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ArribaLibro III


533 Señores e amigos,          Dios sea end laudado
el segundo libriello          habemos acabado;
queremos empezar          otro a nuestro grado,
que sean tres los libros          e uno el dictado.

534 Como son tres personas,          una divinidad,
que sean tres los libros,          una certanidad,
los libros que signifiquen          la sancta Trinidad,
la materia ungada          la simple deïdad.

535 El Padre e el Fijo          e el Espiramiento,
un Dios e tres personas,          tres sones, un cimiento,
singular en natura,          plural en complimiento,
es de todas las cosas          fin e comenzamiento.

536 En el su sancto Nomne,          ca es Dios verdadero,
e de sancto Domingo,          confesor derechero,
regunzarvos queremos          en el libro tercero
los miraglos del muerto,          de los Cielos casero.

537 Deque sancto Domingo          fo d'est sieglo pasado,
facié Dios por él tanto          que non serié asmado;
vinién tantos enfermos          que farién grand fonsado,
non podriemos los medios          nos meter en dictado.

538 Era un mancebiello,          nació en Aragón,
Peidro era su nomne,          así diz la lectión;
enfermó tan fuertmientre          que era miración,
nol podién dar consejo          nin femna nin varón.

539 Grand fo la malatía          e mucho porlongada,
nuncua vinieron físicos          que li valiesen nada;
era de la su vida          la yent desfeduzada,
ca hascas non podié          comer una bocada.

540 habié de la grand coita          los miembros enflaquidos,
las manos e los piedes          de su siesto exidos,
los ojos concovados,          los brazos desleídos;
los parientes de coita          andaban doloridos.

541 En cabo el mezquino          perdió la visïón,
esta fo sobre todo          la peor lesïón;
más sofridera era          la otra perdición,
non habié sin la lumne          nula consolatión.

542 Prisieron un consejo,          de Dios fo ministrado,
adocir el enfermo,          esi cuerpo lazrado,
al sepulcro precioso          del confesor honrado;
si él no lis valiese,          todo era librado.

543 Aguisaron el homne          como mejor podieron,
a la casa de Silos          allí lo adujieron;
delant el monumento          en tierra lo pusieron,
fincaron los hinojos,          su pregaria ficieron.

544 Tres días con sus noches          ant el cuerpo yoguieron,
ficieron sus ofrendas,          sos clamores tovieron;
vertieron muchas lágremas,          muchas preces ficieron,
pocos fueron los días          mas grand pena sofrieron.

545 A cabo de tres días          fueron de Dios oídos,
abrió Peidro los ojos          que tenié concloidos;
foron los quel costaban          alegres e guaridos,
non querrién por grand cosa          non seer y venidos.

546 Cuando hobo la lumne          de los ojos cobrada,
credió que su facienda          serié bien recabdada;
fo tendiendo los brazos          su cara alimpiada,
la dolor de las piernas          fo toda amansada.

547 Gracias a Jesu Cristo          e al buen confesor,
fo sano el enfermo          de todo el dolor,
mas era tan desfecho          que non habié valor
de andar en sus piedes          el pobre pecador.

548 Con la salut aúna          que li habié Dios dada,
hobo Peidro la fuerza          bien aína cobrada;
despidiós del conviento          e de la su mesnada,
sano e bien alegre          tornó a su posada.

549 De Tabladiello era          un barón lisionado,
era como leemos          Ananía clamado;
era de mala guisa          de gota entecado,
bien habié cuatro meses          que yacié lechigado.

550 habié el mezquiniello          los brazos encorvados,
tenielos enduridos,          a los pechos plegados,
ni los podié tender          nin tenerlos alzados,
nin meter en su boca          uno nin dos bocados.

551 Como suelen las nuevas          por el mundo correr,
de sanar los enfermos,          la salud lis render,
do yacié el enfermo          hóbolo a saber,
cómo sancto Domingo          habié tan gran poder.

552 Fízose aguisar          el enfermo lazrado,
entraron en carrera          cuando fo aguisado;
vinieron al sepulcro          del confesor honrado,
que pora españoles          fue en bon punto nado.

553 Parientes del enfermo          e otros serviciales,
compraron mucha cera,          ficieron estadales;
cercaron el sepulcro          de ciriales cabdales,
teniendo sus vigilias,          clamores generales.

554 Fueron de Dios oídos          de lo que demandaban,
soltáronse los brazos          que contrechos estaban,
quedaron los dolores          que mucho lo quejaban,
los qui li seyén cerca          muy afirmes ploraban.

555 Fueron los miembros todos          de los dolores sanos,
alzaba Ananías          a Dios ambas las manos;
cantaban a Dios laudes          esos bonos cristianos,
los que con él vinieron          estaban ya lozanos.

556 Como fue el enfermo          mucho desbaratado,
non pudo exir ende          fasta fo aforzado;
cuando andar se trovo,          de todos agraciado,
tornó a Tabladiello          alegre e pagado.

557 Una mujier que era          natural de Palencia
cayó por sus pecados          en fiera pestilencia,
non habié de oír          nin de fablar potencia,
era de su sentido          en sobra gran falencia.

558 Sábado a la tarde,          las viésperas tocadas,
iban pora oírlas          las yentes aguisadas
con paños festivales,          sus cabezas lavadas,
los barones delante          e aprés las tocadas.

559 Esta mujier non quiso          a la eglesia ir,
como todos los otros          las viésperas oír;
más quiso fer su masa          delgazar e premir,
ir con ella al forno,          su voluntad complir.

560 Dios esta grand soberbia          no la quiso sofrir,
tollioli el fablar,          tollioli el oír;
aún sin esto todo          quísola más batir
que sopiesen los homnes          qué val a Dios servir.

561 Andaban por su dueña          plorando los sirvientes,
doliense d'ella mucho          todos sus conoscientes;
vecinos e amigos          todos eran dolientes,
mas la peor manciella          cadié enos parientes.

562 Mientre que esta dueña          en tal coita sedié,
e de parte del mundo          consejo nol vinié,
membrolis del confesor          que en Silos yacié,
e de tantos miraglos          que Dios por él facié.

563 Prisieron la enferma          homnes sus naturales,
los que más li costaban,          sus parientes carnales;
pusiéronla en bestia          con muchos de mencales,
fueron con ella homnes          comol convinién tales.

564 Vineron al sepulcro          el domingo mañana,
echaron la enferma          sobre la tierra plana,
yoguieron y con ella          toda esa semana,
rogando al confesor          que la tornase sana.

565 Cuando vino la noche          del sábado ixient,
por velar al sepulcro          vino y mucha yent;
tovieron sus clamores          todos de bona mient,
que la ficiese Dios          fablante e udient.

566 Los matines cantados,          la prima celebrada,
entraron a la misa,          la que dicen privada;
sedién pora oírla          toda la gent quedada,
era bien la eglesia          de candelas poblada.

567 La lectión acabada          que es de Sapïencia,
el preste a siniestro          fizo su diferencia;
luego que hobo dicho          el leedor: «Sequencia»,
«Gloria tibi Domine»          dijo la de Palencia.

568 hobieron del miraclo          las yentes gran placer,
non podién de gran gozo          las lágremas tener;
empezaron los monjes          las campanas tañer,
a cantar el «Te Deum          laudamus» a poder.

569 Cuando la «Ite misa»          fo en cabo cantada,
fo ella bien guarida,          en su virtud tornada;
ofreció al sepulcro          su ofrenda honrada,
despidiose de todos,          fose a su posada.

570 Desende adelante,          esto es de creer,
las viésperas del sábado          no las quiso perder;
non tovo a tal hora          su masa por cocer,
oro majado luce,          podésdeslo veer.

571 En esi día misme          que ésta guareció,
alumnó y un ciego,          en Espeja nació;
Johán habié por nomne          si otri non mintió,
el qui primeramientre          la gesta escribió.

572 Una ciega mezquina,          era asturïana,
natural de la villa          que dicen Cornejana,
tanto vedié a viésperas          cuanto enna mañana,
bien habié treinta meses          que non fuera bien sana.

573 Sancha era su nomne,          dizlo la escriptura,
vivié la mezquiniella          en sobra gran rencura,
ca homne que non vede          yaz en gran angostura,
nin sabe dó yaz Burgos          nin dó Extremadura.

574 Priso su guionaje          que la solié guiar,
metiose en carrera,          pensó de presear;
iba al cuerpo sancto          merced li demandar,
iba bien feduzante          que la podrié ganar.

575 Cuando vino la ciega          delant el cuerpo sancto,
dio consigo en tierra,          priso muy grand quebranto;
«Señor -dijo- e padre,          que yaces so est canto,
tú torna la cabeza          contra esti mi planto.

576 Señor que has de Cristo          ganado tal poder,
faces fablar los mudos          e los ciegos veer,
tú me gana la lumne,          déñame guarecer,
que pueda las tus laúdes          por el mundo traer.

577 La oración complida,          grado al buen Señor,
obró la virtud sancta          del sancto confesor;
alumnó la mezquina,          ficieron gran clamor,
tornó a Cornejana          sin otro guiador.

578 En Agosín moraba          otra que non vedié,
María habié nomne,          en cueta grand vivié;
andaba sanctüarios,          cuantos saber podié,
mas nuncua mejoraba          ca Dios no lo querié.

579 Fo a sancto Domingo          merced li demandar,
tovo su tridüano          delant el su altar;
plorando de los ojos          contendié en orar,
pensaba el conviento          de bien la ayudar.

580 A cabo de tres días          la virtud fo venida,
gracias al bon confesor          la ciega fue guarida;
ofreció lo que pudo,          e la misa oída,
tornó pora su casa,          fo sana en su vida.

581 De otra paralítica          vos queremos contar,
que non habié poder          de sus miembros mandar;
natural de Fuentoria          secundo mi coidar,
María habié nomne,          non cueido y pecar.

582 Non andarié en piedes          nin prendrié de las manos,
si la ficiesen dueña          de moros e cristianos;
que yacié en tal pena          habié muchos veranos,
habieña desleída          los dolores cutianos.

583 Non entendién en ella          de vida nul consejo,
los huesos habié solos          cubiertos del pellejo;
domingos e cutianos          lazraba en parejo,
dolielis la su coita          a todo el concejo.

584 Udié la mezquiniella          todos estos roídos,
señor sancto Domingo          cuantos habié guaridos;
dicié a los parientes,          metiendo apellidos,
«Levadme al sepulcro          do sanan los tollidos.»

585 Prisiéronla los homnes          a qui dolié su mal,
cargáronla en andas          presa con un dogal;
fueron pora'l sepulcro          del confesor cabdal,
en qui habié Dios puesta          gracia tan natural.

586 Levaron la enferma          al sepulcro glorioso,
de qui manaba tanto          miráculo precioso;
pusiéronla delante          al padre poderoso,
yacié ella ganiendo          como gato sarnoso.

587 En toda esa noche          non pegaron los ojos,
faciendo oraciones,          fincando los hinojos,
quemando de candelas          mucho grandes manojos,
prometiendo ofrendas,          ovejas e añojos.

588 La noche escorrida,          luego a los albores,
celebraron la misa,          tovieron sus clamores;
fueron poco a poco          fuyendo los dolores,
dijo la paralítica:          «A Dios riendo loores.»

589 Sanó la paralítica          de la enfermedad,
mas non podió tan luego          vencer la flaquedad;
pero fízoli Cristo          aína pïadad,
tornose en sus piedes          pora su vecindad.

590 Todos dicién que ésta          era virtud complida,
que sanó tan aína          cosa tan deleída;
ca tanto la contaban          como cosa transida
e de muerta que era          que la tornó a vida.

591 Era un homne pobre          que habié fiero mal,
Cid lo clamaban todos,          su nomne era tal;
que non podié moverse          pasó grand temporal,
non ixié solamientre          del lecho al corral.

592 Más habié de tres años          e non cuatro complidos
que habié de podagra          los piedes cofondidos;
udió del buen confesor          andar estos roídos,
como facié miraclos          grandes e conoscidos.

593 Rogó a homnes bonos          de la su vecindad,
allá que lo levasen          por Dios e caridad;
eran los homnes bonos,          moviolos pïadad,
hobieron a levarlo          a esa sanctidad.

594 Yogo una semana          delant al confesor,
tenién por él cutiano          el conviento clamor;
en el octavo día,          a la misa mayor,
fo guarido el Cide,          foída la dolor.

595 Cuando sintió que era          de sos piedes guarido,
alzó ambas las manos          en tierra debatido;
«Señor, -dijo- tú seas          laudado e gradido,
que ruego de tus siervos          nol echas en oblido.»

596 Fizo al cuerpo sancto          preces multiplicadas,
despidiose de todos          tres e cuatro vegadas;
metiose en carrera          faciendo sus jornadas,
eran todas las yentes          del miraclo pagadas.

597 habié otro contrecho          que non podié andar,
non vedié de los ojos          más que con el polgar;
yacié como un cepo          quedo en un logar,
fuera lo que pidié          ál non podié ganar.

598 Sancho era clamado          esti barón contrecho,
que habié muy grand tiempo          que non salié del lecho;
tanto vedié de fuera          cuanto de yus el techo,
por quequier que li vino,          asaz era maltrecho.

599 Entenderlo podemos          que yacié muy lazrado,
ca habié doble pena          e lacerio doblado;
dicié que lo levasen          al confesor nomnado,
solo que y plegase          luego serié folgado.

600 Hobo de bonos homnes          que lo empïadaron,
leváronlo al túmulo,          ant elli lo echaron;
a Dios e al confesor          por él mercet clamaron,
por la salud de Sancho          de voluntat rogaron.

601 Por amor del confesor          valió el Criador,
guareció el enfermo          de toda la dolor;
vido bien de los ojos          como nuncua mejor,
andaba de los piedes          a todo su sabor.

602 Tornó pora su casa          guarido e gozoso,
predicando las nuevas          del confesor glorioso;
todos dicién que era          sancto maravilloso
que pora los coitados          era tan pïadoso.

603 Fruela fo de Coriel,          Muño de Villanueva,
ambos eran contrechos,          el escripto lo prueba;
ambos yacién trabados          como presos en cueva,
si los ficiesen reyes          non irién a Burueva.

604 Vinieron éstos ambos,          quisque de su partida,
al sepulcro del padre          de la preciosa vida;
tovieron sus vigilias          de voluntad complida,
fo la petición suya          del Criador oída.

605 Gracias al bon confesor          aína recabdaron,
lo que a Dios pidieron          aína lo ganaron,
guarieron de los piedes,          el andamio cobraron,
pagados e alegres          a sus casas tornaron.

606 De Enebreda era          una mujier lazrada,
habié la mano seca,          la lengua embargada,
nin prendié de la mano          nin podié fablar nada,
habié asaz lacerio,          cosa tan entecada.

607 Fo a sancto Domingo          a merced li clamar,
cadió ant él a preces          mas non podió fablar;
mas el Señor que sabe          la voluntad judgar,
entendió qué buscaba          e quísogelo dar.

608 Guareció de la mano          que tenié trasecada,
soltóseli la lengua          que tenié mal trabada;
rendió gracias al padre,          señor de la posada,
tornó a Enebreda          de sus cuetas librada.

609 Caeció y un ciego,          de cuál parte que vino,
non departe la villa          muy bien el pergamino,
ca era mala letra,          encerrado latino,
entender no lo pudi          par señor san Martino.

610 Yogo bien doce días          al sepulcro velando,
plorando de los ojos,          los hinojos fincando;
con bien buena feüza          la hora esperando
cuando sintrié que iban          los ojos alumnando.

611 Fizo el bon confesor          como habié costumne,
al ciego porfidioso          envïoli la lumne;
cadioli de los ojos          toda la pesadumne,
vedié enna eglesia          el suelo e la cumne.

612 Cuando hobo el ciego          su cosa recabdada,
despidiose del cuerpo          por ir a su posada;
adusieron adieso          una demonïada,
que era del demonio          maltrecha e quejada.

613 Si queredes del nomne          de la dueña saber,
Orfresa la clamaban,          debédeslo creer;
non quisiemos la villa          en escripto meter,
qa non es nomneciello          de muy buen parecer.

614 Metieron la enferma          entro al cuerpo sancto,
de qui ixién virtudes,          más de las que yo canto;
el demonio en ello          prendié muy grand quebranto,
quebrantaba el cuerpo          más que solié, diez tanto.

615 Doliense de la femna          los monjes del conviento,
fueron aparejados          por fer su complimiento;
metiéronse a ello          mucho de buen taliento,
rogar a Dios quel diese          salud e guarimiento.

616 Queque oraron ellos          mucho de grand femencia,
queque foron los otros          de muy firme creencia,
tollió Dios a la dueña          la mala pestilencia,
non hobo más en ella          el mal nula potencia.

617 Jemena de Tordómar          perdió la una mano,
mas de las dos cuál era          yo non só bien certano;
semejó seca paja          e la sana bon grano,
la seca al ivierno,          la sana al verano.

618 Vino al cuerpo sancto          rogar doña Jemena,
«Señor -dijo- e padre,          tú vees la mi pena,
non me val más la mano          que si fuese ajena,
non me torna ayuda,          e tiéneme en cadena.

619 Señor, ruega por esta          mezquina pecadriz,
por amor del buen padre          que yaz sobre Madriz;
grand es la tu virtud,          el tu fecho lo diz,
Señor, ruega por esta          mezquina pecadriz.»

620 Como diz el proverbio          que fabla por razón,
que el romero fito          esi saca ratión,
valioli a Jemena          la firme oración,
e que fo porfidiosa          en la su petición.

621 Valió el buen confesor,          sanola de la mano,
el brazo que fo seco          tornó verde e sano;
si pesado fo ante,          depués fo bien liviano,
depués filó Jemena          sana a su solano.

622 En Agosín moraba          una ciega lazrada,
María la clamaron          deque fo babtizada;
confondioli los ojos          malatía coitada,
si yoguiese en cárcel          non yazrié más cerrada.

623 Rogó que la levasen          do los otros sanaron,
ond los que foron ciegos          alumnados tornaron;
prisiéronla algunos          que la empïadaron,
al sepulcro glorioso          a piedes la echaron.

624 Dijo a grandes voces          la ciega mezquiniella:
«Udasme, padre sancto,          padrón de la Castiella;
tuelli de los mis ojos          esta tan grand manciella,
que pueda con mi lumne          tornar a mi casiella.»

625 Fo oída la ciega          de lo que demandaba,
por amor del confesor          a qui ella rogaba;
perdió la ceguedad          por que presa andaba,
Tornó Agosín sana,          lo que ella buscaba.

626 La ciega alumnada          e ida su carrera,
vino un demonïado,          de Celleruelo era;
Dïago habié nomne,          esto es cosa vera,
así lo escribieron          a la sazón primera.

627 habié un fuert demonio,          prendielo amenudo,
oras lo facié sordo,          oras lo facié mudo;
faciel a las deveces          dar un grito agudo,
el mal huésped facielo          seer loco sabudo.

628 Si non porque estaba          preso e bien legado,
farié malos trebejos,          juego desaborado;
o a sí o a otri          dañarié de buen grado,
como non habié seso          era mucho osado.

629 Vivién en esta coita          con él noches e días,
si lo dejasen suelto          farié grandes follías;
querrienlo veer muerto          los tíos e las tías,
ca dicié dichos locos          e palabras radías.

630 Asmaron un consejo,          de Dios fo envïado,
levarlo al sepulcro          del buen escapulado,
que fo abad de Silos          e es y adorado,
serié por aventura          del demonio librado.

631 Metiéronlo en obra          lo que habién asmado,
fo el homne enfermo          al sepulcro levado;
metiéronlo en manos          del conviento honrado,
por miedo de falencia          levábanlo legado.

632 Los monjes de la casa,          complidos de bondad,
nodridos del bon padre          de la grand sanctidad,
ficieron contra elli          toda humanidad,
pusiéronse con elli          de toda voluntad.

633 Pusiéronse por elli          los perfectos cristianos,
soltáronli los piedes,          sí ficieron las manos;
facién por él vigilias          e clamores cutianos,
non serién más solícitos          si fuesen sos hermanos.

634 Fueron las oraciones          del Criador oídas,
non fueron las vigilias          en vacío caídas,
obró el buen confesor          de las mañas complidas,
guareció el enfermo          de las graves feridas.

635 Sano e bien alegre          tornó a Celleruelo,
facién con él grand gozo          los que solién fer duelo,
dicién por el buen padre,          el grand e el niñuelo,
que sabié al demonio          echar bien el anzuelo.

636 Quiérovos tres miraclos          en uno ajuntar,
porque son semejantes,          quiérolos aungar;
tres mujieres enfermas,          mas non de un logar,
que todas guarecieron          delant el su altar.

637 Una fo de Olmiellos,          Oveña por nomnada,
la segunda de Yécola,          María fo clamada,
Olalia habié nomne          la tercera lazrada,
de estas tres cascuna          era demonïada.

638 Todas aquestas femnas          eran demonïadas,
vivién en grand miseria,          eran mucho lazradas;
habién las mezquiniellas          las yentes enojadas,
ca cadién amenudo          en tierra quebrantadas.

639 Levaron gran lacerio          por muchas de maneras,
teniendo abstinencias,          andando por carreras,
prendiendo sorrostradas,          cayendo en fogueras,
trayén las mezquiniellas          lisionadas ojeras.

640 Guarir no las podieron          ningunas maestrías,
nin cartas nin escantos          nin otras eresías,
nin vigilias nin lágremas          nin luengas romerías,
si non sancto Domingo,          padrón de las mongías.

641 En cabo al su cuerpo          hobieron a venir,
fasta que y vinieron          non podieron guarir,
hobieron de sus casas          con coita de exir,
fueron al cuerpo sancto          a merced li pedir.

642 El conviento de Silos,          ordenados barones,
por dolor d'estas femnas          ficieron procesiones,
facién ant el sepulcro          preces e oraciones,
non tenién los demonios          sanos los corazones.

643 Guarieron bien en cabo          las enfermas mesquinas,
cuando guaridas fueron,          teniense por reínas;
laudaban al confesor          de voluntades finas,
facién con ellas gozo          vecinos e vecinas.

644 Un precioso miraclo          vos queremos decir,
debedes a oírlo          las orejas abrir,
de firme voluntad          lo debedes oír,
veredes al buen padre          en grant precio sobir.

645 Cozcorrita li dicen,          cerca es de Tirón,
end era natural          un preciado peón;
Serván era su nomne,          así diz la lectión,
quiso fer mal a moros,          cayó en su presón.

646 Cayó en malas manos,          el peón esforzado,
fo a Medinacelim          en cadena levado;
metiéronlo en cárcel          de fierros bien cargado,
en logar muy estrecho          de tapias bien cercado.
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