21
Contra los impugnadores de la vida monástica, discurso III; ed. cit., p. 478.
22
Homilías sobre el Evangelio de San Mateo, 81, 5; trad. de D. Ruiz Bueno, BAC, 146, p. 609.
23
BAC, 95, p. 204.
24
Id., p. 136.
25
Id.,
p. 191. Cfr. otro pasaje análogo:
«Non vos vincat fluctus in perturbatione
cordis vestri. Sed tamen quia homines sumus, si ventus impulerit,
si affectum animae nostrae moverit, non desperemus: Christum
excitemus, ut in tranquillo navigemus, et ad patriam
veniamus
» (p. 138).
También en San Ambrosio: «Qui
mare navigat plus timet. Et contra in immobili terrarum statione
consistens non solet timere naufragium; at si mobile conscendat
elementum, frequentioribus obnoxius fit periculis. Fuge ergo
saeculi mare; naufragium non timebis
» (Tratado sobre
el Evangelio de San Lucas, IV, 32; BAC, 257, p. 204).
26
BAC, 165, p. 189. Cfr. un pasaje muy cercano de Fray Francisco
de Osuna: «Las cuatro pasiones del
corazón, que son gozo y esperanza, temor y tristeza [...],
como cuatro vientos al recogimiento muy contrarios, pelean en la
mar de nuestra conciencia para la turbar e inquietar e
alborotar
» (Tercer abecedario espiritual, en
NBAE, 16,
p. 392 b).
27
Guía de pecadores, en Clás. Cast., 97, p. 42.
28
Tercer abecedario espiritual, cit., pp. 498 s.
29
Y no sólo
aprendices. En El infierno de los enamorados, el
Marqués de Santillana había aprovechado ya el
tópico para encabezar una prolongada comparación:
«Como nave combatida / de los
adversarios vientos / que dubda de su partida, / por los muchos
movimientos, / iva con mis pensamientos, / que yo mesmo non
sentía / quál camino seguiría / de menos
contrastamientos
» (Cancionero castellano del siglo
XV, ed. Foulché-Delbosc, I, pp. 544 s.).
30
BAE, XXXV, p. 311 a.