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- XXVIII -


ArribaAbajo   El invencible curso de los años,
los excesos en ellos repetidos,
peligrosos desastres padecidos
en los Climas del Orbe más extraños.

   Anticipando inevitables daños  5
mortifican potencias y sentidos,
los objetos no bien reconocidos
manifiestan costosos desengaños.

   Las manos y pies ya sin Ejercicio
aun repararse del dolor no emprenden,  10
vacilando los dientes certifican

   la ruina que amenaza el edificio,
sólo los Pensamientos se defienden,
y los Cabellos que los significan.




- XXIX -


ArribaAbajo   Por camino Real más desusado
sino con alas con los pies de cera
llegue del Sol en la divina Esfera,
a su Trono de Estrellas coronado.

   En cuyos esplendores anegado  5
del atrevido osar me arrepintiera,
si del Júpiter Dánico no fuera
el Soberano Olimpo mi sagrado.

   Donde se dan pacíficas batallas
libres de procelosas inquietudes  10
en diversos metales esculpidas.

   De los Monarcas todas las Medallas,
y de su comprensión todas las Vidas,
en el Animo todas las Virtudes.




- XXX -


ArribaAbajo   Arde el Báltico mar cuyos Cristales
luminosos reflejos dan al suelo,
desde que aposentaron en su hielo
de Cristina las luces celestiales.

   Pervertidos los términos fatales,  5
del uno al otro opuesto Paralelo
incluyó breve Golfo tanto Cielo,
en asombro común de los mortales.

   Y lustradas de puros esplendores
brotan de Tetis las cavernas ondas  10
de perlas rica numerosa suma.

   Y ceñido de cándidos fulgores
vuelve a nacer el Sol entre las ondas
y Minerva cual Venus de la espuma.




- XXXI -


ArribaAbajo   «Selvas pues de vosotras me destierra,
la dura enemistad de la Fortuna,
a quien es mi quietud tan importuna,
que no halla paz sin procurarme guerra.

   Y la Corte en su número me encierra  5
sin esperanza o pretensión alguna,
no pidamos constancias a la Luna,
ni vagos movimientos a la Tierra.»

   En vuestros troncos defended incultos
las que al partirme de mi afecto emprendas  10
esculpidas deje ciertas verdades.

   En tanto que en los Áulicos tumultos,
y estruendos de Causídicas contiendas
vivo yo como en vuestras soledades.




- XXXII -


ArribaAbajo   Pues te resuelves a tomar estado
Fabio portan legítimas razones,
este examen de todas tus acciones
te deba más solícito cuidado.

   Y ni de la hermosura lisonjeado,  5
ni de otras naturales perfecciones,
a la Virtud un átomo perdones,
sino te quieres dar por desdichado.

   Son los demás caducos accidentes,
ella esencial y propio bien del hombre,  10
juzga si te merece tal desvelo.

   Dirás que es afectar inconvenientes
y fuerza contentarnos con el nombre
si no subimos a buscarla al Cielo.




- XXXIII -


ArribaAbajo   Lise porque repites tan frecuentes
y tan extraordinarias prevenciones,
para mostrarnos todas tus facciones,
del natural en algo diferentes.

   Estos rasgos que en ellas son lucientes  5
sombras de las Divinas perfecciones,
ni enmendarlos procures a borrones,
ni del original te descontentes.

   De tan inútil atención corrida
afeite la venganza su semblante,  10
al interior adorno reducida.

   Dispón el corazón desaliñado
a que se mire en él tu eterno amante,
ya que el retrato le has desfigurado.




- XXXIV -


ArribaAbajo   El exceso de nuestras ambiciones
que a sojuzgarlo todo se abalanza,
cuando le desengaña la tardanza
a dominar se vuelve las pasiones.

   Y despreciando vanas pretensiones  5
a límite reduce la esperanza,
mortifica la ciega confianza,
y a la Virtud dirige las acciones.

   Pues debe con el arte socorrerse
siendo dificultoso de extinguirle,  10
cultívele solícito cuidado.

   Quien no pudo vencer, pueda vencerse,
quien no pudo adquirir, sepa medirle,
y quien no fue dichoso, sea templado.




- XXXV -


ArribaAbajo   En nuestra edad el más ferviente afecto
Fabio que la flaqueza humana atiza,
como no se alimenta de ceniza
accidente perece sin sujeto.

   Y reprimido no será de efecto,  5
más si la negligencia le autoriza,
y sus atrevimientos solemniza,
a la razón le perderá el respeto.

   Es de la juventud muy floreciente
objeto deleitable la hermosura,  10
que grandes bienes le dispone o males.

   Más la vejez inútil y cadente
sólo ha de contemplar la sepultura,
y los premios y penas inmortales.




- XXXVI -


ArribaAbajo   Amada soledad testigos mudos
de la tranquilidad de mis cuidados,
en estos Climas de rigor armados,
de todo afecto de ambición desnudos.

   Pues de la libertad son ciegos nudos  5
las lucidas lisonjas de los Hados,
en mi favor los juzgo declarados
cuando se representan más sañudos.

   De vuestras persuasiones instruido
que no tienen los prósperos sucesos,  10
en la felicidad parte ninguna.

   Desestimando todos tus excesos
a la moderación sola le pido
cuanto suelo pedirle a la Fortuna.




- XXXVII -


ArribaAbajo   Con achacosos pies a paso lento
emprendo fatigado peregrino
de la Virtud el áspero camino,
arrastrando mi propio desaliento.

   Del voluntario error no descontento  5
a volverle a seguir me determino,
tropezando en mi torpe desatino
con menos luz y más conocimiento.

   Llegar a vos sin mi Señor no puedo,
y conmigo será dificultoso  10
mientras no disolvéis lazo tan fuerte.

   Pues no basta el amor rómpale el miedo,
en el castigo os mostraréis piadoso
si me dais vida amenazando muerte.




- XXXVIII -


ArribaAbajo   De tus asombros la razón vencida
el amor en desprecio se convierte,
que estás tan receloso de la muerte
es el mayor achaque de la vida.

   Quien la respiración nos da medida  5
con eficaz ejemplo nos advierte,
que ni el riesgo a recatos se divierte,
ni de seguridades se convida.

   Estos mismos instantes que componen
el tiempo que las vidas se dilatan,  10
son de su brevedad premisas ciertas.

   Si te amedrentan más que te disponen
con sólo el miedo de morir te matan,
temes la muerte y a vivir no aciertas.




- XXXIX -


ArribaAbajo   Este sitio que ciñe caudalosa
de líquido Cristal crespa corriente,
estéril playa vi de arena ardiente
a los Vientos palestra polvorosa.

   La cultura después artificiosa,  5
le redujo a jardín tan floreciente
que compitieron inefablemente
en el Lirio, Tulipán, y Rosa.

   De nuevo yace con rigor violento
de la pompa frondosa despejado,  10
dando a plantas y flores escarmiento.

   Y a conocer en polvo sepultado,
que de la Tierra el más feliz aumento
nace sujeto a fin más desastrado.




- XL -


ArribaAbajo   Si la Deidad que la ambición venera
y yo tan enemiga experimento,
ya que el cuerpo le quita el movimiento,
dejar libre el espíritu quisiera.

   O sus rigores resistir pudiera  5
el bien ejercitado sufrimiento,
de suerte que el esfuerzo más violento
triunfo mayor de la constancia fuera.

   Al seno de la Patria reducido
del Orbigo las ondas enfrenara  10
dulcemente la métrica armonía.

   Y Cisne de la edad aun no vencido
en acento canoro celebrara
de FEDERICO el nombre y de SOFÍA.




- XLI -


ArribaAbajo   El suelo de enemigos ocupado,
el Mar al hielo siempre endurecido,
el Aire de contagios corrompido,
el Fuego de alimento despojado.

   Es el no poco riguroso estado  5
a que nos ha la Guerra reducido,
repitiéndose el riesgo padecido,
y faltando el socorro desusado.

   Victoriosos de asaltos tan sangrientos
el asedio nos es bien peligroso,  10
temiendo más a la Inglaterra y Francia.

   El favor que le dan los Elementos,
que nos prohíben aun lo más forzoso,
pero todo lo vence la Constancia.




- XLII -


ArribaAbajo   No se dejó vencer mi pensamiento
de tan desvanecidas confianzas,
que atreviese jamás las esperanzas
a vuestro celestial merecimiento.

   A la belleza corporal atento  5
que del tiempo desprecia las mudanzas,
siempre le dirigí las alabanzas
porque de la Virtud era ornamento.

   En ellas sus reflejos resplandecen
cual los del Sol en nube transparente,  10
y colores le influyen más lustrosos.

   Los rayos de esta luz sólo merecen
herir el corazón suavemente,
que los de Amor en mí ya son ociosos.




- XLIII -


ArribaAbajo   Este jardín que líquidos Cristales
y cultura feliz Teatro hicieron,
donde Flora y Pomona compitieron
en artificio y hermosura iguales.

   De Tragedias después lo fue Marciales,  5
en que de sangre piélagos vertieron
los que diversas veces padecieron
lastimosas en el ruinas mortales.

   Pues que tanto cobró fatal tributo
de quien sus plantas doblegado había,  10
fértil de glorias, de despojos rico.

   Coronas de Victorias de por fruto
de Claveles y Rosas a SOFÍA
y de Palma y Laurel a FEDERICO.




- XLIV -


ArribaAbajo   Doce veces al año ha renacido
después que vivo en ti Ciudad famosa,
hallare en paz tranquila, y deliciosa,
y yo no vine como estoy tullido.

   Vuelvo ya de salud destituido,  5
y tu quedas en guerra peligrosa,
supuesto que Constante y Victoriosa,
en diferente estado que has tenido.

   Tres cadáveres Santos en ti dejo
cuyas almas a Dios piden que el fruto  10
cojan tus Reyes de su heroico celo.

   Que al valor parangonen el consejo,
y cuanto el magno dominó Canuto
gocen en larga paz después el Cielo.




- XLV -


ArribaAbajo   Ciudad insigne de Absalón fundada
del supremo Pontífice Legado
para ser tumba del error pasado
y de la Religión cuna sagrada.

   Ella en ti, tú por ella venerada  5
fuiste de siglos curso dilatado,
al haberla sin causa maltratado
temo que lo es de verse maltratada.

   Admítela de nuevo si deseas
restituirte a la pasada gloria,  10
y conquistar mejor la venidera.

   No de tu bien más enemigo seas,
de los pasados Triunfos has memoria,
vuélvete a Dios y su favor espera.




- XLVI -


ArribaAbajo   En las Sirtes del Albis encallada
yace la frágil barca que procuro
por dilatados Golfos al seguro
reducir puerto de la Patria amada.

   De los remos y velas despojada,  5
en proceloso Mar, con Cielo oscuro,
no diera su experiencia a Palinuro
fortuna más feliz que la pasada.

   Si de la arena redimirla puedo,
a las ondas y viento abandonarla  10
sin consejo del arte determino.

   No es de los riegos prevención el miedo,
y que habré yo de hacer para salvarla
contrastando la fuerza del destino.




- XLVII -


ArribaAbajo   Urna breve contiene el vasto pecho
en que tan magno corazón cabía,
que de Europa los términos tenía
de sus victorias por Teatro estrecho.

   Suele tal ambición de algún provecho,  5
de los Reyes o Reinos que oprimía
gozo la gloria con descanso un día,
sin inquietud, congoja, y aun despecho.

   Emulo de Alejandro se juzgaba
por razón no de pocos admitida  10
apadrinada de dichosa suerte.

   Y cuando conoció que le faltaba
para igualar su Victoriosa Vida,
se conectó con su temprana muerte.




- XLVIII -


ArribaAbajo   En habiendo llegado al Reino oscuro,
mando el Rey Carlos prevenir un puente
para asaltar inesperadamente
de la Ciudad de Dite el fuerte muro.

   No estará Radamanto en el seguro  5
dijo, si paso el Lete con mi gente,
que en los Campos Elíseos felizmente
eterno imperio establecer procuro.

   Pero Carón le respondió indignado
en semblante y en voz desapacible,  10
no te fatiguen más vanos cuidados.

   Aun no a causa de estar desengañado,
de que en vida o en muerte no es posible
contrastar la Violencia de los Hados.




- XLIX -


ArribaAbajo   Del tronco de Moncada Catalina
rama en virtudes siempre floreciente,
la cumbre coronó del eminente
monte a que Mongibella suya inclina.

   Y muchos que este más riesgos fulmina  5
de sulfuro vapor, y llama ardiente,
ilustraban de aquella excelsa frente
lucientes rayos de beldad Divina.

   Mas la inconstancia de la humana suerte
no permitiendo a siglo tan oscuro  10
de tan claras Virtudes luces bellas.

   Con feliz sí, pero temprana muerte,
al Cielo trasladó su esplendor puro,
que de Corona le ciñó de Estrellas.




- L -


ArribaAbajo   Lo que con más desvelo solicito
el Hado alguna vez ha permitido,
mas parece que luego arrepentido,
el ser piadoso tuvo por delito.

   Y borrando el decreto que había escrito  5
en este al hielo siempre endurecido
suelo que a la salud sepulcro ha sido,
el término a la vida le ha prescrito.

   Para que el polvo que agitó animado
sin dejarle gozar descanso cierto,  10
de unos en otros Climas arrojado.

   Si quisiere tomar tranquilo puerto
en la Patria que tanto ha deseado,
aun no tenga quietud después de muerto.




- LI -


ArribaAbajo   Este que del Dominio del Tirano
que de Cristo rasgó la vestidura,
a la de Pedro embarcación segura,
redujo Dios con poderosa mano.

   Obediente al auxilio soberano  5
en caridad perseveró tan pura,
que ni de culpa con la mancha oscura,
la profanó, ni con discurso vano.

   En floreciente edad frutos perfectos
produjo de Virtud ardiente celo,  10
a la Divina gracia tan atento.

   Que sin sentir los de la muerte efectos
cumple tus esperanzas en el Cielo,
y veinte años en este monumento.




- LII -


ArribaAbajo   Este polvo que agitan Mar, y Viento,
de vidrio a cárcel breve reducido,
las horas de la edad en repetido
y continuo señala movimiento.

   Representado con el mudo acento,  5
y por eso de pocos entendido,
entre el tiempo que fue y el que no ha sido
el presente que vino de un momento.

   Al fenecer el curso de mi vida
fenecerán los males que me han dado  10
noticia tal de la flaqueza humana.

   Que ni temo el morir, ni se me olvida
que vidrio quebradizo y aun quebrado
soy ahora, y seré polvo mañana.




- LIII -


ArribaAbajo   Que de años ah Señor que fugitivo
me trae de vos medroso mi pecado,
en veros tantas veces arrastrado
de tan inútil libertad cautivo.

   Ya que piadosamente vengativo  5
por prisión este lecho me habéis dado
no me dejéis en él desamparado
cadáver sólo a los tormentos vivo.

   Pues ni seguiros puedo ni buscaros
sin vos, Señor volved a defenderme  10
de mis más interiores enemigos.

   Yo sé que cumplo sólo con llamaros,
de que estáis obligado a responderme
vuestras misericordias son testigos.




- LIV -


ArribaAbajo   ¡O cuán inútil yace! ¡Cuán postrada
esta parte mortal, si ya no muerta,
a todo amago de dolor despierta,
a todo esfuerzo de Virtud negada!

   La inmaterial en ella complicada  5
de su conocimiento más incierta,
y distinguirle con verdad no acierta
de la prisión ha que se ve obligada.

   Socorredla Señor, para que pueda
abalanzarse a vos antes que rompa  10
lazo de meritorias asperezas.

   Pues cuando libertad se le conceda
a de volver la formidable trompa
a conformar las dos naturalezas.








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