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201

José Luis Ramos. Col. Clásicos Venezolanos de la Ac. Venezolana de la Lengua, vol. 1 (Estudio Preliminar de Luis Beltrán Guerrero). La Memoria sobre la renta del tabaco, en pp. 207-240.

 

202

L. Beltrán Guerrero, Estudio preliminar (v. nota anterior), p. 21.

 

203

Cf. Memoria sobre la renta del tabaco, pp. 236-237.

 

204

Ramón Díaz Sánchez, Guzmán, elipse de una ambición de poder, «VII: La pluma y el sable». En: Obras Selectas, p. 557.

 

205

«Escribir bien es por sí solo una tarea llena de dificultades. ¿Qué será acomodar el estilo a las diferentes épocas y caracteres, y animar lo que ha pasado y muerto, sin disfrazar ni alterar los hombres, los sucesos ni las pasiones? ¡Cuánto trabajo, estudio, constancia, meditación para alcanzar un estilo varonil y grave, el arte de narrar con fuerza, interés y gracia, bajo el influjo de una idea abstracta, poderosa y de un pensamiento generador y severo! Los acontecimientos guardados están en los archivos públicos o en la memoria de los hombres; y allí los guerreros con su ambición, los pueblos con su complicidad, los sacerdotes con su entusiasmo, los tiranos con sus víctimas, las víctimas con su paciencia. Es por la reflexión que se reviven esos tiempos, y esos hombres; y es el talento quien puede hallar únicamente su fisonomía, y la imaginación quien únicamente puede pintarla». («Páginas de la Historia de Colombia y Venezuela, o vida de sus hombres ilustres.» En: La doctrina conservadora. Juan Vicente González; Pensamiento Político Venezolano del s. XIX, vol. 2, pp. 7-8.)

 

206

«Que si es preciso trazar corazones degenerados y caracteres débiles, la tenacidad y la presunción de los gobernantes, la versatilidad y ligereza de los ministros, la ambición y despecho de los tribunos, la disposición turbulenta de las poblaciones; o ya el caos sangriento de la anarquía, y pintar el egoísmo, la crueldad y el desenfreno de soldados rapaces y facciosos, manejos viles e intrigas, el olvido de toda virtud y pudor, la avaricia, el desprecio de las leyes, la República a merced de la fortuna y capricho de sus enemigos, la degradación de los ciudadanos que se precipitan en la servidumbre, la expoliación del erario, la bajeza del pueblo, el menosprecio merecido de todas las naciones, claussum armis senatum, ahí están Tácito y Guicciardini, tristes y severos historiadores de una época semejante, y a veces de crímenes iguales.» (Ibíd., p. 8.)

 

207

«Todas estas dotes y una pluma fácil y flexible necesita el escritor que quiera seguir a Venezuela en su varia fortuna, y representarla en los días de peligro y gloria y en los de oprobio y degradación. Y hasta la diversa disposición de espíritu de los oradores es indispensable, entusiastas y poéticos o severos y tristes, para trazar con verdad los cuadros graves y sublimes, terribles y sombríos, viles y miserables de nuestra historia.» (Ibíd., p. 8.)

 

208

«Escribiendo con exactitud y candor los hechos importantes de los varones que figuraron en la vasta tela de tantos sucesos, los dividimos realmente para estudiarlos mejor y para ilustrarlos, y preparamos materiales preciosos al escritor futuro de esta vasta epopeya. Faltarán los grandiosos cuadros y pinturas, que una historia genera comporta, pero el interés y la instrucción no perderán nada; ya que estudiando a los hombres en sus diferentes pasiones, aislada y detenidamente, se comprenderán mejor los sucesos en que tomaron parte, su carácter e influjo.» (Ibíd., p. 9.)

 

209

Cf. su «Discurso para el acto de su recepción en una Sociedad Literaria de Caracas». En: Pensamiento Político Venezolano del s. XIX, vol. II, pp. 43-55.

 

210

Sobre esta polémica, V. Pensamiento Político Venezolano del s. XIX, vol. 9, donde se transcribe uno de los artículos de Riera Aguinagalde y el conjunto de los firmados por Acosta (pp. 155 y ss.). Cf. también: Luis Beltrán Guerrero: «Cecilio Acosta y Riera Aguinagalde», en: Palos de ciego, pp. 41-46.