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Alfonso X el Sabio

Presentación del portal Alfonso X el Sabio

La importancia del rey Alfonso X en el campo de la lengua y la literatura españolas avala ampliamente su presencia en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Por más que su implicación directa en las obras compuestas bajo su patrocinio haya sido diversa, el Rey concibió y llevó a cabo un amplio programa cultural que supuso la aclimatación de un campo extraordinariamente vasto y complejo de saberes en castellano y que constituye uno de los pilares de la tradición intelectual española. Desde un punto de vista literario, historiográfico, científico o de pensamiento, la producción alfonsí representa una auténtica edad de oro de la cultura española y también uno de sus fundamentos. El Rey habilitó el castellano como lengua para la expresión de todas estas materias, desarrollándola de forma incomparable. Pero Alfonso X tuvo también una notable repercusión en la tradición europea, en particular a través de sus textos científicos, que conocieron una amplia y destacada descendencia.

La rica variedad de la obra alfonsí y los muy diversos conocimientos que presupone para ser justamente apreciada hacen que no sea sencillo tener una imagen cabal de la misma. Vale decir que su producción resulta decisiva para los historiadores de la lengua, de la literatura, del derecho, de la ciencia y del arte, y que las invitaciones a la interdisciplinariedad, tan caras a nuestro tiempo, no parecen haber calado en este ámbito, quizá porque son imprescindibles muchas veces herramientas sólo al alcance de los diversos especialistas. Francisco Márquez Villanueva escribió en 1992, quizá sin demasiada exageración, que «no existe, ni probablemente existirá por mucho tiempo, un catálogo definitivo del inmenso corpus alfonsí». El objetivo de esta página no es ofrecer tal catálogo definitivo, sino dar un paso hacia el mismo, incorporando todos los datos que disponemos. Se proporciona así un compendio de su obra y de la bibliografía más importante en torno a ella, que permita hacerse cargo de todas sus facetas, entendiendo el protagonismo de cada una dentro del concepto cultural de Alfonso X. En este sentido, debe tenerse en cuenta también que esta producción implica varias lenguas, no sólo el castellano, en la medida en que algunos textos se difundieron o se han conservado solamente en latín (o en francés), y en la medida en que el rey contribuyó a las tradiciones poéticas gallego-portuguesa y provenzal, acogiendo a numerosos poetas y también con una importante obra propia, en especial sus cantigas.

Es difícil encontrar en la Europa medieval un rey con una implicación semejante en la cultura. Ya no sólo porque el mecenazgo de Alfonso X sea excepcionalmente extenso, sino por su propia intervención en las obras creadas bajo su patrocinio, de lo que existen varios testimonios, el rey castellano, al que se dio el apelativo de «Rey Sabio», supone un ejemplo verdaderamente singular dentro de la historia cultural europea. Se le ha comparado en ocasiones con el emperador Federico II, que creó también una notable corte literaria en Sicilia en la primera mitad del siglo XIII, pero en realidad la obra de Alfonso X resulta indudablemente más amplia y más importante. Así, «al contemplar el paisaje cultural que rodea a Alfonso el Sabio», dice Georges Martin, «¿cómo mantener el mito creado por Curtius, y que algunos siguen alimentando, de un "retraso cultural" de España frente al resto de la Europa medieval?».

La bibliografía alfonsí dista de ofrecer un panorama cerrado o tedioso. No sólo quedan amplias zonas, apenas trabajadas, que precisan aún de una investigación detallada, sino que en los últimos años se han producido novedades muy significativas (por ejemplo, el hallazgo de una redacción alfonsí desconocida de la Estoria de España, la Versión crítica), y ciertos asuntos (como el origen de las Tablas alfonsíes o la fecha del Setenario) han sido objeto de un intenso y enriquecedor debate. El estudio detenido de esta producción ha de revelar preciosos datos sobre su proceso de composición, sobre la cultura del scriptorium alfonsí e incluso versiones aún no identificadas de algunos textos, al tiempo que no son pocos los que permanecen rigurosamente inéditos (como el Liber Razielis o el Quadripartitum). Sí es cierto que la parte en latín es todavía la más descuidada, hay otros asuntos, como el estudio textual de las obras legales, donde apenas se han dado los primeros pasos. Además, la producción alfonsí, a caballo entre Oriente y Occidente, ha suscitado fuertes debates por lo que respecta a su misma caracterización, y al protagonismo que tuvieron en ella los elementos judíos, árabes y latinos, discusiones que se proyectan, en no pocas ocasiones, sobre nuestro propio presente. Se ha intentado en el apartado introductorio sugerir en este contexto algunas líneas de estudio, y mostrar los motivos por los que el corpus alfonsí se presenta hoy como una de las materias más atractivas y fértiles de la Edad Media.

Francisco Bautista Pérez
Universidad de Salamanca

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