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Con ello hacemos alusión a la revista El Europeo, fundada por el propio R. Soler y Aribau. Desde el 18 de noviembre de 1823 hasta el 24 de noviembre de 1824, fecha de duración de la revista, publicará numerosos artículos de crítica y creación poética. En lo que respecta al primer apartado, destacaría el corpus titulado Análisis de la cuestión agitada entre románticos y clasicistas, vol. I, nº 7, pp. 207-214 y vol. I, nº 8, pp. 254-259.

Cfr. Luis Guarner, El Europeo (Barcelona, 1823-1824), Colección de índices de Publicaciones Periódicas, Madrid, CSIC, 1953; E. A. Peers, «Some provincial periodicals in Spain during the Romantic Movement», Modern Language Review, 1920, XV, pp. 375-382; M. Casella, «Agli albori del Romanticismo», Revista delle Biblioteche e degli Archivi, 1918, XXIX; Le Gentil, Les Revues litteraires de l'Espagne pendant la première moitié du XIX siècle, París, 1909.

Menciones interesantes sobre El Europeo y R. López Soler las puede encontrar también el lector en Robert Marrast, José de Espronceda et son temps. Litterature, societé, politique au temps du Romantisme, Editions Klincksieck, 1974, pp. 72-76 y 374-377; Vicente Llorens, El Romanticismo español, Madrid, Castalia, 1979, pp. 181-191.

 

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R. López Soler, Los bandos de Castilla o El Caballero del Cisne. Novela original española, Valencia, Imprenta Cabrerizo, 1830.

Su interés por W. Scott viene dado ya con anterioridad, pues cuando en el año 1828 Sanponts y Aribau formaron una sociedad para publicar los relatos de este autor, encargaron a López Soler la traducción de Ivanhoe. Sin embargo, la censura madrileña se interpuso e hizo fracasar el propósito inicial.

Cfr. José F. Montesinos, Introducción a una historia de la novela en España en el siglo XIX, Madrid, Castalia, p. 61. Para un análisis y cotejo de las influencias de la narrativa de W. Scott y Los bandos de Castilla, Vid. Jean-Louis Picoche, «Ramón Soler, plagiaire et précurseur», Bulletin Hispanique, Université de Bordeaux, Tome LXXXII, nº 1-2, Janvier-Juin, pp. 81-83. En lo que respecta a la influencia de W. Scott, puede verse también Philip H. Churchmann y E. A. Peers, «A survey of the influence of sir Walter Scott in Spain», Revue Hispanique, nº 127, vol. LV, 1922, pp. 227-310; W. Forbes Gray, «Scott's influence in Spain», The sir Walter Scott Quarterly, Glasgow-Edimburgo, 1927, pp. 152-160; E. A. Peers, «Studies in the influence of sir Walter Scott in Spain», Revue Hispanique, 1926, LXVIII, pp. 1-160.

 

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R. López Soler, Jaime el Barbudo o sea la Sierra de Crevillente. Novela, Imprenta de A. Bergnes y Compañía, calle de Escudellers, 13, 1832.

Dicha novela la publicó el autor con el nombre de Gregorio Pérez de Miranda, pseudónimo que utilizó en numerosas ocasiones, como en sus novelas Enrique de Lorena, Barcelona, Imprenta de A. Bergnes y Cía., 1832; Kar-Osmán o Memorias de la Casa de Silva, Barcelona, Imprenta de A. Bergnes, 1832, etc.

 

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Vid., por ejemplo la extensa novela, pródiga en aventuras y datos biográficos del propio personaje, de Florencio Luis Parreño, Jaime el Barbudo. Historia (El bandido más valiente de los bandidos españoles), Madrid, 1883. En lo concerniente a representaciones teatrales, por ejemplo, se puede tener en cuenta el estreno en Madrid, Teatro de la Cruz (2 de mayo de 1853), de un drama en tres actos titulado Jaime el Barbudo y la cámara ardiente. Melodrama fosfórico de gran aparato, de Sixto Cámara.

 

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R. López Soler, El Pirata de Colombia, relación histórica de los crímenes y aventuras del famoso delincuente que acaban de ahorcar en Nueva- York, por D.R.L.S., Valencia, Oficina de López, 1832. El ejemplar utilizado pertenece a la Biblioteca Tusquets de Cabirol.

 

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R. López Soler, Las señoritas de hogaño y las doncellas de antaño, Barcelona, Imprenta de A. Bergnes y Compañía, 1832.

En el presente trabajo citamos por la edición crítica de Enrique Rubio y Mª de los Ángeles Ayala, Ramón López Soler, Jaime el Barbudo y Las señoritas de hogaño y las doncellas de antaño, Sabadell, Editorial Caballo-Dragón, 1988. En lo que respecta a la alusión Biblioteca, cabe recordar que López Soler fue uno de los colaboradores más asiduos de la empresa A. Bergnes y Compañía; editorial -al igual que la del editor valenciano Cabrerizo- que introdujo la figura de W. Scott. En la época romántica proliferaron numerosas colecciones editoriales, como, por ejemplo, Biblioteca Romántica Moderna, Barcelona, 1837; Biblioteca continua de obras literarias, históricas y piadosas. Para todos los genios, edades y condiciones, Madrid, 1834-1844; Biblioteca General de novelas, cuentos, artículos de costumbres, viajes, leyendas y anécdotas históricas, Madrid, 1884; Biblioteca de recreo. Colección de novelas originales y traducidas, Madrid, 1841-1844, etc.

 

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Un testigo excepcional de lo que aquí exponemos sería Larra en su artículo de crítica literaria El sí de las niñas, de Moratín, escrito en un tono elogioso y encomiástico. El propio Larra afirmaría que las representaciones de las comedias moratinianas siempre encontrarán feliz acogida entre el público español de la época.

 

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Las concomitancias entre la actitud de Perceval y la del falso barón son patentes. Otro tanto ocurre con los progenitores, pues don Alberto, al igual que la tía Mónica de Moratín, son engañados por la falsa adulación de los respectivos invitados, adueñándose de la situación y comportándose como si realmente estuvieran en sus dominios.

 

9

Op. cit., p. 9. Esta influencia no debe resultar extraña si tenemos en cuenta el artículo de Larra La vida de Madrid: «¿Qué se da en el teatro? -dice uno-. Aquí: 1º Sinfonía; 2º Pieza del célebre Scribe; 3º Sinfonía; 4º Pieza nueva del fecundo Scribe; 5º Sinfonía; 6º Baile nacional; 7º La comedia nueva en dos actos, traducida también del ingenioso Scribe; 8º Sinfonía; 9°...», El Observador, 12 de diciembre de 1834. Larra escribirá en más de una ocasión que se respete a Scribe «siquiera por agradecimiento: él sostiene nuestros teatros [...] Es el autor francés que más escribe para España», en «Primera representación de las Capas», La Revista Española, 10 de septiembre de 1833.

 

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El motivo de tales adaptaciones o imitaciones hizo posible que muchos autores que denunciaron públicamente su desacuerdo, cayeron más tarde en un fiel servilismo. Autores tan conocidos como Bretón de los Herreros o Larra - recuérdese la influencia de Les adieux au comptoir, de Scribe, en No más mostrador cometieran esta contradicción. El caso de Larra es idéntico al del autor estudiado en lo que respecta al mundo editorial, pues si el editor Bergnes le encarga a López Soler una novela que se adapte al famoso Scribe. Grimaldi, amigo y contertulio de Larra en El Parnasillo, será quien le encomiende No más mostrador, adaptación de la obra citada al principio de la presente obra.

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