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Casa de las muertes

D. de la N.

Pilar Vega Rodríguez (ed. lit.)

La calle donde está situado el edificio llamábase en otro tiempo de Tapiceros y, según dicen, en ella se fabricaban los mejores tapices de Castilla. Después tomó el fatídico nombre que ahora tiene, desde que se construyó la Casa de las muertes, llamada así porque estaba adornada de cuatro calaveras que, desfiguradas, en la actualidad hacen el efecto de ménsulas1 para sostener los pedestales de los antepechos2 de las ventanas.

En un medallón colocado sobre el hueco del centro hay una inscripción que dice El severísimo Fonseca Patriarca Alejandrino. Sobre ella se ve bastante bien conservado un alto relieve, que representa el busto de este personaje. Ignórase con qué efecto se construyó este edificio y lo único que con fundamento se presume por aquella inscripción es que debe ser coetáneo de la Casa de la Salina. —14—

Su título tomado en un principio de las cuatro calaveras de la fachada ha llegado a ser horriblemente justificado por los hechos posteriores. A principios del presente siglo habitaba la casa una familia compuesta de cuatro individuos. Un día aparecieron todos asesinados.

Ya comenzaba a olvidarse el recuerdo de aquel drama sangriento, cuando la noticia de otro crimen llegó a consternar la ciudad. Por el mes de mayo de 1831 habitaba la casa una señora sola. Había despedido algunos meses antes a todos sus criados y vivía en su retiro con sobrada decencia por los bienes heredados a un canónigo de quien había sido ama de llaves. Cierta mañana se encontró abierta la puerta falsa, penetraron los vecinos, recorrieron toda la casa, y siguiendo algunos vestigios de sangre reciente, hallaron a la desventurada señora muerta violentamente, dentro del pozo, con un hermoso gato, única compañía suya. En otra habitación había una escalera oculta por un cuadro, por la cual bajaron el asesino y su víctima. El delito yace todavía envuelto en el velo del misterio.

La Casa de las Muertes no tiene nada notable a excepción de su fachada, gracioso ejemplar del buen Renacimiento. La cornisa superior está compuesta de un talón de hojas de acanto, un rosario y una escocia3 de cabezas de ángeles, tallados en —15— estilo barroco. Tiene toda la fachada cuatro huecos que debieron ser ventanas antepechadas y ahora son balcones. La guarnición de la puerta está picada y destruida. En el dibujo ha sido restaurada con la mayor conciencia, procurando conservar el mismo carácter del adorno. La ornamentación de este edificio está bien entendida, dibujada correctamente y distribuida con acierto.

Después de las horribles escenas que se han referido, nadie quería habitar este edificio lúgubre, habiendo quien se abstenía hasta dé pisar sus umbrales y pasar por delante de su fachada. Un militar despreocupado le habita en la actualidad.

FUENTE

D. la N., «Variedades. Crónicas históricas de los principales monumentos y edificios de Salamanca. Año 1500. CASA DE LAS MUERTES», Escenas contemporáneas, octubre, noviembre y diciembre de 1859, Manuel Ovilo y Otero (ed.), pp. 13-15.

También en El Clamor público, 23/7/1853, página 2.- Y sin autor: «Crónicas históricas de Salamanca», Semanario Pintoresco Español, 8 de agosto de 1854, núm. 32, pp. 254-255.

Edición: Pilar Vega Rodríguez.

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