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Fernando Santiván

Catálogo comentado de Fernando Santiván

Por Berta López Morales

Palpitaciones de vida (Santiago: Imprenta Universitaria, 1909)

Portada de «Palpitaciones de vida»En este conjunto de nueve relatos -«Palpitaciones de vida», «El vengador», «El beso», «¡Era tan lindo!», «Mala sombra», «Una rebelión», «Golondrinas», «Ráfagas de campo», «Días grises», «Pascua amarga» y «El juguete roto»-, el autor es un observador y crítico social frente al espectáculo de la vida. Los relatos giran alrededor de sus propias experiencias personales y trata de mostrar las injusticias humanas a través de los temas.

Fragmento

Ansia (Santiago: Imprenta Universitaria, 1910)

Portada de «Ansia» Portada de «Ansia»Lleva como subtítulo «Ensayo de novela», su argumento es el siguiente: Ricardo, joven veinteañero, que sufre de soledad y desorientación, en Santiago, conoce a Boris, un músico y bohemio que lo acoge en su casa, donde vive junto a su hermana María, su hija Elsa y una sobrina, Magdalena. Ricardo se enamora de Elsa, pero ella lo deja por un nuevo amor, sumiendo al protagonista en la desesperación y llevándolo al suicidio que es frustrado por Magdalena; ella lo cuida y este termina casándose con ella. Sin embargo, su pasión por Elsa continúa y tiempo después, a raíz de la muerte de Boris, Ricardo siente que este amor por Elsa renace y es correspondido ante el silencio angustiado de su esposa, que lucha por reconquistarlo. Entretanto, Elsa tiene una hija, fruto de su relación con Celedonio quien la abandona dejándola desamparada. Han pasado los años y Ricardo tiene noticias de que Elsa está muy enferma en el hospital, hasta donde llega con su mujer y se hacen cargo de la hija de esta. De esta obra Latorre escribe: Es quizás la única novela dedicada a pintar la vida de los escritores y músicos que viven y luchan en Santiago. Ansia, a todas luces, es un título simbólico. Es la angustia del artista que desea realizar su obra y agoniza, en el buen sentido de la palabra, para crearla e imponerla.

Fragmento

El crisol (Santiago: Editorial Zig-Zag, 1913)

Portada de «El crisol» Portada de «El crisol»La obra apareció por primera vez en el diario La Provincia de Tarapacá, Iquique, Chile, N.º 4-42, del 11 de noviembre al 28 de diciembre de 1913. Es la primera novela de una supuesta trilogía titulada La casa de hierro; el proyecto no se completó ya que además de esta novela solo se publicó una más Robles, Blume y Cía. El crisol es una novela de formación (bildungsroman) que tiene como protagonista a Bernabé Robles, hijo de campesinos que se enriquecieron gracias a su esfuerzo, laboriosidad e inteligencia. El joven decide irse a la capital e ingresar a la Escuela de Artes y Oficios donde se encuentra con muchachos de diferentes ambientes e ideas. Su apoderado es el Dr. Blume, antiguo patrón de sus padres, que lo trata con afecto y simpatía. La hija del Dr. Blume, Adriana, antigua compañera de juegos del protagonista despierta en Bernabé el deseo de conquistarla y, por ello, trata de superarse. Las críticas son mixtas y contradictorias sobre El crisol, Vaisse escribió: digna de celebrarse la publicación de esta novela, [...] los personajes que figuran en ella salen retratados con tal maestría que parecen de carne y hueso. Silva Castro señala que la obra tiene filiación directa con Martín Rivas, de Blest Gana. En 1953, Osses señala: Santiván ataca los procedimientos de un conjunto de individuos incapaces y remolones que dirigen el plantel industrial en aquella época, cuando la politiquería -en muchos aspectos idéntica a la que aún nos corroe- determina algunos nombramientos docentes lo mismo que si se tratara de caporales o de administradores de chacras. Pero el libro entero es un elogio, un epinicio o himno triunfal que se tributa a la técnica y a la escuela superior que la imparte.

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La hechizada (Santiago: Imprenta Universitaria, 1916)

Portada de «La hechizada»La novela comienza con la llegada de Baltazar al fundo para acompañar a su tía abuela y al poco tiempo se enamora de Humilde, una joven del fundo vecino que había sido educada en una escuela de monjas de la ciudad. Baltazar intenta por todos los medios lograr el amor de la joven, pero se da cuenta de que entre ellos se interpone un oscuro rival, que antes había disfrutado del amor de Humilde. Si bien la trama es sencilla, el encanto de la obra radica en la honda emoción que emana de la naturaleza, hábilmente descrita, con verdaderos trazos impresionistas. De esta novela Helene Tzitsikas afirma que el hechizo de la obra proviene especialmente de la emoción poética que refleja y de la sobriedad de su expresión [...]; no pone su énfasis en las descripciones detalladas del paisaje y del habla campesinos, sino que toma lo bueno y lo efectivo del criollismo y lo utiliza como fondo al problema psicológico de sus protagonistas.

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Portada de «La hechizada»Portada de «Behext»

En la montaña (Santiago: Imprenta Universitaria, 1918)

El autor pone por subtítulo «novelas cortas», pero nos parece que se trata de una colección de nueve cuentos: «El mirar de las estrellas», «Aves viajeras», «En la montaña», «Los que triunfan», «Mi perro negro», «La eterna sed», «El cojo», «Rayo de sol» y «Convalecencia». En estos relatos predomina el ambiente de las tierras conquistadas al bosque en el Sur de Chile. El autor da a la naturaleza un carácter antropomórfico como se observa en los cuentos: «El mirar de las estrellas», «En la montaña», «Los que triunfan» y «Convalecencia».

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Robles, Blume y Cía. (Santiago: Editorial Nascimento, 1923)

Portada de «Robles, Blume y Cía.»Esta novela presenta a Bernabé Robles triunfante, ha conseguido el amor de Adriana Blume; con ayuda del padre de esta construye una fábrica en la quinta Los Guindos. La intervención de un sacerdote que le confiesa un secreto de Adriana provoca el derrumbe de los sueños del protagonista. Silva Castro opina que la novela es, a momentos [...], un ferviente alegato contra el prejuicio de las clases y de los privilegios que aún dominan en nuestra vida colectiva. Ferrero señala entre los defectos de la novela las soluciones convencionales de escasa verosimilidad; la interferencia indirecta de las opiniones del autor en los momentos críticos de la novela, y esa tendencia [...] de convertir sus escenas cumbres en cuadros sociológicos no siempre veraces. Tzitsikas afirma: La novela ofrece una trama densa y una variedad de temas interesantes. En primer término tenemos los contratiempos de los amores de Bernabé Robles y Adriana Blume causados por la moralidad y el convencionalismo de la época, y las consecuencias inmediatas sobre la psicología de los enamorados. Luego la influencia de la iglesia sobre la mujer y su familia. Sirviendo de escenario de fondo tenemos la industrialización del país, los problemas obreros, las relaciones entre patrones y trabajadores, la justicia social, la educación de las clases menos afortunadas y la participación del hijo del país en el adelanto de la patria. Finalmente, como si fuera el centro que une a todos estos elementos, está el tema de la voluntad o la energía dinámica que hace posible el adelanto del hombre y de la humanidad.

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Braceando en la vida (Santiago: Lecturas selectas, 1927)

Esta novela corta tiene como subtítulo «Ensayo de tragicomedia policial»; en el prólogo Latcham escribe sobre la obra de Santiván en general: Coge la vida en todos sus aspectos, ya sean duros o alegres, y los traspasa al lector con la emoción íntima y palpitante de su sensibilidad varonil. No da los detalles. Hace grandes trazos de una fuerza sugerente masculina. Es, antes que nada, un espíritu poderoso y esto constituye la razón de ser de sus defectos.... Se trata de un relato retrospectivo a cargo de Lucila, la protagonista, quien narra los pesares vividos en su afán de salvar a Eduardo, al padre de su hijo, hombre débil de carácter, de la codicia de sus hermanos que amparados por una madre celosa, lo raptan y encierran en un manicomio declarándolo interdicto y privándolo de sus bienes.

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Escuelas rurales (Santiago: Imprenta Ercilla, 1933)

Portada de «Escuelas rurales»Se trata de un ensayo pedagógico, que en su tiempo fue ignorado por las autoridades escolares. En este recomienda: inspecciones frecuentes y visitas de profesores especializados que dicten conferencias prácticas o cursos rápidos de perfeccionamiento, propone estímulos para atraer buenos maestros, inculcar el método científico en la enseñanza de la agricultura con el agregado de un ingeniero agrónomo y un práctico agrícola, alentar la fabricación de telas y anilinas nacionales, coordinar e industrializar científicamente los conocimientos caseros dispersos, preocuparse de la educación y refinamiento de la mujer; propone que el estudiante rural vaya a la escuela-granja y de ahí pase a la Escuela Agrícola, del mismo modo que el alumno del liceo va a la universidad, y así llegar al más alto grado educacional sin apartarse de su medio y de su ambiente.

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Charca en la selva (Santiago: Ediciones Ercilla, 1934)

La novela transcurre en un pueblo fronterizo ubicado a orillas del lago Villarrica. A través de Franco Linares, boticario recién llegado al pueblo, tomamos conocimiento del lugar y de sus habitantes: aventureros de la trampa, fracasados de la empresa colonizadora, usurpadores de las tierras fiscales, logreros de gobernaciones y alcaldías inventadas por estos y fomentadas por los partidos políticos que, desde Santiago, llegan a la zona con sus mezquindades y codicias, corrompiendo y enturbiando la vida de los colonos. El título «charca» alude al conglomerado humano que se une por la ambición y la codicia. Mario Ferrero considera que esta obra es una enérgica defensa del mapuche de La Frontera y del hermoso ambiente primitivo aún sin contaminar por las codicias personales. El libro es una vigorosa denuncia contra los usurpadores de tierras y de las diferentes maneras de que se valen para consumar sus robos, sin descontar la complicidad y ayuda de los funcionarios públicos.

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La camará (Santiago: Ediciones de la Sociedad de Escritores de Chile, 1945)

Portada de «La camará»Novela corta que narra la vida aventurera y azarosa de un grupo de hombres llamados «los camineros», que trabajan construyendo el camino que bordea el lago Villarrica hasta Pucón y que representan la capa más baja del pueblo chileno. La cuadrilla está compuesta por sujetos violentos, rudos e indisciplinados. El título de la novela obedece al nombre que los camineros le dan a Luscinda, «la camará», que es considerada como uno más de ellos. Luscinda es la encargada del campamento y de poner un toque de ternura en las vidas de estos hombres: preparando la comida, zurciendo sus prendas, escuchando sus penas, otorgando consejos como una madre o hermana y, por último, la que todos habrían querido tener por mujer en esa soledad. Silva Castro considera que la obra muestra una rica galería de personajes, pero que en ella se presenta solamente el amor platónico de los camineros por la camará.

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El bosque emprende su marcha (Santiago: Editorial Zig-Zag, 1946)

Diecinueve cuentos que fueron escritos entre 1917 y 1945, que están divididos en dos partes: «Historia de hombre» e «Historia de patrones y servidores». La primera consta de doce cuentos: «Don Enrique emigra a la montaña», «Un hombre de pana», «Pa cría», «Armisticio», «Un héroe más», «Justicia», «Pellines sobre el río», «Palabra de honor», «El cuarto de las garras», «El tacho de On Banderas», «Mi mujer llegará en la próxima semana» y «La sangre del cordero». La segunda serie agrupa siete cuentos: «La mongólica», «La señorita Lina», «El recuerdo de aquel hogar», «Luz en los ojos», «Una reconquista», «Volantines de amor» y «El mirar de las estrellas». Destacan en estos relatos la importancia de la naturaleza en la vida del hombre y su formación. Muestra una serie de personajes que, por influencia del ambiente bárbaro, hacen frente a los obstáculos de la vida de manera primitiva y heroica. «Pellines en el río» obtuvo el primer premio en el Concurso de Cuentos de La Nación en 1920.

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El mulato Riquelme (Santiago: Editorial Zig-Zag, 1951)

Portada de «El mulato Riquelme»La obra lleva por subtítulo «Novela Histórica»; la novela relata al inicio los amores clandestinos entre doña Isabel Riquelme y don Ambrosio O'Higgins, para centrarse luego en Bernardo, el hijo, desde su nacimiento en Chillán hasta cuando se instala en la hacienda Las Canteras, cerca de la ciudad de Los Ángeles. Este relato recoge la época menos conocida de la vida del héroe nacional, es decir, las circunstancias de su nacimiento, infancia, adolescencia y juventud, tratando de interpretar las influencias ejercidas sobre su carácter y personalidad. La novela está divida en dos partes: «En busca de la trama perdida» y «La novela del mulato». Latcham escribe: Faltaba un O'Higgins visto, entendido, captado y asimilado por un escritor puro, por un novelista de garra y de raza, por un individuo sin prejuicios y sin complicaciones eruditas. Es lo que ha intentado, no sin éxito, el profundo conocedor del corazón humano que es Fernando Santiván, psicólogo minucioso y descubridor de esos ocultos móviles que determinan las acciones individuales a través de impulsos del carácter y de la conciencia.

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Memorias de un tolstoyano (Santiago: Editorial Zig-Zag, 1955)

Portada de «Memorias de un tolstoyano»Santiván entiende el género de la memoria como una confesión íntima, una introversión a los profundos repliegues de la naturaleza humana en su verdad tan del ser. Su objeto principal es mostrar la naturaleza humana, en su verdad tan misteriosa como desconcertante. Latcham considera este libro denso, abundante, matizado dentro de su armonía y de su estructura de narración directa y sólida [...]. Está salpicado de retratos, de aguafuertes, de paisajes cernidos con maestría en el río descriptivo, de introspecciones sicológicas y de valientes análisis de experiencias eróticas y amorosas. Pero, a pesar del realismo general, un tono poético, un realce evocativo de enorme finura, atenúa lo escabroso y evita siempre lo que en manos menos expertas se habría convertido en explosiva u ofensiva sustancia. La obra se divide en tres partes: antecedentes personales del autor, Colonia Tolstoyana, hogar de artistas y, finalmente, el epílogo.

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Confesiones de Santiván (Santiago: Editorial Zig-Zag, 1958)

Portada de «Confesiones de Santiván»Se trata de un conjunto de crónicas semanales publicadas entre los años 1928 y 1944, publicadas en El Sur de Concepción, El Correo de Valdivia, La Prensa de Osorno, El Diario Austral de Temuco y La Patria de Concepción. Según Juan Loveluck este libro constituye una intrahistoria de las letras chilenas. Santiván explica que aquí aparece el autor, en su época inicial, impregnado de espíritu religioso; más adelante, la vida lo transforma en indiferente a toda ideología; pasado el tiempo, llegará a convertirse en escéptico y anticlerical; para retomar, más tarde, a las ideas de su primera etapa de vida, transformadas, esta vez, por la experiencia y la meditación... procuro exhibirme, no como literato, sino como simple testimonio o documento de lo que soy -si es que mis confesiones alcanzan a despertar algún interés a los observadores- y de lo que ocurre dentro de uno de tantos organismos humanos. Si alguna vez he sido superficial, no he querido atenuar esta actitud; también la superficialidad suele ser interesante para el que sabe observarla. Al respecto, Helene Tzitsikas afirma Santiván, al contar sus ambiciones, sus frustraciones y desengaños, se muestra como un hombre experimentado, que conoce la vida desde todos los ángulos. No es un autor alejado y encerrado en su torre de marfil, sino un ser humano que ve en la literatura un complemento y no la función principal en su vida.

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Bárbara (Santiago: Editorial Zig-Zag, 1963)

Portada de «Bárbara»La obra está dedicada «A la madre chilena, heroína desconocida»; la novela había sido escrita en 1922, el autor explica así su publicación tardía: No quedé contento con mi obra y resolví dejarla en un cajón, con el ánimo de corregirla más tarde.... Con todos sus defectos, había allí tipos, costumbres, intención psicológica, aspiración a la bondad y a la pureza, chilenidad sin exageraciones criollistas. Aparecía, sobre todo, una época de nuestro país en formación, brumosa y difícil de reconstruir con sus malones indígenas, asaltos de bandoleros, nacimiento improvisado de ciudades, caminos y ferrocarriles, y la obsesionante intención de crear riqueza y prosperidad. Bárbara es un poco la representante de ese nuevo mundo, con sus éxitos y fracasos. Para Silva Castro: el libro mismo [...] cobrará vida propia, fuerza, calor, interés, si lo contemplamos con otro espíritu. Es más bien un himno de amor y de admiración a la mujer chilena, a la mujer de todas las naciones y de todos los tiempos, a la mujer madre y, sobre todo, conservadora del hogar doméstico.

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