Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
 

61

«Cadalso a D. Nicolás Fernández de Moratín», Rev. hisp., 1894, pág. 305 (no fechada, pero sin duda de finales de 1773 o comienzos de 1774).

 

62

«Dalmiro a Arcadio (Yglesias)», Rev. hisp., 1894, pág. 299, no fechada, pero quizás de 1775: «Dux primus noster (Coronel) jam jam in Herculea adest civitate, ibique sunt naves, milites, arma, bellica tormenta, coeteraque mortis genera in Africam parata», que parece hacer alusión al intento de desembarco de julio de 1775. La misma donación, mucho más detallada, se encuentra en una carta en español de Cadalso a Meléndez, recientemente publicada, por Felipe Ximénez de Sandoval. Esta carta es un verdadero testamento por el cual Dalmiro -obsesionado esta vez también por el presentimiento de su muerte cercana- instituye a Meléndez legatario de todos sus papeles y de todas sus obras («Quince cartas inéditas del Coronel Cadalso», Hispanófila, número 10, 1960, págs. 26-28).

 

63

Carta de 16 de marzo de 1782, extracto citado por FOULCHE-DEBOSC, Rev. hisp., 1894, pág. 260, n.; texto más completo en BAE, t. LXI, págs. CVI-CVII, n. 2. Cf. FELIPE XIMÉNEZ DE SANDOVAL: «Una carta desconocida de Meléndez Valdés», art. cit., Rev. Est. Extr., 1960.

 

64

Véase el cap. «Las obras perdidas de Meléndez Valdés», cap. XXII, t. II, págs. 162-166.

 

65

«De Batylo autem, De Batylo meo, quem plus oculis amo, nihil mihi taceas», Rev. hisp., 1894, pág. 301.

 

66

«Cadalso a Iriarte», sin fecha (¿1773?), Rev. hisp., 1894, página 324. El mismo tema es abordado de nuevo en las Cartas Marruecas, especialmente en la VI: «Hablando pocos días ha con un sabio escolástico de los más condecorados en su carrera, le oí esta expresión con motivo de haberse nombrado a un sujeto excelente en matemáticas: Sí, en su país se aplican mucho a esas cosillas, como matemáticas, lenguas orientales, física, derecho de gentes y otras semejantes» (Clás. Cast., 1935, págs. 75-76). Véanse también las cartas XXIII (Conclusiones) y LXXVIII (Un sabio escolástico). Las críticas de la Universidad salmantina son un poco excesivas; en 1780 había enseñanza de matemáticas y clases de anatomía, con un anfiteatro, vaciados, etc. Es verdad que los «Libros de Claustros» posteriores a esta época están plagados de recriminaciones contra el titular, Dr. Zunzunegui, que se pasa varios años sin atender a sus clases (véase P. DEMERSON, artículo cit., en bibliografía). Podemos proporcionar mil pruebas de que las observaciones de Cadalso han tenido alcance; una sola bastará: «Pero yo carezco hasta de las noticias más esenciales, porque aquí es contrabando una papeleta y en nada más se entiende que en conciliar questiones escolásticas y leyes peregrinas, que importaba poquísimo, no huviesen llegado hasta nosotros: los buenos estudios están en un abandono horrible, y el mal gusto germina y se reproduce por todas partes. Vergonzosa situación de este que debiera ser el seminario de las buenas letras y conocimientos fructuosos» (carta de Meléndez a Llaguno, Salamanca, 13 de agosto de 1782; COLFORD: Don Juan Meléndez, página 347).

 

67

Cartas Marruecas (carta LXXVIII), Clás. Cast., 1935, página 259.

 

68

ALARCOS, art. cit., pág. 54.

 

69

«Carta de Meléndez Valdés a D. Salvador de Mena, 16 de marzo de 1782», BAE, LXI, págs. CVI-CVII.

 

70

F. XIMÉNEZ DE SANDOVAL: «Quince cartas...», art. cit., pág. 42 (esta carta es de marzo de 1782).