Aquel rosal de mi madre Asomada a su balcón, Bajaban con luto entero, Como una chispa se enciende Con sus magníficos trajes Criatura pálida y frágil, «Cuidado niño travieso. Don Fidelino Maíz, Doña Leria está pasmada. Dos rechinantes portones El perro de medio rabo El tonto, marcial, se cuadra, En el camposanto verde Entre las sombras crujientes Era un gato de ojos verdes Francisquito se llamaba. Fue por el mes de las flores. Fue un veintisiete de mayo Hay chirimoyos, morales He de morir en Villeta Iban a misa las viejas La casa de los Navarro La casa se irá a caer La loca del viento norte Le va tapiando y dejando Levanta el espectro a veces Llegó en carroza de oro Los leprosos olvidados, Mariposa que das vueltas Mirar no más a la Virgen Montando negros caballos No es el lamento del sauce, No es la cuchara de plata No se sabe en qué cajón Nos íbamos a casar. Palomo y Tristán arrastran Porque las niñas se casan Sentada frente al espejo, Sus pájaros emigraron Vestida con guardapolvos
|
|