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Debaxo de aquel ala de drago. «Higinio variando del padre de las hermanas que guardaron a Erichthonio, dice que fue Erechteo y añade que los famosos juegos Panatheneos de los Atenienses fueron inventados por Erichthonio en honra de Minerva, como lo significa el nombre que tienen, agradeciéndole el haberle criado; y que el dragón que fue hallado con él se acogió a la estatua de la mesma Minerva, y que allí fue criado y amparado; en lo cual se significa la gran guarda que deben tener las doncellas para que no se pierdan, porque por el dragón, bestia de poco sueño y de acutísima vista, se significa la vigilantísima guarda de las cosas, y como Minerva siempre haya guardado su virginidad con gran sabiduría, se le aplica el dragón por inseparable compañero: y aun hasta en el Evangelio Santo dijo nuestro Redentor ser significada la prudencia por las serpientes.» (J. PIN., Agr., 20, 40.) En las cosmogonías y mitos, el dragón guarda el árbol del Paraíso y de las Hespérides y los tesoros, como la serpiente estaba aguardando a Eva (Véase sobre esto J. PINEDA, Agr., 8, 7), y su nombre significa el que ve mucho. Alciato explica un emblema de custodiendas virgines, que es el 22, y tiene a Minerva con su dragón al pie (D. LÓPEZ, Alc.), y lo tomó de la figura que hizo Fidias. En RODR. REINOSA (Bibl. Gallard.): «Cera de cirio pascual / y trébol de cuatro hojas, / et simiente de granojas / et pié de gato negral, / agua de fuen perenal / con la sangre del cabron / y el ala del dragon / pergamino virginal», son aparejos de hechiceras. En el Laberinto (c. 243): «Y huesos de alas de dragos que vuelan.» Donde glosa H. NÚÑEZ: «Lucano (Non arabum volucer serpens.) No faltó allí la serpiente de arabia que buela. Significa un género de serpiente, que se llama iaculus, el qual tiene alas y subese encima de los arboles para saltear de improviso las animalías qualesquier que la dicha les ofrece.» En el Tratado de los niños e regimiento de la ama, del maestro Bernardo de Gordonio (2.a ed., Toledo 1513), se dice (c. I): «Despues que sea tajado (el ombligo) sea esparzido de suso polvo de mirra e de almastica e de sangre de drago.» (N. del E.)

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El agualluvia de Mayo, por ser tan a propósito para el campo, es muy deseada, y así CORREAS, 58: Agua de Mayo, pan para todo el año y Agua de Mayo quita la sarna de todo el año. Las niñas aplican el refrán a su cabellera, y dicen cuando en Mayo se mojan: Agua de Mayo, que crece el pelo. En el conjuro de la Numancia, de Cervantes, se dice:

   «Este hierro, bañado en agua clara,

que al suelo no tocó en el mes de Mayo,

herirá en esta piedra y hará clara

y patente la fuerza de este ensayo.»



Pero como filtro miéntala el Laberinto de Mena (c. 110): «Ni el agua primera / de Mayo bebida con vaso de yedra.» (N. del E.)

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CORR., 214: Ni vieja castigues ni pellejo espulgues. (N. del E.)

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No infinjas, en V enfinjas, de enfeñir, enfengir, infingere, hacer ademán. J. ENC., 104: Enfinges de esforcejudo / a donde no es menester. L. FERN., 74: Mucho enfenjis de agudo. Quiere decir la vieja que no se engría y haga ademanes y muestras de valer más que ella. (N. del E.)

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Gato era bolsa para guardar dinero, etc., y todavía se usa por tierras de Segovia, en que lo llevan, cuando van a feria o de viaje. Para guardar hechizos tenía Celestina la pelleja de un gato, naturalmente negro. (N. del E.)

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Los ojos de la loba. HUERTA, Plin., 8, 22, anot.: «Tiene este animal muy aguda vista, principalmente de noche, y aunque no haya luna, la luz de sus ojos le alumbran y así a esta vista llaman licofos, que significa vista de lobo... Los animales quadrupedes domésticos, según escribe Rasis, si ven un ojo de lobo solo arrancado, temen del y huyen.» Para alguna hechicería sobre la vista o el ver querría Celestina aquel ojo de loba. En Mena (c. 241): «Y ojos de lobo después que encanece.» Lo que glosa H. NÚÑEZ: «El lobo es animal asaz conocido principalmente a los pastores y al ganado, que guardan la vista dellos en la provincia Italia. Es enpecible, quitan la habla al hombre, sy le veen primero que ellos sean vistos.» Abunda Plinio en este parecer, diciendo que si el lobo ve al hombre antes que éste le vea, queda ronco el hombre. En España corre que las brujas van a caballo en un lobo al aquelarre y que corren así cien leguas por hora. (N. del E.)

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La sangre del cabrón. HUERTA, Plin., 8, So, anot., «Los cabrones son entre todos los animales los más lujuriosos y incontinentes; y por esta causa fueron hieroglífico de la lujuria; y queriendo los egipcios notar a uno de deshonesto y carnal, pintaban un cabrón, porque aunque hay otros animales muy salaces y activos para la venus, empiezan a ejercitarla más tarde. Pero el cabrón (según escribe Eliano) empieza solos siete días después de haber salido del vientre, aunque no es suficiente para la generación hasta tener un año ni para ser padre hasta que pasa de dos, porque entonces es muy poderoso y fecundo, tanto que algunos de los ciegos gentiles, por esta fecundidad le contaban entre sus dioses, como a los Panes y Sátiros; y por la mesma causa pintaban a Venus caballera sobre un cabrón... También son éstos símbolo del demonio y de la mala mujer por la mesma causa y porque así como este animal con su boca y aliento destruye los árboles y los hace estériles y infructíferos, así también el demonio y la mujer deshonesta quitan el fruto de las almas y destruyen la hacienda del cuerpo... Era también este animal entre los antiguos símbolo del hombre que consentía adulterio: porque dicen que habiendo llegado el cabrón a una cabra, consiente que en su presencia llegue cualquiera otro; aunque de otra suerte vemos que lo entendió Eliano, el cual afirma ser éstos celosísimos y pugnaces, y trae aquel ejemplo del pastor Grates, a quien mató un cabrón de una testarada que le dio en la cabeza estando dormido sobre unas piedras, por haberle visto llegar bestialmente a una cabra de su compañía.» Las brujas diz que tratan con el demonio en figura de cabrón lujurioso y que le andan alrededor bailándole. Cuanto a las barbas sabido es que son las que autorizan a todo macho, y Guay del huso, cuando la barba no anda de suso, y el mismo cabrón, desbarbado, se avergüenza. (N. del E.)

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Yo me subo e Sempronio arriba, en V: yo me boy, Sempronio, arriba. (N. del E.)

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Cree Foulché-Delbosc que este conjuro se parece al del Laberinto de Juan de Mena (c. 247), pues el Heriré con luz tus carceres tristes y escuras dice que es el

   «E con mis palabras tus hondas cavernas

de luz subitánea te las heriré


(c. 251)



Cierto que uno y otro están tomados de Lucano; pero no creo que el autor de la Comedia tuviera el pensamiento en Mena, pues no puso hondas cavernas, sino carceres tristes y escuras, ni de luz subitánea, sino con luz; el heriré está en Lucano, que dice (l. 6, 695 y 730): «Iam vos ego nomine vero / Eliciam, Stygiasque canes in luce superna / Destituam... immittam ruptis Titana cavernis, / Et subito feriere die...» Vese, además, porque Mena (c. 247) dice: «Conjuro / a ti, Plutón triste, y a ti Proserpina»; mientras que Rojas sólo conjura a Plutón. Ni mienta, como Mena, el can Cerbero ni a Hécate. (Véase la Glosa de H. Núñez, c. 250.) Mena y Rojas tenían aquí presente tan sólo a Lucano. Este hacer que vuelva a la vida un cadáver con hechizos, conjuros y encantos, lo imitó maravillosamente Cervantes en la Numancia (jorn. 2), del mismo poeta latino: «¡O gran Plutón, a quien por suerte dada / le fue la habitación del reino oscuro / y el mando en la infernal triste morada!» Y luego, increpando a los ministros infernales, dice con acento shakesperiano:

   «Ea, pues, vil canalla mentirosa,

aparejaos a duro sentimiento,

pues sabéis que mi voz es poderosa

de doblaros la rabia y el tormento.

Dime, traidor esposo de la esposa,

que seis meses del año a su contento

está sin ti, haciéndote cornudo,

¿por qué a mis peticiones estás mudo?...»


Plutón, hijo de Opi y Saturno, peleó contra los gigantes juntamente con Júpiter, el cual obtuvo el imperio del cielo, él el de la tierra y Neptuno el del agua, cuando victoriosos se repartieron el universo. Su atributo eran las llaves, como el cetro el de Jove y el tridente el de Neptuno, como se dice en el himno órfico: «Plutón, que gobiernas las llaves y reinos de la tierra.» Fue dios de los difuntos (EURÍPIDES, Phoenis.) y era llevado en carroza arrastrada por caballos negros (OVID., Metam., 5), en la cual, por no haber mujer que le quisiera, se fue a Sicilia, y arrebatando a la hermosa Proserpina, hija de Ceres, que andaba cogiendo flores por unos valles, llevósela por el río Quemaro a sus regiones soterrañas, como describe Claudiano en su elegante poema. Por eso acude a él Celestina, como tan hecho a robar doncellas; pero, además, porque le confunde con el demonio, con el cual se sobrentiende tener hecho pacto. Por eso le llama emperador de la corte dañada o de los dañados, o condenados, hombres y ángeles o diablos. Señor de los montes ethnicos o Etna de Sicilia, respiradero del infierno. (N. del E.)

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Regidor de las tres furias. Tres eran las greñiculebrunas Furias, como las Hadas, y hácelas Higinio hijas del cielo y de la tierra y con Orfeo (HIMN., Eumenid.; VIRGIL., Eneid., 6, 12) las llama como pone el texto, añadiendo estar al servicio de Plutón, porque como sean cosa tan mala como la furia, la rabia y enajenamiento de la razón, al dios infernal habían de servir. Son vírgenes incorruptibles por dones para poder castigar a los pecadores. Según Servio, llámanse Diras en el cielo, esto es, crueles; en la tierra, Furias, y en el infierno, Euménides o benévolas por ironía; Hesíodo y Aristófanes las llaman Erinies, que significa guerra del alma. Fulgencio (Mytholog., l. I) declara con Suidas el nombre de Alecto, la que no cesa ni hace pausa; Tisiphone, la venganza mortal, y Megera, la gran contienda. Tienen por compañeras, según Ovidio, al miedo, al espanto y a la locura, y Claudiano y Estacio (Tebaida) añaden otras. Tales son, con los difuntos, las cosas negras que administra Plutón, según el corrector. Juan de Mena trata de ellas en la Coronación (c. 10) y las nombran sus Comentadores. Crotalon, 14: También dicen que este barquero Aqueron hubo tres hijas en su mujer la noche oscura y ciega, las cuales se llaman Aletho, que significa inquietud, y Thesifone, que significa vengadora de muerte, y Megera, que significa odio cruel. (N. del E.)

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