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Podría citar una ciudad de Francia que estaba administrada muy bien y muy paternalmente antes de 1789 por doce mil reales, y que bajo el Gobierno imperial pagaba ciento veinte mil al año por sola su administración municipal, que no le protegía absolutamente en nada contra la voluntad del Príncipe.
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En muchas épocas del siglo último los sacerdotes molinistas no quisieron conceder, a pesar del gobierno, las funciones de su ministerio a los Jansenistas bajo el pretexto que valía más obedecer a Dios, que se expresaba por el órgano del Papa, que al Rey.
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Los griegos hasta el tiempo de la segunda guerra de los persas y los romanos hasta el sitio de Veyes hacían sus expediciones militares entre el tiempo de la siembra y el de la cosecha. Los pueblos cazadores y pastores como los tártaros y los árabes no tienen casi artes ni agricultura, y esto les permite hacer la guerra en todas partes donde hallen pastos y botín. De esto dimanan las vastas conquistas de Atila de Gengis-Kan, de Tamerlan, de los moros y de los turcos.
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Se ha calculado en Inglaterra que cada uno de los combatientes que el estado mantiene en América, le cuesta doble de lo que le costaría el mismo soldado en Europa. La misma proporción se encuentra en todos los demás gastos de cualquiera expedición lejana.
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Las personas que niegan el influjo de la razón pública han leído la historia con poco fruto. La guerra está acompañada ahora de menos atrocidades y perfidias que en otro tiempo: se cometen menos en Europa que en Asia y América; y entre los pueblos de Europa, los que cometen menos son los más ilustrados. En nuestro tiempo ciertas empresas poco generosas han sublevado la opinión a tal punto que han sido más funestas que útiles a sus autores.
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No habló aquí más que de aquellas solas garantías sobre que se puede contar en un siglo de luces. Sé que sin tener instituciones los pueblos se han defendido con el mayor valor. Los musulmanes se sacrifican por el despotismo y por el Alcorán como si fuesen cosas buenas, pero es menester un sacrificio que pueda resistir a la caída de las preocupaciones políticas y religiosas, que jamás duran sino un cierto tiempo.
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Si se llega a aclimatar, como se espera, el lino de la Nueva-Zelanda, que da filamentos mucho más largos, mas finos y más abundantes que el que tenemos actualmente, es posible que el lienzo fino se pueda dar al precio de los lienzos más ordinarios; lo cual influirá en el aseo y en la salud de las familias pobres.
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Lib. 2, cap. 7, párrafo 2.
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Lo que se ha llamado Universidad en tiempo de Bonaparte era aún peor: no era más que un medio dispendioso y opresivo de depravar las facultades intelectuales de los jóvenes, esto es, de reemplazar en su espíritu las nociones de las cosas por las opiniones propias, para perpetuar la esclavitud de los franceses.
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Bajo esta denominación comprendo los fundamentos de todos los conocimientos, hasta las instrucciones familiares y sueltas para cada profesión, las obras en que un sombrerero, un fundidor, un alfarero, un tintorero o cualquier otro artista, pueda a muy poca costa conocer los principios fundamentales de su arte. Esto sería una comunicación perpetua del sabio con el artista, con la que este se ilustraría con los conocimientos prácticos del primero, y el primero con los del segundo.