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261

Sobre sus incidencias, integrantes, etc., hay, entre otros, cinco materiales de referencia, imprescindibles: Joaquín Gabaldón Márquez: Memoria y cuento de la generación del 28. Guillermo   —228→   Meneses: «Nuestra generación literaria». Zona Franca, Nº 63 (nov.-dic. 1968), incluye dos trabajos: uno sin firma, atribuible a Liscano, «La vanguardia del 28, cuarenta años después». Y Pablo Rojas Guardia. «Caracas del 28, preludio de una generación». Sobre el aspecto político de la generación, en los años sucesivos: «¿Es sustituible la generación del 28?» En: Revista Cambio, Caracas, la quincena de abril de 1968. (1-2), pp. 31-34. (S. fma.)

 

262

Cf. Manuel Vicente Magallanes, Partidos políticos venezolanos.

 

263

El reportaje de la revista Cambio plantea la intentona de sustitución de la generación del 28 por la del 58, frustrada por razones éticas este último año, impuesta de nuevo entre 1960-1963, con los brotes de insurrección armada durante el régimen de Betancourt, cuyas raíces son analizadas en forma penetrante. Y concluye vaticinando, entre líneas, la forma descompensada como esta generación del 58 se presentaba a las incidencias electorales del 68, así: «En 1968 hay una conciencia revelada por el absurdo, al revés, desmontada en vez de ensamblada. Es la conciencia del vacío. Una estructura ha sido desarmada en sus componentes generacionales y otra no acaba de ajustar sus partes para reemplazarla. Yace el país como un robot sin fuerza impulsora, sin mecanismo» (p. 34). En tales condiciones se produce el triunfo electoral del socialcristianismo en el país. En la misma entrega de la revista, pp. 35-36, ya inserto otro análisis titulado: «¿Y Copei?» Para las raíces y detalles del proceso, cf. Orlando Araujo- Venezuela violenta,

 

264

Una nómina más amplia de esta generación y las siguientes del 36 en adelante, se incluye en «¿Es sustituible la generación del 28?». De la mayoría de ellos aún no aparecen los textos ideológicos propiamente dichos. Es una generación de activistas, más que de pensadores. Algunos otros nombres de marxistas militantes han comenzado a aportar libros que encierran las polémicas internas de organizaciones revolucionarias muy escindidas. Aún el proceso no decanta. La clarificación ideológica es lenta e incompleta, está muy viva la herida de los desgarramientos que siguen profundizándose. Es temprano hacer el balance. Pero sí es digno de citar algunos de quienes han protagonizado el acto y escrito libros de mayor o menor profundidad: Domingo Alberto Rangel, Américo Martín, Guillermo y Antonio García Ponce, Manuel Caballero, Jesús Sanoja Hernández, Alfredo Chacón, José Rafael Núñez Tenorio, Pedro Duno, Teodoro Petkoff, Pedro Ortega Díaz, Eduardo y Gustavo Machado, Jesús Faria.

 

265

Lamento muy de veras no haber tenido a mano el libro de Germán Carrera Damas, El culto a Bolívar -que acaba de ser publicado-, para el momento de redactar el esquema ideológico relativo a la emancipación.

 

266

Cf. Leopoldo Zea. El pensamiento latinoamericano, vol. 1, p. 2: «Dimensión y espectativas» pp. 6-11; hay una amplia glosa del libro de Mayz Vallenilla: El problema de América. Y en el vol. II, pp. 225-226, dice: «(...) un fuerte núcleo de pensadores de esta América por nacimiento o por adopción, forma la pléyade de los encargados de expresar esta toma de conciencia que permitirá el salto a la buscada y rebuscada universalidad que, en nuestros días, paradójicamente, hemos encontrado en nosotros mismos, en lo humano, en lo que tenemos de semejante con el resto de los hombres y por ello a su alcance y a nuestro alcance. Allí están, entre otros, los nombres de Pedro Henríquez Ureña, José Carlos Mariátegui, Franz Tamayo, Ezequiel Martínez Estrada, Guillermo Francovich, Joao da Cruz Costa, Arturo Ardao, Sergio Bouarque de Holanda, Medardo Vitier, Augusto Salazar Bondy, Alberto Zum Felde, José Luis Romero, Angélica Mendoza, Luis Oyarzún, Juan David García Bacca, José Gaos, Diego Domínguez Caballero, Rafael Heliodoro Valle, Ernesto Mayz Vallenilla... Pero también se ha venido reflexionando y se reflexiona sobre los grandes temas de la filosofía y el pensamiento universales, no ya para comentar o repetir lecciones, sino para aportar nuestros propios puntos de vista sobre temas considerados como universales. Allí está, entre otros, el trabajo del maestro argentino Francisco Romero, Teoría del Hombre; el mismo sentido llevan ya otros trabajos como los que vienen realizando en diversos campos de la filosofía sistemática Eduardo García Maynez, Risieri Frondizi, Francisco Miró Quesada, Mayz Vallenilla, José Gaos, Eduardo Nicol, Juan David García Bacca y muchos, muchísimos más.»

 

267

Me refiero al libro Reflexiones en siete vertientes, que recoge los angustiosos llamados al enseriamiento y la elevación de los procesos culturales, especialmente los relativos a la educación y la cultura.

 

268

Así ocurre en los capítulos sobre «críticos literarios» publicados por Julio Planchart. Cf. Temas críticos. Igualmente en Angarita Arvelo: «La crítica literaria en Venezuela». Rev. Nac. de Cultura, julio-agosto, 1954, Nº 105, pp. 9-20.

 

269

Todavía un modernista ingenioso y agudo como Pedro Emilio Coll, se mantiene atado a ciertas concepciones taineanas de la historia literaria y la crítica historicista. Maneja dichas categorías con reiterada identificación para explicar el Modernismo.

 

270

Cf. al respecto. George Poulet (comp.): Los caminos actuales de la crítica, particularmente el texto de Dominique Noguez, p.355.