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51

P. Neruda, Canto general, I, p. 409.

 

52

R. Darío, «Trébol», 1. En Cantos de vida y esperanza, en Poesías completas, Ed. Aguilar, Madrid, 1967, p. 660.

 

53

D. Alonso, Estudios y ensayos gongorinos, p. 564.

 

54

R. Darío, «Al rey Oscar», en Cantos de vida y esperanza, p. 634.

 

55

Volvemos a recoger juicios de Dámaso Alonso: «La labor de Góngora es eminentemente constructiva: orden, norma, sistema»... «Góngora es un poeta que trabaja siempre sobre los datos de una representación del mundo ya establecida de antemano» (Estudios..., p. 556).

 

56

P. Neruda, Cantos ceremoniales, II, p. 409.

 

57

P. Neruda, Federico García Lorca, II, p. 1045. Hubiera sido justo que Neruda situara fuera de ese dominio a Dámaso Alonso, cuya devoción por Góngora no repercute en su propia poesía y que no deja de confirmar la opinión de Neruda cuando escribe: «Las doctrinas estéticas de hacia 1927 que para otros fueron tan estimables, a mí me resultaron heladoras de todo impulso creativo» (en Poetas españoles contemporáneos, Ed. Gredos, Madrid, p. 169). No sabemos si Jorge Guillén pensaría en acusaciones como la de Neruda, cuando defiende la posición de los llamados poetas puros, y afirma que lo único que estos hicieron fue prohibirse el efectismo, lo cual no justifica que su obra careciera de latido humano (J. Guillén, «Lenguaje de poema: una generación», en Lenguaje y poesía, Revista de Occidente, Madrid, 1962, p. 247).

 

58

P. Neruda, Amistades y enemistades literarias, II, p. 1053. Anotemos, de paso, que Alberti no dejó sin respuesta este comentario. Años más tarde, al recordar estas palabras, escribirá: «Creo sinceramente que se equivoca. El ejemplo de Góngora no esterilizó a nadie. Por el contrario, nuestra generación en pleno salió aún más potente y perfilada de aquella necesaria batalla reivindicadora» (R. Alberti, La arboleda perdida, Compañía General Fabril Editora, Buenos Aires, 1959, p. 257).

 

59

F. García Lorca, «La imagen poética de Góngora», en Obras completas, Ed. Aguilar, Madrid, 1971, p. 72.

 

60

Ibid., p. 66.