121
Llamo gobierno a los jefes de los diversos poderes sea la forma del gobierno la que se quiera. Hacen muy mal en no aplicar este nombre más que a los jefes del poder ejecutivo, porque se gobierna dando leyes lo mismo que haciéndolas ejecutar.
122
Aunque una nación pueda consumir más de su renta, este no es probablemente el caso de la Inglaterra, puesto que su opulencia ha aumentado evidentemente hasta hoy. Sus consumos llegan pues, a lo más, al nivel de su renta. La renta total de la Gran-Bretaña no se valúa por Gentz más que en doscientos millones de libras esterlinas ¡por Gentz tan parcial por la Real Hacienda y los recursos de la Inglaterra! Enrique Beeke las hace subir a doscientos diez y ocho millones, comprendiendo en ellas por cien millones de rentas industriales. Adelantamos que por consecuencia de los últimos progresos industriales se haya aún aumentado después, y que en 1813 el total de las rentas de la Gran-Bretaña haya llegado a doscientos veinte y cuatro millones de libras esterlinas. Es así que hallamos en Coquhoun (On the wealth, of the British empire) que los gastos del gobierno en el mismo año de l813 han llegado a ciento doce millones de libras esterlinas. Según esta cuenta, los gastos públicos formaban en Inglaterra en dicha época, la mitad de los gastos totales de la nación. Y aun los gastos hechos por mano del gobierno central no comprenden la totalidad de los gastos públicos, porque no comprenden los gastos de los comunes la contribución para los pobres &c. Un gobierno, aun en los estados grandes, podría estar organizado de modo que no consumiese la centésima parte de las rentas generales del país. Pero esto dependería de perfecciones en la política-práctica de las que las naciones más adelantadas están aún muy distantes.
123
Espíritu de las leyes, lib. 3I, cap. I8.
124
Veanse sus Memorias, pág. 187. Se ha dudado de ellas como se ha dudado también del testamento político del cardenal de Richelieu. ¿Si estos hombres no hubiesen hecho tales escritos, quién habría podido hacerlos? Los hombres tan capaces como ellos; supuesto aún más inverosímil.
125
Neker ocurrió a los gastos de la guerra de América sin cargar nuevos impuestos: sus enemigos le reconvinieron sobre los empréstitos que tomó; ¿pero quién es el que no ve que desde el momento que no cargó el Estado en un nuevo impuesto para pagar los intereses de estos empréstitos, no fueron una nueva carga para el pueblo, y que debieron ser pagados los intereses con lo que economizaba?
126
Vease la Historia de los Establecimientos de los Europeos en las Indias, por Rayhal, tomo 2, pag.36.
127
El público emplea estas expresiones: la confianza se pierde, la confianza renace, sin haber examinado bien lo que se entiende por esta palabra confianza. No se quiere decir sólo con esta palabra la confianza del gobierno; porque la mayor parte de ciudadanos o súbditos no se halla en el caso de confiar nada al gobierno de lo que pertenece a sus asuntos personales: tampoco se quiere decir la confianza que algunos particulares pueden tener en otros: porque el que tenía conducta y bienes no ha perdido instantáneamente estas ventajas, y se ve un cortísimo número de particulares que en circunstancias penosas, dejan de merecer la confianza que inspiraban, para justificar esta expresión general la confianza se ha perdido. Parece que es menester entender por estas palabras la confianza en los acontecimientos. Unas veces se temen las contribuciones, las expoliaciones arbitrarias, las violencias; y este miedo impide a muchas gentes el manifestar al público sus personas o sus medios: las empresas más favorables y las más bien concertadas se hacen más arriesgadas, y nadie se atreve a formar otras nuevas: las antiguas dejan de dar los mismos beneficios; los negociantes limitan sus negocios; y todo el mundo reduce sus consumos, porque todas las rentas se disminuyen y se hacen más precarias. No se puede tener confianza en los acontecimientos cuando el gobiernos es emprendedor, ambicioso e injusto, o bien débil, vacilante y sin principios. La confianza es semejante a las cristalizaciones, que no se forman sino con calma.
128
Me debo limitar aquí a algunas ojeadas generales, porque un tratado de Economía no puede comprender un tratado de administración; lo mismo que hablando de los procedimientos de las fábricas no he podido dar un tratado de artes y oficios. Estas obras están por hacer.
129
Esta regla no es general. Las distribuciones de trigo que los Emperadores Romanos hacían al pueblo, eran productos materiales. Los víveres que se compran para manutención de los hospitales y cárceles son del mismo género. Los árboles de fuego que hay en las fiestas para divertir al pueblo son productos materiales consumidos para divertirse.
130
Verdad es que la defensa del país no le costaba nada más que lo que gastaba para defenderse de los salvajes. Esta estaba a cargo de las fuerzas navales de la Inglaterra.
En la cuenta dada por el señor Galatin, secretario de la tesorería de los Estados-Unidos de lo recibido y gastado por esta república en1806, se ve que el total de gastos no monta más, que a doce millones de duros, de los cuales ocho millones son para pagar los intereses de la deuda pública, quedan cuatro millones de duros para gastos del gobierno, esto es, para administrar, juzgar, instruir y defender doce millones de habitantes: el producto sólo de las aduanas basta para pagar todo esto.