccion suya, sin concebirla como suya, sin concebir relacion alguna». Ibíd., p. 136.
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«La libertad de la primera causa es orijinal e ilimitada; la libertad del espíritu humano es derivada i finita; es una facultad impresa al hombre como todas las otras facultades de que gozan su alma i su cuerpo». Ibíd., p. 144.
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«El Sér Eterno está presente a todos los instantes de la duracion de sus obras: para la Divinidad no hay pasado ni futuro, como los hai para las intelijencias creadas» (Ibíd., p. 139).