Juan García Hortelano desarrolló una trayectoria narrativa en la que mostró una autoexigencia infrecuente, un talento para el diálogo único y una capacidad de innovación y experimentación que le sitúan entre los escritores más complejos y brillantes en la literatura española del siglo XX.
«... con aquella finura de detalle que, como la música de Chopin, se perdió para siempre con él».
(Juan Benet, 1992)