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31

Algunas veces se ha llamado renta de una nación el montante de sus contribuciones. Esta expresión no es exacta. Los particulares pagan sus contribuciones con sus rentas; pero las contribuciones no son una renta. Son un tributo impuesto sobre las rentas, y algunas veces por desgracia sobre los capitales.

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32

Este beneficio nace del aumento de valor que experimentan las mercancías nacionales cuando han llegado al país extranjero y del aumento de valor que los géneros extranjeros comprados para retorno experimentan cuando llegan a nuestro país.

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33

No hablo aquí más que de los empresarios de industria: el simple obrero no participa sino de rechazo de las ventajas de una profesión. Por lo que hace al arrendador, que es un empresario de industria, y que produce géneros alimenticios, sus beneficios están limitados por las desventajas de su posición. Depende demasiado de su propietario, de la autoridad pública, casi siempre fiscal y opresiva, y de las vicisitudes del aire para que su oficio sea muy bueno.

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34

Riqueza de las naciones, lib. I., cap.10.

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35

Riqueza de las naciones, en el lugar citado.

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36

Es más que un interés vitalicio de las sumas consagradas a la educación de la persona que recibe el salario: en rigor es el interés vitalicio de todas las sumas consagradas al mismo género de estudio, hayan llegado o no a madurez los talentos. Así el total de los honorarios de los médicos debe pagar, además del interés de las sumas consagradas a sus estudios, el de las sumas consagradas a la instrucción de los estudiantes muertos durante su educación, o que no han correspondido a los cuidados que se han empleado en ellos; porque la masa de trabajos medicales actualmente en circulación no ha podido existir sin que se haya perdido una parte de los adelantos consagrados a la instrucción de los médicos. Por lo demás una exactitud demasiado minuciosa en los aprecios de la Economía política no trae ninguna utilidad, y se halla frecuentemente desmentida por los hechos, a causa del influjo de las consideraciones morales en los hechos de la Economía política; consideraciones que no admiten una precisión matemática. Por tanto la aplicación de las fórmulas algebraicas a esta ciencia es totalmente superflua, y no sirve más que para herizarla de dificultades sin objeto ninguno. Smith no las ha empleado jamás.

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37

No quiero hablar aquí de los prebendados, cuyo pago sube a mucho, por causas que penden del orden político.

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38

A los lectores que estuviesen tentados de creer que el valor total de la producción del país es más considerable en razón de que el precio se ha mantenido más alto que debía estar, se les suplica que consulten lo que se ha dicho sobre éste, en el cap. 3. de este lib. 2

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39

Smith (en el lib. I. cap. 8.) se ha metido en un grande embrollo por no haber separado los beneficios.

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40

Vease el lib. I. cap. 6. de esta obra.

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