Escena primera
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ANA y PASCUAL, que viene de fuera
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PASCUAL. |
Conque dime: ¿has despedido | | a los lacayos? |
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ANA. | Sí;
ahora. | | Me lo mandó la señora. | | Mas tú,
¿cómo lo has sabido? | |
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ANA. |
Ya
ves | | el trastorno que hay en casa. | |
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PASCUAL. | Por cierto que
lo que pasa | | cosa del demonio es. | | ¡Qué chasco!...
¡Pobre don Blas! | | Yo, al pronto, no lo creí; | | y, aunque
en la fonda algo oí, | | no pensé en ello jamás. | |
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ANA. | Lance es de marca mayor. | | A mí lástima
me han dado. | |
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PASCUAL. | Quien a mí me la ha causado | | es el bueno del señor. | | Y también la señorita; | | mas por el ama... |
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ANA. | En
verdad | | que su necia vanidad | | y su condición maldita | | no merecen compasión. | |
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PASCUAL. | Pues ¿y el señor
capitán? | |
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ANA. | ¡Cuántos a galeras van | | que más
hombres de bien son! | |
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PASCUAL. | ¡No sabes qué trucha
es! | | Si yo te dijera a tí... | |
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ANA. | Y ¿qué tardas,
Pascual? Di... | |
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PASCUAL. | No, que me dirás después | | que soy un grande hablador. | | Pero has de saber... No quiero. | |
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ANA. | (Acariciándole.) | Cuéntame... ¡Anda, majadero! | | Pascualito..., hazme el favor... | |
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PASCUAL. | ¡Qué curiosa!...
Al fin, mujer. | |
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ANA. | Y si es cosa de los amos | | dime, Pascual:
¿a qué estamos, | | sino a murmurar y oler? | |
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PASCUAL. |
Pues ofréceme secreto, | | porque es cosa de importancia. | |
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ANA. | Dime sólo la sustancia, | | que yo callarlo prometo. | |
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PASCUAL. | (Mirando a todas las puertas para asegurarse que
nadie les oyese.) | Pues has de saber que él, | | en cuanto
la plata olió, | | casarse al punto trató. | |
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ANA. | (Con gran curiosidad.) | ¿Quién, Pascual? ¿Quién? |
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PASCUAL. | Don
Miguel. | | Pero ¿a que nadie adivina | | la novia?... |
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PASCUAL. | Hablas como una borracha. | | Pretende
a doña Rufina. | |
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ANA. | Anda, embrollón, embustero, | |
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ANA. | ¡Mucho deslumbra
el dinero! | | Pero... ¿cómo...? |
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PASCUAL. | Hace
tres días | | que yo ahí dentro oculto estaba, | | y aquí la señora hablaba | | con su primo boberías. | | Me puse atento a escuchar, | | y el capitán empezó | | a decirle.... ¿qué sé yo?, | | cosas para reventar. | |
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PASCUAL. | Pues
si callo, | | ¿cómo te lo he de decir? | | Era cosa que
reír | | hiciera, no a mí, a un caballo, | | ver
a la vieja hacer quiebros | | y al taimado capitán, | |
muy rendido y muy galán, | | flores echarle y requiebros. | |
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ANA. | ¿Conque ambos se enamoraban? | |
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PASCUAL. | Pero con muy
casto intento, | | pues de santo casamiento | | y de nada más
trataban. | | Que ya hacía muchos años | | que se
abrasaba en su fuego, | | que estaba por ella ciego | | y otras
locuras y engaños | | el capitán le decía, | | y la vieja se mirlaba, | | «picarillo» le llamaba | | y los labios
se mordía. | |
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ANA. | ¡Muy lindo paso, por Dios! | |
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PASCUAL. |
Pues ayer los encontré | | de nuevo, y me agazapé | | para escuchar a los dos. | | Volvieron a los amores | | y a reconcomerse
el ama, | | a hablar de pasión y llama | | y a equivoquillos
y a flores, | | y después, el muy taimado, | | más
astuto que el demonio, | | le propuso matrimonio | | con muy grande
desenfado. | |
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ANA. | Y ¿en qué quedaron por fin? | |
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PASCUAL. |
En que se hizo de rogar, | | ¿quién tal pudiera pensar?, | | el quintañón serafín. | |
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PASCUAL. | A
pesar de que estaba | | hecha una jalea toda, | | a la apetecida
boda | | obstáculos encontraba, | | diciendo que a perder
iba | | el título de marquesa, | | y que era una cosa ésa | | para ella muy cuesta arriba. | | Pero el remedio dispuso | | el
galán, como discreto, | | y matrimonio secreto | | al instante
le propuso. | |
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PASCUAL. | ¿Qué
había de hacer? | | Si un novio se le presenta | | cuando
ha cumplido cuarenta, | | ¿lo desprecia una mujer? | |
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ANA. | ¡Jesús!...
¿A tal vieja quiere? | |
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PASCUAL. | El sólo quiere pillar | | dinero para jugar, | | y venga como viniere. | |
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ANA. | (Recapacitando.) | ¡Válgame Dios!... Pero ahora | | me haces sospechas
tener | | de cosas que he visto hacer | | al primo y a la señora. | | Es cierto. Desde que vino | | la carta muy servicial | | anda
don Miguel, Pascual; | | muy obsequioso y muy fino. | | Con la
primita a paseo, | | a misa con la primita... | | ¡Miren la vieja
maldita, | | que aún le gusta el galanteo! | | Mas ya que
llevó el demonio | | las esperanzas en flor, | | también
llevará este amor | | y el tratado matrimonio. | |
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PASCUAL. |
Pues que de secretos va, | | decirte otro es menester; | | mas
también me has de ofrecer | | callarlo. |
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PASCUAL. | Has de saber... Pero no. | | Acierta de dónde
vengo. | |
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ANA. | (Con impaciencia.) | ¿Cómo? ¿De acertarlo
tengo? | | De..., de... Pascual, ¿qué yo? | |
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PASCUAL. |
De don Juan, | | el que era novio o galán | | de la niña. |
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ANA. | ¡Habrá
maldito!... | | ¿Te has echado a corredor...? | |
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ANA. | A
traer y a llevar; | | a componer y a ajustar | | inconvenientes
de amor. | |
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PASCUAL. | ¡Calla, lengua viperina! | | Si yo a don Juan
he buscado, | | es porque me lo ha mandado | | el ama doña
Rufina. | | ¡Pues muy bonito soy yo | | para el papel de tercero! | |
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PASCUAL. | ¿Yo alcamones...?
Eso no. | |
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ANA. | No te amosques, no, Pascual, | | que ofenderte
no es mi intento. | | Además, que en casamiento | | intervenir
no es gran mal. | |
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PASCUAL. | Hija, yo en nada intervengo, | | si
de hombre y mujer se trata, | | ni por cien montes de plata; | | que de gente honrada vengo. | | Si a buscar a don Juan fui, | | con recado fue del ama. | |
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PASCUAL. | Sí. | | Como el diablo la fortuna | | del indiano se llevó, | | busca al que antes despreció. | |
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ANA. | No tiene vergüenza
alguna. | | Pero, Pascual, ¿qué recado | | te dio la señora?
Di. | |
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PASCUAL. | Que al momento venga aquí. | |
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ANA. | ¿Y tú
a don Juan se lo has dado? | |
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PASCUAL. | Sin duda. Y lo bueno
está | | que me encargaron lo diera | | como que de parte
era | | de la señorita. |
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PASCUAL. | Mas yo no quise mentir, | | y le dije que es el ama | | quien con tal prisa lo llama. | |
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ANA. | Y él, ¿ha quedado
en venir? | |
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PASCUAL. | No sé. Había mucha gente | | en la tienda, y un criado | | me dijo que le había dado | | a su padre un accidente | | por cierta mala noticia... | |
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ANA. | (Sorprendida, mirando a la puerta del fondo.) | ¡Ay, que viene
aquí don Blas! | |
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Escena VII
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DOÑA
RUFINA y DON ALBERTO
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DON ALBERTO. |
Pues, hermana, ¿qué ha ocurrido? | |
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DOÑA RUFINA. |
Mil cosas que hablar tenemos. | | Muy grandes son los apuros, | | y es fuerza buscar remedio, | | y tomar nuestro partido | | con
este hermano tan necio. | | Si se queda con nosotros, | | será
insoportable peso. | | Y su ordinariez, su facha | | y sus bajos
pensamientos | | van, sin duda, a abochornarnos | | y a descubrir
mil secretos. | | Todo podía soportarse | | en gracia de
su dinero; | | pero perdido el tesoro... | |
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DON ALBERTO. | Por
mí, váyase al momento. | | Tus temores son fundados; | | haz lo que quieras. |
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DOÑA RUFINA. | Yo
quiero | | decirle que no es posible | | tenerle en casa más
tiempo, | | y tal vez, por aburrido, | | viéndose aislado
y sin medios, | | se ausentará de Sevilla, | | y por mí,
vaya al infierno, | | con tal que de aquí se aleje. | |
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DON ALBERTO. |
Pero entre tanto, remedio | | nuestra situación no tiene; | | y no tan sólo nos vemos | | con toda nuestra esperanza | | convertida en humo y viento, | | sino privados también | | del apoyo y de los medios | | que la boda de la chica | | con
aquel joven tendero | | nos iba a proporcionar. | |
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DOÑA RUFINA. |
Para hablarte, hermano, de eso | | te llamo precisamente. | | ¿Piensas
tú que yo me duermo? | | Ya al don Juan (que es un cuitado, | | un niño a quien le daremos | | papilla, si tú
me ayudas) | | un recado muy atento | | de parte de mi Paquita | | le he enviado; y sé de cierto | | que no se hará
de rogar, | | porque de amor está ciego. | |
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DON ALBERTO. |
La muchacha estará loca | | con tal nueva de contento. | |
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DOÑA RUFINA. | Mira tú si es mentecata, | | que se opone a todo esto, | | pensando que es vergonzoso, | |
tras de los desaires hechos, | | llamarle; y es tan menguada, | | que ni aun verle quiere. |
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DON ALBERTO. | ¡Bueno! | | ¡Es una alhaja Paquita! | |
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DOÑA RUFINA. | Es necia
con todo extremo. | | Yo le he estado predicando, | | pero todo
sin efecto, | | y ahora la mandé llamar, | | a ver si entrambos
podemos | | recabar de ella que al novio | | trate de empeñar
de nuevo. | | Ni otro camino nos queda, | | y si en humo se volvieron | | todas nuestras esperanzas | | por ese Blas tan mostrenco, | |
agarrarnos es preciso | | aunque sea a un clavo ardiendo. | | Este
buen don Juan de Greda, | | aunque es también otro necio, | | al fin dota a la muchacha, | | tiene crédito y dinero, | | y en atrapándolo aquí, | | a mi cargo queda luego | | disponer de sus talegas, | | hacerle que tome apego | | a los
títulos y honores, | | que dé un puntapié
al comercio | | y que con todas sus fuerzas | | ayude nuestros
intentos, | | y a dar al pobre Miguel | | (que está al fin
a cargo nuestro) | | con que adelantar consiga | | su carrera. |
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Escena VIII
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Los mismos y DOÑA PAQUITA, sin el collar
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DOÑA RUFINA. |
Ven
acá, hija mía. | | Preciso es que te convenzas | | de que es ya llegado el día | | (como ha poco te decía) | | en que a ti misma te venzas. | | Aunque, según imagino, | | no habrá mucho que vencer, | | si es que el loco desatino | | de aquel tierno amor, tan fino, | | se encuentra en el mismo
ser. | | Don Juan luego ha de venir, | | que en tu nombre se ha
llamado. | | Tú aquí lo has de recibir, | | y bien
le puedes decir | | que lo tratado, tratado. | |
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DON ALBERTO. |
Sí, sobrina; yo he de ser | | el padrino de la boda. | | Ya puedes, hermosa, ver | | cómo de nuevo encender | |
de ese novio el alma toda. | |
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DOÑA PAQUITA. | ¡Válgame
Dios!... ¿Y ha enviado | | usted de cierto, mamá, | | a
don Juan el tal recado, | | por mí tan desaprobado? | |
¡Jesús, Jesús!... ¿Qué dirá? | |
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DOÑA RUFINA. | Nada; vendrá; y está
en ti, | | si lo ha ofendido el rigor | | con que se le echó
de aquí, | | saber disculparme a mí, | | que todo
lo alcanza amor. | |
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DOÑA PAQUITA. | ¡Y qué!...
¿Yo le he de rogar, | | tras de ofensa tan reciente? | | Me abochorno
de pensar | | lo que él puede imaginar | | y lo que hablará
la gente. | |
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DON ALBERTO. | Anda, tonta; así se ceban | | estos rendidos amantes: | | mientras más desaires prueban, | | y mayores golpes llevan, | | son más firmes y constantes. | | Dale tú una miradita, | | culpa su poco tesón, | | echa alguna lagrimita, | | y al punto verás, Paquita, | | que él mismo pide perdón. | |
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DOÑA PAQUITA. | (Con resolución.) | Yo esas intrigas no sé, | | ni pienso que valen nada. | | Amo a don Juan, bien se ve; | |
mas nunca le rogaré. | | Su venida es excusada. | |
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DOÑA RUFINA. | (Alterada.) | ¿Ves lo que te he dicho, Alberto? | | Es muy gran
bestia esta niña. | | No hay que pensar en concierto. | |
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DOÑA PAQUITA. | Mamá, motivo, por cierto, | | no doy de que usted me riña. | |
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DOÑA RUFINA. |
Sí, mentecata. ¿No ves | | que ya en hacerse esta boda | | se ofrece grande interés, | | porque él sólo
apoyo es | | para tu familia toda? | |
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DON ALBERTO. | Lo que
yo juzgo, Rufina, | | es que poco amor le tiene | | al tal don
Juan mi sobrina, | | cuando no se determina | | hablarle como conviene. | |
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DOÑA PAQUITA. | Y ¡qué engañado está
usted! | | Que mi amor es verdadero | | harto se prueba y se ve | | tan sólo con notar que | | degradarme ante él
no quiero. | | Y porque le adoro yo, | | que volviera el mismo
día | | en que de aquí se le echó | | y en
que tanto oprobio oyó, | | con el alma sentiría; | | porque un hombre ha de tener, | | para ser amado, honor, | | como
debe una mujer | | que querida quiere ser, | | tener vergüenza
y pudor. | |
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DOÑA RUFINA. | Ésas son filosofías | | de las novelas fatales, | | y con esas tonterías | | siempre
quedan para tías | | las niñas sentimentales. | |
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DOÑA RUFINA. |
No repliques, niña, más. | | Mi paciencia se acabó, | | y hoy mismo, quieras o no, | | con don Juan te casarás. | |
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DOÑA PAQUITA. | Con el alma lo deseo; | | ya lo he
dicho muchas veces; | | mas poderlo alcanzar creo | | sin dar ningún
paso feo. | |
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DOÑA RUFINA. | Lo que yo te mande harás; | | obedecerme es lo cierto. | | ¡Pues no nos faltaba más! | | ¿Has visto, dime, jamás | | tan terca muchacha, Alberto? | |
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Escena IX
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Los mismos y DON BLAS, que sale de su
cuarto
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DON BLAS. | Mucho de encontrar me alegro | | junta
la familia toda | | para que hablemos un rato | | y arreglemos
nuestras cosas. | |
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DOÑA RUFINA. | ¡Pues no está
mala embajada | | con la que sales ahora! | | ¿Qué tenemos
que arreglar? | | Es ocurrencia graciosa | | que quien perdió
su fortuna | | de una manera tan tonta | | venga con tan necio
orgullo | | a arreglar ajenas cosas. | |
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DON BLAS. | (Con mucha
calma.) | Rufina, de mi desgracia | | culpa ninguna me toca; | | sí el enorme peso de ella, | | pues la pérdida
no es floja. | | Mas ya remedio no tiene; | | por lo cual, hermana,
todas | | las riñas, reconvenciones | | y quejas están
de sobra. | | La pena que habéis mostrado | | al saberlo
fue muy propia | | del interés y el cariño | | que
debéis a mi persona; | | mas ya pasó aquel momento, | | y con más calma y pachorra, | | como muy buenos hermanos, | | que el fin lo somos, ahora | | arreglaremos el modo | | de vivir
en paz. |
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DOÑA RUFINA. | (Interrumpiéndole
con viveza.) | ¿Con
bromas | | te vienes?... Por vida mía, | | que tu vergüenza
es bien poca. | |
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DON BLAS. | Escucha, Rufina, un rato. | | Muy
de prisa te amontonas. | |
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DOÑA RUFINA. | ¿Escucharte?
¡Bueno fuera! | | Yo no sé por qué no tomas | | como
debes tu partido. | | Que en esta casa incomodas, | | debes ya
de conocer. | |
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DOÑA RUFINA. | ¡Calla,
tonta, | | y vámonos allá dentro | | a tratar de
lo que importa, | | ya que ha osado interrumpirnos | | este necio. |
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DON BLAS. | (Con mucha paciencia.) | Te
alborotas, | | hermana, muy pronto. Escucha. | |
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DOÑA RUFINA. | (A DON ALBERTO y a DOÑA PAQUITA.) | Vamos
adentro. | |
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DON ALBERTO. | Tu enojo, hermana, reporta. | | Escuchémosle,
que al cabo... | |
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DON BLAS. | (A DON ALBERTO.) | Ella se altera
y sofoca | | porque ha juzgado que todo | | se ha perdido, y se
equivoca. | | Pues aún tenemos bastante | | para pasar sin
zozobras, | | no sólo una vida buena, | | sino vida regalona... | |
|
|
DOÑA RUFINA. | (Confusa y tomando un aire amable
y tranquilo.) | Pues qué, ¿se ha salvado algo...? | |
Eso, Blas. es otra cosa. | |
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DON ALBERTO. | ¿Lo ves, Rufina?...
¿Lo ves?... | | Ten cachaza; no seas boba. | |
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DOÑA RUFINA. |
Conque di, Blas: ¿aún podemos...? | |
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DON BLAS. | Como
sé que te incomoda | | cuanto digo, no me atrevo... | |
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DOÑA RUFINA. |
No me incomoda. Perdona. | | Habla, pues. Conque di; ¿todo | |
no se ha perdido? |
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DON BLAS. | (Tomando una silla y presentándosela
a DOÑA
RUFINA.) | No.
Toma | | esta silla y está atenta. | | Paca, Alberto: tomad
otras | | y en gracia de Dios hablemos | | como la gente de forma. | |
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(Acercan sillas DOÑA PAQUITA y DON ALBERTO, y se sientan.)
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DOÑA RUFINA. | (Sentándose.) | Bien; me
sentaré. |
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DOÑA RUFINA. | (A DON BLAS, con cariño.) | Dinos pues, fuera de broma, | | qué has salvado y con
qué suma... | |
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DON BLAS. | (Sentándose.) | Voy
allá. La tarde toda | | en calcular he pasado | | los recursos
que aún nos sobran, | | y encuentro que son bastantes | | para no andarse a la sopa. | | En verdad, no viviremos | | con
la grandeza y la pompa, | | que mis perdidos tesoros | | prometían,
mas ¿qué importa, | | si con lo que conservamos, | | con
decoro y sin tramoyas, | | y sin apuros podemos | | gozar de la
«vita bona»? | |
|
|
DOÑA RUFINA. | (Impaciente.) | ¿Y cuáles
son los recursos... | | Explícate más. |
|
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DOÑA RUFINA. | ¿Dejastes algunos fondos | | allá
en Lima, y a personas | | de probidad? |
|
|
DON BLAS. | Ni
una hilacha | | dejé en tierra tan remota. | |
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|
DOÑA RUFINA. |
¿Pues en letras, por ventura, | | traías...? |
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DON BLAS. |
¡Qué!
De otra cosa | | muy distinta voy a hablaros. | |
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|
DOÑA RUFINA. | (Muy inquieta.) | Pues acaba: no seas posma. | |
|
|
DON BLAS. |
Ten paciencia, ten paciencia. | |
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|
DON ALBERTO. | (A DOÑA
RUFINA.) | Sí; escucha. |
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|
DOÑA RUFINA. | ¡Jesús,
qué sorna! | | Me estoy haciendo harinilla. | |
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|
DON BLAS. |
Yo tengo buena memoria, | | y me acuerdo, hermanos míos, | | que en mi época venturosa | | tres veces os he enviado | | cantidades, y no cortas. | | La primera, veinte mil | | duros:
conservo la nota; | | otros diez mil, la segunda, | | y ocho mil,
aún no hace ahora | | tres años, y los recibos, | | como vuestras cartas propias, | | que tomasteis estas sumas | | justifican y denotan. | |
|
|
DOÑA RUFINA. | ¿Ves con
lo que sale, Alberto? | |
|
|
DON BLAS. | (Con resolución.) | ¿No he de lograr que me oigas | | sin interrumpirme un rato? | |
|
|
|
|
DON BLAS. | Yo no dudo, hermanos míos, | | que
estas cantidades todas | | se emplearon cual previne, | | y que
fincas productoras | | habéis con ellas comprado, | | y
de que así fue me informa | | lo que dicen vuestras cartas. | | Pues si hay propiedad, ¿qué importa | | la desgracia
que he sufrido? | | Con su producto, que monta | | por mi cuenta
a dos mil pesos, | | puede la familia toda | | vivir descansadamente. | | Además, esa bambolla | | del uniforme de Alberto | | producirá
alguna cosa; | | pues si nada produjera | | fuera una gala bien
tonta. | | Tu marquesado, lo mismo. | | Y harto que estáis
bien denota | | ver que tenéis dos lacayos, | | vajilla
de plata y otras | | comodidades y aun lujos, | | que nunca los
pobres logran. | | ¿Os faltará economía? | | Pues
a mí, que de estas cosas | | entiendo, el manejo dadme... | |
|
|
DOÑA RUFINA. | (Se levanta, interrumpiéndole,
muy irritada.) | De escucharte estoy absorta. | | ¿Nos vienes
a pedir cuentas?... | | ¡Pues no faltaba otra cosa! | | ¿Cómo,
atrevido, insolente, | | necio, gobernarnos osas? | | Que aquí
tengamos o no, | | que en fincas o en zanahorias | | se emplearon
las miserias, | | que encareces con tal pompa | | que falte o no
economía, | | a ti, bruto, ¿qué te importa? | | Vuélvete
a ser marinero | | o aljamel, que con tu tosca | | facha y tus
sucios modales | | jamás serás otra cosa, | | y déjanos
en paz ya. | | (Todos se levantan.) |
|
|
|
DOÑA RUFINA. | Vete
a una fonda. | | Ponte al momento en la calle. | |
|
|
|
DOÑA RUFINA. | ¿Qué
hay, mocosa? | | ¿También quieres reprenderme? | | ¡Pues
digo a usted que es historia...! | |
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|
DON ALBERTO. | (Muy apurado.) | Rufina..., por Dios... |
|
|
DOÑA RUFINA. | Hermano. | | ¿quién la cólera reporta | | oyendo hablar a
ese necio, | | y quién, di, no se sofoca | | viendo a esta
insolente niña | | encaramarse a doctora? | | Como se parece
tanto | | en lo vulgar y en lo tonta | | a ese zafio, a ese perdido, | | su parte y defensa toma... | |
|
|
DOÑA PAQUITA. | (Afligida.) | Yo..., mamá... |
|
|
DOÑA RUFINA. | (Furiosa.) | Calla,
Paquita. | | Vete de aquí... ¡Vete, loca! | |
|
|
|
DOÑA RUFINA. | Vete
al instante; | | jamás ante mí te pongas, | | si
no de una bofetada | | te baño en sangre la boca. | |
|
|
|
(Vase
DOÑA PAQUITA por la derecha.)
|
Escena XIII
|
|
DON BLAS y DOÑA PAQUITA, que
sale de su cuarto y trae un pequeño bulto liado en
el pañuelo.
|
DOÑA PAQUITA. | (Vergonzosa
y cortada.) | Tío... |
|
|
DON BLAS. | (Con mucho cariño.) | Sobrina
mía, | | ¿qué buscas?... Dilo presto. | | Mas ¿por
qué tan turbada? | | ¿Qué llanto es ése
que en tus ojos veo? | | Di...: ¿qué tienes, hermosa? | |
|
|
DOÑA PAQUITA. | ¡Ay tío! Yo no puedo | | manifestar
bastante | | lo que me aflige de mi madre el genio, | | ni la terrible
pena | | que allá en el alma siento | | al ver cómo
se porta | | con usted, que parece ser tan bueno. | |
|
|
DON BLAS. |
¡Qué quieres, inocente! | | Desengaños son estos | | que lo que puede muestran | | el interés en los humanos
pechos, | | y que los hombres sólo | | halagan al dinero | | y al poder consideran, | | burlándose de amor y parentesco, | | porque almas corrompidas | | no abrigan los afectos | | que pueden
por sí solos | | proporcionar dulzuras y consuelos. | |
|
|
DOÑA PAQUITA. |
¡Ay! De usted la venida, | | y sin usted saberlo, | | me sumió
para siempre | | en un mar de dolor y de tormentos. | | Las dulces
esperanzas | | que alentaban mi pecho | | por causa de usted, tío, | | volaron ya como engañoso sueño. | | Y, a pesar
de este daño | | tan grande que me ha hecho, | | inspira
el alma mía | | tierno cariño y singular respeto. | |
|
|
DON BLAS. | (Abrazándola con ternura.) | Llega a
mis brazos, niña. | | No sabes el consuelo | | que tus dulces
palabras | | difunden, ¡ay!, que en mi angustiado pecho. | |
|
|
|
DON BLAS. | ¿Qué quieres...?
Dilo luego. | |
|
|
DOÑA PAQUITA. | ¿Y usted, tío,
me ofrece | | que no se enfadará...? |
|
|
|
DOÑA PAQUITA. | Harto, señor,
conozco | | que la suerte le ha puesto | | en el mayor apuro | | en
que puede encontrarse un hombre recto; | | y para remediarlo,
de todo el Universo | | tener quisiera, tío, | | no las
riquezas, no, sino el imperio; | | mas ya que no me es dado | | tanto como deseo, | | lo que puedo ofrecerle | | con toda el alma
y corazón le ofrezco. | | (Desenvuelve el pañuelo
y saca una cajita que contiene el collar de perlas y los
pendientes.) | Estas hermosas perlas, | | este rico aderezo, | | que usted, tan generoso, | | me dio sin conocerme, le devuelvo. | | Su valor usted sabe; | | que lo tome le ruego, | | y con su importe,
tío, | | sin apuros vivir podrá algún tiempo. | |
|
|
DON BLAS. | (Admirado.) | ¿Qué pretendes, muchacha? | | ¿Niña, qué estás diciendo?... | |
|
|
DOÑA PAQUITA. | (Con resolución.) | Si usted, señor, lo acepta, | | me hará la más feliz del Universo. | |
|
|
DON BLAS. |
No lo dudo, hija amada, | | porque sé que es el premio | | de acciones semejantes | | el sabroso placer de haberlas hecho. | | (Abraza con ternura a DOÑA PAQUITA.) | ¿Qué
puedo responderte? | | Nada. Vuelve a mi seno, | | porque voces
me faltan | | conque explicar lo que en mi alma siento. | | (Vuelve
a abrazarle.) |
|
|
DOÑA PAQUITA. | (Con cariño.) | Conque usted lo recibe...? | |
|
|
DON BLAS. | (Con gran ternura.) | Recibirlo no debo. | | Disfrútalo, sobrina, | | pues prenda
es ya de mi cariño tierno. | |
|
|
DOÑA PAQUITA. |
Una vez le he estrenado. | | Ya le he tenido al cuello... | | Ahora
usted lo disfrute. | | ¡Ah!, no me prive usted de ese consuelo. | |
|
|
|
DOÑA PAQUITA. |
Yo usarle ya no puedo, | | porque es de mucho lujo | | para la
situación en que nos vemos. | | Además, francamente, | | si acaso lo conservo, | | pronto estará empeñado. | | Pronto... |
|
|
DON BLAS. | (Muy enternecido.) | Basta,
Paquita. Te comprendo. | | Le tomo..., sí; le tomo.. | | (Toma la cajita y mirando a la puerta de la izquierda, dice:) | Alguien viene... No quiero | | que me encuentren llorando. | | No te arrepentirás de lo que has hecho. | | (Vase a su
cuarto.) |
|
|
Escena XVI
|
|
Los mismos y DOÑA
RUFINA
|
DOÑA RUFINA. | (Muy contenta.) | Bien, muy bien. Así me agrada. | | Como
tórtolos están. | | Muy bien venido, don Juan. | | Paca, ¿estás ya consolada? | |
|
|
|
DOÑA RUFINA. | Desde
el balcón | | venir, gozosa, os he visto | | tan lindo mozo
y tan listo... | | Buena, Paca, es tu elección. | |
|
|
|
DOÑA RUFINA. | ¡Qué!...
¿Está enojado? | | No se haga usted retrechero, | | pues
bien sabe, caballero, | | que siempre se le ha estimado. | |
|
|
|
DOÑA RUFINA. | (Con viveza.) | ¿Mimos
queréis? | | Pues pelillos a la mar, | | y vamos a concertar | | que luego, luego, os caséis. | |
|
|
DON JUAN. | Advertid,
señora, que | | ya de muy distinto modo... | |
|
|
DOÑA RUFINA. |
No conoce usted que todo | | por probarle sólo fue. | | (A
DOÑA PAQUITA.) | Desengáñele, hija mía; | | conténtale... Dile, pues... | |
|
|
DOÑA PAQUITA. | (Avergonzada.) | ¡Jesús, mamá! |
|
|
DOÑA RUFINA. |
Todo
es | | cariño y zalamería. | |
|
|
DON JUAN. | Es otro
tiempo, señora; | | no a tratar amores vengo. | | Hartos
infortunios tengo | | que me atormenten ahora. | |
|
|
DOÑA RUFINA. |
¿Tan presto se os fue el amor? | |
|
|
DON JUAN. | (Afligido.) | ¡Ay! Del triste pecho mío | | jamás saldrá,
yo lo fío, | | para tormento mayor. | |
|
|
DOÑA PAQUITA. | (Con vehemencia.) | ¡Ay don Juan!... ¡Mamá!... |
|
|
DOÑA RUFINA. |
Al
momento | | vuestro deseo veréis... | |
|
|
DON JUAN. | Por
piedad, no acrecentéis | | mi dolor y mi tormento. | |
|
|
DOÑA RUFINA. |
¡Qué! ¿No queréis a Paquita? | |
|
|
DON JUAN. | (Con muestras de gran dolor.) | Con toda el alma la adoro, | | es mi bien, es mi tesoro; | | mas la suerte me la quita. | |
|
|
|
|
DOÑA PAQUITA. | ¿Qué escucho?...
¡Cielos! |
|
|
DON JUAN. | Señora..., | | mi corazón, ¡ay!, la adora; | | pero la he perdido ya. | |
|
|
DOÑA RUFINA. | No os entiendo. ¿Vos perderla? | |
|
|
DON JUAN. |
Sí... Cuando la pretendía, | | medios de sobra
tenía | | con que poder mantenerla. | | Pero acabo de quebrar. | | Ya mi casa está perdida; | | y a quien adoro, en mi
vida | | podré, señora, engañar. | |
|
|
DOÑA PAQUITA. |
¡Ay de mí!... ¡Cielos!, ¿qué dice...? | | (Como
queriendo abrazar a DON JUAN.) | ¡Oh don Juan...! |
|
|
DOÑA RUFINA. | (Conteniéndola.) | Niña,
contente. | |
|
|
DOÑA PAQUITA. | ¡Mamá! | (Corre
a sentarse en la silla más inmediata con muestras
de desmayarse.) |
|
|
DOÑA RUFINA. | (A DON JUAN, con
enfado.) | ¡Jesús!...
¡Qué imprudente | | que está usted! |
|
|
|
DOÑA RUFINA. | (Se acerca a su hija,
y dice, gritando:) | ¡Ana!... Ven, Ana... Ven presto. | |
|
|
Escena
XVIII
|
|
DON JUAN y DOÑA
RUFINA
|
DOÑA RUFINA. | (Aparte, después de un rato de silencio.) | Ya veo
que la fortuna | | contra mí se ha declarado | | de modo
que no ha dejado | | abierta puerta ninguna. | | (Acercándose
a DON JUAN con seriedad.) | Tiene usted razón, don
Juan. | | Si su fortuna perdió, | | como honrado se portó, | | que hombre pobre no es galán. | | Ni yo mi hija le diera, | | porque soy mujer prudente. | | Pero tan raro accidente, | | ¿cómo
fue, de qué manera? | |
|
|
DON JUAN. | (Volviendo en sí.) | ¿Qué puedo deciros yo? | | Que vuestro hermano don Blas, | | porque no hay, señora, más, | | nuestra quiebra
ocasionó. | |
|
|
DOÑA RUFINA. | ¿No lo he dicho?...
Ese jumento | | no sólo a sí se ha arruinado, | | mas tras de sí habrá llevado | | la fortuna de
otros cientos. | |
|
|
DON JUAN. | No; don Blas nada ha perdido. | |
|
|
DOÑA RUFINA. | (Admirada.) | ¿Qué decís?
¿Pues tus tesoros | | robados por unos moros, | | cerca de Cádiz,
no han sido? | |
|
|
DON JUAN. | Sí, señora; mas
traía | | todo, todo asegurado, | | y debe serle abonado | | todo por la Compañía. | |
|
|
DOÑA RUFINA. | (Muy solícita.) | Explicadme; no comprendo | | el asegurar
qué es, | | ni esa Compañía, pues | | de esas
cosas nada entiendo. | |
|
|
DON JUAN. | El seguro, en conclusión, | | es quien responda tener | | de que no se ha de perder | | alguna
especulación, | | con lo que el interesado, | | en suma,
no arriesga nada, | | porque el daño se traslada | | a aquel
que lo ha asegurado; | | y hay un establecimiento | | formado por
negociantes | | que dan fianzas semejantes | | cobrando el tanto
por ciento. | | Don Blas, como hombre advertido, | | cuando de
Lima salió, | | sus fondos aseguró, | | por lo que
nada ha perdido. | |
|
|
DOÑA RUFINA. | Pues ¿los trescientos
mil duros | | que traía en la fragata...? | |
|
|
DON JUAN. |
Los tiene al momento en plata, | | y los tiene muy seguros. | |
|
|
|
|
DOÑA RUFINA. | (Fuera de sí de contento.) | ¡Alberto, Alberto!, ven luego; | | aún no hemos perdido
el juego: | | la fortuna nos ayuda. | | Ven al momento, y tú,
Ana, | | sal al punto. |
|
|
|
DOÑA RUFINA. | Hoy loca me he de volver: | | todo mi suerte lo allana. | | Pero... ¿usted cómo perdió...? | |
|
|
DON JUAN. | Porque en la tal Compañía, | |
aunque harto yo me oponía, | | mi buen padre se metió. | |
|
|
DOÑA RUFINA. | (Sin hacer caso de DON JUAN.) | ¡Alberto! |
|
|
|
DOÑA RUFINA. | Pues don Juan, en el
instante | | aquí el dinero contante | | hoy mismo se ha
de poner. | |
|
|
Escena XXII
|
|
Los mismos y ANA y DON BLAS, con el
mismo vestido con que vino la primera vez
|
DOÑA RUFINA. | (Acercándose a DON BLAS con mucho cariño.) | ¡Bien, Blasito, te has burlado! | | Ven acá, ven, buena
pieza. | | ¿Quién te puso en la cabeza | | darnos chasco
tan pesado? | | Sabiendo el grande interés | | que por ti
todos tenemos, | | ha sido... |
|
|
DON BLAS. | (Interrumpiéndola
con seriedad..) | Luego
hablaremos. | | Él que me busca, ¿quién es? | |
|
|
DON JUAN. |
Yo, que tengo comisión | | de los aseguradores... | |
|
|
DOÑA RUFINA. |
Al fruto de tus sudores | | Dios echó la bendición. | |
|
|
DON BLAS. | (Mirando cariñosamente a DON JUAN.) | ¿Usted sin duda será | | don Juan Antonio de Greda? | |
|
|
DON JUAN. | Quien con cuanto valga y pueda | | gozoso a usted
servirá. | | Y no era, señor, preciso | | haber la
carta enviado, | | pues de Cádiz me ha llegado | | de todo
directo aviso, | | y ya estaba yo dispuesto | | a venir en el instante, | | que el negocio es importante | | y ha de transigirse presto. | | (Saca unos papeles.) | Este es, señor, el contrato, | | y esta carta le previene | | que cien mil duros ya tiene | | en
Cádiz a su mandato. | | Los doscientos mil siguientes | | no puede la Compañía | | aprestarlos en el día, | | pues no hay fondos suficientes; | | mas fianzas presentará, | | y si usted no halla embarazo, | | en un convenido plazo | | el
total satisfará. | |
|
|
DOÑA RUFINA. | (Con viveza.) | ¿Qué embrollos son estos? Di. | |
|
|
DON BLAS. | (Con
frialdad, leyendo los pa peles.) | No me distraigas, mujer. | |
|
|
DON JUAN. | (Cortado.) | Yo, a la verdad, pretender, | | no
osara nada por mí, | | y aunque desde el mismo punto | | en que la nueva llegó | | mi anciano padre cayó | | malo y casi está difunto, | | porque es de la-Compañía | | y es ya su quiebra segura, | | sé llevar la desventura | | con firmeza y valentía; | | pero, cual comisionado | |
por los otros, ruego a usted | | que ese respiro les dé, | | y quedará hipotecado... | |
|
|
DOÑA RUFINA. | (Con viveza, metiéndose en medio.) | ¿Cómo...?
¡No faltaba más!... | | El dinerito al momento. | | Para
eso el tanto por ciento | | se pagó. No accedas, Blas. | | Al punto una ejecución | | y venderles la camisa. | | Pagar
es cosa precisa, | | y doblón sobre doblón. | |
|
|
DON ALBERTO. | (Conteniéndola y llevándosela aparte.) | Calla,
Rufina, por Dios. | |
|
|
DOÑA RUFINA. | No, que es muy
bueno Blasito | | y este truchimán maldito... | |
|
|
DON ALBERTO. |
Ya se entenderán los dos. | |
|
|
DOÑA RUFINA. | (Volviendo a meterse en medio.) | Don Juan, no hay que pretender... | |
|
|
DON JUAN. | (Con resentimiento.) | Yo por mí nada
pretendo. | |
|
|
DOÑA RUFINA. | Ya los designios comprendo... | |
|
|
DON BLAS. | (Con enfado.) | Calla la boca, mujer. | | (A DON JUAN.) | Sea usted, señor, servido | | de venir a mi
aposento, | | donde a solas al momento | | quedará esto
concluido. | | Los conciertos firmaré, | | y buscaremos
el modo | | de que en paz se arregle todo. | |
|
|
DON JUAN. | Siempre,
señor, lo esperé, | |
|
|
|
(Vanse los dos por la puerta
del fondo.)
|
Escena XXVIII
|
|
Los mismos y DON MIGUEL, por la derecha
|
DON MIGUEL. | (Despechado.) | ¡Maldita sea mi suerte, | | maldita mil veces
sea, | | y maldito cien mil veces | | el que inventó la
baraja! | |
|
|
DOÑA RUFINA. | (Muy solícita.) |
¿Qué te sofoca? ¿Qué tienes? | |
|
|
|
DON ALBERTO. | Mas.... ¿lo has
perdido o lo debes? | |
|
|
DON MIGUEL. | Lo debo. Y es a persona | | a quien faltar no se puede, | | porque es capaz... |
|
|
DOÑA RUFINA. |
No
te importe, | | que hay recursos suficientes. | |
|
|
DON MIGUEL. |
Ese Blas, ese perdido, | | de todo la culpa tiene. | |
|
|
DOÑA RUFINA. | (Muy apurada.) | Calla, Miguelito; calla. | |
|
|
|
|
DON MIGUEL. | (Sin escuchar a nadie.) | ¿Se ha
marchado ya de casa? | | Los demonios se lo lleven. | | Hablando
de su aventura | | me distraje, y cuatro veces | | equivoqué
una judía... | | Lo mato si llego a verle. | |
|
|
|
|
|
DON ALBERTO. | (Con viveza.) | Advierte | | que conserva sus tesoros. | |
|
|
|
|
DOÑA RUFINA. | Cien mil duros tiene en
Cádiz, | | lo demás está corriente, | | y
arreglando está en su cuarto... | |
|
|
DON MIGUEL. | (Suspenso.) | ¿De veras? Mas ¿cómo puede | | ser esto? |
|
|
|
DOÑA RUFINA. | Sosiégate
y está alegre, | | pues todos nuestros afanes | | pronto,
Miguel, van a verse | | cumplidos. |
|
|
|
DON SIMEÓN. | Don Blas, como muy prudente, | | aseguró sus tesoros... | |
|
|
DON ALBERTO. | (Mirando
a la puerta del fondo.) | Callad, callad, que aquí
viene. | |
|
|
Escena XXIX
|
|
Los mismos y DON BLAS y DON JUAN
|
DOÑA RUFINA. | (Yendo hacia DON BLAS con muestras
de cariño.) | ¿Dejas ya todo arreglado, | | Blasito, como
conviene? | | Pues un abrazo he de darte, | | que este chasco lo
merece. | | (Va a abrazar a DON BLAS, y él la contiene;
pero ella, disimulando, continúa:) | La mejor casa
de campo | | que en los contornos se encuentre | | voy a buscar
al momento | | para que... |
|
|
DON BLAS. | No
te molestes. | | Te lo agradezco, Rufina. | | Mi plan es ya diferente. | | (Queda sumergido en profunda meditación.) |
|
|
DON ALBERTO. | (Turbado.) | Si en la ciudad con nosotros, | | hermano, quedarte
quieres... | |
|
|
DON MIGUEL. | (Acercándose a DON BLAS.) | Muy bien nos has embromado. | |
|
|
DON SIMEÓN. | (Haciendo
cortesías a DON BLAS.) | Yo, señor, vengo a
ofrecerme... | |
|
|
DOÑA RUFINA. | (Meneando a DON BLAS.) | Mira..., Blasito.... responde. | |
|
|
ANA. | (Aparte.) | ¡Qué
poca vergüenza tienen! | |
|
|
DON BLAS. | (Vuelve en sí,
da un suspiro y dice, con resolución:) | Me decido...
Es necesario. | | Ruego que todos ustedes | | me escuchen por un
momento; | | seré compendioso y breve. | | A mi salida de
Lima, | | juzgando que mis parientes | | eran lo que mi cariño | | apetecía que fuesen, | | pensé repartir con ellos | | mis riquezas y mis bienes, | | reservando aquello poco | | que
juzgara suficiente | | para pasar en retiro | | dulce quietud,
vida alegre; | | y para que en todo caso | | mis deseos se cumpliesen, | | extendí mi testamento, | | mandándolo así. | (Saca un papel del bolsillo.) | Y es éste. | | En navegación
tan larga | | era mi consuelo siempre | | pensar las caricias dulces | | de que colmado iba a verme | | al llegar a una familia | | que
mil recuerdos me debe, | | pensando que a mí, a mí
solo, | | rico, o pobre, o corno fuese, | | aquel amor conservaba | | que sangre o costumbre encienden, | | y por el cual, yo lo
juro, | | diera cuanto darse puede. | | Al ver que de bajo estado | | habían subido mis gentes | | a los títulos y
honores, | | que justo premio ser deben | | de méritos y
virtudes, | | soñaba yo neciamente | | que con ellos y con
ellas | | las habían logrado; y este | | pensamiento difundía | | en mi pecho mil deleites. | | Cuando al término llegaba | | de mis soñados placeres, | | casi a la vista de Cádiz, | | unos piratas aleves | | abordaron mi fragata | | y me robaron
los bienes; | | y aunque, estando asegurados, | | nada perdí,
los crueles | | momentos del abordaje, | | los peligros inminentes | | de la terrible sorpresa | | y el ver cercana la muerte, | | ni
yo aquí puedo pintarlos, | | ni es posible encarecerse, | | porque en tan duros momentos, | | aunque el oro se conserve, | | se piensa sólo en la vida, | | se olvidan los intereses. | | Llego a Cádiz; mis asuntos | | arreglo en momentos breves, | | al seno de mi familia | | venir anhelando siempre; | | y a un
amigo verdadero, | | que tal nombre le compete, | | descubrí
los planes míos, | | y anheloso preguntéle | | qué
concepto mis hermanos | | disfrutaban. Muchas veces | | se lo pregunté,
y negóse, | | reservado, a reponderme. | | Importunéle
de nuevo, | | le conjuré me dijese | | la verdad; pero él
tan sólo | | me respondió, cual prudente: | | «Consulta
con otros, Blas; | | yo no sé qué responderte.» | | Harto me dijo mi amigo | | para en confusión ponerme. | | Indago, inquiero, pregunto, | | busco medios diferentes | | de
saber lo que anhelaba. | | ¿Y qué me dijeron? Pueden, | | pueden muy bien conocerlo, | | sin que yo lo diga, ustedes. | |
|
|
DOÑA RUFINA. | Si tú crédito no dieras | | a embrollones mequetrefes, | | que sólo... |
|
|
DON BLAS. | (Indignado.) | Basta,
Rufina. | | ¡Ojalá mentiras fuesen | | los informes que
me dieron! | | Más feliz fuera mi suerte. | | Pero... mi
experiencia propia. | | ¿de qué modo se desmiente? | | Hallando
que era buen medio | | la pérdida de mis bienes | | con
que hacer una experiencia, | | para mí costosa siempre, | | vine a buscaros cual pobre. | | ¿Y qué encontré...?
Respondedme. | | ¿Qué encontré...? Ya basta, ingratos. | | «Tanto vales cuanto tienes» | | es vuestra máxima infame. | | ¿No os confunde sólo el verme? | |
|
|
DOÑA RUFINA. | (Con mucha humildad.) | Blasito, pero hazte cargo... | |
|
|
DON BLAS. |
¿Aún a respirar te atreves? | | Ya son otros mis designios | | (Rompe el testamento que tiene en la mano.) | Esto sólo,
esto merece | | vuestra insensatez y orgullo. | | No reparto yo
mis bienes | | con ociosos mentecatos | | que virtud ninguna tienen. | | De esos títulos y honores | | que a tal punto os envanecen, | | y que en vuestras viles almas | | consiguen tanto ascendiente | | que los sublimes afectos | | de naturaleza vencen; | | de esos
títulos y honores, | | que en vez de inspirar a ustedes | | honor y nobles virtudes | | les sirven tan solamente | | de estímulo
a nuevas trampas | | y a otros vicios y sandeces, | | sacad, sacad
todo el fruto, | | y mis tesoros se queden | | para ser con mi
cariño | | premio de quien los merece. | | Paca, cincuenta
mil duros | | para dote, pronto tienes, | | (Saca del bolsillo
la cajita del collar de perlas que le dio DOÑA PAQUITA
en la escena XIII de este acto.) | con este collar de perlas, | | que mi gratitud te vuelve. | |
|
|
|
DON BLAS. | (Abrazándola.) | Sí,
sobrina amada. | | Y tu esposo será éste. | |
|
|
|
(Toma
a DON JUAN del brazo y lo pone junto a DOÑA PAQUITA.)
|
|
DON BLAS. | (A DON JUAN.) | Nada
hay que decirme. | | Muy bien vuestro padre puede | | su salud
recobrar luego, | | sin que más en quiebras piense. | |
|
|
|
DON JUAN. | (Queriéndose arrojar a
los pies de DON BLAS.) | Permitid... |
|
|
DON BLAS. | (Conteniéndole.) | ¿Qué
hacéis? | | Vuestro amor tan solamente | | exijo por recompensa; | | mi cariño otra no quiere. | |
|
|
DONA RUFINA. | (Dudosa.) | ¿Y de veras has hablado? | |
|
|
DON BLAS. | ¿Pues aún
dudándolo estás? | |
|
|
DOÑA RUFINA. | ¿Conque
así nos dejas, Blas? | | ¡Por cierto que te has portado! | |
|
|
DON BLAS. | Me admiro de tu imprudencia. | | ¡Extraña
es tu condición! | |
|
|
DOÑA RUFINA. | (Furiosa.) | ¿Conque nos dejas, bribón, | | a la luna de Valencia? | | (Se retira a sentarse en una silla con muestras de gran despecho.) |
|
|
|
DON BLAS. | Anda,
Alberto. | | Eres mejor que Rufina, | | mas como ella te domina, | | no hay que pensar en concierto. | | (Se retira DON ALBERTO,
confundido.) |
|
|
DON SIMEÓN. | Muy discreto andáis,
señor; | | y quien es tan sabio y justo | | no recibirá
disgusto | | en darme amparo y favor, | | (Saca el recibo.) | Aquí
tengo este recibo... | |
|
|
|
DON SIMEÓN. | (Le da el recibo.) | Tomadlo,
pues, | | y conoceréis que es | | en extremo ejecutivo. | |
|
|
DON BLAS. | (Rompe el recibo.) | Ya está visto,
y esto hago. | |
|
|
DON SIMEÓN. | (Desesperado.) | ¡Cómo!...
¡Por vida de tal!... | | ¡Y que yo, necio, animal, | | lo soltara! |
|
|
DON BLAS. | Al
punto el pago | | de tres mil reales tendréis, | | que es
lo que prestateis hoy; | | y agradeced que no doy | | el paso que
merecéis. | |
|
|
DON SIMEÓN. | Yo, señor,
di mi dinero | | de buena fe, y no es razón... | |
|
|
DON BLAS. |
¿Queréis luego a una prisión | | ir por infame
usurero? | |
|
|
DON SIMEÓN. | (Amedrantado.) | Si mis tres
mil veo yo... | |
|
|
DON BLAS. | (Dándole un papel envuelto.) | Ahí van en oro; y os ruego | | que os ausentéis
luego, luego. | |
|
|
DON SIMEÓN. | (Aparte, después
de reconocer el papel.) | En fin, nada se perdió. | | (Vase
con gran prisa.) |
|
|
Escena XXX
|
|
Los mismos, menos DON SIMEÓN
|
DOÑA PAQUITA. | (Con mucha ternura.) | ¡Tío, señor... |
|
|
DON BLAS. | ¿Qué,
hija mía? | | ¿No estás con tu esposo ya? | |
|
|
DOÑA PAQUITA. |
¡Ay! En vuestra mano está | | el completar este día. | | ¡Mi pobre madre, señor...! | | ¡Por mi madre...! |
|
|
DON BLAS. |
Si
en un año | | enmienda su orgullo extraño, | | se
ablandará mi rigor. | |
|
|
DOÑA RUFINA. | (Levantándose
furiosa de la silla.) | No quiero deberte a ti | | nada, ni a
esa bachillera. | | Si para casarse espera | | mi licencia, la
doy, sí. | | Tan tonta es, tan incapaz, | | que nunca será
señora. | | Cásese, pues, en buen hora, | | con tal
que me deje en paz. | | (Con gran altanería.) | Alberto,
somos señores. | | A esta gentuza dejemos, | | que nosotros
sacaremos | | el fruto a nuestros honores. | | Tú, Miguel,
¿por qué te abates? | | Siempre tu Rufina soy, | | y hoy
mismo, si quieres; hoy... | |
|
|
DON MIGUEL. | (Con despego.) | No digas más disparates. | |
|
|
|
DON MIGUEL. | ¡Calla! | (Acercándose a DON BLAS.) | Blas,
de mí | | no tendrás queja fundada, | | pues no me
he metido en nada. | |
|
|
DON BLAS. | (Recordando.) | ¡Ah! Se
me olvidaba..., sí. | | (Saca del bolsillo un pliego cerrado
y se lo da.) | El capitán general, | | por esta orden,
al momento | | manda que a su regimiento | | vaya el señor
oficial. | | Sabiendo yo tu valor, | | en Cádiz se la he
pedido, | | pues sin su tropa aburrido | | está un militar
de honor. | |
|
|
DON MIGUEL. | (Lee el pliego, y muy alterado
dice) | No sé cómo me contengo, | | no sé
cómo a bofetones, | | a palos y a puntillones, | | de esta
ofensa no me vengo. | | Maldita la hora menguada | | en que saliste
de Lima. | | ¡Qué esto nos suceda, prima...! | | Si meto
mano a la espada... | |
|
|
DOÑA RUFINA. | (Conteniéndole.) | No te pierdas, Miguel, no. | | (Con gran altanería.) | Blas, Paca, don Juan, ¡tunantes!, | | marchad de esta casa,
antes | | que de ella os arroje yo. | |
|
|
|
DOÑA RUFINA. | ¿Cómo?
Yo en mi casa mando. | | Lucifer me está llevando. | | Marchad,
plebeya canalla. | |
|
|
|
(Vase por la izquierda, y detrás
de ella DON ALBERTO y DON MIGUEL, todos con muestra de gran
despecho.)
|