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Esto si aceptamos que Liseras respondiera a Caviedes por el Coloquio... no sea una mala colocación de los colectores de su obra poética, porque extraña mucho que el cirujano limeño se diera por aludido por aparecer con otros en una décima del citado poema y no contestara a otros poemas (como la Receta que el autor le dio a Liseras...) en los que él era el blanco exclusivo de la crítica caviedesca.

 

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Caviedes vuelve a usar burlescamente del esdrújulo para ridiculizar a otro corcovado (el hojalatero Mejía) en el poema A un corcovado que casó con una mujer larga dotada en plomo. Cf. Cap. III, pp. 11-12.

 

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¿Es ocioso recordar que la forma hiperbólica compuesta con la comparación más que gozaba ya de enorme vigencia en la tradición grecolatina, como demostrara María Rosa LIDA, «Transmisión y recreación de temas grecolatinos en la poesía lírica española», Revista de Fitología Hispánica, I, (1939), pp. 20-63 (si bien como fórmula aplicada a la poesía eclógica), y que Quevedo -maestro indiscutible de Caviedes- la utiliza con cierta frecuencia en su poesía satírico-burlesca? Reedy (1964, pp. 90-91) ya subrayó el uso de esta técnica como favorita de Caviedes «en una amplia porción de poemas».

 

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García Abrines (1994, p. 177, nota n.º 2) ya observó que estos versos los utiliza con variaciones en el comienzo del poema Al mismo asunto en arrimados, dedicado al casamiento del hojalatero Mejía, «corcovado» también como Liseras. Ello viene a mostrar, una vez más, que el motivo original de ataque al cirujano limeño no es la inquina personal, sino las posibilidades literarias que ofrece al escritor barroco (a todo escritor barroco) la deformidad física, elevada por Quevedo a la categoría de «figura natural», como veremos más adelante. En este sentido, parece ocioso recordar los tan conocidos ataques de Quevedo, Góngora y Lope a la deformidad física de Ruiz de Alarcón.

 

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La destreza de Caviedes en el uso de la dilogía y de los chistes ingeniosos le posibilita para formar redes asociativas de significados que en principio no guardan ninguna relación (o muy tenue) entre sí. Así, madera', 'caballo', 'araña' y 'fuente'. El sustantivo 'galápago' ofrece un buen ejemplo de lo afirmado. Introduce la ambigüedad metafórica 'tortuga'-'joroba' y 'silla de montar ligera', y permite asociar animalizaciones tan dispares como araña y caballo. Al respecto, quizá sea conveniente señalar la proximidad textual entre los vv. 61-64 del Remedio y los vv. 13-16 de Al casamiento de un hojalatero.

 

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Vocablos como 'rabadilla', 'cola' o 'cañerías' se entrecruzan con expresiones como «parte inferior», «parte no exquisita», «al punto» («sin la menor dilación», pero también «en el culo»), o «fontanera de rabos» y las pueblan de dobles sentidos, en los que se insinúan continuamente la suciedad y el sexo.

 

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Son las más: Coloquio que tuvo con la Muerte..., vv. 81-90; Habiendo presentado un Memorial..., vv. 93-101; Carta que escribió el ingenio..., vv. 109-112; y Los efectos del Protvmedicato..., vv. 261-264.

 

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El Doctor Yáñez recibe un tratamiento similar por vestirse de color verde y con espada tras el terremoto (aunque en este caso, mucho más desarrollado). Al lector interesado le aconsejo la lectura de Al Doctor Yáñez por haber mudado de traje y traer espada después del terremoto (pp. 271-277).

 

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García-Abrines (1993) piensa que esta décima es una parodia del Ensiemplo de quando la tierra bramaua, del Arcipreste de Hita. Sin desestimar el posible influjo de Don Juan Ruiz, yo me inclino más bien por una paráfrasis de la fuente común original, convertida ya en esta época en una sentencia popular suficientemente conocida.

 

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Especialmente L. H. COSTIGAN, «Relendo o Diente del Parnaso de Juan del Valle y Caviedes: Una contribuçâo para o Estudo do Intelectual Criollo», Revista de Estudios Hispánicos, (1992), v. 9, pp. 211-220. Subrayar nuevamente el fondo conservador y aristocrático que caracteriza a la urbana sociedad hispana del seiscientos (que en Lima se manifiesta, entre otras formas, en un racismo discriminador) es recordar una obviedad. Como obvio es que Caviedes, desde su situación privilegiada de blanco (peninsular o criollo, aquí es indiferente), participa de ese credo dominante. Pero la motivación que origina sus poemas no es racista -y en esto coincido con Paloma CALVO VILLANUEVA (1996, p. 226), aunque ingredientes racistas formen parte esencial de la sátira contra este personaje. Caviedes no hace en esto, sino seguir la tradición literaria iniciada por la comedia renacentista, en la que el remedo del habla del negro (como otras figuras marginales) es fuente de inspiración literaria y motivo de irrisión burlesca.